¿Quién fue San Blas?
San Blas nació aproximadamente a mediados del siglo III en la ciudad de Sebaste, en Armenia, primera nación que adoptó la fe cristiana, pero cuyo territorio es hoy la actual Turquía. Según la tradición ejerció como médico antes de ser elegido obispo de esta misma sede, en la que igualmente derramaría su sangre como mártir por odio a la fe en las persecuciones de Diocleciano. Realmente se sabe muy poco de la vida de este santo, y son las tradiciones las que llenan este vacío. Las hay que dicen que ya siendo obispo se refugió en el Monte Argeo y otras que dicen que fue mientras vivía como un eremita allí cuando el pueblo le reclamó para que fuera su obispo.
Lo que sí parece claro es que fue elegido obispo por aclamación tanto por el clero como del pueblo, y ejerció su ministerio episcopal en una dura etapa de persecución de Roma.
De este modo, la tradición cuenta que el obispo Blas durante esta persecución se refugió en el Monte Argeo manteniendo desde allí en secreto contacto con los fieles, mientras les fortalecía en aquellos tiempos tormentosos.
Tan sólo una vez abandonó aquel lugar, para visitar de manera secreta a San Eustracio en la cárcel la noche antes de que fuera martirizado. Logró sobornar al carcelero para que le dejara entrar y pasar las últimas horas con el que era su fiel. Durante toda aquella noche le confortó, le dio la Eucaristía y le habló del cielo.
Al regresar a las montañas siguió viviendo en oración, y al no haber fieles a los que enseñar la Palabra de Dios o a los que curar enfermedades, cuenta la tradición que los animales acudían a su cueva para hacerle compañía. Se habla de grandes fieras como leones y osos, y otras más pequeñas como conejos y liebres.
Precisamente, rodeado de animales es como lo habrían encontrado los soldados del prefecto Agrícola cuando buscaban por el monte Argeo fieras para el circo romano. Fue llevado a la presencia del procurador y allí se le juzgó por blasfemo. Le dieron la oportunidad de salvarse si encendía incienso a los dioses romanos. Como el obispo se negó fue brutalmente apaleado y colgado de un madero. Como seguía sin renegar de su fe destrozaron su cuerpo con garfios de hierro. Fue martirizado pero San Blas no renegó de Dios.
Amigos suyos recogieron discretamente su cuerpo y lo enterraron con respeto. Sobre el sepulcro se levantó un templo. Desde allí su culto y sus reliquias se extendieron por todo el mundo.
¿Cuál fue el milagro que hizo San Blas?
Aunque heroica fue su fe y su martirio, la devoción popular a San Blas se debe al milagro que la tradición le atribuye que hizo horas antes de que fuera asesinado. Ya detenido y golpeado los soldados le trasladaban por Sebaste atado con cadenas mientras los habitantes de esta ciudad le salían al paso. Conocido además de por su fuerza espiritual por sus dotes de médico, las actas martiriales de San Blas relatan que una mujer se le acercó llena de angustia con su hijo ya moribundo. Una espina se le había clavado en la garganta y se estaba muriendo ahogado.
Con su hijo agonizante en brazos le dijo al obispo preso: “Siervo de Jesucristo apiádate de mi hijo. Es mi único hijo”. Y San Blas escuchó a la mujer, se acercó a ella pese a estar encadenado e impuso las manos sobre el niño trazando la señal de la cruz sobre su garganta. Durante unos segundos rezó por él y repentinamente el niño se repuso, arrojando la espina que tenía clavada.
-¿Por qué San Blas es el patrono de los laringólogos y protege de los males de la garganta?
A partir del milagro de la curación del niño que tenía clavada la espina en la garganta surgió la devoción a San Blas en todo los relacionado con los males de garganta y los atragantamientos, especialmente a partir de la Edad Media, cuando su culto se extendió por toda Europa, devoción que llega a la actualidad.
San Blas irá siempre unido a la zona del cuerpo en la que se produjo el milagro. Es patrono de los laringólogos y los otorrinos, pero también es protector ante los ahogamientos y atragantamientos, sobre todo de niños. Cuando un niño se atraganta, se suele decir "San Blas, pásale por detrás", o "San Blas bendito, que se ahoga este angelito". También lo es de todos los males de garganta y respiratorios, amigdalitis o del dolor de muelas…
¿Qué tradiciones son típicas en San Blas?
Al ser un santo popular el refranero está lleno de referencias a San Blas, que se celebra el 3 de febrero. Además de la de “San Blas bendito, que se ahoga este angelito” es frecuente escuchar expresiones como: "Por San Blas, si ya no lo has sembrado, siembra tu ajar”, "Por San Blas, una hora más" o "Por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres: año de nieves".
Una de las tradiciones más arraigadas y bellas relacionadas con San Blas se celebra cada 3 de febrero en numerosas iglesias. Es la bendición de las roscas de San Blas, panes que se llevan a la iglesia para que sean bendecidos por el sacerdote y que protegen de los males de garganta.
Otra de estas tradiciones es la del cordón de San Blas. En muchas iglesias, al igual que ocurre con las roscas, se bendice un cordón de algodón que luego se pone al cuello, y que protegerá de posibles catarros o enfermedades de garganta.
ORACIÓN:
Oh Dios, líbranos por la intercesión de tu santo obispo y mártir Blas, de todo mal del alma y del cuerpo, especialmente de todos los males de la garganta; y concédenos la gracia de hacer una buena confesión con la esperanza segura de obtener tu perdón, y alabar siempre con labios dignos tu santísimo nombre. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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