sábado, 7 de mayo de 2022

Domingo 4º de Pascua: 8 de mayo de 2022

 


Cada año la iglesia celebra la fiesta de "El Buen Pastor" en el cuarto domingo de Pascua. Jesús nos conoce a cada uno de nosotros íntimamente, como la palma de sus manos, y nos ama tan profundamente que de su propia voluntad entrega su vida por nosotros. Él es el único mediador de la salvación. Por el bautismo somos hijos de Dios que, a veces, tenemos que sufrir al igual que lo hizo nuestro líder, pero que, si permanecemos fieles a Él, seremos partícipes de su gloria celestial cuando lo veamos cara a cara. Agradecidos a Cristo, nuestro buen pastor, por el inmenso amor que nos tiene.
Primera lectura: Hc 13, 14.43-52 (Pablo y Bernabé evangelizan a los gentiles)

El apostolado de San Pablo es ejemplo para todos los tiempos. Él proclamó la Buena Nueva, primero a los judíos. Ellos rechazaron bruscamente el anuncio de Cristo. Por lo tanto, Pablo se dirigió a los paganos, quienes se alegraron y aceptaron el Evangelio.

Segunda lectura: Ap. 7, 9.14b-17 (El Cordero será su pastor)

En la continuación de la visión de San Juan, se nos explica la multitud de personas de todas las partes del mundo que han llegado después de sufrir el martirio y allí son "colmados" de toda felicidad". Somos ovejas del "Cordero de Dios" y después de aceptar las penas, dolores y amarguras de esta vida, iremos a disfrutar en el cielo.


Tercera lectura: Jn 10, 27-30 (Yo doy vida eterna a mis ovejas)

Jesús es el Buen Pastor. Promete un auxilio muy especial a todo el que le reconoce como Salvador y Señor. Nos pide docilidad y seguimiento y así haremos la unidad.

La figura del pastor pertenece al ambiente rural en el que Jesús se movía, y procede ya del Antiguo Testamento donde tanto el rey de Israel como el mismo Dios se aplican esta imagen para expresar la relación que les une con su pueblo. El pastor, mejor el Buen Pastor conoce a las ovejas, las cuida, las llama por su nombre, se preocupa de ellas, las defiende, atiende a la enferma, en una palabra, quiere a las ovejas. Y las ovejas a su vez conocen al Pastor, lo saben distinguir de los impostores, reconocen su voz y lo siguen. La imagen nos viene muy bien para recrear la relación de Dios con el creyente, la relación de Jesús con los suyos: Dios nos conoce, nos quiere y nos cuida, y nosotros intentamos seguirle, nos esforzamos por reconocer su voz, ante tantas llamadas como hoy se nos hacen desde tantos sitios, y ponemos de nuestra parte lo que podemos para ser fieles a su mensaje. Para escuchar la voz de Jesús hay que estar con Él, hay que sintonizar con Él, hay que vivirlo desde la intimidad de la relación personal, pasando tiempo a su lado sin prisas, sin agobios, y esto no es fácil con el ritmo de vida que llevamos, con nuestro ajetreo diario y con nuestras cosas que nos llevan todo el tiempo.

El Papa Francisco, hablando especialmente a los sacerdotes de hoy   nos dice que el buen pastor debe ir DELANTE DE LAS OVEJAS, EN MEDIO DE LAS OVEJAS Y DETRÁS DE LAS OVEJAS.

1.- El buen Pastor va delante de las ovejas. Y esto, ¿qué significa? ¿Que debe ir delante en sabiduría, en poder, en privilegios? ¿Significa que él tiene la primera y la última palabra? No. Al estilo de Jesús, el sacerdote de hoy debe ir delante en el “servicio desinteresado” a los demás. Es el primero que abre la puerta de la Iglesia y se pone a rezar por el pueblo. Ir delante significa que es el primero en enterarse de los problemas del pueblo, de aquello que más les preocupa. Ir delante significa que, ante un pobre que no se puede desplazar al centro de salud, es el primero que pone a disposición su coche y su persona, Ir delante significa tener la puerta siempre abierta para todos. Ir delante significa “poner la vida por delante”. Primero la vida y después la palabra. Ir delante significa que la gente del pueblo llegue a decir lo que los de Ginebra decían de San Francisco de Sales: ¡Qué bueno tiene que ser Dios que es capaz de crear hombres tan buenos como nuestro obispo! Ir delante significa ser el más amigo de Jesús, el primero en adorar, alabar y servir a nuestro Señor.

2.- El buen pastor vive en medio de las ovejas. En medio de las ovejas significa impregnarse del olor de las ovejas. Es estar con el pueblo en todo lo bueno, lo positivo, lo auténtico que vive el pueblo. Sabe comer con ellos el “pan tierno y crujiente” de los días de fiesta y el “pan duro y amargo” de los días de luto. Sabe compartir con el pueblo sus gozos y sus sufrimientos. Estar en medio significa sentirse “arropado” por el pueblo sintiendo el cariño de todos y tratando de querer a todos en actitud de servicio. No es un ser solitario sino solidario. Estar en medio significa escuchar de cerca los problemas, las inquietudes, los deseos de paz, de justicia y de fraternidad. Hermano entre hermanos, es capaz de crear amistad, unión, bienestar, unidad. Y si siempre se ha dicho que “la unión hace la fuerza”, además se pueda decir: “la unión hace la fiesta”. Que el sacerdote sea el creador de la unidad en el pueblo. La gente sencilla se lo pasaba en grande con Jesús y Jesús con ellos.

3.- El buen pastor también sabe estar detrás de las ovejas.  Detrás, en la cola, siempre van las rezagadas, las más débiles, las que no pueden seguir el paso de las demás, las recién paridas a las que hay que ayudar a llevar los corderitos que no pueden todavía caminar. En el evangelio se dice que hay que cuidar de modo especial “a los pequeñitos”. Y los pequeñitos son los más ancianos, los enfermos, los de menos luces, aquellos a quienes la vida les pesa demasiado y necesitan una ayuda especial. Esa bella imagen de Jesús como buen Pastor, poniendo en brazos a la oveja descarriada hay que actualizarla en nuestros días. Hay mucha gente herida, gente que sufre mucho, gente cansada, gente decepcionada. A todos hay que atender, acoger, acariciar.  Un cura así es el mejor regalo que puede tener un pueblo.

Hoy se celebra en la Iglesia la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, en la que se nos invita a rezar una vez más para que aumenten las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. Necesitamos y pedimos para que haya buenos pastores que no piensen sólo en sí, que se consagren al servicio de sus ovejas, que su modelo de referencia sea siempre el Buen Pastor del evangelio. Necesitamos buenos pastores que atiendan con predilección a las ovejas débiles, desvalidas y necesitadas; que hagan propias sus necesidades, sus quejas y sus esperanzas. Necesitamos buenos pastores que cuiden a las ovejas enfermas, orienten a las que se equivocan, pacifiquen a las enfrentadas y atraigan a las descarriadas. Pastores que sepan reconocer sus errores y no tengan miedo en reconocerse pecadores. Necesitamos pastores que hagan presente a Jesús nuestro único y verdadero Buen Pastor. El Papa Francisco, ha demostrado su cercanía a esta imagen de Jesús, hace poco con motivo de la celebración del Jueves Santo dijo a los sacerdotes que tenían que oler a oveja, para demostrar su cercanía a las mismas.

Todos sabemos de las dificultades que existen para que la llamada de Dios prenda en el corazón de los jóvenes: el riesgo a comprometerse para siempre, el subjetivismo, la dificultad para aceptar aquellos que lleve consigo renuncia y sacrificio, la falta de modelos auténticos de seguimiento, el poco valor que las familias cristianas conceden a la vocación religiosa, la falta de fe, el desconocimiento verdadero de Dios, hacen como que parezca que Dios se ha olvidado de llamar en estos tiempos, y no es así, Dios sigue llamando, pero no tenemos sintonizada la onda por donde Él habla, escuchamos otras voces, otras llamadas que distorsionan y producen interferencias, en la que es la verdadera sintonía de Dios.

Por eso en este domingo, nosotros comunidad de creyentes de esta parcela de la Iglesia de Dios en Logroño, comunidad que después de haber celebrado la resurrección, nos declaramos ¡a la espera de recibir el Espíritu que nos de la fuerza suficiente como para salir de nosotros mismos y que nos haga ser auténticos testigos suyos.

Le pedimos al Señor que nos ayude a saber esperar esta llegada que debe transformarnos y cambiar nuestras actitudes, lo hacemos especialmente para nosotros los que estamos aquí reunidos celebrando la presencia de Jesús entre nosotros, y lo hacemos al tiempo que recordamos a todos los enfermos y a todos los que sufren.

 

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