El que me ame, será amado de mi Padre
1.- INTRODUCCIÓN
Señor, en este rato de oración te pido que me ayudes a meterme en la cabeza lo fundamental, lo esencial del evangelio: El amor. Es el camino que Tú, Jesús, has elegido para conocer al verdadero discípulo. Y la única norma que nos dejaste en tu testamento, antes de morir, fue ésta: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Dame tu Espíritu Santo para no salirme nunca del camino del amor.
2.- Lectura sosegada del Evangelio. Juan 14, 21-26
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él». Le dice Judas -no el Iscariote -: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?» Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.
3.- Qué dice el texto
Meditación-reflexión
El evangelio de hoy nos abre unos horizontes fabulosos para descubrir el verdadero camino para ir a Dios. Los judíos deben mirar a Jerusalén, Los árabes miran a la Meca. Y los cristianos, ¿dónde debemos mirar? ¡Al corazón! Si en nuestro corazón hay amor, ahí está Dios. El amor ancla al hombre en Dios. Donde hay verdadero amor, ahí mora el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No estamos solos. Las personas, por el hecho de amar, estamos habitados por la Santísima Trinidad. El Dios-Amor, no quiere morar en otra casa que no sea la “casa del amor”. Es el mismo Espíritu Santo el que viene a recordarnos estas cosas tan maravillosas. Y nos lo recuerda bajando “de la cabeza al corazón”, todo lo que sabemos sobre Dios. Dios es una gran hoguera de amor. De este fuego has de alimentar la lectura de la Palabra, la celebración de la Eucaristía, la vivencia de la caridad. De este fuego has de alimentar también tu vida para que ésta no se apague. Y si un día el fuego queda reducido a ceniza, no lo des por apagado. Sopla, tal vez te encuentres todavía con el “rescoldo”.
Palabra del Papa.
5.- Propósito: No pasar hoy a comulgar sin reconciliarme antes con la persona con la que no me hablo.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, quiero agradecerte el poder saber con certeza dónde te puedo encontrar. No habitas lejos, más allá de las estrellas, ni me pides cosas que yo no pueda cumplir. Habitas dentro de mí y sólo me exiges que te ame a Ti y ame a los demás. Si algún día llego a perder mi cabeza, que nunca pierda el tesoro que conservo en el corazón, el tesoro de tu amor.
Tú que nos enseñaste que a la diabólica insensatez de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno, ten piedad de nosotros, aleja la guerra y demás violencias malignas y permítenos llegar a soluciones aceptables y duraderas a esta crisis, basadas no en las armas, sino en un diálogo profundo.
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