Pascua del Enfermo 5
de mayo de 2024
Dar esperanza en la tristeza
Dar esperanza en la tristeza
Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13)
En este VI domingo de Pascua la Iglesia española nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo. Una celebración que pone fin a la Campaña del Enfermo, que este año tiene como tema: “Dar esperanza en la tristeza”, y como lema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13). Hay muchos hermanos nuestros que, por diversos motivos, experimentan sentimientos de tristeza, desesperanza o desánimo. Ayudemos a volver la mirada al “Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo” (2 Cor 1, 3).
Oración de los Fieles: Elevemos nuestra oración a Dios Padre, de quien procede todo consuelo, recordando a cuantos padecen cualquier forma de sufrimiento. R. Padre, en Ti confiamos.
— Por la Iglesia: para que asumiendo su vocación maternal acoja en su seno a todos los que se sienten solos y haga presente el consuelo de Cristo. Oremos.
— Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio del dolor, sientan también la presencia cercana y maternal de la Iglesia. Oremos.
— Por todos los consagrados al servicio de los enfermos y mayores: para que su dedicación y entrega sea reflejo del rostro misericordioso del Padre para quien nos necesite. Oremos.
— Por nuestra comunidad cristiana, nuestra parroquia: para que se muestre siempre cercana a las necesidades de quienes padecen la tristeza sea un verdadero hogar de acogida, acompañamiento y servicio para ellas.
Oremos. Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén+++++++++++++++
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La Campaña del Enfermo de este año tiene en su centro “Dar
esperanza en la tristeza” con la preocupación por quienes padecen diversas
formas de sufrimiento psicológico. “La salud no
sólo se refiere al cuerpo, sino sobre todo a la integralidad de la persona con
todos sus componentes psicológicos, sociales, culturales, éticos y espirituales[1]. Necesitamos
reconocer las dolorosas condiciones en las que muchas personas se encuentran a
lo largo de su existencia y como a veces los llevan al límite de su fuerza física
y psíquica.
“El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones; todas sus relaciones; con Dios, con los demás —familiares, amigos, personal sanitario—, con la creación y consigo mismo”[2]. Sólo la amistad fiel y la cercanía fraterna pueden ofrecerles el “agua fresca” de la esperanza, que eleva y consuela. Cuidar al enfermo como “peregrinos de la esperanza”. Campaña que vivimos en el contexto de la preparación del jubileo de 2025. “Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza”[3].
La fe y la oración nos abren a la esperanza que permite no
sucumbir ante la tristeza y el, sufrimiento. “Comprendo a las personas que
tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero
poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse,
como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores
angustias"[4].
La oración, propuesta este año como preparación al Jubileo,
es una gran escuela de esperanza y deberá estar en el centro de la celebración
de la Pascua del Enfermo, particularmente en esta ocasión. Orar con los
enfermos y orar por los enfermos. Que puedan constatar que no están
solos ni abandonados, ni su vida es inútil, que son los llamados por Cristo, su
viva y transparente imagen[5].
Como Cristo está delante del rostro de Dios y pide por mí, así cada uno
presentamos delante de Dios a los enfermos. También será ocasión para descubrir
el valor de la oración de los enfermos. En una conferencia, Benedicto XVI
decía, refiriéndose a los enfermos, cómo su silencioso testimonio es un signo
eficaz e instrumento de evangelización para las personas que los atienden y
para vuestras familias, en la certeza de que ninguna lágrima, ni de quien sufre ni de quien está a su lado, se
pierde delante de Dios. Vosotros sois
los hermanos de Cristo paciente, y con El, si queréis, salváis al mundo”
Como al Papá Francisco nos “alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”[7]. Con la intercesión de María, hagamos en esta Pascua del Enfermo esa “gran sinfonía de oración” por cuantos padecen como consecuencia de la enfermedad y renazca en todos la esperanza del Resucitado.
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La Iglesia se acerca tradicionalmente en este
domingo, en el seno de sus comunidades parroquiales, al mundo de las personas
enfermas, sus familias y profesionales del mundo de la salud.
La Pascua del Enfermo (VI Domingo de Pascua) es el
final de un itinerario que se inicia el 11 de febrero, Jornada Mundial del
Enfermo. Este año la Campaña tiene como como tema: “Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas”
(Jer 31, 13) y como lema: “Dar
esperanza en la tristeza”.
Lectura reposada del evangelio Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron enseguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
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