Páginas
miércoles, 20 de agosto de 2025
¿Quién fue el Papa Francisco?
Lectio Divina: 20 de agosto de 2025
¡Id también vosotros a mi viña!
1.- Oración Introductoria
Señor, no sé por qué esta parábola de los viñadores siempre me ha encantado. Nunca se me ha ocurrido pensar en la injusticia que se cometía al dar a los últimos lo mismo que a los primeros. Los últimos no han podido trabajar y tienen también derecho a comer. Señor, en vez de decir “esto es injusto”, me quedo con esto: ¡Qué Padre tan maravilloso! ¡Quiere que todos sus hijos coman! ¡Gracias, Señor!
2.- Lectura reposada del evangelio Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido. Ellos fueron. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: ¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar? Le respondieron: Nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a mi viña. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
Ahora vemos con normalidad que unos obreros que son despedidos de una fábrica porque no hay trabajo, tengan derecho a un tiempo de paro. Pero esto se ha conseguido después de muchas reivindicaciones por parte de los obreros. Pero Jesús lo tenía muy claro ya en el siglo primero. Aquellos obreros a quienes nadie ha contratado durante el día y sólo encuentran trabajo al final de la jornada, tienen mujer e hijos, y necesitan el sueldo completo para la familia. Los obreros que han trabajado todo el día, protestan. ¡Es injusto que nos pagues igual jornal! ¿Y es más justo pasar hambre por no encontrar trabajo? Notemos una cosa: Pensemos que aquel dueño de la parábola se hubiera evitado las críticas si hubiera comenzado a pagar por los primeros. Les habría dado lo convenido y no se hubieran enterado de lo que daba a los últimos. Pero Jesús, con esta parábola, nos quiere hacer pensar y, sobre todo, nos quiere cambiar de actitud. El dueño de la viña es “un Padre” y no es “un Patrón”. Para un “patrón” lo importante es que el obrero “trabaje y rinda”. Para un padre lo más importante es que todos sus hijos trabajen honradamente y puedan comer. En esta parábola de la viña, ¿hemos pensado en lo que ocurriría al día siguiente? ¿Acaso estos obreros de la última hora irían tarde? ¿Acaso serían unos flojos? ¿O se adelantaron y sorprendieron al dueño enganchando antes de tiempo? Por supuesto que el dueño no les había exigido nada. Pero, un Dueño tan bueno, ¿no incentiva nuestra gratuidad? Pensemos en el hijo pródigo. ¿Nos pasa por la cabeza el pensar que, después del trato exquisito del Padre, iba a tener ya ganas de irse otra vez de casa? Por ahí va la lógica del evangelio.
Palabra del Papa
“Un aspecto profundizado por el Santo Padre ha sido a través de una advertencia: «No acudamos a la voz de las sirenas que llaman a hacer de la pastoral una serie convulsa de iniciativas, sin conseguir recoger lo esencial del compromiso de la evangelización”. Francisco ha señalado que a veces parece que estamos más preocupados por multiplicar las actividades que por ser atentos con las personas a su encuentro con Dios. «Una pastoral que no tiene esta atención -ha indicado- se hace estéril poco a poco«. Asimismo ha querido recordar que una pastoral sin oración y contemplación no podrá nunca alcanzar el corazón de las personas. (Discurso de S.S. Francisco, 19 de septiembre de 2014).
4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio ya meditado. (Guardo silencio)
5.- Propósito. Hoy no hago nada por cumplir un mandamiento o una ley. Lo haré todo por agradar a Dios.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Al terminar este encuentro contigo, quiero agradecerte el haberte comprendido un poco más. Tu amor de Padre te lleva al amor exagerado por tus hijos. No te interesa tener hijos esclavos que te sirvan, sino hijos libres que te amen y obren por amor. Haz que sea el amor el verdadero motor de mi vida y que todas las acciones de mi vida las haga con el fin de agradarte.
martes, 19 de agosto de 2025
AGOSTO 19 / SAN EZEQUIEL MORENO /
Lectio Divina: 19 de agosto de 2025
“Un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos”
1.- Oración Introductoria.
Señor, teniendo ahí presente el evangelio de este día, casi me dan miedo tus palabras. ¡Qué difícil es entrar en el Reino de los cielos! Seguramente que estabas condicionado por la postura del joven rico. Por eso yo te pido en este día que Tú siempre seas para mí, mi riqueza, mi tesoro, mi perla fina, la persona de la que siempre me puedo fiar. Estando contigo, pierdo todos los miedos.
2.- Lectura sosegada del evangelio. Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».
3.- Qué dice el texto
Meditación-Reflexión
Es muy corriente en el lenguaje de Jesús usar palabras y frases exageradas. Por supuesto que no hay que entenderlas al pie de la letra, pero sí como una fuerte “llamada de atención”. Jesús nos viene a decir que es muy difícil compaginar la riqueza y el evangelio. Pero nos deja siempre una puerta abierta: “Para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible”. Jesús nos dice -una vez más- que el Evangelio no es ascética, esfuerzo, voluntarismo. Es “mística”. Es regalo, don, gracia. Después, y sólo después, vendrá la tarea, lo que debemos hacer. En las Bienaventuranzas, los pobres no son dichosos por el hecho de ser pobres, sino porque han descubierto a Dios como suprema riqueza de sus vidas. Nadie se quejaría de que han puesto muy caros los décimos de Lotería si supiera que ese año le iba a caer el gordo. Y para nosotros, la mejor lotería es haber conocido a Jesucristo. Si este Jesús se ha rebajado tanto que se ha quitado la capa del poder, se ha ceñido una toalla propia de esclavos, y se ha puesto de rodillas para lavar los pies a los discípulos, es muy lógico que yo no quiera estar, como Él, en los primeros puestos, y prefiera los últimos.
Palabra del Papa
“La gratuidad en seguir a Jesús, es la respuesta a la gratuidad del amor y de la salvación que nos da Jesús. Y cuando se quiere ir sea con Jesús que con el mundo, sea con la pobreza que con la riqueza, esto es un cristianismo a mitad, que quiere una ganancia material. Es el espíritu del mundo. Esos cristianos hacen eco a las palabras del profeta Elías: “cojean con las dos piernas porque no saben lo que quieren”. Para entender esto es necesario acordarse de que Jesús nos anuncia que los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros, o sea aquel que se cree o que es el más grande se tiene que volver el servidor, el más pequeño…Y cuando uno se cree importante pierde la cabeza y se pierde”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2015 en Santa Marta).
4.-Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio).
5.-Propósito. Hoy voy a realizar por amor algún trabajo que sólo hacen los que están debajo de mí.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, hoy quiero fiarme de ti cuando dices cosas distintas de las que yo llevo en mi cabeza. Voy a creerme que “es mejor dar que recibir”; “que es mejor servir que dominar”: “que sólo hay una manera de ser grande: hacerse pequeño”. Pero no sólo quiero creerlo, quiero que me ayudes a ponerlo en práctica,
lunes, 18 de agosto de 2025
Lectio Divina: 18 de agosto de 2025
¿Qué tengo que hacer para obtener la vida eterna?
1.- Oración Introductoria.
Muchas veces he pensado en este joven, buen cumplidor de la ley, a quien Jesús mira con afecto. ¡Qué oportunidad le ofrece Jesús! Seguirle a Él…, disfrutar de su compañía…, compartir su mundo, su riqueza interior, ser plenamente feliz…, y, por ser miope, de mirada corta, de vuelo horizontal, se quedó solo con su riqueza humana, es decir, con su pobreza existencial, su limitación, su fragilidad, su finitud. Señor, yo quiero estar siempre contigo: con un horizonte abierto al infinito, con una felicidad completa, esa que sólo Tú me puedes dar.
2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le preguntó: ¿Cuáles? Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama al prójimo como a ti mismo». El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo. Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
3.- Que dice el texto
Meditación-reflexión
Este joven rico era un buen judío. Era cumplidor de la Ley y nadie le echaba en cara que su fortuna la hubiera adquirido con medios ilícitos. Y, como buen judío, buscaba la “vida eterna” es decir, ser feliz después de la muerte. Jesús no le recrimina nada de lo que ha hecho, incluso le mira con cariño (Mc. 10,21), Jesús ha visto en él “buen fundamento” para levantar un bonito edificio espiritual. Por eso le dice: “Si quieres llegar hasta el final”, es decir, si no quieres quedarte a mitad del camino, si no quieres ser una medianía, una vulgaridad, un judío más del montón, te hago una oferta; “Deja lo que tienes y vente conmigo”. Aquel joven vio con claridad lo que Jesús le ofrecía: su persona, su riqueza interior, el gozo de caminar a su lado…Todo lo vio, pero “como era rico” prefirió seguir con su riqueza. Y aquí está el peligro de la riqueza. No es en sí mala, incluso se puede hacer buen uso de ella, pero de tal modo avasalla el corazón de la persona que “no le deja libertad para decidirse por Jesús”. Y el texto termina diciendo: “se fue triste”. Y uno se pregunta: ¿Por qué tienes que quedarse triste si Jesús no te ha quitado nada? Jesús te ha respetado y has hecho lo que tú has querido. Aquel joven se quedó triste porque “se quedó con su riqueza, pero se quedó sin Jesús”. De una manera sencilla, insinuante, Jesús nos está diciendo que la riqueza es fuente de tristeza y que Jesús es la alegría y la fiesta de la vida. Un judío (y también muchos cristianos) se preguntan por la vida futura, por su salvación eterna. El que de verdad sigue a Jesús experimenta que esa vida futura, “ya está presente aquí en esta vida, siguiendo a Jesús”. El cielo, el reino de Dios “ya está dentro de nosotros”. Ya hoy, aquí y ahora podemos ser felices con Jesús. Y sólo desde esta experiencia puedo esperar con seguridad la vida eterna.
Palabra del Papa
“El joven rico del Evangelio, después de que Jesús le propuso dejar todo y seguirle – como sabemos – se fue de allí triste, porque estaba demasiado apegado a sus bienes. ¡Yo en cambio leo en vosotros la alegría! Y también este es un signo de que sois cristianos: que para vosotros Jesucristo vale mucho, aunque sea comprometido seguirle, vale más que cualquier cosa. Habéis creído que Dios es la perla preciosa que da valor a todo lo demás: en la familia, en el estudio, en el trabajo, en el amor humano… en la vida misma. Habéis comprendido que Dios no os quita nada, sino que os da el ciento por uno y hace eterna vuestra vida, porque Dios es Amor infinito: el único que sacia nuestro corazón. Benedicto XVI, 5 de julio de 2010
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)
5.-Propósito. Hoy me hago esta pregunta: ¿Realmente me hace feliz Jesús a mí, o pongo mi felicidad en otras cosas?
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, a veces tengo la tentación de buscar la felicidad fuera de ti, haciendo mis gustos, mis caprichos, mi “santa” voluntad. Pero soy sincero cuando te digo que, fuera de ti, nunca he sido feliz. Siempre me ha quedado un vacío dentro de mí que nadie, excepto Tú, has sabido llenar. Por eso, quiero agradecerte, de todo corazón, esta experiencia maravillosa de no poder disfrutar de nada de este mundo estando Tú ausente. Es una gran gracia que yo te agradezco.
domingo, 17 de agosto de 2025
Santa Misa: Domingo 17 de agosto de 2025. Interpretada en lengua de signos LSC
sábado, 16 de agosto de 2025
viernes, 15 de agosto de 2025
Domingo 20, tiempo ordinario: 17 de agosto de 2025
He venido a prender fuego a la tierra…
INTRODUCCIÓN
“El fuego de una persona se ve en sus ojos. El de Jesús era tremendamente cálido cuando miraba a aquel hombre excluido por la lepra, a la mujer condenada por adulterio, aquella otra con hemorragias, apartada de toda relación, a Pedro después que le abandonó. En las miradas que les regaló, pudieron ellos volver a encender sus vidas. “Era un fuego ardiente dentro de sus huesos y, aunque intentaba contenerlo, no podía” (Jer. 20,9). (Mariola López).
LECTURAS BÍBLICAS
1ª lectura: Jeremías 38, 4-6.8-10- 2ª lectura: Hebreos 12, 1-4
EVANGELIO
Lucas 12,49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy resulta desconcertante si lo queremos entender al pie de la letra. “He venido a traer fuego a la tierra” ¿Acaso Jesús es un pirómano? “No he venido a traer la paz sino la guerra” ¿En qué quedamos? ¿No es la “paz” la primera palabra que resonó en Belén en el nacimiento de Jesús y la primera que nos trajo el Espíritu Santo después de la Resurrección? “Debo ser bautizado con un bautismo de sangre”. ¿Está invitando Jesús a sus comunidades cristianas a un baño de sangre a causa de las guerras de religión? ¡No! Hay que entender estas palabras en el mismo sentido simbólico que fueron dichas.
1.- HE VENIDO A TRAER FUEGO A LA TIERRA. No olvidemos que Dios se manifestó a Moisés en el desierto en una “Zarza que ardía sin consumirse”. Y es una imagen fantástica, sugerente, evocadora. Un Dios que arde en llamaradas de amor; un amor que no puede acabarse ni consumirse. Cuando Jesús nos dice que desea que “todo este mundo esté ardiendo” nos está diciendo que un mundo ardiendo en llamaradas de amor, sería el verdadero sueño de Dios. El amor es el verdadero motor de la vida. Una persona no es nada si no es amada por otra. Vivimos para amar y ser amados. Y el único mandamiento que nos dejó Jesús, como su testamento antes de morir, fue éste: “Amaos unos a otros como Yo os he amado”. Un mundo donde el amor sea su pan, su vino, su aire, su sol, su suelo, su cielo…
2.- NO HE VENIDO A TRAER LA PAZ. Quiere decir que Jesús no ha venido a traer cualquier tipo de paz, sino la auténtica, la definitiva, la que es el cúmulo de todos los bienes (Shalom). A Jesús no le va la paz como “mera ausencia de guerras”. Es eso y mucho más. ¿Un matrimonio está en paz cuando no se tira los trastos a la cabeza? La paz es fruto de la justicia, de la equidad, de la solidaridad, del amor. Tampoco le gusta a Jesús la “paz de los cementerios”. Allí hay mucha paz, pero no hay vida. Cuando en un matrimonio, o en un colectivo cualquiera se dice: “Ese tema no se puede tocar” ¡Ni nombrarlo! ¡Así habrá paz! ¿Cómo se puede construir la paz con miedo a la verdad? Según Jesús, hay que desenmascarar las “falsas paces” y vivir la paz que nos ofrece el Evangelio.
3.- HE VENIDO A PONER DIVISION. Jesús ha venido precisamente a lo contrario. ¿Qué quiere decir Jesús con estas palabras enigmáticas? En esta vida está mezclado el bien y el mal; la verdad y la mentira; el odio y el amor. Y a Jesús le toca la tarea de dividir, aclarar, poner las cosas en orden. Con Jesús se crea una nueva humanidad, un modo nuevo de ser persona. Jesús viene a apoyar todo lo que es bueno para que la persona crezca, madure, se realice, llegue a plenitud. Los que siguen este camino, necesariamente deben separarse de los que se sienten bien en la otra manera de vivir: acumulando, avasallando, pisoteando los derechos de los demás, siendo ellos los importantes. Para Jesús no es lo mismo la fidelidad que la infidelidad; no es lo mismo la honestidad o la corrupción; no es lo mismo la generosidad que la avaricia etc. Jesús viene a clarificar lo que está bien y lo que está mal. No todo es igual. Y en los que entren en su grupo, deben optar por el nuevo proyecto de Jesús. Si a eso se llama “división” pues bendita la división que nos separa del mal y nos pone en el camino del bien.
PREGUNTAS
1.- ¿Estoy dispuesto a crear un mundo que “arda” en llamaradas vivas de amor?
2.- ¿Estoy dispuesto a luchar contra tantas “paces” camufladas, engañosas y vivir en la paz que trae Jesús?
3.- ¿Quiero clarificarme por dentro y cortar por lo sano con un mundo roto, corrupto, injusto, desleal? ¿A qué me comprometo?
Lectio Divina: 16 de agosto de 2025
“Dejad que los niños se acerquen a mí”
1.- Oración Introductoria.
Jesús, este texto donde Tú apareces defendiendo a los niños y acariciándoles, siempre me ha conmovido. Tu vista siempre se va detrás de lo pequeño, lo que no cuenta, lo que la gente desprecia. Y así, acariciando a un niño, quieres acariciar a todos los niños del planeta donde todavía no se les reconocen sus derechos. Hazme sensible a tantos niños del mundo que son explotados, vendidos, exiliados.
2.- Lectura reposada del evangelio. Mateo 19, 13-1
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
La cercanía de Jesús con los niños es una de las estampas más bellas del Evangelio. Los niños, con los ojos bien abiertos, van descubriendo la vida con sorpresa, con admiración. Por aquello de que no tienen pasado, tampoco tienen prejuicios ni con los animales ni con las personas. Si un niño entra en un autobús, como pronto se cansa, salta al pasillo y, en unos momentos, se ha ganado a todos: de unos recibe un caramelo, de otro una sonrisa, o una caricia. Para él todos son de casa, todos son sus “tatos”. El niño es como el “Icono” de un paraíso perdido. El mismo Isaías, dirá: “el niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente” (Is. 11,8). Para los niños el mundo es un juego. Los niños nos aportan transparencia, frescura, sencillez. Pero, en este texto concreto, probablemente Jesús habla de los niños como representación de las personas sin derechos. En el siglo primero las personas marginadas eran “los esclavos, las viudas y los niños”. El hecho de que Jesús acariciara a un niño tiene un valor simbólico. En ese gesto quiere acariciar a todas las personas marginadas de la sociedad, a todos aquellos a quienes no se les reconocen sus derechos.
Palabra del Papa.
“Pequeños grandes maestros de la vida. Como los niños es el Reino de los cielos. ¿Qué pasaría si hiciera de mi vida una continua imitación de los niños? Todos ellos nacen sencillos, sin malicia. Ciertamente no son siempre sonrisas, pero incluso en su llanto conservan sencillez. Son recipientes de amor y dispensadores de confianza; y colocan simplemente su corazón en su madre, en su padre, en aquél que les ofrezca una atención… Hoy quisiera pedirte un corazón como el tuyo, que sepa mirar más allá, siempre más allá, para detenerme ante las «minuciosidades» y aprender a conocerte. Enséñame a mirar con tus ojos a los niños, enséñame a maravillarme en ellos, enséñame a cuidar de ellos, quiero ver tu rostro en cada uno y aprender de estos «maestros de la vida» que me muestran cómo caminar en ella, siendo recipientes de tu amor y donadores de confianza, como fuiste Tú también” (Catequesis de S.S. Francisco, 8 de abril de 2015).
4.- Qué te dice hoy a ti este texto ya meditado. (Guardo silencio).
5.-Propósito. Hoy voy a acercarme a una persona que viva marginada y le voy a regalar mi compañía.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, después de este rato de oración, quiero pedir por la cantidad de niños que, actualmente, viven solos o abandonados; por todos los niños marcados para siempre con la huella de una violación; por tantos niños huérfanos a causa de las guerras. Que yo vea en ellos también a tantas personas, muy queridas por Dios, y muy amenazadas por los hombres.
Santa Misa: Viernes 15 de agosto de 2025. Interpretada en lengua de signos
jueves, 14 de agosto de 2025
Asunción de la Virgen María: 15 de agosto de 2025
Proclama mi alma la grandeza del Señor…
INTRODUCCIÓN
«La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. También en este mundo, hasta que llegue el día del Señor, brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (Constitución sobre la Iglesia. n. 68).
TEXTOS BÍBLICOS
1ª lectura: Apo. 11, 19ª; 12,1-6a.10ab. 2ª lectura: 1Cor. 15,20-27ª.
EVANGELIO
San Lucas 1, 39-56:
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
REFLEXIÓN
Hoy celebramos los cristianos la fiesta de la Virgen, nuestra Madre, que va al cielo, en cuerpo y alma. Veamos estos tres aspectos. La fiesta de la madre. Su llegada al cielo. En cuerpo y alma.
1.- La fiesta de la madre. Madre y fiesta son dos palabras que siempre deben ir unidas. ¿Acaso puede haber fiesta sin estar la madre? Las bodas de Caná son en el evangelio de Juan el símbolo de la alegría y de la fiesta. ¿Y qué nos dice el evangelio? Allí estaba María, la madre de Jesús. La madre era una de la fiesta. La madre es la fiesta de la vida. Cuando los comerciantes ponen “el día de la madre” no nos consultan a los hijos. Para los hijos la madre no ocupa un día del año sino todos los días. Todo lo que decimos de la madre de la tierra lo afirmamos con más fuerza todavía de la madre del cielo. Jesús, como Dios nunca había tenido esa experiencia tan maravillosa. Por eso, antes de morir, nos dejó a su propia madre por madre nuestra para que en este mundo ya no hubiera ninguna persona huérfana.
2.- Y la llevó con Él al cielo. ¿Qué significa el cielo? Dice la Biblia que allí ya no habrá ningún sufrimiento. “Enjugará las lágrimas de los ojos, y no habrá llanto, ni dolor, ni muerte” (Ap. 21,5). La madre del cielo ya no puede sufrir. Bastante ha sufrido durante la vida. Es verdad que todos en esta vida estamos en un valle de lágrimas. Pero las madres tienen un sufrimiento añadido y que viene expresado en esa imagen de la 1ª lectura: Ahí aparece una mujer embarazada, a punto de dar a luz, que grita con dolores de parto. ¿Acaso grita por el sufrimiento físico? No. Es por lo que ve: un enorme dragón que se va a tragar al niño apenas va a nacer. El dolor de la madre es el sufrimiento por el hijo. Y yo diría que es el dolor del “presentimiento”. María sabía que una espada le iba a traspasar el alma… y vivió toda la vida con el alma en vilo. Como las madres de ahora. Con el alma en vilo en cada fin de semana. Cuando se van los hijos por las noches y ellas se quedan en casa, se preguntan: ¿Vendrá mi hijo a casa o se quedará en la cuneta de alguna carretera? ¿Me lo traerán vivo o me lo traerán muerto? Es la espada del presentimiento. Pienso que las madres, por aquello que han tenido en la vida un sufrimiento añadido, también tendrán con María, la Madre de Jesús, un cielo añadido, un lugar muy cerca de María compartiendo sus propias experiencias.
3.– Y la llevó en cuerpo y alma. Debido a la filosofía de Platón…donde lo importante es el alma y lo que debemos hacer es liberarla del cuerpo que es como una cárcel… los cristianos hemos pensado también en estos términos. Santa Teresa habla de esta vida como “una mala noche en una mala posada”. Y, naturalmente, la mala posada es el cuerpo, que es como una cárcel del alma. Pero la filosofía bíblica que conecta con la sensibilidad del hombre actual es que cuerpo y alma van juntos y no se pueden separar. Si el hombre es cuerpo y alma no puede haber felicidad completa con el alma sola. Sería una felicidad de “almas cándidas”… La Asunción de la Virgen nos dice que ella es feliz porque está en el cielo en cuerpo y alma. Y ella es modelo y primicia para todos nosotros. Lo que le ha sucedido a ella, nos sucederá a nosotros. Entonces, en el cielo, nos podremos ver, nos podremos comunicar, nos podremos abrazar…Y, por supuesto, en el cielo veremos a la Virgen nuestra madre, en cuerpo y alma: la oiremos, le abrazaremos.
PREGUNTAS
1.– El triunfo de María al cielo en cuerpo y alma ¿Me llena de alegría? ¿Creo que eso mismo pasará conmigo?
2.- ¿Me da esperanza y gozo el pensar que mi felicidad será completa, es decir, de cuerpo y alma?
3.– En ese viaje tan largo y enigmático, ¿Me da alegría el pensar que será la Virgen, mi propia madre, la que saldrá a recibirme?
miércoles, 13 de agosto de 2025
San Maximiliano María Kolbe
Lectio Divina: 14 de agosto de 2025
¿Cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?
1.-Oración Introductoria.
Señor, Tú sabías muy bien que el perdón era totalmente necesario para la vida de comunidad. Por eso, en la oración del Padre Nuestro nos dijiste que teníamos que pedir cada día el pan: el pan material para “vivir” y el pan espiritual del perdón para “convivir”. Es imposible una vida de comunidad sin capacidad de perdonar. Señor, dame el don de saber perdonar de corazón a mis hermanos.
2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 18, 21-19,1
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y les propuso esta parábola: Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano. Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
3.- Qué dice el texto
Meditación-reflexión.
Dentro del capítulo 18 sobre la “vida eclesial”, el Señor ha insistido mucho sobre la necesidad del perdón. La razón es muy sencilla: Todos somos limitados, todos somos pecadores, todos nos equivocamos. Ante esta aplastante realidad, ¿qué podemos hacer? ¿Esforzarnos para evitar todo error, toda caída? Esto, además de llevarnos a una falsa humildad, no lo podríamos evitar dada nuestra situación de personas frágiles, débiles, limitadas. La única manera de salir de este atolladero es fomentar una gran capacidad de perdón. Pero no sirve una reconciliación superficial, se necesita una reconciliación “de corazón”. Ni bastan las palabras ni siquiera las buenas intenciones. No hay duda de que San Pedro tenía buenas intenciones cuando estaba dispuesto a perdonar “hasta siete veces” y sabemos que el siete es un número que indica perfección. Jesús le habla no de siete veces, sino de “setenta veces siete”. Es como si Jesús le dijera: Pedro, ¿me pides una medida para el perdón? Te la voy a dar: “Hay que perdonar sin medida”. Y para que esto lo entienda bien le propone una parábola de la “desmedida”. El rey le perdona al empleado “diez mil talentos”. Esto equivaldría a TRESCIENTAS CINCUENTA TONELADAS DE ORO. Y lo que ese empleado no está dispuesto a perdonar a su pequeño deudor equivaldría a TREINTA GRAMOS DE ORO. Lo que el Señor quiere dejar bien claro, a la hora del perdón, es que “no miremos las pequeñas deudas que unos a otros nos debemos”, sino la inmensa deuda que todos debemos a Dios. Si Dios nos perdona todo, nos perdona siempre, y nunca nos pasa factura, ¿Cómo vamos nosotros a tener una cara tan dura para no perdonarnos nuestros fallos que, por grandes que nos parezcan, siempre son pequeños e insignificantes, comparados con todo lo que le debemos a Dios?
Palabra del Papa.
“Te pido perdón, Señor, por las veces que no he sabido perdonar cuando Tú no tienes límites al perdonarme. Te pido que me ayudes a comprender la debilidad del hombre. Dame un corazón grande, un corazón bondadoso. Que nunca ofenda a nadie y que todos puedan recibir consuelo en él. Dame, Jesús, unos ojos misericordiosos que se compadezcan de las necesidades del prójimo, y dame una lengua que siempre hable bien de los demás y de la que nunca salgan palabras duras. Dame la gracia de tener ese corazón tuyo. Que nunca me canse de perdonar y que siempre esté dispuesto a sufrir por mis hermanos. «El amor de Cristo, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, nos permite vivir así, ser así: personas capaces de perdonar siempre; de dar siempre confianza, porque estamos llenos de fe en Dios; capaces de infundir siempre esperanza, porque estamos llenos de esperanza en Dios; personas que saben soportar con paciencia toda situación y a todo hermano y hermana, en unión con Jesús, que llevó con amor el peso de todos nuestros pecados.» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de febrero de 2015).
4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio ya meditado. (Guardo silencio)
5.- Propósito: Después de haber orado con este evangelio, buscaré a la persona con quien me siento todavía distanciado y le pediré perdón independientemente de su reacción. El perdón me sale del corazón. Y se lo ofrezco gratis.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias porque Tú eres Dios y no un mero hombre. Los hombres somos mezquinos, cicateros, egoístas. Tú siempre eres generoso, y lo tuyo es lo grande, lo inmenso, lo nunca visto. Así siempre, y así también con el perdón. Como el perdón te sale del corazón, no cabe límite, ni medida. Tu perdón es inmenso, infinito, inabarcable. Gracias, Señor, porque eres Dios y no un simple hombre.
martes, 12 de agosto de 2025
Lectio Divina: 13 de agosto de 2025
Donde dos o tres están reunidos en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos
1.- Introducción.
Señor, te doy gracias por tu gran generosidad frente a nuestra flaqueza. Tú sabías lo difícil que es para nosotros la “convivencia”. Por eso nos dejaste tu presencia a la hora de rezar juntos. “Yo estoy en medio”. Si Tú estás en medio de nosotros, nuestra oración será auténtica. No nos limitaremos a estar juntos físicamente, sino que trataremos de vivir unidos y expresar nuestra unión a través de la oración.
2.- Lectura reposada de la Palabra del Evangelio: Mateo, 18, 15-20
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
3.- Qué dice el texto.
Reflexión-Meditación
Hoy nos invitas a rezar en común. Si Tú estás ahí en medio de nosotros, no te podemos engañar. Rezar en común no es simplemente estar físicamente juntos en un mismo lugar y tener el corazón lejos de los hermanos. Los primeros cristianos rezaban juntos y tenían “un solo corazón y una sola alma, ponían los bienes en común, estaban alegres, no había entre ellos ninguna necesidad”. Una oración en común nos compromete a estar no sólo juntos sino unidos por dentro. Y ésta es la oración que agrada al Padre. Lo decía muy bien San Ignacio, camino del martirio. “Vosotros estáis unidos al Obispo como las cuerdas a la lira. Este es el himno que agrada al Padre”. La Iglesia del Vaticano II ha restaurado el gesto hermoso de la paz. Se da antes de la Comunión y nos recuerda que, antes de entrar en comunión con Dios, debemos entrar en comunión con los hermanos. De lo contrario haremos una “masticación” pero no una comunión. Esto es tan importante que el mismo Señor nos dice: “Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”. (Mt 5, 23-24) El texto hila fino. No dice: si tú tienes algo contra tu hermano, sino si tu hermano tiene algo contra ti. No podemos pasar a comulgar si no hemos intentado antes reconciliarnos con el hermano.
Palabra del Papa. Oración con los cinco dedos.
- El dedo pulgar es el que está más cerca de ti. Así que comienza orando por aquéllos que están más unidos a ti. Son los más fáciles de recordar. Orar por los que amamos es «una dulce tarea.»
- El próximo dedo es el índice: Ora por los que enseñan, instruyen y curan. Ellos necesitan apoyo y sabiduría al conducir a otros por la dirección correcta. Mantenlos en tus oraciones.
- El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes, a los gobernantes, a quienes tienen autoridad. Ellos necesitan la dirección divina.
- El próximo dedo es el del anillo. Sorprendentemente, éste es nuestro dedo más débil. Él nos recuerda orar por los débiles, enfermos o atormentados por problemas. Ellos necesitan tus oraciones.
- Y finalmente tenemos nuestro dedo pequeño, el más pequeño de todos. El meñique debería recordarte orar por ti mismo. Cuando hayas terminado de orar por los primeros cuatro grupos, tus propias necesidades aparecerán en una perspectiva correcta y estarás preparado para orar por ti mismo de una manera más efectiva.
4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Guardo silencio)
5.- Propósito: Si hoy tengo que llamar la atención a un hermano, lo haré con mucha humildad y mucho amor.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias porque hoy he aprendido a rezar comunitariamente. Yo me creía que, por el hecho de ir al Templo a Misa, ya tenía suficiente. Ahora sé que el ir a Misa me compromete a saludar al hermano, a perdonarle. Haz, Señor, que los que nos juntamos en un mismo templo vivamos unidos. Tú nos sales al encuentro de todos y nos dices: Vosotros habéis venido aquí para tener un solo corazón y una sola alma dentro de casa.