En esta mañana de Lunes Santo, a las 11 de la mañana, en la Concatedral de Santa María de La Redonda, se ha celebrado la Misa Crismal, signo sacramental de la comunión de todo el Pueblo de Dios, de su dignidad sacerdotal, profética y real.
En ella se ha consagrado el crisma y se han bendecido los óleos, signos de misericordia, de fortaleza, de júbilo, de belleza, de amor y de paz.
En ella, ante nuestro Obispo y la comunidad cristiana, nuestro sacerdotes han renovado su compromiso sacerdotal.
+ El Santo Crisma. La palabra “crisma” es griega y denomina un ungüento aromático mezcla de aceite de oliva (que representa la fortaleza) y bálsamo oloroso (cuyo aroma representa el suave olor de la vida cristiana).
Su etimología proviene de “chrio”, ungir, que ha dado origen al término “Cristos” que significa “El Ungido”. De ahí deriva la palabra Cristo, con la que designamos al Salvador.
La unción con el crisma representa la plena difusión de la gracia. Significa que los cristianos, injertados por el bautismo en el misterio pascual de Cristo, han muerto, han sido sepultados y resucitados con él, participando de su sacerdocio real y profético, y recibiendo por la confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo, que se les da.
Con este crisma son ungidos los nuevos bautizados en la coronilla tras el baño del agua. También son signados en la frente los que reciben la confirmación para significar la donación del Espíritu. En la ordenación de presbíteros y obispos se ungen las manos de los presbíteros y la cabeza de los obispos. Por último con el crisma se ungen las paredes y los altares en el rito de la consagración de iglesias.
+ El Oleo de los Catecúmenos, usado para ungir a los que están preparándose para el Bautismo. Este óleo extiende el efecto de los exorcismos, para que los bautizandos reciban la fuerza para renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de la fuente de la vida.
+ El Oleo de los Enfermos, comúnmente se abrevia: O.I. (Oleum Infirmorum) usado en el Sacramento de la unción de los enfermos, éstos son aliviados en sus enfermedades. El óleo de los enfermos remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal, y conseguir el perdón de los pecados. No sólo está indicado para los moribundos: también es aconsejable ungir a los enfermos graves o ancianos ya muy deteriorados en su salud. Lo anterior implica que puede recibirse más de un vez, si hay mejoría y posterior agravamiento.
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