sábado, 5 de octubre de 2024

Domingo 27, tiempo ordinario: 6 de octubre de 2024



Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre



INTRODUCCÍÓN

“A los divorciados que os sintáis creyentes, sólo os quiero recordar una cosa: Dios es infinitamente más grande, más comprensivo y más amigo de todo lo que podáis ver en nosotros, los cristianos, o en los hombres de Iglesia. Dios es Dios. Cuando nosotros no os comprendemos, confiad siempre en Él. Las palabras de Jesús “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” nos invitan a defender la exigencia de la fidelidad que se encierra en el matrimonio. Pero estas mismas palabras, ¿no nos invitan también de alguna manera a no introducir una separación y una marginación de esos hermanos y hermanas que sufren las consecuencias de su fracaso matrimonial?” (Estas palabras de José A. Pagola, dichas hace bastantes años, son plenamente refrendadas por el Papa Francisco en “Amoris Laetitia”.)

TEXTOS BÍBLICOS

1ª lectura: Gn. 2,18-24. 2ª lectura: Heb. 2,9-11.

EVANGELIO

Marcos 10, 2-16:

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés? Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»

Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. “En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

REFLEXIÓN

1.– LA PREGUNTA DE LOS FARISEOS. Los fariseos y los judíos en general daban por hecho que los varones tenían derecho a separarse de sus esposas. Se apoyaban en la misma ley de Moisés que decía:” «Si resulta que la mujer no halla gracia a los ojos del varón porque descubre en ella “algo vergonzoso”, le redactará un libelo de repudio, se lo pondrá en la mano y la despedirá de su casa» (Dt. 24,1). Por eso, aquí se trata no del hecho sino del modo de hacerlo. Así lo explicita Mateo:” ¿Puede un hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? (Mt. 19, 3). Y había dos escuelas de interpretación: Según Shamai (la más estricta) sólo se podía repudiar en caso de adulterio; según los seguidores de Hillel (de manga ancha) bastaba encontrar en la esposa «algo desagradable». Y ese “algo” era cualquier motivo. Mientras los doctos varones discutían, las mujeres no podían ni alzar su voz para defender sus derechos. Y Jesús se indigna de esta manera tan machista de interpretar la ley. Mientras que el hombre es “sujeto de derechos”, la mujer es sólo “objeto de injusticias”.

2.– LA INTELIGENTE Y DESCONCERTANTE RESPUESTA DE JESUS. Que Jesús no está de acuerdo con ese planteamiento, lo descubrimos en el mismo evangelio de Marcos, escrito para gente venida del paganismo. “Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”. Aquí ya “se equipara la mujer al varón”. Pero Jesús va más lejos. Si el repudio está en la Ley, es por la «dureza de corazón» de los varones y su actitud machista, pero el proyecto original de Dios no fue un matrimonio patriarcal. Dios creó al varón y a la mujer para que fueran «una sola carne». Por eso, «lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón». Notemos que el libro del Génesis nos habla de la creación de Eva. Dios somete a Adán a una experiencia terrible de soledad. Tanto es así que a Dios le dio lástima: “No es bueno que el hombre se sienta tan solo”. Voy a darle una compañera que le arranque de esa soledad existencial. Y lo hizo a través de un sueño profundo de Adán. Un Adán dormido no podrá nunca presumir de haber intervenido en nada en la creación de Eva. Ésta es “puro regalo de Dios para él”. Y así lo expresó en aquel grito entusiasta: «Esto sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos”. (Gn.2,23). A ese Proyecto inicial, a ese idilio, a esa sorpresa permanente, a ese éxtasis divino, quiere reconducir el Señor el matrimonio, es decir, “al gozo del amor”. (Amoris Laetitia).

3.- ¿QUÉ HACER HOY CON LOS QUE TODAVIA HOY TIENEN EL CORAZÓN ENDURECIDO? Dios nos hizo libres. Tenemos la inmensa suerte de poder decir a Dios que “sí” y la terrible desgracia de decirle que “no”. Ese mismo Adán que se deshacía en elogios ante la presencia de su mujer, él mismo le acusa. Y allí, en el mismo Paraíso, comienzan ya los primeros conflictos matrimoniales. ¿Abandonará Dios definitivamente a la primera pareja? Después de un diluvio de pecados, todavía aparecerá sobre la tierra, a manera de anillo nupcial, la maravilla del “Arco Iris” donde los colores se respetan mutuamente, se abrazan sin invadirse, y hacen posible esa maravilla. Y si algo falla por parte del hombre, Dios jamás va en contra de las obras que ha creado. Nunca quiere el fracaso definitivo. “A veces nos cuesta mucho dar lugar en la pastoral al amor incondicional de Dios. Ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio” (AL 311).

PREGUNTAS

1.- ¿Estoy convencido de que el “machismo” va contra el proyecto de Dios Creador? ¿Qué hago por superarlo?

2.- ¿Estoy convencido de que sólo la belleza del amor auténtico puede salvar el matrimonio?

3.- ¿Soy duro con los que tienen el corazón endurecido? ¿Qué puedo hacer para cambiar ese corazón de piedra en un corazón de carne, capaz de amar?

viernes, 4 de octubre de 2024

Evangelio del sábado 5 de octubre de 2024


“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”

1.-Oración introductoria.

Señor, como hicieron tus discípulos, yo también hoy te pido con sencillez y humildad: Enséñame a orar. No necesito la enseñanza de los sabios ni de los entendidos de este mundo. Tampoco necesito lecciones de oración de otras religiones. Ni siquiera de la religión judía. Quiero que me enseñes Tú y sólo Tú. Quiero que me transmitas tus sentimientos, tus emociones, tu latido interior, cuando orabas al Padre en la soledad y silencio de una noche en Galilea o en Jerusalén. Quiero orar como orabas Tú.

2.- Lectura reposada del Evangelio: Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo dijo Jesús: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión

El Señor nos propone tres cosas: “Pedid, buscad, llamad. “Pedid” ¿Qué debemos pedir? Yo entiendo que las peticiones del Padre Nuestro. Pero hay una especial y que aparece la primera: PADRE. Ante todo, y sobre todo pedimos a Dios que sea siempre nuestro Padre. No olvidemos que esta oración la entregó Jesús a sus discípulos después de estar una noche orando al Padre (Lc. 11,1). Jesús no nos entrega una palabra sino una “experiencia inefable y maravillosa con el Padre”. Un Padre del que me puedo fiar porque sólo puede querer lo mejor para sus hijos. BUSCAD. ¿Cómo debemos buscar? “Como busca la cierva corrientes de agua” (Sal. 42,1). Se trata de una cierva, con sus crías, atormentada por la sed, para la que “beber es vivir” y “dejar de beber es morir”. Sed ardiente, quemante, existencial. LLAMAD. ¿En qué puerta debo llamar?Hay muchas puertas, pero sólo una nos interesa. “Yo soy la puerta” (Juan 10,7). La única puerta es Jesús. Una puerta que nos abre para poder asomarnos a dos misterios: el misterio de Dios y el misterio del hombre. Sólo Jesús nos puede revelar quien es Dios (Juan 1, 18) y sólo Jesús nos revela el misterio del hombre. “Jesús revela el hombre al hombre”. Así lo expresa el Concilio Vaticano II (G.S 22). El que quiera saber qué es ser hombre debe acudir a Jesús, el modelo y arquetipo del hombre en plenitud.

Palabra del Papa

“Esta oración recoge y expresa también las necesidades humanas materiales y espirituales: Danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados» (Lc 11, 3-4). Y precisamente a causa de las necesidades y de las dificultades de cada día, Jesús exhorta con fuerza: Yo os digo: pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Lc 11, 9-10). Lo experimentaron los antiguos «padres del desierto» y los contemplativos de todos los tiempos, que llegaron a ser, por razón de la oración, amigos de Dios, como Abraham, que imploró al Señor librar a los pocos justos del exterminio de la ciudad de Sodoma” (cf. Gen 18, 23-32). (Benedicto XVI, Ángelus, 25 de julio de 2010)

4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Guardo silencio).

5.-Propósito. No pediré a Dios nada después que sé que Él es mi Padre.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy, Señor, te doy gracias porque me has enseñado a pedir, a llamar y a buscar. Pedir para empaparme de la ternura del Padre. Llamar en la única puerta que me lleva a la vida, la puerta de Jesús. Y buscar a Dios no de una manera fría, aséptica, sino vitalista, con todo el corazón y toda el alma. Dios no es una idea, ni menos una palabra. Dios es LA VIDA.

San Francisco de Asís - El Santo del Día - 4 de Octubre

 

jueves, 3 de octubre de 2024

RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA , 4 DE OCTUBRE DE 2024, EN LA PARROQUIA SAN PÍO X, LOGROÑO (19,30 h.)

 









Evangelio del viernes 4 de octubre de 2024


¡Ay de ti, Corozain! ¡Ay de ti, Betsaida!


1.-Oración introductoria.

Señor, en el evangelio de este día me invitas a “ensanchar mi corazón”. Normalmente las religiones tienden a cerrarse, para no contaminarse; también la religión judía, también las cristianas. Pero en el evangelio yo no encuentro una parábola que diga: El reino de los cielos se parece a una cesta de manzanas que, si se pudre una, contamina a las demás. Sí encuentro unas palabras de Jesús que dicen: “el reino de los cielos es semejante a la levadura que pone una mujer en la artesa y hace fermentar toda la masa”. La cizaña no tiene miedo al trigo ni el bien al mal. Gracias, Señor, por esta visión tuya tan positiva.

2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 10, 13-16

«¡Ay de ti, Corozazin! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

La expresión ¡Ay! repetida expresa una lamentación por parte de Jesús, pero no una condena. Jesús ni condena, ni castiga, ni amenaza. Es importante descubrir estos sentimientos tan nobles y tan profundos de Jesús para cambiar nuestras actitudes de enfrentamiento, de venganza y de rechazo. Demás hemos sufrido a lo largo de la historia con tantas guerras de religiones. Y, sobre todo, demás hemos hecho sufrir a nuestro Padre Dios por matarnos unos a otros. En realidad, todas las guerras son “fratricidas”. No hay guerras de naciones contra naciones, de religión contra religión, de hombres contra hombres. Todas son guerras de “hermanos contra hermanos”. La historia es vieja y se repite: “Caín sigue matando a Abel, su hermano”. El enfrentamiento de los hermanos afecta a la creación entera. Somos los hombres los que destruimos bosques, quemamos mieses, ensuciamos ríos y contaminamos los mares. Somos las personas las que destruimos “nuestra casa común”, como ha dicho el Papa Francisco.

Palabra autorizada del Papa

“Cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte… Él siempre está dispuesto a enseñarnos como salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza. Esta confianza es una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos espera, se fía de nosotros así, tentados, pecadores, siempre abre horizontes. Y viceversa, el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra”. (Cf. S.S. Francisco, 18 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta)

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio).

5.-Propósito. Voy a fijar un día para mi próxima confesión sacramental.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, al terminar esta reflexión, quiero volver a tu proyecto original del Paraíso. Quiero que sople sobre el jardín, esa “suave brisa” signo de tu presencia. Con ella vendrá la paz y la armonía sobre la familia humana y sobre la obra de la Creación. Si por un hombre, Adán, vino la destrucción y la muerte, por otro hombre, llamado Jesús, nos ha venido la restauración y la vida. ¡Gracias, Señor!

El Papa llama el 7 de octubre a una jornada de oración y ayuno para implorar la paz en el mundo

 


El Papa Francisco convoca una jornada de oración y ayuno para pedir el don de la paz el próximo lunes, primer aniversario del brutal ataque de Hamás a Israel. Y anuncia una visita el día anterior, 6 de octubre, a Santa María La Mayor para rezar el Rosario y rezar a la Virgen, pidiendo la participación de todos los miembros del Sínodo

miércoles, 2 de octubre de 2024

INICIO CURSO TALLER DIOCESANO DE LITURGIA

 

CONVOCATORIA



9 DE OCTUBRE DE 2024

19.30h a 20.30h  EN LA PARROQUIA DE SAN PABLO APÓSTOL DE LOGROÑO

Queridos amigos:

Este próximo miércoles 9 de octubre daremos inicio al Taller diocesano de liturgia

El programa será: Rezo de Vísperas, la liturgia del Jubileo ordinario del año 2025, análisis del mensaje del santo padre Francisco con ocasión de la 74ª  semana litúrgica nacional de Italia, vino español.

Por motivos de agenda comenzamos el segundo miércoles. Los meses siguientes serán los terceros miércoles. Os envío las fechas

FECHAS CURSO 2024 -2025

20 de noviembre

18 de diciembre

15 de enero

19 de febrero

19 de marzo

9 de abril (segundo miércoles por evitar la Semana Santa)

21 de mayo

Sábado, 15 de febrero de 2025 en las oficinas diocesanas de 10.30h a 13.30h

XXXI Encuentro diocesano de Liturgia

Título el Jubileo y la liturgia

Os esperamos jubilosos y os ruego deis publicidad a esta convocatoria. Muchas Gracias. Abrazo en Cristo.

Diego Hernández León

Delegado episcopal de Liturgia

IGLESIA POR EL TRABAJO DECENTE

 


Evangelio del jueves 3 de octubre de 2024



La mies es mucha y los obreros pocos.

1.- Oración introductoria.

Hoy, Señor, vengo a la oración para que “desenmascares” mi vida. Me doy cuenta de que puedo contarme en el número inmenso de fariseos y escribas que vivían bien a costa de la religión. Estaban contentos bebiendo en odres viejos, sin aportar nada del “nuevo vino” traído por Jesús. Te pido, Señor, que cambies mi vida, que me conviertas al evangelio, que me embriagues con el vino nuevo de tu salvación.

2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 10, 1-12

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: «El Reino de Dios está cerca de vosotros.» En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: «Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca.» Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

El envío de los 72 discípulos nos está diciendo con toda claridad que la misión en la Iglesia no es privativa de los “doce apóstoles” sino de todos los fieles. Es lo que nos propone San Mateo al final de su evangelio: “Id y haced discípulos a todos pueblos” (Mt. 28,19). Uno no se hace discípulo del Señor por el hecho de haber sido bautizado. Uno no se hace cristiano para disfrutar del privilegio de serlo. Uno se hace cristiano para transmitir a otros lo que ha vivido y experimentado en el seguimiento de Jesús. Los envía a las ciudades “donde iba a ir Él”. Jesús nos envía por delante, pero no nos abandona. Es posible que cometamos errores, que no hagamos bien las cosas. Detrás de nosotros vendrá Jesús a arreglar las cosas que hemos hecho mal. Lo importante es vivir lo que predicamos. “La mies es mucha y los obreros pocos”.

En tiempo de Jesús, los que se dedicaban a manejar la Biblia y explicarla al pueblo se podían contar por millares. ¿Por qué dice Jesús que eran pocos? Esos escribas y fariseos no le interesaban a Jesús. No aportaban nada interesante. Jesús necesita “savia nueva” hombres y mujeres que viven entusiasmados por la causa de Jesús; personas que han experimentado “el gozo del evangelio” y quieren contagiarlo a los demás. Hoy día sobramos curas, monjas y seglares pasivos, anodinos, aburguesados, sin capacidad de novedad y de sorpresa. No es cuestión de cantidad sino de calidad.

Palabra del Papa

“Jesús envía a setenta y dos discípulos a la gran mies que es el mundo, invitándoles a rezar para que el Señor de la mies, mande obreros a su mies; pero no les envía con medios potentes sino «como corderos en medio de lobos», sin bolsa ni cayado, ni sandalias. San Juan Crisóstomo, en una de sus homilías, comenta: “Siempre que seamos corderos, venceremos y aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos. Pero si nos convertimos en lobos, seremos derrotados, porque nos faltará la ayuda del Pastor”. Los cristianos no deben ceder nunca a la tentación de convertirse en lobos entre lobos; el reino de paz de Cristo no se extiende con el poder, con la fuerza, con la violencia sino con el don de uno mismo, con el amor llevado al extremo, también a los enemigos. Jesús no vence al mundo con la fuerza de las armas, sino con la fuerza de la Cruz, que es la verdadera garantía de la victoria. Y esto tiene como consecuencia para quien quiere ser discípulo del Señor, su enviado, el estar preparado para la pasión y para el martirio, para perder la propia vida por Él, para que en el mundo triunfe el bien, el amor, la paz. Esta es la condición para poder decir, entrando en toda realidad: «Paz a esta casa». Benedicto XVI, 26 de octubre de 2011.

4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio que acabo de meditar. (Guardo silencio).

5.-Propósito: Pensar seriamente si la sal que hay en mí se ha vuelto sosa. Si es así, ¿qué sentido tiene seguir viviendo de esta manera?

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Señor, por este rato de oración que he pasado contigo. Gracias porque cuentas conmigo y me mandas a llevar tu evangelio allá donde todavía no es conocido. Haz que cada día me alimente de tu pan; sacie mi sed con el agua de tu fuente; beba del vino de la Eucaristía y sea luz y sal en este mundo apagado y aburrido.

martes, 1 de octubre de 2024

RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA

 




Evangelio del miércoles 2 de octubre de 2024


¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?

Santos Ángeles Custodios


Oración introductoria.

Señor, hoy en el día de los “ángeles custodios” vengo a pedirte que sepa ser siempre niño, como dice el evangelio. Que no me acostumbre a sentirme importante, que no pierda la sencillez, el encanto, la admiración, la sinceridad y las ganas de jugar. Que los santos ángeles custodien estas virtudes de niño necesarias para entrar en el Reino de los cielos.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Mateo 18, 1-5. 10

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?» Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: «Yo os aseguro que si no cambiáis y no hacéis como los niños, no entrareis en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión

En el capítulo 18, San Mateo nos propone algunos elementos esenciales de una comunidad cristiana. Y, lo primero para él es “hacerse niño”. El niño se deja querer. De sus padres, de sus hermanos, de su familia y de todo el mundo. Dejarse querer, dejarse obsequiar, dejarse regalar por un Dios “Abbá” es lo más importante en nuestra vida cristiana. En el cristianismo ni siquiera el amar es lo primero, sino el dejarse amar. “En esto consiste el amor: en que Él nos amó primero” (1ª Jn. 4,10). El niño tiene capacidad de “sorpresa”. Va aprendiendo cada día y, ante todo lo que le supone una novedad, abre unos ojos como platos. Dios es “Misterio” y ante Él debemos caminar de “gracia en gracia” “de sorpresa en sorpresa”. El niño “no tiene “pasado” y por lo tanto “no tiene prejuicios” de la gente. Él cree que todos son sus “tatos” sus familiares. Y, sobre todo, el niño tiene una vida por delante. Lo suyo es “crecer” sin que haya nada que le detenga. En el mundo del espíritu hay que estar creciendo cada día. No cabe detenerse. Para entrar en el reino de los cielos, “hay que hacerse niño”.

Palabra del Papa.

En el Reino de Cristo, ser grande es ser pequeño.

“Para entrar en el Reino de los cielos, hace falta un pasaporte: ser pequeño. Ésta es la identidad que nos distingue delante de Dios; la virtud que más nos acerca a Él. Una canción dice: “¿Qué tendrá lo pequeño, que a Dios tanto le agrada?” Cristo nos enseña en este Evangelio que ser pequeño significa volver a ser niño. Implica un cambio, recuperar cada día aquel tesoro que se va desgastando con los años…Un niño tiene las manos pequeñas. Todo le queda grande, todo le sobrepasa, en todas las sillas sus pies quedan colgando. Pero es feliz aunque no tenga el control de todo. Más aún: su felicidad consiste en que no quiere controlarlo todo. El niño vive para recibir, para descubrir, para sorprenderse. La grandeza de un niño no está en su poder sobre cosas y personas; más bien él es libre de este deseo de gobernar su mundo. Y así como él encuentra su seguridad en papá y mamá, cada uno de nosotros cuenta con un Padre maravilloso, quien de verdad lo gobierna todo para nuestro bien. Cuando sentimos que nuestras manos son pequeñas, que no podemos agarrarlo todo y dirigir las circunstancias…ésta es la oportunidad para ser niños de nuevo, poniendo nuestra confianza en Dios”. (Homilía de S.S. Francisco, 4 de octubre de 2015).


4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra que acabo de meditar. (Guardo silencio)

5.-Propósito: Hoy seré feliz sabiendo que tengo a Dios por padre y, con una actitud de niño, procuraré hacer feliz a ese Padre procurando hacer felices a los hermanos con quienes me encuentre en el camino.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración. Gracias, Dios mío, por haber descubierto las hermosas cualidades de los niños. Yo quiero ser niño, quiero vivir feliz en dependencia gozosa con mi Padre Dios. Quiero mirar a las personas sin prejuicios, como a hermanos míos. Quiero vivir estrenando la vida sin que ésta se haga vieja por los años. Y quiero que la muerte me sorprenda “creciendo”.

MARIA MAGDALENA | ORAR CON THE CHOSEN (LOS ELEGIDOS) T1E1

 

Jesús sana a María Magdalena. (Temporada 1- Capítulo 1)

Resumen del capítulo: En este primer capítulo se presenta la sanación de María Magdalena por Jesús, que estaba poseída por varios demonios. La acción comienza cuando María era pequeña y su padre le enseña rezar con este pasaje del profeta Isaías “Así dice el Señor que te creó y que te formó: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre. Tú, eres mío” (Is 43,1) y termina, en la escena más icónica de este capítulo, con esta misma frase, en boca de Jesús, para liberarla de los demonios llamándola por su verdadero nombre: María. 

Referencias bíblicas: María Magdalena aparece en los cuatro evangelios durante la pasión y muerte de Jesús y, especialmente en los pasajes de la resurrección del Señor. Es más, en el evangelio de San Juan (Jn 20, 1-18) su protagonismo es incluso mayor que en el resto de evangelios y es ella la primera persona que se encuentra con Jesús Resucitado. A pesar de este protagonismo, en ninguno de los evangelios aparece la narración de su sanación, aunque tanto Marcos (Mc 16,9) como Lucas (Lc 8,2) constatan que había sido liberada de varios demonios por Jesús cuando hablan de ella.

Reflexión: Tras ver el capítulo y detenernos en la contemplación de la imagen icónica que lo representa que encabeza este texto, nos centraremos en tres elementos de este episodio que nos pueden ayudar a vivir nuestra fe católica:

  • María intenta agarrarse, como último recurso, a la oración de protección que le enseñó su padre. Este gesto nos recuerda la importancia fundamental para la humanidad de la iglesia doméstica, construida en el núcleo familiar, y que nos enseña a rezar y a confiar en el poder de la oración. Así pues, si miras a tu núcleo familiar como hijo/a ¿Quién fue/fueron tus maestros domésticos en tu niñez? ¿Les has dado alguna vez las gracias por ello? Por otro lado, si lo miras como padre/madre ¿Cómo estás construyendo este núcleo familiar? ¿Qué estás enseñando a rezar a tus hijos?
  • Jesús va a buscar a María hasta el lugar más oscuro de Cafarnaúm, que es donde ha llegado siguiendo a una paloma cuando pretendía suicidarse. Primero la coge de la mano, pero ella le rechaza y es sólo cuando la llama por su nombre verdadero cuando María cae rendida. Creo que esta manera de acercarse Jesús a María Magdalena nos demuestra, primero, que Dios nos busca e insiste a pesar de nuestro posible rechazo inicial y segundo, que es un encuentro tan personalizado y preparado para nosotros que no hay dos iguales. En este sentido, ¿serías capaz de recordar “esa” primera vez donde Jesús te invitó/te tocó? ¿sabrías verbalizar lo que hizo tan especial ese primer encuentro?
  • Jesús da un gran abrazo de Padre a una María Magdalena completamente superada por el poder de Jesús (aunque en este punto, aún no sabe ni su nombre). Este abrazo final de Jesús, absolutamente liberador es un gesto habitual en muchos de los milagros que se muestran en la serie. Este abrazo nos recuerda al que recibimos por parte de la iglesia al ser bautizados como Hijos de Dios o también como el que recibimos directamente del Padre al ser perdonado de nuestros pecados en el sacramento del perdón y que, de alguna manera, nos hace volver a empezar de cero en sintonía con el Señor como le pasa a María en este capítulo. Creo que una de las consecuencias de la pandemia ha sido que huimos de los abrazos al saludarnos a pesar de que su efecto positivo, para nuestro cuerpo y nuestra alma, esta incluso demostrado científicamente. Si le hace bien al cuerpo un buen achuchón de un padre o una madre, un amigo o una amiga o de tu mujer o tu marido, ¿Cómo no le va a hacer efecto a tu alma un buen abrazo de Dios? En este sentido… ¿Hay algún abrazo «humano» que recuerdes con especial cariño? ¿Has experimentado alguna vez esa sensación de abrazo de Dios?¿En qué contexto te ha ocurrido?¿Te gustaría repetirlo?

Conclusión-Oración: Creo que no puede haber mejor manera de acabar esta reflexión que retocando ligeramente las palabras del profeta Isaías que María aprendió de niña y hacerlas nuestras delante del Señor diciendo “No temo Señor, porque TU me has redimido, me has llamado por mi nombre. Yo, quiero ser tuyo, Señor. “