sábado, 20 de mayo de 2017

CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS / PASCUA DEL ENFERMO 2017


Pascua del Enfermo, 21 de Mayo de 2017

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Celebración Comunitaria de la Unción de Enfermos en la Misa de12:00 en la Parroquia San Pío X.

LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

 
La Unción de los enfermos, sacramento de salvación y de curación. La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos.
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La Iglesia celebra  el 21 de mayo la Pascua del enfermo. El departamento de Pastoral de la Salud, dentro de la Comisión Episcopal de Pastoral, ha editado los materiales, que llevan el mismo lema, “Salud para ti, salud para tu casa” (1 Sam 25,6)
 
 
 
 
 


MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL 


MENSAJE DE LOS OBISPOS  
              
            Pascua del Enfermo, 21 de Mayo de 2017
 
PASTORAL DE LA SALUD Y ECOLOGÍA INTEGRAL “Salud para ti, salud para tu casa” (1 Sam. 25,6)
 
 La resurrección del Señor es el acontecimiento culmen de la vida de Cristo. Esa Vida se hace presente también en la celebración de la Pascua del Enfermo. Acogiendo la llamada del Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si, en esta Campaña 2017 queremos responder a los desafíos de la salud más allá de la atención a los enfermos. Jesucristo curó a los enfermos, pero también nos trajo con la salvación un estilo de vivir que es sanante, y llama a “ dar vida y vida en abundancia” (Jn.10,10). Es una llamada a prevenir la enfermedad, a cuidar de los hermanos y del entorno en que vivimos para dar salud.
 
 1. El Papa Francisco alerta sobre las consecuencias para la salud que están generando las agresiones al medio ambiente, la falta de una ética ecológica y la no atención a los riesgos medioambientales. especialmente para los más pobres (cf. LS.20,21,29,183). Consecuencias que se convierten en enfermedades y sufrimiento,
 
 2. En España tenemos en la memoria los casos del petrolero Prestige, las minas de Alnazcóllar, Seseña o los constantes incendios. Todos ellos desastres ecológicos, con repercusiones sobre la salud de sus poblaciones, y que podrían ser evitados. Pero a la vez constatamos otros riesgos que –por habituales- solemos no dar tanta importancia. Así, estamos expuestos a los efectos perjudiciales sobre la salud de: la contaminación atmosférica en nuestras grandes ciudades, la radiación solar, los contaminantes químicos, las radiaciones ionizantes, electromagnéticas o acústicas, la exposición al gas radón, o los efectos de las olas de calor y frío. Todos ellos son factores de enfermedades tales como el cáncer, asma, neumopatías, enfermedades neuro - psiquiátricas o cardiovasculares, cataratas, sordera u otras. Más de 1,7 millones de niños mueren al año en el mundo por estas causas , y en España 80.000 personas enferman anualmente por exposiciones en su lugar de trabajo .
 
3. El Papa nos recuerda que todo está conectado (cf. LS.91). Pensar en los enfermos y los pobres como centro de las preocupaciones del Señor y de la Iglesia nos exige trabajar por un  ambiente que promueva su salud. Una pastoral de la salud con mirada preventiva que informe de los riesgos a los que estamos expuestos y ello nos lleve a evitarlos. Pues “la acción de la Iglesia no sólo intenta recordar el deber de cuidar la naturaleza, sino que al mismo tiempo debe proteger sobre todo al hombre” (LS.79).
 
4. Así, la cultura del descarte y de la indiferencia hace que en muchas ocasiones las decisiones empresariales o políticas no tengan en cuenta la salud de áreas poblacionales más pobres o rurales, y en aras de un supuesto interés mayor se juegue con la salud de éstos. De hecho, la degradación ambiental tiene mucho que ver con una degradación ética y social. Por ello, necesitamos imperiosamente que la economía y la política se pongan al servicio de la persona, especialmente la más débil y amenazada. (cf. LS.48,189).
 
5. Teológicamente vemos, en la Sagrada Escritura, cómo Dios Padre crea un mundo armonioso donde el hombre puede vivir saludablemente en él. Es la acción pecaminosa de éste la que rompe con los demás y con la naturaleza, de modo que sufrirá sus consecuencias hasta que no se convierta y reconstruya esa armonía (cf. Gen.1-2). Pero Cristo nos devuelve la salvación, un nuevo modo de vivir a semejanza de Dios, en una relación plena con todo, que culminará en “un cielo y una tierra nueva (…) donde ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor ” (Ap.21,1.4). Esta es nuestra tarea, llamar a la conversión y comunicar la buena noticia de la salvación, que se convierte al mismo tiempo en salud para la persona.
 
6. Así, pastoralmente, invitamos a nuestras diócesis y parroquias a coger el testigo de ser custodios de los dones que Dios ha puesto en nuestras manos y, gracias a ello, aliviar los sufrimientos de nuestros hermanos. Custodiar a las personas es una de las tareas más bellas que el Señor nos ha concedido, y los que vivimos esta misión en el día a día con nuestros hermanos enfermos lo atestiguamos, damos gracias a Dios por ello, y os invitamos a todos a vivirlo.
 
 7. Para hacer realidad este objetivo debemos, en primer lugar, atrevernos a vivir una conversión ecológica que contemple e imite el modo de relacionarse de Cristo con el mundo que le rodeaba, apostar por un estilo de vida donde la felicidad no se busque en las cosas ni en el consumir, y vivir una espiritualidad y una mística evangélicas que modulen nuestro pensar, sentir y vivir en relación con lo creado y con los hermanos enfermos.
 
  8. Unas vivencias individuales que, así mismo, creen acciones comunitarias de denuncia de riesgos sanitarios, fomento de estudios de impacto sobre la salud, promoción de actitudes y políticas saludables, apuesta por colocar siempre a las personas en el centro de la economía, y una sensibilización y formación que, desde la familia, la escuela y la Iglesia construya una ‘cultura del cuidado’ hacia la naturaleza, pero en especial hacia las personas más frágiles.
 
 9. Esta línea de promoción de la salud no excluye que sigamos trabajando en el día a día por hacer llegar a los que sufren la presencia de Cristo, salud de los enfermos. Especialmente a aquellos que han enfermado por factores relacionados con la degradación ambiental. Damos gracias a todas las familias, sacerdotes, profesionales de la salud, voluntarios parroquiales, que estáis al lado de cada enfermo. Gracias por vuestro generoso servicio y testimonio. Así com o a cada enfermo, que con su modo de vivir el sufrimiento se convierte en testigo del Evangelio para los demás.
 
10. En este mes de mayo, además, hemos celebrado el Día del Trabajo. En las empresas se juegan muchos de los riesgos para la salud, es por ello que quisiéramos pedirles que pongan todos los medios de seguridad para que éstos se reduzcan al mínimo. Pensamos en las grandes empresas pero también en los trabajos agrarios, donde están tan expuestos a pesticidas y otros tóxicos. Corresponde a los directivos, pero también a los propios trabajadores, ser sensibles a ello. La Iglesia quiere que sepáis que siempre estaremos para acompañaros y defender vuestra salud.
 
11. Es también el mes de María. Nos unimos a ella como Madre de la salud que cuida especialmente de los niños y las mujeres, primeras víctimas más frágiles ante estos factores. Pero, al mismo tiempo, esas mismas mujeres son el rostro de la lucha por la salud y de la relación armónica con la naturaleza, los demás y Dios; rostros del cuidado de la fragilida d humana, y testigos de la dignidad de cada persona desde el inicio al fin de sus vidas. 
 
 12. Para concluir, pedimos al Padre que nos ilumine a todos en este camino, que abra nuestros ojos y nuestro corazón para poner en el centro de nuestra vida los sufrimientos de los más débiles, y haga de nosotros verdaderos custodios del Reino que Él quiere para todos . 
 
Los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral 
 D. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo  D. Francesc Pardo Artigas, Obispo de Girona D. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva  D. Santiago Gómez Sierra, Obispo Auxiliar de Sevilla D. Luis Javier Argüello García, Obispo Auxiliar de Valladolid
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PASCUA DEL ENFERMO
                                                      Pastoral de la salud y ecología integral
          “Salud para ti, salud para tu casa”  (1 Sam.25,6)
                    L I T U R G I A     21 de mayo  2017  
 
La Pascua del Enfermo (VI Domingo de Pascua) es el final de un itinerario que se inicia el 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo.
  • La Campaña se centra en la Prevención de la enfermedad, a raíz de la llamada que el Papa Francisco nos hace en la Encíclica Laudato Si, alertando de los riesgos que el deterioro del medio ambiente tiene para la salud. Así como los beneficios sanitarios que produce un cuidado del entorno ambiental.
  • La Iglesia española se acerca tradicionalmente en este domingo, en el seno de sus comunidades parroquiales, al mundo de los enfermos, sus familias y los profesionales sanitarios, así como mostrando el rostro de Cristo curando y acompañándoles.
  • La importancia de los símbolos en las celebraciones: el tema propuesto nos llama a resaltar varios posibles signos: el Cirio pascual como luz de Cristo que ilumina nuestra acción y nuestra esperanza; el Espíritu Santo, como defensor ante las dificultades y angustias de la enfermedad; cualquier signo de la naturaleza (planta, fuente, paisaje,…) para mostrar el regalo que Dios nos ha hecho como casa de todos, y origen de nuestra salud; y los signos naturales que ya se utilizan en la liturgia (pan, vino, aceite,…).
  • También se puede y debe usar:
    • Cartel y estampa de la Campaña,
    • Subsidios litúrgicos,
    • Signos propuestos.
 Monición de entrada
Desde hace 32 años la Iglesia española celebra la Pascua del enfermo el VI domingo de Pascua. El tema de este año es “Pastoral de la salud y ecología integral”.
Con él, queremos centrarnos en la Prevención de la enfermedad, a raíz de la llamada que el Papa Francisco nos hace en la Encíclica Laudato Si, alertando de los riesgos que el deterioro del medio ambiente tiene para la salud; así como los beneficios sanitarios que produce un cuidado del mismo.
Cuidar que el ambiente en que vivimos sea sano, produce salud; al contrario, vivir en un medioambiente degradado es origen de muchas enfermedades. En esta Campaña queremos, pues, tomar conciencia de esto, sabiendo lo que ya nos recuerda el refrán “más vale prevenir que curar”.
Ante ello, la Iglesia estamos llamados a sensibilizar y alertar de los riesgos, a denunciar aquellas situaciones medioambientales perjudiciales, así como a cuidar y curar a quienes se han visto afectados por enfermedades relacionadas con la degradación medioambiental.
Con este deseo, y uniéndonos a Cristo Resucitado, (acogemos también en esta celebración a los hermanos que van a recibir el Sacramento de la Unción).
Con alegría y gozo, iniciamos esta celebración.
 
 Sugerencias para la Homilía
  1. Las lecturas del día
Hch. 8,5-8.14-17: Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo. En la evangelización de la Iglesia naciente se nos muestra la necesidad de la fuerza del Espíritu Santo para llevar a cabo la misión universal.
Esta evangelización se expresa con signos, entre los que destacan las curaciones, la atención a los enfermos, tal como había sido una constante en la vida de Jesús. Hoy uno de esos signos debe ser trabajar por evitar enfermedades, cuidado el entorno en el que vivimos; reduciendo lo más posible el número de enfermos.
Todo esto provoca Alegría. Es la alegría del Resucitado que sigue dando Vida. Es por ello que en nuestra misión eclesial con los enfermos –párrocos, grupos parroquiales de pastoral de la salud y cristianos todos- no podemos quedarnos en la tristeza del sufrimiento, sino llevarles la Buena Noticia y el testimonio alegre del Resucitado, “aún cuando hay que sembrar entre lágrimas” (EG.10).
Sal. 65,1-3a.4-5.6-7a.16.20: Aclamad al Señor, tierra entera. El salmista nos invita a descubrir las maravillas que el Señor ha hecho, también en la creación, donde ha preparado todo al servicio de sus hijos, y a saltar de alegría.
En la experiencia de la enfermedad es común la oración de petición, pero mucho menos lo es la de alabanza y acción de gracias. En este salmo se nos invita a alabar a Dios por sus grandes obras a favor de los hombres (v.5), y también a favor de cada uno, personalmente (v.16).
 1P. 3,15-21: Como era hombre, lo mataron, pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. En este texto Pedro habla a la comunidad sobre los sufrimientos pastorales y sociales que tienen que afrontar, y cómo afrontarlos.
Indica que el cristiano, apoyado en Cristo, está llamado a dar razón de su esperanza, con palabras y con la propia vida; especialmente desde un estilo sin miedos, con delicadeza y respeto.
Un texto que puede ser estímulo de vida para cada enfermo y familia. Confiados en el Resucitado, damos razón de por qué vivimos y actuamos así, con esperanza y sin miedos.
Jn. 14,15-21: Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor. Se sitúa este texto dentro de la última cena de Jesús el cual les está dirigiendo un discurso de despedida en intimidad a sus discípulos. Parece como si estuviéramos escuchando las últimas voluntades de un ser querido al pie de la cama. Jesús no está enfermo, pero sabe que va a morir, por eso quiere tranquilizarlos y darles esperanza.
Acaba de predecirles la traición de Judas y la negación de Pedro, y pedirles que sirvan y se amen unos a otros. De decirles directamente que lo van a traicionar y abandonar en el peor momento, pero Él no se lo tendrá en cuenta, pues Él es siempre fiel, jamás nos abandona, por eso nos deja al Espíritu Santo “defensor”. Su promesa sigue fiel, una ‘promesa de presencia’ que dura por siempre.
También el Papa nos invita en Laudato Si a ser ‘defensores de los pobres y frágiles’, pues generalmente son los que más sufren las consecuencias de la degradación medioambiental (cf.LS.48,79,91).
 Rito del Sacramento de la Unción: (allí donde haya personas enfermas para recibir el sacramento)
Imposición de las manos. El sacerdote/obispo, en silencio, les impone las manos.
Si el óleo está ya bendecido, dice sobre él una oración de acción de gracias:
Bendito seas Dios, Padre todopoderoso, que por nosotros y por nuestra salvación enviaste tu Hijo al mundo.
  1. Bendito seas por siempre, Señor.
  2. Bendito seas Dios, Hijo unigénito, que te has rebajado haciéndote hombre como nosotros, para curar nuestras enfermedades.
  3. Bendito seas por siempre, Señor.
  4. Bendito seas Dios, Espíritu Santo Defensor, que con tu poder fortaleces la debilidad de nuestro cuerpo.
  5. Bendito seas por siempre, Señor.
   Mitiga, Señor, los dolores de estos hijos tuyos, a quienes ahora, llenos de fe, vamos a ungir con el óleo santo; haz que se sientan confortados en su enfermedad y aliviados en sus sufrimientos. Por Jesucristo, nuestro Señor.Amén.
El sacerdote toma el santo óleo y unge al enfermo en la frente y en las manos, diciendo una sola vez:
 POR ESTA SANTA UNCIÓN Y POR SU BONDADOSA MISERICORDIA TE AYUDE EL SEÑOR CON LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. (Cruz en la frente)
AMÉN.
 PARA QUE, LIBRE DE TUS PECADOS, TE CONCEDA LA SALVACIÓN Y TE CONFORTE EN LA ENFERMEDAD. (Cruz en la palma de las manos)
  1. AMÉN.
Después dice esta oración:
Oremos.
Te rogamos, Redentor nuestro, que por la gracia del Espíritu Santo, cures el dolor de estos enfermos, sanes sus heridas, perdones sus pecados, ahuyentes todo sufrimiento de su cuerpo y de su alma y les devuelvas la salud espiritual y corporal, para que, restablecidos por tu misericordia, se incorporen de nuevo a los quehaceres de su vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.]
 Oración de los Fieles: (puede escogerse alguna de las preces propuestas o todas)
Elevemos nuestra oración a Dios Padre, en quien ponemos nuestra confianza en este tiempo Pascual. Lo hacemos por mediación de María, salud de los enfermos, respondiendo:
  1. Señor resucitado, escúchanos.
  • Por la Iglesia: para que ésta se muestre cercana a las angustias y esperanzas de los hombres, y promueva un estilo de vida y de mundo saludable.
  • Por la creación entera, obra preciosa del Padre, tantas veces degradada por las ambiciones y pecados de los hombres: para que, a través de nuestra acción, se convierta de nuevo en hogar habitable, en casa común del Padre para todos. Oremos.
  • Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando a Cristo Resucitado como su Defensor, se llenen siempre de esperanza y vida.
  • Por los enfermos a causa de problemas medioambientales: para que sientan que la Iglesia los tenemos en el centro de nuestras preocupaciones, y que su ejemplo nos motiva para seguir luchando por la prevención. Oremos.
  • Por las familias de los enfermos, los profesionales sanitarios, los voluntarios, y todos aquellos que les atienden y cuidan, para que se conviertan en el rostro de Jesús al lado de quien sufre.
  • Por nuestra comunidad cristiana: para que lleve a cumplimiento las palabras de Jesús: “nunca os dejaré huérfanos”, y se convierta en hogar y familia para todos, especialmente aquellos que están más solos o no tiene una familia a su lado. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración y danos tu Espíritu de vida, para que nos mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos comprometamos, sin miedo, a acompañarles. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
 
ORACIÓN:
Dios Padre, amigo de la vida,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar y cuidar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca nuestros corazones
y enséñanos a descubrir el valor
de cada persona y de cada cosa,
porque todos somos custodios
de la salud de nuestros hermanos
y de la salud del mundo. Amén
 

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