“Una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa”
1.- Introducción.
Hoy, al entrar en la oración, me salen al encuentro dos mujeres, las dos muy queridas por Jesús, y que simbolizan dos actitudes esenciales en la vida cristiana. Yo quiero seguirte. Señor, con la actitud de servicio de Marta y con la actitud contemplativa de María. Que las dos hermanas me ayuden a vivir con plenitud este día y mantenga estas dos actitudes durante toda la vida.
2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
Dentro del camino hacia Jerusalén, (Lc. 9,51-19,28) San Lucas quiere resaltar aquellos temas que le parecen más esenciales en el seguimiento a Jesús. Y, en este contexto, se encuentra el relato de Marta y María. Lo que quiere resaltar Lucas es la “importancia de la Palabra”. Por eso aparece Jesús dialogando con María que escucha su palabra. Lo novedoso es que, estando en casa Lázaro, Jesús aparezca enseñando a su hermana María. Sabemos que estaba totalmente prohibido enseñar la Biblia a una mujer. Lo que Jesús está diciendo es que “también la mujer tiene derecho a la enseñanza de la Biblia” y al mundo del espíritu, como cualquier hombre. Y así se explica la queja de Marta: ¿No te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Lo lógico para ella hubiera sido que, mientras Jesús dialoga con Lázaro, las dos hermanas preparen la comida. El reproche cariñoso de Jesús a Marta es éste: Marta, lo haces muy bien en la cocina, pero me da pena que tu vida esté tan recortada que reduzcas el papel de la mujer a las labores de la casa. También tú, como tu hermana, como todas las mujeres del mundo, tenéis derecho al mundo del espíritu, de los estudios, de la vida social. Es decir, la mujer no puede quedar reducida a “la cocina y a la crianza de los hijos”. Me da la impresión de que si Marta preparó la comida, fue María la que quitó la mesa y lavó los platos. Mientras tanto, Marta seguiría en la mesa conversando con Jesús.
Palabra del Papa
“¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta”. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013)
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)
5.- Propósito. Hoy tendré algún detalle con una mujer de mi familia o de mi comunidad.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Hoy te doy gracias, Señor, por tu opción clara por el auténtico feminismo. La Iglesia debe seguir tu ejemplo y elevarlas al nivel cultural, social, religioso e institucional que tú, Jesús, quisiste darles. Es el modo más eficaz de honrar a María que dio a luz un Hijo “nacido de mujer”.
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