SANTA BRIGIDA
“Yo soy la vid y mi Padre el viñador”
1.- Oración introductoria.
Señor, en este día de la festividad de Santa Bígrida, co-patrona de Europa, quiero rogarte encarecidamente por Europa. Lamentablemente, en el terrero de la fe, ha quedado como “Una viña devastada” (Papa Benedicto). Haz que vuelva a correr por ella la misma savia, la misma vida de fe de otros tiempos. Tú, Señor, eres la Vid. No toleres que esa viña fecunda en otros tiempos, se convierta en un montón de sarmientos secos. No arranques la viña, Señor. Cuídala, riégala y hazla florecer de nuevo.
2.- Lectura reposada del evangelio: Juan 15, 1-8
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
“Sin mí no podéis hacer nada”. La frase de Jesús es rotunda. No dice: Sin mí podéis hacer poco. Sin Jesús no podemos hacer nada. Cuando trabajamos y nos atribuimos algo a nosotros, eso se lo estamos robando a Cristo. Un sarmiento separado de la vid, no puede dar ningún fruto. Esto nos hace ser humildes y sentir la necesidad que tenemos de Jesús. Es verdad que los sarmientos separados de la vid no pueden hacer nada. Pero me pregunto: ¿Y qué puede hacer una vid sin los sarmientos? Tampoco nada. Dios ha querido tener necesidad de nosotros. Para Él, y porque así lo ha querido, nosotros somos muy importantes. ¡Pedid lo que queráis! Esta frase tan comprometedora por parte de Jesús sólo la dice con esta condición: “Si permanecéis en mí y yo en vosotros”. Jesús quiere, a toda costa, que contemos con él, que le amemos como Él nos ama, que permanezcamos, es decir, que no nos cansemos, que no le olvidemos, que nos fiemos plenamente de Él. ¿Cuál es la gloria del Padre? La gloria, el orgullo, el gozo, la fiesta de un Padre es ver a sus hijos unidos. Eso le pasa a nuestro Padre Dios. Sólo si nos amamos podemos dar fruto y ser sus discípulos.
Palabra del Papa
PERMANECED. “Y sabemos muy bien lo que eso significa: contemplarlo, adorarlo y abrazarlo en nuestro encuentro cotidiano con él en la Eucaristía, en nuestra vida de oración, en nuestros momentos de adoración, y también reconocerlo presente y abrazarlo en las personas más necesitadas. El “permanecer” con Cristo no significa aislarse, sino un permanecer para ir al encuentro de los otros. Quiero acá recordar algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta. Dice así: “Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres”. Es en las ‘favelas’, en los ‘cantegriles’, en las ‘villas miseria’ donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría”. Hasta aquí la beata. Jesús es el Buen Pastor, es nuestro verdadero tesoro, por favor, no lo borremos de nuestra vida. Enraicemos cada vez más nuestro corazón en él”. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de julio de 2013).
4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)
5.- Propósito. No separarme nunca de Jesús: en su vida y en sus obras.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias por el afán, el interés que tienes de querer estar siempre conmigo. Haz que yo descubra que precisamente estando siempre contigo es como yo puedo ser feliz. Esto no es una teoría. Es la experiencia más fuerte de mi vida. Sólo he dejado de ser feliz cuando he intentado separarme de ti. Por eso he intentado buscarte enseguida. Señor, qué bueno has sido siempre conmigo. ¡Gracias!
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