MÁRTIRES DE LA MISERICORDIA
Es estremecedor el relato de la muerte –por supuesto martirial—de las cuatro monjas, Misioneras de la Caridad que fundó la Madre Teresa. Y con ellas otras 14 personas que colaboraban en una residencia de ancianos en Yemen. Los atacantes esposaron a sus víctimas para después dispararlas en la cabeza. El grupo yihadista parecía tener buena información del asilo y de sus instalaciones. Dieciséis personas asesinadas cobardemente…
El yihadismo quiere abrirse a una guerra de religión ya que tanto las monjas como las demás personas ejecutadas eran consideradas como enemigas por hacer proselitismo cristiano en el Yemen. Está claro que su labor era solamente asistencial y así fue reconocido por todo el mundo en este país situado al sur de Arabia Saudita y a caballo entre el Medio Oriente y África.
El Papa definió el ataque «un acto de violencia insensata y diabólica». Y extendió «una particular bendición» a las Misioneras de la Caridad. Y según informaba Info-Vaticano “una de las cuatro monjas asesinadas una era hindú, sor Anselm, otras dos de Ruanda, sor Reginette y sor Margherite, y la última de Kenya, sor Judith. Su trágica muerte se suma a las de otras tres misioneras de la Caridad (las hindúes sor Zelia y sor Aletta, y la filipina sor Michael) asesinadas en 1988 en Hodeidah, otra ciudad del país”. Las misioneras llegaron a Yemen hace años a petición del gobierno yemení para atender a discapacitados del país. La decisión fue de la Madre Teresa y se produjo en 1973. Es obvio que la salvajada de los yihadistas llenó, por ejemplo, las redes sociales y, por supuesto, fue eje principal de la actualidad internacional de esa fecha del 4 de marzo. Y, desgraciadamente, muchos interlocutores de las redes sociales utilizaron la masacre de Adén, capital del Yemen, para extender fuertes planteamientos de intransigencia hacia los musulmanes lo cual, ciertamente es lo que desean los terroristas
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