domingo, 5 de mayo de 2024

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO, 5 DE MAYO A LAS 19:00

 


Pascua del Enfermo 5 de mayo de 2024

Dar esperanza en la tristeza

Dar esperanza en la tristeza

Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13)

 En este VI domingo de Pascua la Iglesia española nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo. Una celebración que pone fin a la Campaña del Enfermo, que este año tiene como tema: “Dar esperanza en la tristeza”, y como lema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13). Hay muchos hermanos nuestros que, por diversos motivos, experimentan sentimientos de tristeza, desesperanza o desánimo. Ayudemos a volver la mirada al “Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo” (2 Cor 1, 3). Con esperanza, iniciamos esta celebración (y acogemos también en ella a los hermanos que van a recibir el Sacramento de la Unción).

Oración de los Fieles: Elevemos nuestra oración a Dios Padre, de quien procede todo consuelo, recordando a cuantos padecen cualquier forma de sufrimiento. R. Padre, en Ti confiamos.

 — Por la Iglesia: para que asumiendo su vocación maternal acoja en su seno a todos los que se sienten solos y haga presente el consuelo de Cristo. Oremos. 

— Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio del dolor, sientan también la presencia cercana y maternal de la Iglesia. Oremos.

 — Por todos los consagrados al servicio de los enfermos y mayores: para que su dedicación y entrega sea reflejo del rostro misericordioso del Padre para quien nos necesite. Oremos.

 — Por nuestra comunidad cristiana, nuestra parroquia: para que se muestre siempre cercana a las necesidades de quienes padecen la tristeza sea un verdadero hogar de acogida, acompañamiento y servicio para ellas.

 Oremos. Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén+++++++++++++++



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La Campaña del Enfermo de este año tiene en su centro “Dar esperanza en la tristeza” con la preocupación por quienes padecen diversas formas de sufrimiento psicológico. “La salud no sólo se refiere al cuerpo, sino sobre todo a la integralidad de la persona con todos sus componentes psicológicos, sociales, culturales, éticos y espirituales[1]. Necesitamos reconocer las dolorosas condiciones en las que muchas personas se encuentran a lo largo de su existencia y como a veces los llevan al límite de su fuerza física y psíquica.

“El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones; todas sus relaciones; con Dios, con los demás —familiares, amigos, personal sanitario—, con la creación y consigo mismo[2]. Sólo la amistad fiel y la cercanía fraterna pueden ofrecerles el “agua fresca” de la esperanza, que eleva y consuela. Cuidar al enfermo como “peregrinos de la esperanza”. Campaña que vivimos en el contexto de la preparación del jubileo de 2025. “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza”[3].

La fe y la oración nos abren a la esperanza que permite no sucumbir ante la tristeza y el, sufrimiento. “Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias"[4].

La oración, propuesta este año como preparación al Jubileo, es una gran escuela de esperanza y deberá estar en el centro de la celebración de la Pascua del Enfermo, particularmente en esta ocasión. Orar con los enfermos y orar por los enfermos. Que puedan constatar que no están solos ni abandonados, ni su vida es inútil, que son los llamados por Cristo, su viva y transparente imagen[5]. Como Cristo está delante del rostro de Dios y pide por mí, así cada uno presentamos delante de Dios a los enfermos. También será ocasión para descubrir el valor de la oración de los enfermos. En una conferencia, Benedicto XVI decía, refiriéndose a los enfermos, cómo su silencioso testimonio es un signo eficaz e instrumento de evangelización para las personas que los atienden y para vuestras familias, en la certeza de que ninguna lágrima, ni de quien sufre ni de quien está a su lado, se pierde delante de Dios. Vosotros sois los hermanos de Cristo paciente, y con El, si queréis, salváis al mundo

Como al Papá Francisco nos “alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”[7]. Con la intercesión de María, hagamos en esta Pascua del Enfermo esa “gran sinfonía de oración” por cuantos padecen como consecuencia de la enfermedad y renazca en todos la esperanza del Resucitado.

 


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La Iglesia se acerca tradicionalmente en este domingo, en el seno de sus comunidades parroquiales, al mundo de las personas enfermas, sus familias y profesionales del mundo de la salud.

La Pascua del Enfermo (VI Domingo de Pascua) es el final de un itinerario que se inicia el 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo. Este año la Campaña tiene como como tema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13) y como lema: “Dar esperanza en la tristeza”.

El VI Domingo de Pascua este año 2024 se celebrará el 5 de mayo. Es un día en el que las comunidades parroquiales oran con y por los enfermos y se administra el sacramento de la unción de los enfermos. El Papa Francisco en una Audiencia el 26 de febrero de 2014 nos recordaba algunos aspectos fundamentales sobre la administración de este sacramento:

 Lectura reposada del evangelio Marcos 6, 53-56

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron enseguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.


ORACIÓN (ESTAMPA)
JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO “Dar esperanza en la tristeza"

Abre nuestros ojos para que conozcamos las necesidades de los hermanos; inspíranos las palabras y las obras para confortar a los que están cansados y agobiados; haz que los sirvamos con sinceridad, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo. Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres para que, participando en sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas, les mostremos fielmente el camino de la salvación y con ellos avancemos en el camino de tu reino. Que tu Iglesia sea un vivo testimonio de verdad y libertad, de paz y justicia, para que todos los hombres se animen con una nueva esperanza. 

sábado, 4 de mayo de 2024

Domingo 6º de Pascua: 5 de mayo de 2024

 Que os améis unos a otros como yo os he amado

INTRODUCCIÓN

El amor no es un atributo de Dios sino Dios mismo. Dios es amor (1Jn. 4,8). El poder, la sabiduría, la justicia, están al servicio del amor. Cuando en el cristianismo nos salimos de esta esfera del amor y buscamos otros caminos, al margen del amor, lo que hacemos es fabricarnos ídolos.  Si Dios es amor y nosotros estamos hechos a “imagen y semejanza de Dios”, cuando vivimos en el amor nos realizamos plenamente como personas; y cuando no vivimos en el amor nos vamos destruyendo poco a poco.

TEXTOS BÍBLICOS

1ª lectura: Hech. 10, 25-26. 34-35. 44-48.            2ª lectura: 1Jn. 4,7-10

EVANGELIO

15. 9-17

Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros. 

REFLEXIÓN

El tema de este Domingo no es uno más, un tema de un Domingo ordinario. Es el verdadero tema de los cristianos. El problema actual no está en el materialismo que nos invade, el enfriamiento en el terreno religioso, o el secularismo que deja nuestras Iglesias vacías. El escándalo de la Iglesia está en aquello que el Papa San Juan XXIII advertía: «A dos mil años de distancia, el mandamiento nuevo de Jesús sobre el amor, lo tenemos los cristianos todavía sin estrenar”.  ¿Cómo es el mandamiento nuevo de Jesús? Lo vamos a descubrir en los textos de este Domingo.

1.- “Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”. La esencia de nuestra religión cristiana no consiste en que es una religión de amor. Lo esencial es que nos tenemos que amar “como Jesús nos ha amado”. “Como el Padre me ha amado a mí así os he amado yo”. Estamos llamados a amarnos con el mismo amor que el Padre ha amado a Jesús. No se trata de darnos un mero amor humano, se trata de recibir un amor que viene del Padre. Este amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. (Ro.5,5). Es lo que expresa la primera lectura de hoy cuando nos dice: «Cayó el Espíritu Santo sobre aquellos que escuchaban su Palabra”. Constantemente se nos dice que hay que pasar “de una Iglesia de cristiandad a una Iglesia comunitaria”.  Que las pequeñas comunidades son el futuro de la Iglesia. Esto es verdad. Pero hay que preguntar: ¿No jugamos los cristianos muchas veces a hacer comunidades? ¿Pensamos que esta tarea la podemos hacer nosotros con nuestras propias fuerzas? Sólo podemos hablar de grupos de Jesús si vivimos el amor tal y como Él lo vivió. Por eso nos advierte la segunda lectura: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero”. Ser cristiano no consiste sólo en amar sino en dejarse amar por Dios, experimentar el amor que Dios nos tiene.

2.- Esto os mando. Jesús, en otras cosas, aconseja. Y de hecho hablamos de “consejos evangélicos”. Pero cuando se trata del amor, no aconseja, sino que manda. En griego tiene más fuerza: “ésta es vuestra obligación” (entolé). Nos preguntamos: ¿Cómo se puede obligar el amor? Nosotros no tenemos obligación de ser cristianos. Nos podemos borrar del libro de bautismos cuando queramos. Pero, si aceptamos ser cristianos, ya no somos libres para el amor. Lo dice muy bien San Juan: “El que no ama, está muerto”. (1ª Jn. 3,14) No es posible encontrar a un cristiano sin amor, como no es posible encontrar a una persona viva sin pulso. El amor es el soplo, la respiración, la vida del cristiano. Lo decía muy bien San Agustín a los cristianos que iban a la Misa: “Todos vosotros habéis hecho la señal de la cruz, habéis escuchado la palabra de Dios, habéis comulgado, habéis cantado aleluya; pero si no os amáis, no sois cristianos”. 

3.- Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud. Jesús quiere que vivamos alegres, que seamos plenamente felices. Por eso, el que nos da su amor, nos da también su gozo. No quiere que seamos felices al estilo humano. No se trata de placer sino de felicidad. Ahora bien, si por definición, “el gozo es la posesión del amor”, sin amor no podemos ser felices y sin el amor de Jesús, no podemos disfrutar de la felicidad de Jesús, la que realiza plenamente a las personas. Si Jesús es exigente en el amor es porque no se conforma con que seamos felices a medias sino del todo. Y esta felicidad comienza ya en esta vida, pero no acaba aquí, sino que nos acompañará para siempre. “Quiero que donde yo estoy estéis también vosotros”. (Jn.14,3). El que quiere que vivamos de su amor, quiere que participemos de su propio cielo, de su propia felicidad.                                                           

Lectio Divina: 4 de mayo de 2024

 Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.

1.-Oración introductoria.

Señor, hoy necesito que me ayudes a entender esta parte del evangelio que se me hace más difícil de asimilar. A todos nos gusta que nos acepten, nos acojan, nos reciban y hasta que hablen bien de nosotros. Pero Tú nos dices, por propia experiencia, que siempre no es así. Y nos encontramos con la oposición, el rechazo, incluso el odio. ¿Qué hacer? Yo quiero fiarme de tu Palabra: El discípulo no es más que el maestro. Haz que yo me aproveche de esta oportunidad para parecerme más a Ti.

2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 15, 18-21

Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardará.  Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión

Hay que tener en cuenta que San Juan, al tratar del mundo en un sentido peyorativo no se refiere al mundo material creado por Dios, el mundo de las luces y colores, el mundo de las realidades humanas, el mundo de nuestro cuerpo. Todo ha sido asumido por Él al hacerse “carne”. Todo ese mundo es maravilloso. Pero hay otro mundo, “el mundo ése” el que rechazó a Jesús, el que llevó a Jesús a la muerte. Ese mundo que ha odiado a Jesús, nos puede seguir odiando también a nosotros hoy.  El verdadero discípulo de Jesús acepta ese rechazo porque así se parece más a Jesús. No olvidemos que hemos sido objeto de una elección divina, como dice el evangelio de hoy. Y toda elección comporta no sólo un amor de predilección sino de singularidad. Cada uno de nosotros puede decir: “Me ama a mí”. “Conoce mi nombre”. Para saber qué significa ser llamado por nuestro propio nombre, habría que acudir a la experiencia de María Magdalena cuando Jesús Resucitado le dice: ¡María! Ese nombre pronunciado por Jesús con cariño y admiración le bastó para creer en la Resurrección y convertirse en primera discípula. Lo mismo que hizo Jesús con Pedro en Tiberiades: “¿Simón, me amas?” Nuestra vida debe convertirse en respuesta de amor al amor que Dios nos tiene. Y debemos estar atentos para escuchar nuestro propio nombre pronunciado por Jesús, ahí en lo más recóndito de nuestro corazón.

Palabra del Papa.

“Sin embargo, la presencia de esta alegría no excluye la posibilidad del sufrimiento. San Pablo pone esto enseguida de manifiesto cuando dice que la participación en la filiación de Cristo significa participar también en sus sufrimientos. Pues gloriarse en Cristo es gloriarse en su cruz (cf. Gal 6, 14). Si tratamos de profundizar nuestra relación con el Padre en el Espíritu Santo, no hemos de sorprendernos al comprobar que somos malentendidos, contestados o perseguidos a causa de nuestras creencias”. Juan Pablo II, santa misa en el «Delaney Park Strip», Alaska. 26 de febrero de 1981.

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito: hacer un intento por escuchar hoy la voz de Jesús que me llama por mi nombre.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, hoy te quiero agradecer el haber caído en la cuenta de que soy un “elegido”. Mi nombre te suena, mi nombre no se te olvida, mi nombre suscita en Ti interés, cercanía, cariño. Y esa misma experiencia quiero tener yo cuando pronuncio el tuyo. Que el mero hecho de pronunciar tu nombre me conmueva, me anime, me ilusione y me llene de tu paz.

viernes, 3 de mayo de 2024

Lectio Divina: 3 de mayo de 2024

 Muéstranos al Padre y nos basta

Santos Felipe y Santiago

1.- Oración introductoria.

Señor, hoy me impresionan las palabras de Felipe: “Muéstranos al Padre y nos basta! Eso no lo pudo decir si no te hubiera visto a Ti hablando siempre del Padre, siempre pendiente del Padre; siempre orando con el Padre, siempre dispuesto a dar gusto en todo al Padre. Todo arranca de una experiencia contagiosa. Y yo hoy, Señor, te pido que me contagies también a mí esa experiencia sublime, misteriosa, inefable, maravillosa y embriagadora que Tú has tenido del Padre.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Juan 14, 6-14

En aquel tiempo dijo Jesús a Tomás: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

 
3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

“A Dios nadie lo ha visto jamás” (Jn. 1,18). Por eso los hombres religiosos de todos los tiempos, en un afán de conocer a Dios, tanto se han desviado de Dios, que un gran místico llamado Maestro Eckhart decía: “Sólo le pido a Dios que me libre de Dios”. Que el verdadero Dios, me libre de todas imágenes falsas de Dios y me dé la verdadera imagen. Esto sólo es posible a través de Jesús, el que ha vivido siempre junto al Padre.  Esa experiencia eterna del Padre la ha vivido en este mundo en forma creatural. Por eso sentía necesidad de alejarse al monte a orar, a renovar esa vivencia personal, a sentir esa abrasadora presencia al verse envuelto en una ternura y un cariño indescriptibles. Si el primer hombre Adán fue puesto por Dios en un Paraíso, el Segundo Adán pasó por este mundo llevando dentro un maravilloso “jardín interior”. Y ese jardín era su experiencia con el Padre. El Padre era su “alimento” (Jn. 4,14); el Padre era “su casa” (Jn. 14,2); el Padre era “su descanso” (Lc. 23,45); El Padre era “su ocupación y su preocupación” (Jn.8,29). El gran regalo de Jesús fue el darnos este Padre maravilloso por padre nuestro (Mt. 6,9). Y, sobre todo, poder hablar con nuestro Padre Dios con el encanto, la sencillez, y la ternura de un niño con su “papá” llamándole: “Abbá”.

Palabra del Papa

“Miremos a Jesús que nos lava los pies, Él es el «camino, la verdad y la vida», que viene a sacarnos de la mentira de creer que nadie puede cambiar. Jesús que nos ayuda a caminar por senderos de vida y de plenitud. Que la fuerza de su amor y de su Resurrección sea siempre camino de vida nueva. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015). También les invito a encontrarse con el Señor leyendo frecuentemente la Sagrada Escritura. Si no están acostumbrados todavía, comiencen por los Evangelios. Lean cada día un pasaje. Dejen que la Palabra de Dios hable a sus corazones, que sea luz para sus pasos”.  (Papa Francisco, Mensaje para la jornada de la juventud 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico que acabo de meditar- (Silencio)

5.- Propósito: Hacer un rato de oración sin hacer nada, simplemente dejándome amar por mi Padre Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Yo, Señor Jesús, quiero acabar este rato de oración diciéndote a boca llena: gracias, muchas gracias. Gracias por haberme revelado el rostro maravilloso de tu Padre. Gracias por haberme enseñado a orar de una manera tan fácil y sencilla como es presentarse ante Ti con la confianza de un niño que es feliz y se siente seguro con su Papá. Gracias por haberme quitado, de un plumazo, todos mis miedos: el miedo a la vida y el miedo a la muerte.