Explotar a la gente en el trabajo para enriquecerse es transformarse en sanguijuelas y un pecado mortal. Con esta determinación lo aseguró el Papa Francisco en la homilía de la misa de este 19 de mayo en Casa Santa Martha, explicando las lecturas del día. En la carta de Santiago hay una fuerte advertencia a los ricos que acumulan dinero explotando a la gente. Así, el Papa ha precisado que “las riquezas en sí mismas son buenas” pero son “relativas, no son algo absoluto”.
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