LA PARROQUIA EN RELACIÓN
A LA DIÓCESIS
La cercanía de la parroquia pudiera hacernos creer que es la
comunidad eclesial principal. No es así. Lo es la diócesis, que encierra en sí
todos los elementos fundamentales de la Iglesia. La parroquia existe en relación
a la diócesis y ésta es su punto de referencia. Más aún, la parroquia es sólo
un aspecto dela Iglesia particular.
1. LA DIÓCESIS,
IGLESIA PARTICULAR
Si la parroquia es una realidad olvidada, no digamos nada de
la diócesis: ¿qué significa la diócesis para muchos cristianos? ¿Saben estos
quien es su obispo? ¿Existe conciencia de comunión eclesial con las distintas
comunidades cristianas que integran la diócesis?
El fundamento de nuestra reflexión es el texto conciliar que
dice:
"La diócesis es una porción del pueblo de Dios que se confía
a un obispo para que la apaciente con la cooperación de su presbítero de forma
que unida a su pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por medio del
evangelio y la eucaristía, constituye una Iglesia de Cristo, que es una, santa,
católica y apostólica” (CD11)
Según esta doctrina, los rasgos fundamentales de la diócesis
son:
a)
Es
una porción del pueblo de Dios. Resalta el aspecto de pueblo, es decir, la
dimensión comunitaria sobre la geográfica.
b)
Está
presidida por un obispo como pastor. Es el rango más significativo. El obispo
en su diócesis actúa como pastor propio, ordinario e inmediato, aunque bajo la
autoridad de Papa. No es delegado de nadie. Es pastor con pleno derecho.
c)
Es
una iglesia particular en sentido propio. Los apóstoles, en el ejercicio de la
misión recibida de Cristo, crearon distintas Iglesias particulares (la de
Jerusalén, Antioquía, etc) y ellos fueron sus pastores. Los sucesores de los
apóstoles son los obispos, que también son pastores de distintas Iglesias;
d)
Al
ser una Iglesia particular, hace presente a la Iglesia de Cristo. En la
diócesis se dan todos los elementos salvíficos que Jesús concedió a su Iglesia.
De ahí que os obispos tengan el ministerio de enseñar, santificar y regir.
2. LA DIÓCESIS
PUNTO DE REFERENCIA PARA LA PARROQUIA.
La verdadera naturaleza de la parroquia queda patente cuando
se descubre su relación con la diócesis. La parroquia es una realidad relativa.
Por eso, si se pierde de vista su relación, queda minimizada.
Dice el mismo Concilio: “Como no le es posible al obispo,
siempre y en todas partes, presidir personalmente en su Iglesia a toda la grey,
debe por necesidad erigir diversas comunidades de fieles. Entre ellas
sobresalen las parroquias, distribuidas localmente bajo un pastor que hace las
veces de obispo, ya que de alguna manera representan a la iglesia visible
establecida por todo el orbe” (SC 42)
Subrayamos algunos aspectos del texto.
A)
Lo
ideal, teológica y pastoralmente, es que el obispo se haga presente, se comunique
y pastoree directamente a la Iglesia particular que tiene encomendada. Pero no
es posible. Son comunidades grandes y muy extendidas geográficamente.
B)
Las
parroquia surgen, por tanto, por necesidad histórica y son, junto con otras
comunidades, grupos de fieles, cuya comunidad principal es la Iglesia particular.
Para el Agente
Evangelizador Parroquial es fundamental esta necesaria relación entre la
parroquia y la diócesis. Cuando no es así, se cae en el territorialismo. Cada
parroquia se encierra en sí misma, ignora a las demás, se muestra incapaz de la
más elemental colaboración en un nivel supraparroquial (arciprestazgo, zona o
diócesis), practica el clientelismo de la burocracia eclesial y olvida que lo
importante es la construcción de la Iglesia.
Entre las tareas encomendadas al agente de pastoral en la
evangelización está, además de provocar la conversión, el despertar del
bautizado no evangelizados el sentido de pertenencia a la Iglesia. Sin esa
pertenencia, la evangelización no es eficaz.
REFLEXIÓN Y DIÁLOGO
1. Explica qué quiere decir que la diócesis es una iglesia particular o
local y cuál es la relación entre diócesis y parroquia.
ME HAS ELEGIDO
Señor, como a los discípulos, me has llamado a trabajar tu
viña.
Ayúdame a ser generosos, a responder “Sí” a tu llamada.
Como los discípulos no quiero poner condiciones, sino que
dejándolo todo, te seguiré.
Ayúdame.
Gracias, Señor, por haberme elegido entre los tuyos.
¿Qué he hecho para merecer tal elección? Nada.
Es tu amor el que se ha fijado en mí.
Gracias, Señor. Que nunca te sea infiel.
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