“Os conviene que yo me vaya”
1.-Oración Introductoria.
Señor, quiero que, en este tiempo de oración, me hagas entender la importancia que dio la Iglesia primitiva al Espíritu Santo. San Mateo dice: si oráis, “El Padre del cielo os dará cosas buenas”. (Mt. 7,11). Pero San Lucas, matiza: si oráis, “El Padre del cielo os dará el Espíritu Santo” (Lc. 11,13). El Espíritu Santo es el “supremo don” que nosotros podemos pedir y Dios nos puede dar en este mundo. Dame, Señor, ese Don, lléname de tu Santo Espíritu.
2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 16, 5-11
Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: «¿Dónde vas?» Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado.
Terrible situación la de los apóstoles cuando Jesús les anuncia que se va a ir de este mundo. La emoción les embarga hasta el punto de cortarles la palabra. Y su corazón se les ha llenado de tristeza. Se va el que les llenaba por dentro, el que era el sentido de sus vidas, el que no les dejaba ni a sol ni a sombra. Y esta es también la situación que nos queda a nosotros después de perder a un ser querido. Pero, ¿qué les dice el Señor? Conviene que yo me marche. Si no me voy no puedo daros el Espíritu. Para Jesús, la presencia del Espíritu Santo es mejor que su propia presencia física. Por eso salen ganando con su partida. Por medio del Espíritu Santo, nuestro corazón vacío se llena de Amor, no de un amor cualquiera, sino del mismo amor de Dios. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. (Ro. 5,5). Este es el amor que llena de gozo nuestras vidas; este es el amor que llena de presencia nuestras ausencias sentidas; este es el amor con el cual construimos fraternidad y edificamos la Iglesia. ¡Ven oh Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor!
Palabra del Papa
“En el Evangelio hemos escuchado la promesa de Jesús a sus discípulos: “Yo le pediré al Padre que les envíe otro Paráclito, que esté siempre con ustedes”. El primer Paráclito es el mismo Jesús; el “otro” es el Espíritu Santo…Las diversas intervenciones del Espíritu Santo forman parte de una acción armónica, de un único proyecto divino de amor. La misión del Espíritu Santo consiste en generar armonía –Él mismo es armonía– y obrar la paz en situaciones diversas y entre individuos diferentes. La diversidad de personas y de ideas no debe provocar rechazo o crear obstáculos, porque la variedad es siempre una riqueza. Por tanto, hoy invocamos con corazón ardiente al Espíritu Santo pidiéndole que prepare el camino de la paz y de la unidad”. (Homilía de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2014).
4.- Qué me dice este texto concreto hoy a mí. (Guardo silencio)
5.- Propósito. .- Durante el día pensaré: yo no estoy solo. Estoy habitado por el Espíritu Santo.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Yo te pido hoy que me des tu Espíritu Santo. ¡Nada más! Y ¡Nada menos! Que sea una persona llena del Espíritu, animada por el Espíritu, enriquecida por el Espíritu. Lléname de sus dones y de sus frutos. ¿Qué era Adán sin el soplo divino? ¡Puro barro! ¿Y después? Un ser viviente, un ser pensante, un ser amante. El rey de todas las demás criaturas. Haz, Señor, que tome conciencia de lo que soy, sin el soplo del Espíritu, y lo que puedo ser animado de ese mismo Espíritu. Dame tu Espíritu para mantener siempre vivo el recuerdo de Jesús.
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO POR UCRANIA
Tú que nos enseñaste que a la diabólica insensatez de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno, ten piedad de nosotros, aleja la guerra y demás violencias malignas y permítenos llegar a soluciones aceptables y duraderas a esta crisis, basadas no en las armas, sino en un diálogo profundo.
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