sábado, 22 de abril de 2017

II DOMINGO DE PASCUA / A

Resultado de imagen de SAN JUAN 20, 19- 31
 

¡Dios Mío, y Señor Mío!
 
Este domingo Segundo de Pascua se llama también de Tomás porque aparece ese magnífico relato de Juan Evangelista sobre el descreimiento del apóstol Tomas. Y que contiene su posterior y conmovida conversión que le lleva a exclamar ese “¡Dios Mío y Señor Mío!”, jaculatoria bellísima que ha llenado la boca de millones de cristianos en todos los tiempos. Hemos de disponernos a celebrar la Pascua con gran consciencia y dedicación. Y así contemplar la Gloria de Jesús, su Resurrección, anuncio de la que, un día, nos llegará a todos nosotros. Y debemos un intenso Segundo Domingo de Pascua, también es la Fiesta de la Divina Misericordia, instituida ya hace unos años por San Juan Pablo II.
 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19- 31
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-- Paz a vosotros.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
-- Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
-- Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
-- Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
-- Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
-- Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
-- ¡Señor Mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
-- ¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
 
Palabra del Señor

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