1.-Oración introductoria.
Te pido, Señor, que me envíes tu Espíritu para comprender el sentido profundo de la oración. No quiero que sea una norma, una obligación, sino una dulce necesidad. Necesito comer, beber, dormir, respirar… Necesito también rezar.
2.- Lectura sosegada del evangelio. Marcos 1, 29-39
Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» Él les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique el Evangelio, pues para eso he venido.» Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
Jesús cura a la suegra de Pedro. – Un rabino no se hubiera acercado a una mujer enferma, ni la hubiera tomado de la mano. Jesús se acerca y toca la persona. No es un curandero. Es el médico que cura con su cercanía y su bondad. “Tomándole de la mano la levantó”. Por suerte hay una mano a la que agarrarse. Me levanta y me ayuda a caminar. Bonito programa para todos sus seguidores. El bien hay que hacerlo bien. Después se puso a servirles. Ella que ha sido tocada por la ternura de Dios se pone gozosa a servir por amor. Un servicio sin amor, esclaviza. Un servicio por amor, hace personas libres. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración”. La primera actividad de Jesús, en un día normal, es madrugar para estar a solas con Dios, su Padre. ¡Todos le buscan! Hay mucho trabajo, muchas personas que atender, pero Él necesita el diálogo con el Padre. Es su respiración vital. Hoy más que nunca el mundo necesita una palabra que viene del silencio.
Palabra del Papa
Desde este lugar de acogida, de encuentro y de servicio, quisiera que surgiera una pregunta para todos, para todas las personas que viven aquí en la diócesis de Roma: ¿Me inclino sobre quien está en problemas, o tengo miedo de ensuciarme las manos? ¿Estoy encerrado en mí mismo, en mis cosas, o me percato de los que necesitan ayuda? ¿Me sirvo solo a mí mismo, o sé servir a los demás como Cristo, que vino a servir hasta dar su vida? ¿Miro a los ojos de los que buscan la justicia, o dirijo la mirada hacia el otro lado? ¿Acaso para no mirar a los ojos?» (S.S. Francisco, mensaje del 10 de septiembre de 2013).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Silencio)
5.- Propósito. La oración de hoy la voy a considerar como una dulce necesidad. Y voy a comprometerme a tener hábito de oración.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor, porque he descubierto que la oración es parte esencial de mi vida y que no la puedo separar de mi trabajo pastoral. Dame la gracia de estar bien por dentro para poder así hacer el bien por fuera; que no me deje llevar por un activismo exagerado, hasta el punto de no tener tiempo para orar.
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