1.- Oración introductoria.
Señor, déjame hoy ponerme de rodillas para hacer mi oración, pues el gesto tuyo de ponerte de rodillas y lavar los pies a los discípulos me enternece y me estremece. Dame la suficiente humildad para no creerme nunca más que nadie, que no ponga dificultades a la hora de lavar los pies a mis hermanos ya que tus mandatos son sagrados para mí y quiero cumplirlos.
2.- Lectura Del santo Evangelio según san Juan 13, 16-20
Después que Jesús lavó los pies a sus discípulos les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: El que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.
3.- ¿Qué dice el texto?
Meditación-Reflexión
“Sabiendo esto, seréis dichos si lo cumplís”. La verdad es que sabemos muchas cosas, demasiadas cosas, sobre Jesús y su Evangelio, pero no pasamos a la acción, nos quedamos en la pura doctrina. Y ésa es nuestra gran equivocación. ¿De qué me sirve a mí saber cosas excelentes del amor si no lo llevo a la práctica? Como dice San Pablo, el amor cuando es pura teoría, se convierte en “un metal que resuena o un címbalo que aturde” (1Cor. 13,1). El Señor nos habla muchas veces de felicidad, pero no la fundamenta en saber las cosas sino en “cumplirlas”. Las teorías sobre el amor, la humildad, el servicio, no nos hacen felices. Sólo si las cumplimos nos llenamos de una felicidad honda que nadie nos puede arrebatar.
Bonita la definición que se da Jesús de sí mismo: YO SOY. Indica plenitud, profundidad, estabilidad, eternidad. Sólo cuando nosotros, apoyamos nuestra debilidad, nuestra precariedad, nuestra fragilidad en Jesús, comenzamos a ser nosotros mismos. Estamos llamados a vivir para siempre en comunión con Él. Y esto por pura gracia, por puro regalo de Dios.
Palabra del Papa
“Es doloroso constatar cuando se cree que solo algunos tienen necesidad de ser lavados, purificados, no asumiendo que su cansancio y su dolor, sus heridas, son también el cansancio y el dolor, las heridas de toda una sociedad. El Señor nos lo muestra claro por medio de un gesto: lavar los pies y volver a la mesa. Una mesa en la que Él quiere que nadie quede fuera. Una mesa que ha sido tendida para todos y a la que todos somos invitados. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)
5.-Propósito. Voy a pasar hoy un día feliz haciendo con amor todo lo que Dios me pide.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, no sé qué sería de mí si no acudiera al Evangelio cada día. Mi vida sería vacía, superficial, tibia hasta el extremo de dar nauseas a Dios. Pero gracias al encuentro con tu Palabra, me voy renovando día a día. Hoy he aprendido dónde está la raíz de la profunda alegría: en el cumplimiento de tu evangelio. Y porque quiero ser plenamente feliz, desde hoy, voy a pasar del saber al practicar; de la teoría a la acción. ¡Ayúdame, Señor!
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