viernes, 22 de septiembre de 2023

LOS SALMOS PARA EL CRISTIANO DE HOY: UNA OFERTA DE FELICIDAD (SALMO 1)

 San Agustín decía que cuando leía los salmos y no encontraba a Cristo, su lectura le parecía “sosa e insípida”. En cambio, si lo descubría, su lectura se convertía en “sabrosa y embriagadora”. El objetivo de esta sección, a cargo del sacerdote Raúl Romero, es conectar estos himnos con la vida, porque los salmos tienen mucho que aportar en este siglo XXI. Para facilitar la reflexión, se propone  en orden cronológico y con la siguiente estructura, que resulta posible descargar en formato PDF: (1) salmo completo; (2) introducción; (3) reflexión sobre los puntos más interesantes; (4) trasposición cristiana; (5) qué nos dice el salmo hoy; (6) preguntas para profundizar; y (7) oración final, recogiendo los sentimientos propios.

Salmo 1 
(descarga en PDF el comentario completo)

Dichoso el hombre

que no sigue el consejo de los impíos

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los cínicos,

sino que su gozo es la ley del Señor,

y medita su ley día y noche.

Será como un árbol

plantado junto al borde de la acequia:

da fruto en su sazón,

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así:

serán paja que arrebata el viento.

En el juicio los impíos no se levantarán,

ni los pecadores en la asamblea de los justos.

Porque el Señor protege el camino de los justos;

pero el camino de los impíos acaba mal.

 

 INTRODUCCIÓN

¿Se puede ser feliz en este mundo?

Este salmo intenta dar respuesta a esta pregunta tan vieja como el hombre. Y la respuesta va a ser rotundamente afirmativa, aunque condicionada al cumplimiento de la voluntad de Dios. El salmista recoge la experiencia del pueblo. Éste ha sido un desgraciado siempre que se ha ido detrás de otros dioses y le ha ido muy bien cuando ha sido fiel al Dios de la Alianza. Dios aparece como el único capaz de dar pleno sentido a nuestras vidas. Puesta esta bienaventuranza al principio, parece decirnos: si aciertas a entrar por el camino de la Ley de Dios, encontrarás una fuente de felicidad. Es importante vincular a Dios con la felicidad. “Para no ser feliz más vale ser un aborto” (Eclo 6,3)

       REFLEXIÓN-EXPLICACIÓN DEL MENSAJE PRINCIPAL DEL SALMO

Los dos caminos

El salmista  describe la vida del justo de dos maneras: por vía negativa y positiva.  Por vía negativa en cuanto que “No sigue el consejo de los impíos” Al pie de la letra sería “el que no deja huellas en la arena”, es decir, el que no deja rastro ni huella de mal por donde pasa. “No entra por la senda de los pecadores” Aquí los pecadores son aquellos que “han equivocado el blanco”, aquellos que no han acertado, aquellos cuya vida ha sido un fracaso. “Ni se sienta en la reunión de los cínicos”  Los cínicos son los burlones, los que se ríen de los que tienen fe, los que se burlan de Dios ironizando su interés para con el mundo.  “Dice el necio: No hay Dios” (Sal. 13,1) “Dios no ve. El Dios de Jacob no se entra” (Sal. 93,7)

Por vía positiva: El justo tiene su gozo es la Ley del Señor. Aquí no se trata de normas o leyes externas que agobian, sino de una respuesta gozosa a la Alianza ofrecida por Dios. Y Alianza tiene sabor a “esponsales” a “desposorio”. Algo que se fragua en el corazón del que ama. Por eso dice el salmo 37,31:”Lleva en su corazón la ley de su Dios.”  Lo importante no es la ley sino  que esa ley es del Señor.

Persona-árbol– Persona-paja.

Persona-árbol Es bonita y expresiva la imagen que usa el salmista: “un árbol que crece al borde de la acequia”. Para un pueblo  acostumbrado a vivir en el desierto….la imagen del árbol frondoso es una imagen paradisíaca que nos transporta  al jardín del Edén .Allí “había árboles hermosos para la vista y buenos para comer…Del Edén salía un río que regaba el huerto y se partía en cuatro brazos” (Gn. 2,9-10).

El hombre plantado junto a la acequia tiene un riego asegurado. “La acequia de Dios va siempre lleno de agua” (Sal. 64). No se marchitan sus hojas. Las hojas frondosas son signo de belleza y ofrecen una buena sombra. Son una bendición de Dios esas personas que siempre nos ofrecen una buena acogida y crean un espacio de paz, de serenidad, de ilusión y de esperanza. No se cansan de estar. Y porque no se cansan de estar, siempre las encuentras y siempre puedes contar con ellas. Nunca te decepcionan. Siempre te animan.

Persona-paja. Frente a la persona – árbol está la persona – paja. La paja está siempre a capricho del viento. No tiene consistencia. Se trata de personas ligeras, flojas, superficiales. No tienen profundidad. Personas sin ideas propias, sin iniciativas, sin convicciones; incapaces de arriesgarse y comprometerse.

Y habrá un final distinto.

El camino del impío acaba mal. “Es oscuro” (Prov. 4,19).  Se ha apartado de la ley de Dios que es luz  y ha perdido el norte. Como decía Jesús, los impíos “han edificado su casa sobre arena y toda su vida se ha arruinado” (Mt.7,26) En cambio, el camino del justo acaba bien. “Han edificado su casa sobre roca” (Mt.7,24). Quizás  el mejor comentario de este versículo lo podemos encontrar en el libro de los Proverbios. Dice así: «El camino de los justos es como la luz del nuevo día: va de aumento hasta brillar en todo su esplendor” (Prov. 4,18)

TRASPOSICIÓN CRISTIANA

Se trata de ver cómo ha usado este salmo Jesús o la tradición cristiana.

La palabra “bienaventurado” con la se inicia el salterio es la misma que usa Jesús en el Sermón del Monte:” Bienaventurado” (Mt. 5) Evangelio significa “Buena Noticia”. Cristo ha venido al mundo para que seamos plenamente felices.

“Como un manjar para la boca, así es el salmo para el corazón. Sólo se requiere una cosa: que el alma fiel y sensata lo mastique bien con los dientes de su inteligencia, no sea que, por tragarlos enteros, se prive el paladar de su apetecible sabor, más dulce que un panal que destila…La miel se esconde en la cera y la devoción en la letra. Sin ésta la letra mata, cuando se traga sin el condimento del Espíritu. Si salmodias con la mente, también tú experimentarás lo que dice la escritura: Mi Espíritu es más dulce que la miel (Eclo 24, 20)”.(San Bernardo)

“Una cosa es estar en la Ley y otra estar bajo la Ley. El que está en la Ley obra según ella; el que está bajo la Ley es empujado a obrar según ella. El que está en la Ley es libre. El que está bajo la Ley es esclavo”.(San Agustín)

ACTUALIZACIÓN. ¿Qué dice este salmo al hombre de hoy?

La felicidad del hombre de hoy se parece a la de la Samaritana antes del encuentro con Jesús. Todos los días iba a llenar el cántaro al pozo porque todos los días el cántaro se le quedaba vacío. Había probado todo: las fiestas, los amores, pero su alma estaba hueca por dentro. Nunca el hombre de hoy ha tenido tantos medios y nunca ha estado tan perdido. Es capaz de ir a la Luna mientras en la tierra miles de niños mueren de hambre. Es capaz de hacer cada día “trasplantes de corazón”, pero no es capaz de trasplantar amor. Nunca el hombre ha estado mejor infirmado  y menos comunicado.

Tal vez, como le ocurrió  la Samaritana, lo que necesita es un “encuentro con Jesús”. El no ofrece aguda estancada, agua de pozo. Ofrece agua de manantial. Agua que salta…a otra realidad  superior.

El hombre de hoy, en afán de autoafirmarse, se está negando a sí mismo. Y le ocurre aquello que nos dice Antonio Machado. “Bueno es saber que los vasos nos sirve para beber: lo peor es que no sabemos para qué sirve la sed”.  Ha perdido esa sed  de Infinito, de Trascendencia, de buscar “más allá”, de Felicidad en plenitud. Ha perdido la sed. Y se ha quedado sólo con el vaso vacío en sus manos.

Preguntas:

1.- ¿Cuándo te consideras persona -árbol? ¿Y cuándo persona- paja?

2.- Todo paso por la vida deja huellas. ¿Qué huellas estoy dejando en mi vida? ¿Me siento feliz con lo que hago?

3.- ¿Estoy dispuesto a dar buena sombra a tantas personas que me necesitan?  ¿Cómo y cuándo?

Oración.  

“Dichoso el hombre”

Tú, Señor, me has llamado a la existencia para que sea feliz, plenamente feliz. Mi felicidad es tu preocupación, tu obsesión. Parece que el que yo crezca, el que yo madure y me realice como persona es algo que te interesa a ti más que a mí. Gracias, Señor, porque me empujas, desde dentro, a vivir en plenitud.

“Su gozo es la ley del Señor”

Tu ley, Señor, es tu voluntad. Por ser tuya yo la amo y la guardo en mi corazón “noche y día”. Es un manjar delicioso para mi boca y un remanso de paz para mi inquieto corazón.

“Será como un árbol plantado al borde de la acequia”

Yo no quiero ser paja que se lleva el viento. No quiero ser una persona superficial, voluble, floja. Quiero ser árbol bien plantado: con hojas verdes, con flores, con frutos sazonados. Quiero dar una buena sombra a tantas personas que se acercan a mí con problemas pidiendo una ayuda, un consejo. Y, sobre todo, quiero dar frutos sazonados de amor concreto  y eficaz a mis hermanos Por eso necesito hundir mis raíces en la acequia de tu amor.

“El Señor protege el camino de los justos”

Tengo la inmensa suerte de no caminar solo. Vienes, Señor, conmigo, como una luz mañanera que, a medida que avanza el día, se va extendiendo hasta abrazarlo todo con su presencia. Yo me siento envuelto en esa luz. Y me siento asombrado por el derroche de ternura que pones a mi alrededor. Yo hoy necesito darte gracias  como el árbol se las da al aire, al viento y al agua.

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