Cáritas dedica este año su habitual Campaña de Navidad a profundizar en la invitación que viene difundiendo en los últimos meses de tomar parte activa en la construcción de una sociedad más justa. Para ello, bajo el lema “SÉ PARTE de la solución contra la pobreza”, se va a aprovechar el tiempo litúrgico del Adviento y la Natividad del Señor para anunciar un mensaje de esperanza y convocar a todos a ser parte de la acción de Cáritas contra la pobreza y la desigualdad.
Movilizar la generosidad
“Ser parte de Cáritas es un gesto de solidaridad que implica un profundo compromiso y una apuesta por una sociedad más justa”, se señala en los materiales que se han editado para difundir de forma masiva esta Campaña de Navidad a toda la base social de Cáritas, tanto a los actuales donantes, como a ciudadanos particulares, empresas e instituciones.
De hecho, uno de los principales objetivos de la campaña es movilizar la solidaridad económica del máximo número de personas para que se adhieran al compromiso de construir oportunidades para las personas más vulnerables y, de esta forma, pasar a “ser parte de la solución contra la pobreza”.
El rostro de la solidaridad
Cáritas quiere seguir fidelizando el apoyo de cientos de miles de colaboradores que, bien de manera gratuita, como es el caso de los 85.000 voluntarios, bien a través de la generosidad de los donantes, permiten desarrollar cada día sus programas de acción social para millones de personas empobrecidas, tanto en España como en terceros países.
Como atestiguan las cifras recogidas en la última Memoria anual de actividades, cerca de 4 millones de personas han sido acompañadas por las 70 Cáritas Diocesanas y las cerca de 6.000 Cáritas Parroquiales de nuestro país, con el sostenimiento de los 358 millones de euros invertidos en un amplio repertorio de programas sociales y proyectos de cooperación.
Ser parte de una Iglesia pobre y para los pobres
Con el lema “SÉ PARTE”, la Campaña de Navidad apela a la verdadera naturaleza de la misión de Cáritas, que es la de “dar respuesta a las realidades de pobreza y exclusión social de nuestra sociedad” y sentirse “animados por una misión permanente e irrenunciable: ser Iglesia pobre y para los pobres”. Es una invitación a ser agente de “escucha, acogida, acompañamiento y alivio de las personas y familias en riesgo de exclusión, a proteger su dignidad y a garantizar su acceso a los derechos humanos”.
Es una propuesta impregnada del sentido de la Navidad, una celebración en la que, como recuerda el Papa Francisco, “Dios, que nos convoca a la entrega generosa y a darlo todo, nos ofrece las fuerzas y la luz necesarias para salir adelante”.
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