Vísperas
27 de diciembre
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Norabuena vengáis al mundo,
niño de perlas,
que sin vuestra vista
no hay hora buena.
Niño de jazmines,
rosas y azucenas,
niño de la niña
después dél más bella,
que tan buenos años,
que tan buenas nuevas,
que tan buenos días
a dado a la tierra;
parabien merece,
parabienes tenga,
aunque tantos bienes
como Dios posea.
Norabuena vengáis al mundo,
niño de perlas,
que sin vuestra vista
no hay hora buena.
Mientras os tardasteis
dulce gloria nuestra,
estabamos todos
llenos de mil penas;
mas, ya que vinisteis
y a la tierra alegra
ver que su esperanza
cumplida en vos sea,
digan los pastores,
respondan las sierras,
pues hombre os adoran
y Dios os contemplan:
Norabuena vengáis al mundo,
niño de perlas,
que sin vuestra vista
no hay hora buena.
SALMODIA
Ant. 1 Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados, yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora.
- Salmo 109 -
Oráculo del Señor a mi Señor:
"Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrados de tus pies."
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendre, como rocío,
antes de la aurora."
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
" tú eres sacerdote eterno
según el rito Melquisedec."
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados, yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora.
Ant. 2 Del Señor viene la misericordia y la reden-
ción copiosa.
Salmo 129
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quén podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarda Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Séñor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Del Señor viene la misericordia y la reden-
ción copiosa.
Ant. 3 En el principio, antes de los siglos, la Pala-
bra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Sal-
vador del mundo.
Cántico
Col. 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio,
el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso Dios que reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así el cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 En el principio, antes de los siglos, la Pala-
bra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Sal-
vador del mundo.
LECTURA BREVE
Rm 8, 3b-4
Dios envió a su propio Hijo, sometido a una exis-
tencia semejante a la de la carne de pecado. Así dictó
sentencia de condenación contra el pecado, que ejer-
cía su poder en la vida según la carne. De este modo
la exigencia y el fin de la ley tuvieron cumplimiento
en nosotros, que no vivimos la vida puramente natu-
ral según la carne, sino la vida sobrenatural según
el espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
R. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
V. Y puso su morada entre nosotros.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por ti, Virgen María, han llegado a su compli-
miento los oráculos de los profetas que anunciaron a
Cristo: siendo virgen, concebiste al Hijo de Dios y,
permaneciendo virgen, lo engendraste.
Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por ti, Virgen María, han llegado a su compli-
miento los oráculos de los profetas que anunciaron a
Cristo: siendo virgen, concebiste al Hijo de Dios y,
permaneciendo virgen, lo engendraste.
PRECES.
- Oremos, hermanos, a Dios Padre, que por su gran
amor hacia nosotros nos ha enviado a su Hijo, y di-
gámosle: - Que la gracia de tu Hijo nos acompañe, Señor.
- Dios de amor y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
tú que te has compadecido de los que viven en las
tinieblas, - escucha las súplicas que te dirigimos por la sal-
vación de todos los hombres. - Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda
la tierra, - bendice al pueblo cristiano y concédele abundan-
cia de paz. - Padre de todos los hombres, encamina a los pue-
blos al conocimiento de Jesucristo - y da a los gobernantes de las naciones la luz de
tu Espíritu. - Se pueden añadir algunas intenciones libres
- Tú que proclamaste dichosos a los que mueren en
tu paz, haz que la luz eterna brille sobre los que
han muerto en Cristo, - para que descansen de sus fatigas y reciban el
premio de sus obras. - A pesar de que en el mundo existe el odio y la di-
visión, oremos a aquel que nos ha hermanado en Je-
sucristo, diciendo: - Padre Nuestro ........
- Oremos, hermanos, a Dios Padre, que por su gran
Dios todopoderoso, concédenos que, al vernos en-
vueltos en la luz nueva de tu Palabra hecha carne,
hagamos resplandecer en nuestras obras la fe que ha-
ces brillar en nuestra mente. Por nuestro Señor Jesu-
cristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vi
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