Los viñadores asesinos
En el evangelio de este Domingo 27 del Tiempo Ordinario, el evangelista San Mateo va narrando los últimos combates del Maestro de Nazaret contra los responsables del poder religioso judío, que buscaban matarle. Jesús de Nazaret, por el contrario, aceptaba la lucha no por Él, sino por ellos. Pensaba que, tal vez, haciéndoles ver la cruda realidad se convirtieran. Pero no fue así. Jesús profetizó su muerte en la parábola de los viñadores asesinos. Y, en efecto, le sacaron de la viña del Señor –de Jerusalén— y le mataron fuera como también profetizó mucho antes la Escritura.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 5, 1-7
En la primera lectura el profeta Isaías hace una amonestación a la gente de su tiempo, la cual, hoy, nos interpela hoy a nosotros: son los frutos los que cuentan, son las obras las que tienen valor a los ojos de Dios. No sirve que seamos conocedores de todos los dogmas, ni de las verdades, ni de los poderes, si no producimos los frutos que el Reino quiere, el Señor se quedará triste al contemplar hoy su viña. Y los frutos del Reino son: verdad, justicia, paz, perdón, acogida a los despreciados... y todo esto hecho desde la vida.
S.- El salmo 79 es una súplica del salmista para que el Señor Dios restaure el Reino de Salomón, el momento más glorioso de Israel. La viña es la alegoría de la familia del Señor, citada muchas veces en el Antiguo Testamento. Hoy, este salmo 79, que proclamamos guarda una completa correspondencia con el Evangelio y con la primera lectura.
2.-LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES 4, 6-9
Hay que poner nuestra confianza en el Señor, como dice la segunda lectura, sacada de la Carta San Pablo a los Filipenses. Hoy se respira una gran falta de fe, la vida de muchos está marcada por la ansiedad y la angustia, y Pablo de Tarso nos apremia a que recuperemos la fe perdida; y él mismo nos dice como encontrarla: en la oración.
3.- El Evangelio de San Mateo nos cuenta como se aperciben los jefes de los sacerdotes y los fariseos de que las palabras de Jesús, que narran la parábola de la viña y de sus arrendadores asesinos, se refieren a ellos. También hoy se refieren a nosotros, pero, ¿somos capaces de reconocer que se refieren a nosotros, a nuestros graves delitos? No, porque, normalmente, cuando oímos en boca de Jesús cosas que no nos gustan, siempre creemos que las dice por los demás o para personas que otras épocas. Jesús de Nazaret nos habla directamente a nosotros, todos los días, a todas las horas.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 21, 33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y, agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Le contestaron:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a sus tiempos».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Palabra del Señor.
MONICIÓN DE
ENTRADA
Buenos días a todos. La Eucaristía, un domingo más, nos invita a vivir como
auténticos hijos de Dios. ¿Os imagináis un rosal sin rosas? ¿Una casa sin vida?
¿Un río sin agua? ¿Un bosque sin árboles?
A veces, los cristianos, podemos decepcionar a Dios. Es decir; no agradarle y hacer lo contrario a lo que El espera y quiere para nosotros. Hoy, es bueno pensarlo, la viña del Señor, somos nosotros. Venimos aquí para que El nos cuide y corte aquello que estorba nuestro crecimiento espiritual y nuestra amistad co
n El.
Pidamos
a Jesús que lo acojamos, que no lo dejemos fuera de nuestra vida y, sobre todo,
que lo que decimos y hacemos vaya de acuerdo con nuestra fe. ¿Lo intentamos?
Recibamos al sacerdote con el canto.
PENITENCIAL
1. Nuestra vida cristiana está llamada ser una vida de ALEGRIA. Pidamos al
Señor perdón porque nos cuesta sonreír y compartir nuestro gozo con los demás.
SEÑOR, TEN PIEDAD
2
. Ser amigo de Jesús significa vivir como el vivió. ¿Por qué nos cuesta tanto realizar obras buenas y, en cambio, preferimos el camino del mal? C
RISTO, TEN PIEDAD
. Ser amigo de Jesús significa vivir como el vivió. ¿Por qué nos cuesta tanto realizar obras buenas y, en cambio, preferimos el camino del mal? C
RISTO, TEN PIEDAD
.3. Creer en Dios nos exige trabajar por la paz, por la justicia. ¿Buscamos
el bien de los demás o sólo el nuestro? SEÑOR, TEN PIEDAD
MONICIÓN A LAS
LECTURAS
Dios, a pesar de nuestros desaciertos, confía en
nosotros y no nos paga con nuestra misma moneda y, además, nos llama a
distinguir entre el bien y el mal y, sobre todo, a que florezcan en nuestras
palabras y obras, los frutos del evangelio. No podemos decir que “amamos a
Dios” y a continuación vivir en contra de su voluntad. Escuchemos atentamente
las tres lecturas de este Domingo.
HOMILÍA
1.- La viña del Señor es la casa de Israel. Esta frase del salmo 79, que repetimos en el salmo responsorial, resumen los textos de la primera lectura del profeta Isaías y el texto del evangelio según san Mateo. Empezando por la primera lectura del profeta Isaías, diremos que este fervoroso y literariamente bello canto del profeta Isaías a la viña del Señor se refiere, evidentemente, al pueblo de Israel. Dios había esperado de su pueblo derecho y justicia, pero su pueblo le respondió con asesinatos y lamentos. Aplicándonos nosotros este texto a nosotros mismos, debemos preguntarnos ahora si nosotros hemos respondido siempre con derecho y justicia, es decir, con fidelidad, a la oferta de salvación que el Señor nos ha hecho repetidamente a lo largo de nuestra vida. El Papa Francisco repite muchas veces que Dios no se cansa de buscarnos. Y, por supuesto, esto es verdad. Pero también es verdad que nosotros, nuestra sociedad, muchas veces y en muchos momentos y circunstancias no nos dejamos encontrar por Dio
s. Y es que, para salvarnos, no es suficiente con que Dios nos busque, es necesario que nosotros nos dejemos encontrar por Dios. Claro que la salvación, en estricta teología, siempre es gratuita, porque nuestra salvación es obra de la infinita misericordia de Dios. Pero Dios no fuerza a nadie a dejarse salvar por él. Sería tanto como negar el valor de la libertad humana y caer en un predestinacionismo absoluto que anula totalmente la libertad humana. No puede ser igual para Dios que nosotros respondamos a su oferta de salvación con obras buenas o con obras malas. No puede ser indiferente para Dios que sus criaturas hagan el bien o hagan el mal. Por eso, en este bello canto del profeta Isaías a la viña del Señor se nos dice que el Señor arrasará su viña, al pueblo de Israel, por no haber sido fiel a su amor. Seamos, pues, nosotros consecuentes con nosotros mismos: el Señor nos ofrece su salvación, pero si nosotros la rechazamos el Señor no podrá salvarnos.
2.- Debemos siempre tener en cuenta que Jesús
decía sus parábolas a unas personas, los judíos del siglo I, con un lenguaje
propio de aquel tiempo. Hoy, por poner un ejemplo, no diríamos que el dueño de
la viña “hizo morir de mala muerte” a los arrendatarios de su viña, sino que
les metió en la cárcel hasta que le entregaran los frutos de la viña, o algo
por el estilo. Pero en estas parábolas sobre el Reino de los cielos lo que
debemos buscar es el mensaje que Jesús quiere transmitirnos, no las palabras en
las que está escrito el mensaje. Y el mensaje es claro: Dios nos juzgará de
acuerdo con la respuesta que cada uno de nosotros demos a su llamada. Dios nos
está llamando todos los días, nos pide que seamos fieles a su llamada, pero si
nosotros no escuchamos la voz del Señor, si endurecemos nuestro corazón, el
Señor no podrá darnos lo que nos ha prometido. La parábola de los viñadores
infieles es una llamada a cada uno de nosotros, para que hagamos todos los días
examen de conciencia y veamos en qué medida estamos respondiendo a los planes
de Dios
3.- San Pablo, en esta carta a los Filipenses, se dirige a unos cristianos que vivían en una sociedad mayoritariamente pagana. Vivían en minoría y se sentían menospreciados y, a veces, perseguidos. San Pablo les dice que no se preocupen por ello, que mantengan siempre un comportamiento justo y ejemplar y que el Señor les dará la paz. La paz, en hebreo, shalom, es el mayor don que Dios podía dar a una persona, porque incluía el bienestar material y espiritual. Intentemos tam
bién nosotros vivir siempre en paz, en la paz de Dios, en medio de todas las dificultades materiales, sociales y espirituales en las que nos toque vivir. Seamos buenos nosotros, hagamos el bien y, con palabras del salmo 79, el Señor Dios nos restaurará, hará brillar su rostro sobre nosotros y nos salvará.
PETICIONES
SEÑOR VEN A VISITAR A TU VIÑA
1. – Por la Iglesia, para que, siendo fieles al Amor r
ecibido por el dueño de la viña, seamos capaces de dar el fruto requerido con la abundancia necesaria. OREMOS
2. – Por los gobernantes, para que vivan
pendientes de las necesidades de sus pueblos y no de satisfacer sus orgullosas
pretensiones. OREMOS
3. – Por los frutos de conversión entre
los que formamos la viña del Señor, para que los que están alejados regresen a
la Iglesia y aquellos que no escucharon la Palabra de Dios, hoy entiendan el
amor que Cristo les tiene. OREMOS
4. – Por los frutos en el campo, en los
distintos ámbitos empresariales y en las tareas educativas, y por aquellos que
buscan trabajo para que esa búsqueda de fruto con prontitud. OREMOS
5. – Por los enfermos, por los profesionales sanitarios y p
or los hogares cristianos para que practicando la virtud como nos aconseja San Pablo, vivan en la Paz de Dios. OREMOS
6 – Por todos nosotros, que trabajamos en
el Reino de Dios, para que seamos generosos en el esfuerzo y la Palabra siga su
extensión en este mundo. OREMOS
QUE NO SEA CRUEL
CONTIGO, SEÑOR
Que no vuelva la espalda a tantos signos de tu pre
sencia
Que no presente mil excusas para
dejarme llevar por tu Palabra
Que no viva como si Tú no existieras
Que no camine dudando, una y otra
vez, de si “esto es cosa tuya”
Que no sea cruel contigo, señor
No se cumpla mi voluntad, sino la tuya
No avance por mi camino, sino por tu
senda
No descalifique a los que me rodean,
sino que los comprenda
No trabaje para mi causa… sino
siempre para Ti, para lo tuyo
contigo y contigo, con lo tuyo y
para tu Reino.
Amén.
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