“La Iglesia es femenina”, “es madre” y cuando falta este rasgo que la identifica se convierte “en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol”. Cuando “es una Iglesia masculina”, se convierte, tristemente, “en una Iglesia de solterones”, “incapaces de amor, incapaces de fecundidad”. Es la reflexión que ofreció el Pontífice la mañana de este 21 de mayo a partir de la memoria litúrgica del día que se celebra, por primera vez, tras la publicación – del pasado 3 de marzo – del Decreto “Ecclesia Mater” de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. En efecto, por voluntad del mismo Pontífice, esta fiesta se celebra el lunes después de Pentecostés, para “favorecer el crecimiento del sentido materno de la Iglesia en los pastores, en los religiosos y en los fieles, junto a la genuina piedad mariana”.
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