El «sí» de María
1.- Introducción.
Señor, así como María supo acoger el anuncio del ángel, permite que yo sepa escuchar y aceptar lo que hoy me quieres decir: que sepa decirte que sí, con la prontitud, la elegancia, y la finura con que lo dijo la Virgen. Un sí cabal, sonoro, redondo. En sus palabras no hay un sí y un no, sino un SI. Un sí rotundo a ti y un sí también rotundo a todos nosotros que somos sus hijos. Que mi sí sea también completo.
2.-Lectura reposada del evangelio. Lucas 1, 26-38
Meditación-reflexión
“La mirada de Dios no es como la de los hombres”. Parece que Dios se recrea en el pobre, en el sencillo, en el humilde. A la hora de elegir a su madre no fue ni a la sabia Grecia ni a la opulenta Roma sino a una jovencita de un pueblo insignificante: Nazaret. No es extraño que la Virgen se “turbara”, es decir, se estremeciera. Dice el poeta indio. R. Tagore: “Cuando un pájaro canta sobre la rama de un árbol, al marchar, esa rama queda estremecida”. En el viejo tronco del árbol de Israel ha reverdecido una rama que es María. En ella el ángel ha cantado el más bello canto: “Dios se ha hecho hombre”. María queda “estremecida”. Por algo dice el texto bíblico que “el ángel la dejó” (Lc. 1,38). La dejó a solas, la dejó en paz, gustando, saboreando el misterio. Y es que cuando Dios irrumpe con fuerza en el corazón de una persona, hasta los ángeles estorban. Necesita silencio, soledad. Después, como María, se pondrá en actitud de servicio.
Palabra autorizada del Papa
“La voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel y dice: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra». Este «“hágase» no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro. ¡Este «hágase» es esperanza! María es la madre de la esperanza, la imagen más expresiva de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de actitudes de esperanza, comenzando por el «sí» en el momento de la anunciación. María no sabía cómo podría llegar a ser madre, pero confió totalmente.» (Papa Francisco, 21 de noviembre de 2013)
4.- Qué me dice ahora a mí esta palabra que acabo de meditar. (Silencio)
5.-Propósito: Que sepa transformar el sí que doy a Dios en un sí total a mis hermanos.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Dios mío, gracias por quedarte en la Eucaristía y por darme a María como madre y modelo de mi vida. Contemplar su gozo, su actitud de acogida y aceptación, su humildad, me motivan a exclamar con gozo: heme aquí Señor, pobre y débil, pero lleno de alegría por saber que con tu gracia, las cosas van a cambiar.
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