domingo, 5 de mayo de 2024

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO, 5 DE MAYO A LAS 19:00

 


Pascua del Enfermo 5 de mayo de 2024

Dar esperanza en la tristeza

Dar esperanza en la tristeza

Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13)

 En este VI domingo de Pascua la Iglesia española nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo. Una celebración que pone fin a la Campaña del Enfermo, que este año tiene como tema: “Dar esperanza en la tristeza”, y como lema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13). Hay muchos hermanos nuestros que, por diversos motivos, experimentan sentimientos de tristeza, desesperanza o desánimo. Ayudemos a volver la mirada al “Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo” (2 Cor 1, 3). 

Oración de los Fieles: Elevemos nuestra oración a Dios Padre, de quien procede todo consuelo, recordando a cuantos padecen cualquier forma de sufrimiento. R. Padre, en Ti confiamos.

 — Por la Iglesia: para que asumiendo su vocación maternal acoja en su seno a todos los que se sienten solos y haga presente el consuelo de Cristo. Oremos. 

— Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio del dolor, sientan también la presencia cercana y maternal de la Iglesia. Oremos.

 — Por todos los consagrados al servicio de los enfermos y mayores: para que su dedicación y entrega sea reflejo del rostro misericordioso del Padre para quien nos necesite. Oremos.

 — Por nuestra comunidad cristiana, nuestra parroquia: para que se muestre siempre cercana a las necesidades de quienes padecen la tristeza sea un verdadero hogar de acogida, acompañamiento y servicio para ellas.

 Oremos. Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén+++++++++++++++



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La Campaña del Enfermo de este año tiene en su centro “Dar esperanza en la tristeza” con la preocupación por quienes padecen diversas formas de sufrimiento psicológico. “La salud no sólo se refiere al cuerpo, sino sobre todo a la integralidad de la persona con todos sus componentes psicológicos, sociales, culturales, éticos y espirituales[1]. Necesitamos reconocer las dolorosas condiciones en las que muchas personas se encuentran a lo largo de su existencia y como a veces los llevan al límite de su fuerza física y psíquica.

“El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones; todas sus relaciones; con Dios, con los demás —familiares, amigos, personal sanitario—, con la creación y consigo mismo[2]. Sólo la amistad fiel y la cercanía fraterna pueden ofrecerles el “agua fresca” de la esperanza, que eleva y consuela. Cuidar al enfermo como “peregrinos de la esperanza”. Campaña que vivimos en el contexto de la preparación del jubileo de 2025. “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza”[3].

La fe y la oración nos abren a la esperanza que permite no sucumbir ante la tristeza y el, sufrimiento. “Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias"[4].

La oración, propuesta este año como preparación al Jubileo, es una gran escuela de esperanza y deberá estar en el centro de la celebración de la Pascua del Enfermo, particularmente en esta ocasión. Orar con los enfermos y orar por los enfermos. Que puedan constatar que no están solos ni abandonados, ni su vida es inútil, que son los llamados por Cristo, su viva y transparente imagen[5]. Como Cristo está delante del rostro de Dios y pide por mí, así cada uno presentamos delante de Dios a los enfermos. También será ocasión para descubrir el valor de la oración de los enfermos. En una conferencia, Benedicto XVI decía, refiriéndose a los enfermos, cómo su silencioso testimonio es un signo eficaz e instrumento de evangelización para las personas que los atienden y para vuestras familias, en la certeza de que ninguna lágrima, ni de quien sufre ni de quien está a su lado, se pierde delante de Dios. Vosotros sois los hermanos de Cristo paciente, y con El, si queréis, salváis al mundo

Como al Papá Francisco nos “alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”[7]. Con la intercesión de María, hagamos en esta Pascua del Enfermo esa “gran sinfonía de oración” por cuantos padecen como consecuencia de la enfermedad y renazca en todos la esperanza del Resucitado.

 


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La Iglesia se acerca tradicionalmente en este domingo, en el seno de sus comunidades parroquiales, al mundo de las personas enfermas, sus familias y profesionales del mundo de la salud.

La Pascua del Enfermo (VI Domingo de Pascua) es el final de un itinerario que se inicia el 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo. Este año la Campaña tiene como como tema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13) y como lema: “Dar esperanza en la tristeza”.


 Lectura reposada del evangelio Marcos 6, 53-56

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron enseguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.


ORACIÓN (ESTAMPA)
JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO “Dar esperanza en la tristeza"

Abre nuestros ojos para que conozcamos las necesidades de los hermanos; inspíranos las palabras y las obras para confortar a los que están cansados y agobiados; haz que los sirvamos con sinceridad, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo. Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres para que, participando en sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas, les mostremos fielmente el camino de la salvación y con ellos avancemos en el camino de tu reino. Que tu Iglesia sea un vivo testimonio de verdad y libertad, de paz y justicia, para que todos los hombres se animen con una nueva esperanza. 

sábado, 4 de mayo de 2024

Domingo 6º de Pascua: 5 de mayo de 2024

 Que os améis unos a otros como yo os he amado

INTRODUCCIÓN

El amor no es un atributo de Dios sino Dios mismo. Dios es amor (1Jn. 4,8). El poder, la sabiduría, la justicia, están al servicio del amor. Cuando en el cristianismo nos salimos de esta esfera del amor y buscamos otros caminos, al margen del amor, lo que hacemos es fabricarnos ídolos.  Si Dios es amor y nosotros estamos hechos a “imagen y semejanza de Dios”, cuando vivimos en el amor nos realizamos plenamente como personas; y cuando no vivimos en el amor nos vamos destruyendo poco a poco.

TEXTOS BÍBLICOS

1ª lectura: Hech. 10, 25-26. 34-35. 44-48.            2ª lectura: 1Jn. 4,7-10

EVANGELIO

15. 9-17

Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros. 

REFLEXIÓN

El tema de este Domingo no es uno más, un tema de un Domingo ordinario. Es el verdadero tema de los cristianos. El problema actual no está en el materialismo que nos invade, el enfriamiento en el terreno religioso, o el secularismo que deja nuestras Iglesias vacías. El escándalo de la Iglesia está en aquello que el Papa San Juan XXIII advertía: «A dos mil años de distancia, el mandamiento nuevo de Jesús sobre el amor, lo tenemos los cristianos todavía sin estrenar”.  ¿Cómo es el mandamiento nuevo de Jesús? Lo vamos a descubrir en los textos de este Domingo.

1.- “Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”. La esencia de nuestra religión cristiana no consiste en que es una religión de amor. Lo esencial es que nos tenemos que amar “como Jesús nos ha amado”. “Como el Padre me ha amado a mí así os he amado yo”. Estamos llamados a amarnos con el mismo amor que el Padre ha amado a Jesús. No se trata de darnos un mero amor humano, se trata de recibir un amor que viene del Padre. Este amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. (Ro.5,5). Es lo que expresa la primera lectura de hoy cuando nos dice: «Cayó el Espíritu Santo sobre aquellos que escuchaban su Palabra”. Constantemente se nos dice que hay que pasar “de una Iglesia de cristiandad a una Iglesia comunitaria”.  Que las pequeñas comunidades son el futuro de la Iglesia. Esto es verdad. Pero hay que preguntar: ¿No jugamos los cristianos muchas veces a hacer comunidades? ¿Pensamos que esta tarea la podemos hacer nosotros con nuestras propias fuerzas? Sólo podemos hablar de grupos de Jesús si vivimos el amor tal y como Él lo vivió. Por eso nos advierte la segunda lectura: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero”. Ser cristiano no consiste sólo en amar sino en dejarse amar por Dios, experimentar el amor que Dios nos tiene.

2.- Esto os mando. Jesús, en otras cosas, aconseja. Y de hecho hablamos de “consejos evangélicos”. Pero cuando se trata del amor, no aconseja, sino que manda. En griego tiene más fuerza: “ésta es vuestra obligación” (entolé). Nos preguntamos: ¿Cómo se puede obligar el amor? Nosotros no tenemos obligación de ser cristianos. Nos podemos borrar del libro de bautismos cuando queramos. Pero, si aceptamos ser cristianos, ya no somos libres para el amor. Lo dice muy bien San Juan: “El que no ama, está muerto”. (1ª Jn. 3,14) No es posible encontrar a un cristiano sin amor, como no es posible encontrar a una persona viva sin pulso. El amor es el soplo, la respiración, la vida del cristiano. Lo decía muy bien San Agustín a los cristianos que iban a la Misa: “Todos vosotros habéis hecho la señal de la cruz, habéis escuchado la palabra de Dios, habéis comulgado, habéis cantado aleluya; pero si no os amáis, no sois cristianos”. 

3.- Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud. Jesús quiere que vivamos alegres, que seamos plenamente felices. Por eso, el que nos da su amor, nos da también su gozo. No quiere que seamos felices al estilo humano. No se trata de placer sino de felicidad. Ahora bien, si por definición, “el gozo es la posesión del amor”, sin amor no podemos ser felices y sin el amor de Jesús, no podemos disfrutar de la felicidad de Jesús, la que realiza plenamente a las personas. Si Jesús es exigente en el amor es porque no se conforma con que seamos felices a medias sino del todo. Y esta felicidad comienza ya en esta vida, pero no acaba aquí, sino que nos acompañará para siempre. “Quiero que donde yo estoy estéis también vosotros”. (Jn.14,3). El que quiere que vivamos de su amor, quiere que participemos de su propio cielo, de su propia felicidad.                                                           

Lectio Divina: 4 de mayo de 2024

 Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.

1.-Oración introductoria.

Señor, hoy necesito que me ayudes a entender esta parte del evangelio que se me hace más difícil de asimilar. A todos nos gusta que nos acepten, nos acojan, nos reciban y hasta que hablen bien de nosotros. Pero Tú nos dices, por propia experiencia, que siempre no es así. Y nos encontramos con la oposición, el rechazo, incluso el odio. ¿Qué hacer? Yo quiero fiarme de tu Palabra: El discípulo no es más que el maestro. Haz que yo me aproveche de esta oportunidad para parecerme más a Ti.

2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 15, 18-21

Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardará.  Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión

Hay que tener en cuenta que San Juan, al tratar del mundo en un sentido peyorativo no se refiere al mundo material creado por Dios, el mundo de las luces y colores, el mundo de las realidades humanas, el mundo de nuestro cuerpo. Todo ha sido asumido por Él al hacerse “carne”. Todo ese mundo es maravilloso. Pero hay otro mundo, “el mundo ése” el que rechazó a Jesús, el que llevó a Jesús a la muerte. Ese mundo que ha odiado a Jesús, nos puede seguir odiando también a nosotros hoy.  El verdadero discípulo de Jesús acepta ese rechazo porque así se parece más a Jesús. No olvidemos que hemos sido objeto de una elección divina, como dice el evangelio de hoy. Y toda elección comporta no sólo un amor de predilección sino de singularidad. Cada uno de nosotros puede decir: “Me ama a mí”. “Conoce mi nombre”. Para saber qué significa ser llamado por nuestro propio nombre, habría que acudir a la experiencia de María Magdalena cuando Jesús Resucitado le dice: ¡María! Ese nombre pronunciado por Jesús con cariño y admiración le bastó para creer en la Resurrección y convertirse en primera discípula. Lo mismo que hizo Jesús con Pedro en Tiberiades: “¿Simón, me amas?” Nuestra vida debe convertirse en respuesta de amor al amor que Dios nos tiene. Y debemos estar atentos para escuchar nuestro propio nombre pronunciado por Jesús, ahí en lo más recóndito de nuestro corazón.

Palabra del Papa.

“Sin embargo, la presencia de esta alegría no excluye la posibilidad del sufrimiento. San Pablo pone esto enseguida de manifiesto cuando dice que la participación en la filiación de Cristo significa participar también en sus sufrimientos. Pues gloriarse en Cristo es gloriarse en su cruz (cf. Gal 6, 14). Si tratamos de profundizar nuestra relación con el Padre en el Espíritu Santo, no hemos de sorprendernos al comprobar que somos malentendidos, contestados o perseguidos a causa de nuestras creencias”. Juan Pablo II, santa misa en el «Delaney Park Strip», Alaska. 26 de febrero de 1981.

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito: hacer un intento por escuchar hoy la voz de Jesús que me llama por mi nombre.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, hoy te quiero agradecer el haber caído en la cuenta de que soy un “elegido”. Mi nombre te suena, mi nombre no se te olvida, mi nombre suscita en Ti interés, cercanía, cariño. Y esa misma experiencia quiero tener yo cuando pronuncio el tuyo. Que el mero hecho de pronunciar tu nombre me conmueva, me anime, me ilusione y me llene de tu paz.

viernes, 3 de mayo de 2024

Lectio Divina: 3 de mayo de 2024

 Muéstranos al Padre y nos basta

Santos Felipe y Santiago

1.- Oración introductoria.

Señor, hoy me impresionan las palabras de Felipe: “Muéstranos al Padre y nos basta! Eso no lo pudo decir si no te hubiera visto a Ti hablando siempre del Padre, siempre pendiente del Padre; siempre orando con el Padre, siempre dispuesto a dar gusto en todo al Padre. Todo arranca de una experiencia contagiosa. Y yo hoy, Señor, te pido que me contagies también a mí esa experiencia sublime, misteriosa, inefable, maravillosa y embriagadora que Tú has tenido del Padre.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Juan 14, 6-14

En aquel tiempo dijo Jesús a Tomás: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

 
3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

“A Dios nadie lo ha visto jamás” (Jn. 1,18). Por eso los hombres religiosos de todos los tiempos, en un afán de conocer a Dios, tanto se han desviado de Dios, que un gran místico llamado Maestro Eckhart decía: “Sólo le pido a Dios que me libre de Dios”. Que el verdadero Dios, me libre de todas imágenes falsas de Dios y me dé la verdadera imagen. Esto sólo es posible a través de Jesús, el que ha vivido siempre junto al Padre.  Esa experiencia eterna del Padre la ha vivido en este mundo en forma creatural. Por eso sentía necesidad de alejarse al monte a orar, a renovar esa vivencia personal, a sentir esa abrasadora presencia al verse envuelto en una ternura y un cariño indescriptibles. Si el primer hombre Adán fue puesto por Dios en un Paraíso, el Segundo Adán pasó por este mundo llevando dentro un maravilloso “jardín interior”. Y ese jardín era su experiencia con el Padre. El Padre era su “alimento” (Jn. 4,14); el Padre era “su casa” (Jn. 14,2); el Padre era “su descanso” (Lc. 23,45); El Padre era “su ocupación y su preocupación” (Jn.8,29). El gran regalo de Jesús fue el darnos este Padre maravilloso por padre nuestro (Mt. 6,9). Y, sobre todo, poder hablar con nuestro Padre Dios con el encanto, la sencillez, y la ternura de un niño con su “papá” llamándole: “Abbá”.

Palabra del Papa

“Miremos a Jesús que nos lava los pies, Él es el «camino, la verdad y la vida», que viene a sacarnos de la mentira de creer que nadie puede cambiar. Jesús que nos ayuda a caminar por senderos de vida y de plenitud. Que la fuerza de su amor y de su Resurrección sea siempre camino de vida nueva. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015). También les invito a encontrarse con el Señor leyendo frecuentemente la Sagrada Escritura. Si no están acostumbrados todavía, comiencen por los Evangelios. Lean cada día un pasaje. Dejen que la Palabra de Dios hable a sus corazones, que sea luz para sus pasos”.  (Papa Francisco, Mensaje para la jornada de la juventud 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico que acabo de meditar- (Silencio)

5.- Propósito: Hacer un rato de oración sin hacer nada, simplemente dejándome amar por mi Padre Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Yo, Señor Jesús, quiero acabar este rato de oración diciéndote a boca llena: gracias, muchas gracias. Gracias por haberme revelado el rostro maravilloso de tu Padre. Gracias por haberme enseñado a orar de una manera tan fácil y sencilla como es presentarse ante Ti con la confianza de un niño que es feliz y se siente seguro con su Papá. Gracias por haberme quitado, de un plumazo, todos mis miedos: el miedo a la vida y el miedo a la muerte.

jueves, 2 de mayo de 2024

RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA , 3 DE MAYO DE 2024, EN LA PARROQUIA SAN PÍO X, LOGROÑO (19,30 h.)

 







XXX PEREGRINACIÓN DIOCESANA CON ENFERMOS A LOURDES (22 al 25 de Junio de 2024)


San Atanasio - El Santo del Día - 2 de Mayo

 

MES DE MARÍA - DÍA 02

 

Lectio Divina: 2 de mayo de 2024

 “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros”



1.- Oración introductoria.

Señor, hoy sólo te pido, al iniciar mi oración, que se hagan realidad en mí las palabras de tu evangelio: Que sigas amándome a mí como el Padre te está amando a ti. Yo, pobre criatura, no hubiera podido ni pensar ni soñar tanto.  El amor infinito de Dios se hace presente en Jesús y este mismo amor corre ahora por mis venas. Dame, Señor, capacidad de admiración, de asombro, de estremecimiento.

2.- Lectura reposada del evangelio Juan 15, 9-11

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Lo que afirma Jesús en este evangelio es inmenso, inefable, inaudito. Yo ahora soy amado con el mismo amor con que el Padre ama a Jesús. No me extraña que Jesús diga que nuestro gozo puede llegar a plenitud. Sólo en la plenitud del amor puede darse un amor de plenitud; sólo viviendo ese amor infinito de Dios puedo llegar a un gozo colmado, rebosante, sin medida. Esto es tan grande que no cabe dentro de un corazón tan limitado como el nuestro. Es el mismo Dios el que debe “ensanchar la tienda de nuestro pobre y pequeño corazón”. Llama poderosamente la atención que, en estos tres versículos, salga tres veces el verbo “permanecer”. Una de las características de los jóvenes de nuestro tiempo es el miedo “a los compromisos de por vida”. Y eso vale tanto para los novios como para los novicios, novicias y seminaristas.  Y esto, ¿para siempre?  Y, sin embargo, es lo que da seriedad a la vida. Lo que Jesús nos dice con este verbo “permanecer” es que no nos cansemos, que vivamos cada uno nuestra vocación, pero con un amor sin desmayos, sin desganas, sin aburrimiento. Permanecer significa vivir toda la vida con un amor lleno de ilusión, de alegría, de emoción, tanto si se trata del amor a Dios como del amor a nuestros hermanos. En este colectivo está prohibido el “cansarse”.

Palabra del Papa

“En cualquier necesidad y aridez, Él es la fuente de agua viva, que nos nutre y fortalece. Él en persona carga sobre sí el pecado, el miedo y el sufrimiento y, en definitiva, nos purifica y transforma misteriosamente en vino bueno. En esos momentos de necesidad nos sentimos a veces aplastados bajo una prensa, como los racimos de uvas que son exprimidos completamente. Pero sabemos que, unidos a Cristo, nos convertimos en vino de solera. Dios sabe transformar en amor incluso las cosas difíciles y agobiantes de nuestra vida. Lo importante es que «permanezcamos» en la vid, en Cristo. En esta breve pericona, el evangelista usa la palabra «permanecer» una docena de veces. Este «permanecer-en-Cristo» caracteriza todo el discurso. En nuestro tiempo de inquietudes e indiferencia, en el que tanta gente pierde el rumbo y el fundamento; en el que la fidelidad del amor en el matrimonio y en la amistad es frágil y efímera; en el que desearíamos gritar, en medio de nuestras necesidades, como los discípulos de Emaús: «Señor, quédate con nosotros, porque anochece, porque las tinieblas nos rodean»; el Señor resucitado nos ofrece aquí un refugio, un lugar de luz, de esperanza y confianza, de paz y seguridad. Benedicto XVI, 22 de septiembre de 2011.


4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Durante este día no me voy a limitar a dar gracias a Dios, sino que quiero “ser” una ofrenda de alabanza.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Por eso yo ahora le respondo con mi oración.

Señor, mi respuesta hoy a tu palabra sólo puede ser de agradecimiento. Gracias, sobre todo, por habernos dado a Jesucristo. Sin El no sabríamos nada del Padre ni del Espíritu. Sin Él nunca podríamos haber disfrutado tanto con el amor del Padre y del Espíritu. Al decirnos que Tú eras la Puerta, querías decirnos que eras la puerta del verdadero amor, de la verdadera alegría, de la plena felicidad. Gracias, Señor.

miércoles, 1 de mayo de 2024

MES DE MARÍA - DÍA 01

 

Lectio Divina: 1 de mayo de 2024

 “Separados de mí no podéis hacer nada”

1,- Introducción.

Señor, hoy necesito que me hagas entender vivencialmente esta relación que se da entre la vid y los sarmientos. Una misma sangre de vida divina corre debajo de mi piel. Mi pobre, frágil y menesterosa vida humana está sostenida y alimentada por la Vida, la vida eterna. Sin Ti yo no soy nada. Contigo, tengo la misma vida de Dios. Deja que en esta oración caiga de rodillas y adore “desde el tiempo” tu Eternidad; “desde mi finitud”, tu Infinitud y “desde mi pequeñez” tu Inmensidad.

2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 15, 1-8

«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Lo esencial de nuestra vida cristiana no es saber que estamos unidos a Cristo como los sarmientos a la vid. Lo importante es vivirlo, experimentarlo, disfrutarlo. Separarse es arrancarse. Algo duele por dentro cuando me separo de Jesús. Separarse es “secarse”. Algo terrible pasa en mi vida cuando me separo de Jesús. ¿Para qué sirven unos sarmientos separados de la vid? Sólo para alimentar el fuego. Ningún tipo de madera es tan desechable, tan improductible. Sin Cristo, mi vida se va apagando, se va secando, se va muriendo. En cambio, el sarmiento unido a la vid, echa yemas, pámpanos, uvas. ¡Qué vida tan llena! Por otra parte, en la vida práctica, una vid sin sarmientos tampoco produce frutos. ¡Qué responsabilidad tan enorme! Dios ha querido salvar el mundo contando conmigo. Si me separo de Jesús, ¡qué decepción para Dios! Esperaba frutos sazonados y dio agrazones (Is, 5,4). Y el agrazón es la fruta que no ha madurado, la que deja un sabor amargo. ¿Es ése el sabor que voy a dejar a Dios, de mi paso por este mundo? No lo consientas. Señor. Haz que, al final de mi vida, te deje un buen sabor de boca.

Palabra del Papa

“Jesús es la vid y a través de Él –como la linfa en el árbol– hace llegar a los sarmientos el amor mismo de Dios, el Espíritu Santo. Es así: nosotros somos los sarmientos, y a través de esta parábola, Jesús nos quiere hacer entender la importancia de estar unidos con Él. Los sarmientos no son autosuficientes, sino que dependen totalmente de la vid, en la cual se encuentra el manantial de la vida de ellos. Así es para nosotros los cristianos. Insertados con el bautismo en Cristo, hemos recibido de Él gratuitamente el don de la vida nueva y podemos quedarnos en comunión vital con Cristo”. (Homilía de S.S. Francisco, 3 de mayo de 2015).

4.- Qué me dice este texto hoy a mí. (Guardo silencio).

5.- Propósito. Detenerme, a lo largo del día, y quedar sorprendido al constatar que por mis venas circula la misma vida de Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, quiero agradecerte el que me hayas hecho partícipe de tu misma vida. Lo único que me interesa es disfrutar de ese divino don que Tú me has dado. Y lo único que pretendo es dar buenos frutos, frutos sazonados de buenas obras. Quisiera morir como Tú: Con serenidad, con paz, tomando entre las manos el libro de la vida para cerrarlo diciendo: ¡Misión cumplida!

martes, 30 de abril de 2024

Lectio Divina: 30 de abril de 2024

 «Si me amarais, os alegraríais de que yo me fuera al Padre”


1.- Oración introductoria.    

Señor, soy un buscador empedernido. Te busco a Ti con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi ser. Te busco y te ansío; te busco y te deseo; te busco y, aunque a veces no te encuentro, sólo en seguir buscándote, encuentro paz y consuelo. Dame el gusto de encontrarte, o al menos, sigue aumentando en mí el anhelo de seguir buscándote.

2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 14, 27-31

Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: «Me voy y volveré a vosotros.» Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

En pocas épocas de la historia, la paz ha sido tan necesaria como ahora, porque nunca la violencia ha sido tan salvaje y devastadora. Pensemos en la guerra de Rusia contra Ucrania.  No pedimos cualquier tipo de paz sino la que nos da Jesús, Y para un judío la palabra hebrea Shalom significaba el resumen y cúmulo de todos los bienes mesiánicos. La paz de Jesús la ha bebido en las mismas entrañas de su Padre. Esa es la paz que crea comunión y hace felices a todos los que la poseen. Si los cristianos, especialmente en la Eucaristía, nos damos esa paz de Jesús, ¿Cómo es posible que después de comulgar tengamos esa agresividad, esa violencia, esa poca paciencia, esas palabras tan duras e hirientes? San Pablo nos diría: “Eso no es recibir el Cuerpo del Señor”. “Unas celebraciones así os hacen más mal que bien” (1Cor. 13,17). Por otra parte, qué consoladoras las palabras de Jesús: “Si me amaráis os alegraríais de que me fuera”. Sólo cuando estemos convencidos del amor que el Padre nos tiene, podremos ver la muerte como algo bueno, como lo mejor para nosotros. Y la mejor manera de vivir en paz y, sobre todo, de esperar también en paz “esa hora de la muerte” es tener experiencias del cariño que Dios, nuestro Padre, nos tiene.

Palabra del Papa.

“En este día mi deseo es que todos puedan conocer el verdadero rostro de Dios, el Padre que nos ha dado a Jesús. Me gustaría que todos pudieran sentir a Dios cerca, sentirse en su presencia, que lo amen, que lo adoren.?Y que todos nosotros demos gloria a Dios, sobre todo, con la vida, con una vida entregada por amor a Él y a los hermanos.?Y paz a los hombres.? La verdadera paz no es un equilibrio de fuerzas opuestas. No es pura «fachada», que esconde luchas y divisiones. La paz es un compromiso artesanal, que se logra contando con el don de Dios, con la gracia que nos ha dado en Jesucristo […] Hemos podido comprobar la fuerza de la oración. Y me alegra que hoy se unan a nuestra oración por la paz también creyentes de diversas confesiones religiosas. No perdamos nunca la fuerza de la oración. La fuerza para decir a Dios: Señor, concede tu paz al mundo entero. Y también a los no creyentes les invito a desear la paz, con un deseo que amplía el corazón, con la oración o el deseo, pero todos por la paz”. (S.S. Francisco, bendición Urbi et orbe, 25 de diciembre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra de Dios que acabo de meditar. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Hoy hacemos nuestro el deseo del Papa de pedir todos juntos por la paz del mundo.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Ahora yo le respondo con mi oración. Al terminar esta oración, siento la sensación de estar lejos, muy lejos de lo que significa creer en la palabra de Jesús. Por eso, Señor, te pido que me acerques a Ti, que tome el aire de tu Espíritu y viva en esa atmosfera maravillosa en la que te movías Tú. Dame tu Espíritu, tu soplo, tu aliento. Así podré experimentar la ternura de Dios, mi Padre. Así también podré quitar de mi corazón toda raíz de violencia y agresividad y disfrutar de esa paz paradisíaca.

lunes, 29 de abril de 2024

Lectio Divina: 29 de abril de 2024

 Mi yugo es suave y mi carga ligera.



1.-Oración introductoria.

Señor, te pido que me des un corazón humilde y sencillo, como el corazón de tu madre. Vengo hoy a ti no con la soberbia del fariseo que se creía mejor que los demás sino con la humildad del publicano que se sentía un gran pecador. No vengo a ti desde mi “exigencia” sino desde mi “indigencia”. No merezco que me des nada, pero sí pongo delante de ti mis manos vacías para que me las llenes.

2.- Lectura reposada del evangelio. Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-Reflexión

La alabanza de Jesús va dirigida a su Padre, Señor del cielo y de la tierra. Es muy importante esa vinculación que hace Jesús entre el Padre y el Creador. Jesús ha disfrutado como nadie de la Naturaleza porque para Él no existe “naturaleza muerta” sino que toda la creación es un regalo del Padre para nosotros. En la hoja del árbol, en canto del pájaro, en el ruido del agua, en la brisa del mar, Jesús descubre las huellas del Padre. Salir a la Naturaleza es empaparme de la ternura del Padre. Es más. Toda la creación me lleva de la mano a un Dios cada vez más grande. Toda la creación, como una rendija entre las nubes, me lleva a las profundidades del misterio de Dios que se revela “a la gente sencilla”. Sólo éstos conocen el paso de Dios por la Creación y por la Historia. Por otra parte, Jesús aparece como el verdadero descanso para los apóstoles. Y ¿dónde descansamos las personas? El verdadero descanso está en el amor. El niño descansa en los brazos de su madre; y el esposo con su esposa, y los amigos con sus amigos. Y toda persona está llamada a descansar en el corazón de Dios. “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón va de tumbo en tumbo mientras no descanse en Ti”.

Palabra del Papa.

La gente sencilla siempre tie­ne espacio para albergar el misterio. Tal vez hemos reducido nuestro hablar del misterio a una explicación racional; pero en la gente, el mis­terio entra por el corazónEn la casa de los pobres, Dios siempre encuentra sitio (Encuentro con el Episcopado brasileño, 27-7-13).


4.- Qué me dice a mí hoy este texto. (Guardo silencio)

5.-Propósito. Salir un rato al campo y disfrutar de la creación al pensar que ella es un bonito regalo del Padre para mí.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, por todo lo que he aprendido hoy en este rato de oración. Gracias por las pistas que me has dado para disfrutar de la Naturaleza, no como un geólogo, sino como un hijo de Dios. Las montañas nevadas y los anchos mares; los pájaros con sus trinos y los peces de mil colores, todo lo ha creado mi Padre Dios para que lo disfrutara. Y también para decirle: ¡Qué grande eres, Dios mío, y qué inmenso es tu amor! Yo te adoro y te alabo.

sábado, 27 de abril de 2024

Domingo 5º de Pascua: 28 de abril de 2024

 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos

INTRODUCCIÓN

Hay una estrecha vinculación entre la primavera y la Pascua. La primavera es como el “estallido de la vida”. Una vida que se derrama en miles de árboles y arbustos; en millones de capullos y flores. El que despertó esta vida no era un espíritu tacaño sino derrochador. Y de ese derroche, de esa sin medida, de ese despilfarro brota la belleza de la nueva vida. La Resurrección de Cristo es el estallido de la Vida. Una vida que estaba concentrada, aprisionada en el cuerpo de Cristo según la carne y que, en la Resurrección estalla y lo invade todo.  Cristo es “el que vive”. Alejarse de Él es alejarse de la vida, como el sarmiento que se separa de la vid.    

TEXTOS BÍBLICOS

1ª lectura: Hech. 9,26-31.                   2ª lectura: 1Jn. 3,18-24

EVANGELIO

Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

REFLEXIÓN

 1.– YO SOY LA VERDADERA VID.  Si dice Jesús que Él es la vid “verdadera” es que ha habido antes otra vid que no era la auténtica. En efecto, ya Isaías nos habla de un canto de amor de Dios a su pueblo. Y ese pueblo estaba significado por la viña (Is. 5,1-7). En el frontispicio del Templo de Jerusalén había una hermosa vid para significar a Israel. Este canto de gozo y de esperanza por parte de Dios, pronto se convirtió en canto de decepción. “esperó uvas y le dio agrazones” (v.2). Es la trágica historia de un pueblo elegido y mimado por Dios y sin embargo, no supo responder con amor sino con ingratitud.  Ese pueblo no era la vid verdadera.  Ahora la vid no va a ser un pueblo sino una persona: la persona de Jesús, la verdadera Vid.  Y esta nueva Vid dará el fruto que al Padre le agrada. Ahora este Viñador sí que puede soñar y cantar y danzar. “Jesús es el Hijo en quien el Padre ha puesto todas sus complacencias” (Mt. 3,17). 

2.– SIN MI NO PODÉIS HACER NADA. Jesús es tajante. No dice: sin mí podéis hacer poco. Sin Jesús no podemos hacer nada. A veces los cristianos hemos convertido el evangelio en un compromiso ético. Hemos puesto la esencia de la vida cristiana en el trabajo, el esfuerzo, el mérito.  Los cristianos nos hemos atrevido a todo: hasta hacer un cristianismo sin Cristo. Es verdad que podemos sembrar, labrar, regar, recoger. Pero nunca debemos olvidar que las plantas crecen con la caricia del sol, de la lluvia, del aire. Es decir, con la caricia de Dios. Lo importante es estar unidos a Cristo como los sarmientos a la vid. Que corra por nuestras venas la savia divina y así podemos esperar frutos.  La gloria, el orgullo del Padre es que demos frutos, frutos de caridad. Cuando estamos unidos unos con otros y todos con la vid, que es Jesús, el mismo Padre se emociona y dice: ¡Pedid lo que queráis!

3.- UNIDOS A CRISTO, NUESTRA VERDADERA VID, CANTEMOS EL CANTO QUE AGRADA AL PADRE. Voy a cantar” (Is. 5,1). Estamos acostumbrados a ver a un Dios hablando, predicando, caminando, llorando. Pero no nos imaginamos a un Dios “cantando”. Nos preguntamos: ¿quién canta? Es el mismo Dios. ¿Qué canta? Dios sólo sabe cantar un tipo de canciones: las canciones del amor. ¿A quien canta? A su pueblo. En el A.T. al pueblo de Israel. Ahora su pueblo es Jesús y los que están unidos a Él. ¿En qué tono canta? En tono mayor y en tono menor. En tono mayor cuando “permanecemos en Él” y estamos todos unidos como los sarmientos con la vid. Pero también canta en tono menor, cuando en vez de uvas damos agrazones. El agrazón es la uva que no ha madurado. Le duele a Dios que nos quedemos a la mitad del camino, que no lleguemos a la plenitud, que no cumplamos los sueños que, desde toda la eternidad, Él tenía sobre cada uno de nosotros.

PREGUNTAS

1.– Somos sarmientos. Pero, ¿en qué vid estamos implantados? ¿En la vid verdadera o en la falsa? ¿Permanezco fiel a Jesús?

2.- ¿Me creo que yo, sin Jesús, no soy nada? ¿Qué tengo que no haya recibido? ¿Entiendo la vida como un regalo? ¿Soy un don para los demás?

3.- ¿Vivo la vida como un bonito canto? ¿En qué tono estoy cantando? ¿Alabo a Dios en todo? ¿O me quejo de todo?