miércoles, 29 de abril de 2020

EL MANANTIAL DE LA VIDA."NADIE PUEDE VENIR A MÍ SI EL PADRE NO LO ATRAE" (30 de Abril)

                         El escándalo de la “Misa”  

      


1.-Oración introductoria.
Señor, yo vengo hoy a Ti porque necesito ser atraído por Ti. Yo no quiero ser atraído por el dinero, el poder, el sexo, la droga. Todo eso sé que me esclaviza. Y yo, desde que te he conocido a Ti, mi Señor, ya no quiero ser esclavo de nada ni de nadie. Por eso hoy sólo te pido una cosa: que me sienta encadenado siempre por la suave y dulce cadena de tu amor.
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2.- Lectura reposada del Evangelio. Juan 6, 44-51
Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.
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3.- Qué dice el texto.  
Meditación-reflexión.
Me encanta estar apuntado a una religión, como la de Jesús, que habla de atracción, de deleite, de fascinación. Me encanta oír de los labios de Jesús que Dios atrae, que Dios seduce, que Dios encanta. Yo respeto a todos, también a aquellos que necesitan leyes, normas, preceptos, deberes, obligaciones. Los respeto, pero no los sigo. Yo prefiero ser atraído por el amor del Padre, ser seducido por Él, sentirme encantado de vivir en su casa, sentarme a su mesa, comer de su pan, beber de su vino, y cobijarme a la sombra del “árbol de la vida” que crece en su jardín. Sólo una persona “dichosa” puede hacer dichosos a los demás; sólo una persona encantada puede encantar a los demás; sólo una persona “satisfecha” puede llenar de sentido y de ilusión la vida de los demás. Sólo una persona que está contenta y feliz con su Dios, puede hablar bien de Dios. A Dios sólo se le puede encontrar por el camino del amor. Si nos salimos de ese camino, siempre, siempre nos equivocamos y podemos convertir a Dios en un ídolo. DIOS ES AMOR (1Jn. 4,8).
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Palabra del Papa.
“Una celebración puede resultar impecable desde el punto de vista exterior. ¡Bellísima! Pero si no nos conduce al encuentro con Jesucristo, corre el riesgo de no traer ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia y permearla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida. El corazón se llena de confianza y de esperanza pensando en las palabras de Jesús recogidas en el evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de preocupación por los necesitados, y por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, en la certeza de que el Señor realizará aquello que nos ha prometido: la vida eterna. ¡Así sea!» (S.S. Francisco, catequesis, 12 de febrero de 2014).
4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra de Dios. (Silencio).
5.-Propósito. Decir varias veces al día: me siento feliz con Dios.
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6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Hoy, Señor, necesito darte gracias por ser como eres, por ser un Dios que encanta y seduce, un Dios que no esclaviza sino que libera, un Dios que solo habla de amor, solo canta canciones de amor, y solo quiere que se le conozca por lo que es y no por lo que los hombres inventan de Él. Ayúdame a no hacer de Ti imágenes incorrectas.

Oración del Papa Francisco para rezar por los afectados por el coronavirus 




Oh María,
tu resplandeces siempre en nuestro camino
como signo de salvación y de esperanza
Confiamos en ti, Salud de los enfermos,
que junto a la cruz
te asociaste al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe
Tú, salvación del pueblo romano 
sabes lo que necesitamos 
y estamos seguros de que proveerás
para que, como en Caná de Galilea
pueda volver la alegría y la fiesta
después de este momento de prueba
Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que nos diga Jesús
que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos
y se ha cargado con nuestros dolores
para llevarnos, a través de la cruz
a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
¡Amén!

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