Jesús devuelve la salud, destruye el sufrimiento y no solo a unos pocos. Son muchedumbre. Esa capacidad de Jesús para curar le convierte en salvador de la enfermedad y, por ello, nadie voluntariamente debe desear la enfermedad. Pero sí debe esperar la curación. Jesús no curaba para demostrar su poder y convencer a la gente de su condición de Mesías, ni como argumento de peso para predicar la venida del Reino de Dios. Lo hacía por amor. Luchaba contra el sufrimiento. Luego, Él se encontró con un sufrimiento terrible: el martirio de la Cruz. Ahí estamos con Él. Pero no buscamos el dolor. No queremos el dolor fuera de Él o sin Él.
V Domingo del Tiempo Ordinario
4 de febrero de 2018
4 de febrero de 2018
Misa Familiar
1. MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos amigos:
¡Seguimos acompañando a Jesús que, en este Domingo, nos libra del mal! Se pone de parte de aquellos hombres que quieren ser salvados. De parte de aquellos que, sufriendo, recurren a El para calmar y curar sus dolores.
También nosotros, en muchos momentos, sentimos que algo dentro de nuestros corazones, pensamientos o deseos no funciona bien. No dejemos que, nada ni nadie, el mal, el bienestar, el poder o el ruido del mundo, apaguen la voz del Señor. Dejemos que, en esta Eucaristía, el Señor nos toque y cure la fiebre de nuestra apatía, tristeza, falta de oración o de caridad.
Pidamos a Jesús, en esta Eucaristía, que salga de nosotros aquello que no nos deja ser felices.
2. PENITENCIAL
2.1. Pidamos al Señor perdón por las veces en que no nos queremos curar del egoísmo, de la mentira, del camino fácil. SEÑOR, TEN PIEDAD
2.2. Pongamos delante de Jesús nuestros corazones y que tenga misericordia de ellos. CRISTO, TEN PIEDAD
2.3. Presentemos al Señor nuestras almas. Le pidamos perdón porque no siempre les damos la vitamina de la oración o del silencio. CRISTO; TEN PIEDAD
3. MONICIÓN A LAS LECTURAS
El sufrimiento es una realidad en el mundo: no todo es felicidad ni bonito en la vida. Pero, como JOB, es bueno saber esperar en Dios. Comprender que, al final, las pruebas, las guerras, la sangre ha de terminar. La paciencia es importante en la vida de los cristianos.
Por ello mismo, también Jesús, se compromete con los enfermos. Hoy, en el Evangelio, veremos como cura a la suegra de Pedro. No olvidemos en este día a los enfermos.
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PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE JOB 7, 1-4. 6-7
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 146, 1-2. 3-4. 5-6
R. ALABAD AL SEÑOR, QUE SANA LOS CORAZONES DESTROZADOS
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
9, 16-19. 22-23
ALELUYA Mt 8, 17b
Cristo tomó nuestras dolencias y cargo con nuestras enfermedades.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les respondió:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor
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COMENTARIO
1.- El relato de Job, que escucharemos en la primera lectura, parece pesimista. Sin embargo puede ser la realidad de muchos. Hemos de tenerlo en cuenta, la enseñanza de Job es que se sincera con Dios aún en los momentos difíciles. Será una buena enseñanza para nosotros, hoy. Acudir a Dios en todo momento y en toda ocasión.
S.- La replica al aislamiento que el mal o la enfermedad puede producir en nosotros nos dará cumplida respuesta el Salmo 146: “Alabad al Señor que sana los corazones destrozados”. Dios vendrá en nuestro apoyo si estamos cerca de Él.
2.- San Pablo en la Primera Carta a los Corintios, que es nuestra segunda lectura dice que es una necesidad ineludible para él predicar. ¿Y para quién no? La transmisión de la palabra de Dios no es una exclusiva de los curas, ni siquiera de los seglares comprometidos. Es labor de todos. Hemos de llevar el conocimiento de Cristo a nuestras casas, a nuestro trabajo e, incluso, al campo de fútbol o a la peluquería. No es broma, esto último. Todos tenemos el deber de dar a conocer la realidad de Cristo a quien no la sabe.
3.- San Marcos nos va a explicar, en el Evangelio, con la sencillez y profundidad de un pintor impresionista, como es una jornada de sábado de los primeros tiempos de la vida pública de Jesús. Come en casa de Pedro, tras la oración en la sinagoga. Quita la fiebre a la suegra del Apóstol. Luego se dedica, como todos sus días en la Tierra, a hacer el bien y a curar a los enfermos. A la jornada siguiente, muy de mañana, irá a hablar con su Padre. Y luego marchará a otros lugares a seguir haciendo el bien. Ese es su estilo. Nosotros no deberíamos olvidar nunca esa cotidianidad de Jesús dedicada a los hermanos.
4. ORACIÓN DE LOS FIELES
4.1. Por la Iglesia. Para que esté siempre cerca de los enfermos. Para que les anime en medio de las lágrimas y de los sufrimientos. Roguemos al Señor.
4.2. Por los médicos. Por los que se dedican al cuidado de los enfermos. Para que lo hagan con vocación, con entrega y con amor. Roguemos al Señor.
4.3. Por los religiosos y religiosas que se dedican especialmente a la enfermería. Para que sepan que, en los que sufren, es Cristo quien sufre. Roguemos al Señor.
4.4. Por todos nosotros. Para que seamos pacientes. Para que pensemos que, Dios, siempre da respuesta a lo que se le pide con fe. Roguemos al Señor.
4.5. Por los que sufren sin esperanza. Por los que prefieren morir cuando la enfermedad les visita. Para que vean el lado bueno de la vida. Roguemos al Señor.
4.6. Por todas las familias. Para que se tomen más en serio su misión de evangelizar a sus hijos. Para que sientan la llamada de Dios a hacerlo presente en sus hogares. Roguemos al Señor.
6. ORACIÓN FINAL
SÁLVAME, SEÑOR
Del dolor y de la enfermedad
Del sufrimiento y del pesimismo
SÁLVAME, SEÑOR
Del cansancio y de la angustia
De la tristeza y del desencanto
SÁLVAME, SEÑOR
De la maldad y del rencor
Del fracaso y de las caídas
SÁLVAME, SEÑOR
Del pecado y de la debilidad
De la muerte y de las lágrimas
SÁLVAME, SEÑOR
De la impaciencia y las prisas
Del quererlo todo sin hacer nada
SÁLVAME, SEÑOR
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