PARROQUIA SAN PÍO X, LOGROÑO.
Plaza San Pedro 2 . ---- 26006 Logroño ---- +34 607416529
miércoles, 8 de octubre de 2025
Lectio Divina: 9 de octubre de 2025
¡Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo!
1.- Oración introductoria.
Hoy, Señor, te pido más que nunca que me envíes tu Espíritu Santo. Sin Él yo no puedo rezar la oración del Padre Nuestro. Es verdad que en este día nos hablas de la necesidad que tenemos de rezar; pero déjame que te agradezca especialmente el detalle que has tenido de dejarnos esa maravillosa oración del Padre Nuestro. Es el compendio de la vida cristiana. Lo que caracteriza nuestra vida de cristianos es el sentirnos amados, atraídos, abrazados, envueltos en la ternura de un Dios que es Amor. Gracias, Señor, por tu desmedida, por tu despilfarro.
2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: «Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle», y aquél, desde dentro, le responde: «No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos», os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite. Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Es interesante conocer los tres verbos que usa Jesús para la oración. El que ora pide, busca y llama. En este pasaje no se dice qué es lo que se pide, qué es lo que se busca, por qué y dónde se llama. Lo importante es la actitud de pedir, de buscar, de llamar. El hombre recurre a Dios como un pobre, que necesita de la riqueza de Dios; como extraviado, que necesita volver al verdadero camino; como un descartado, sin techo y sin hogar, que necesita volver a la casa del Padre donde encuentra: comprensión, ternura, y lo que no podía imaginar: banquete, alegría, música, fiesta. Notemos la diferencia de este evangelio con relación a la versión de Mateo. Aquí se dice: “Cuanto más el Padre dará cosas buenas a los que se lo pidan” (Mt. 7,11). Lucas, ha cambiado el “cosas buenas” por el Espíritu Santo. La comunidad de Lucas ha descubierto que, entre las cosas buenas que el Padre nos puede dar, nada mejor que el Espíritu Santo. Hay una verdadera unión entre el Espíritu Santo y la auténtica oración. Nosotros no sabemos pedir. Es el Espíritu de Jesús, que habita dentro de nosotros, el que clama desde nuestro interior y nos ayuda a decir ABBA-PAPA. (Ro. 8,15). Es el Espíritu Santo el que nos lleva a la auténtica y verdadera oración: la de sentir el gozo, el estremecimiento, de poder hablar con Dios como un niño pequeño con su papá. Sin la ayuda del Espíritu Santo, incluso la oración del Padre Nuestro se puede convertir en una oración más, sin profundizar en la novedad que le dio Jesús.
Palabra del Papa
“Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra y al que llama, se le abrirá’. Pero se necesita, buscar y tocar a la puerta. Nosotros, ¿nos involucramos en la oración? ¿Sabemos tocar el corazón de Dios? En el evangelio Jesús dice: ‘Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!’ Esto es algo grande. Cuando oramos valientemente, el Señor nos da la gracia, e incluso se da a sí mismo en la gracia: el Espíritu Santo, es decir, ¡a sí mismo! Nunca el Señor da o envía una gracia por correo: ¡nunca! ¡La lleva Él mismo! ¡Él es la gracia! Lo que pedimos es un poco como el papel en que se envuelve la gracia. Pero la verdadera gracia es Él que viene a traérmela. Es Él. Nuestra oración, si es valiente, recibe lo que pedimos, pero también aquello que es lo más importante: al Señor”. (Cf. S.S. Francisco, 10 de octubre 2013, homilía en Santa Marta).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Silencio)
5.- Propósito: Hoy rezaré un Padre Nuestro, como si fuera la primera vez que lo hago. Y para ello, invocaré antes al Espíritu Santo.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Hoy, Señor, te quiero agradecer el haber entendido la necesidad que tengo del Espíritu Santo para rezar. Los judíos no se atrevían a rezar el Padre Nuestro. Esa familiaridad con Dios, era inaceptable para ellos. Fue necesaria la fuerza del Espíritu Santo para poder hablar con Dios como un niño: con esa sencillez, con esa cercanía, con ese encanto. Nunca te daremos gracias suficientes por el inmenso regalo de habernos revelado el verdadero rostro de Dios.
martes, 7 de octubre de 2025
Lectio Divina: 8 de octubre de 2025
Cuando oréis, decid: Padre…
1.- Oración introductoria.
Señor, hoy me toca rezar con un tema precioso: el de la oración que Tú mismo nos dejaste: la oración del Padre Nuestro. Santa Teresa nos cuenta que se “atascaba” en la primera palabra y no podía seguir. Con sólo pronunciar el nombre de “PADRE” se le henchía el corazón de afectos, sentimientos, emociones, y no cesaba de darte gracias por habernos dejado esta oración tan preciosa. Que yo también, Señor, la disfrute hoy y la convierta en carne de mi carne y vida de mi vida.
2.- Lectura reposada del Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Y sucedió que, estando Él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
En los evangelios, los textos hay que enmarcarlos dentro de un contexto. En este caso, por el hecho de haber puesto San Lucas esta oración dentro del esquema del viaje de Galilea a Jerusalén, nos está diciendo que no se puede concebir una vida cristiana sin oración. Pero todavía quedan dos contextos inmediatos: 1) Los discípulos le piden a Jesús una oración que los distinga como cristianos; lo mismo que los discípulos de Juan tienen la suya. Y Jesús les entrega el Padre Nuestro. Lo que distingue a un cristiano es ser hijo del Padre; sentir orgullo, emoción, gozo profundo al saber que Dios es nuestro Padre y nos ama con locura. 2) No olvidemos que los discípulos le piden a Jesús que les enseñe a orar: “Cuando terminó de orar en cierto lugar”. ¿Qué ha pasado? Los discípulos, cuando Jesús desciende del monte, ven que su rostro está transfigurado, mucho más que el rostro de Moisés. El rostro de Jesús rezuma dulzura, bondad. Jesús siempre es amable, pero después de haber pasado una noche en oración su corazón se derrite de ternura. Es entonces cuando los discípulos le piden que les enseñe a orar. Es como decirle: Maestro, métenos también a nosotros en esa esfera de intimidad donde te metes Tú. Y Jesús les enseña el Padre Nuestro. Jesús más que palabras les entrega “la experiencia inefable” que ha tenido Él con su Padre en el silencio del monte.
Palabra del Papa
“Para rezar no hay necesidad de hacer ruido ni creer que es mejor derrochar muchas palabras. No podemos confiarnos al ruido, al alboroto de la mundanidad, que Jesús identifica con “tocar la tromba” o “hacerse ver el día de ayuno”. Para rezar no es necesario el ruido de la vanidad: Jesús dijo que esto es un comportamiento propio de los paganos. La oración no es algo mágico; no se hace magia con la oración; esto es pagano. Entonces, ¿cómo se debe orar? Jesús nos lo enseñó: Dice que el Padre que está en el Cielo “sabe lo que necesitáis, antes incluso de que se lo pidáis”. Por lo tanto, la primera palabra debe ser “Padre”. Esta es la clave de la oración. ¿Es un padre solamente mío? No, es el Padre nuestro, porque yo no soy hijo único. Ninguno de nosotros lo es. Y si no puedo ser hermano, difícilmente puedo llegar a ser hijo de este Padre, porque es un Padre, con certeza, mío, pero también de los demás, de mis hermanos”. (Cf. S.S. Francisco, de 2013, homilía en Santa Marta)
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)
5.-Propósito: Hoy rezaré el Padre Nuestro como si fuera la primera vez que lo rezo.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor, por el regalo que nos dejaste al entregarnos esta bonita oración del Padre Nuestro. Con la primera palabra quitas de nosotros todos miedos, toda tristeza, toda desconfianza. Y es como para morir de alegría y emoción al sentir tu cariño y ternura de Padre. Tú quieres ser amado por nosotros; no quieres ser temido.