sábado, 12 de marzo de 2022

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA, 13 de marzo de 2022

 


El segundo domingo de cuaresma nos invita a contemplar a Jesús en su transfiguración en el monte. Él nos enseña  con su ejemplo que en el esfuerzo de cada día por ser cristianos nos encontraremos dificultades y pruebas, como veíamos el domingo pasado; tendremos sufrimientos y problemas; a veces nos acompañará la enfermedad y el dolor. Pero todo ello nos irá transformando  hasta llegar a la gloria.

La vida de Jesús es un ejemplo de que no hay vida sin muerte, ni felicidad sin dolor. Por eso la transfiguración del Señor nos llama a la esperanza. 

Para parecernos a Jesús tenemos que fiarnos siempre de Dios, como se fió Abrahán, el padre de los creyentes.(Génesis 15,5-12-17-18) Más aún, como se fió el mismo Jesucristo. Con él, tras sus huellas, caminaremos sin tropiezos, con entereza, con confianza hacia Dios, pues somos ciudadanos del cielo.(Lucas 9,28b-36)

La transfiguración de Jesús nos invita a pensar que también nosotros seremos un día transformados con él en la gloria.

Nosotros creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Y seguimos el camino de Jesús (Filipenses 3,17-4,1)

1. Por la cruz a la gloria
Jesús siempre subía al monte a orar cuando se trataba de cosas muy importantes. Y el de ahora era un momento decisivo de la vida de Jesús. Él había hablado a los hombres, les había enseñado a sentirse hermanos y ayudarse. Quería salvar a todas las personas.  Pero no todos le escuchaban. Había gente que le odiaba. Los que mandaban querían  llevarlo a la muerte. Cuando toda su misión parecía que fracasaba, Jesús se agarra fuertemente a Dios y habla con él. La oración de Jesús ha consistido en ofrecerse a su Padre y dar su vida para la salvación de los hombres.  
Jesús reza a su Padre. Cerca de él están sus amigos Pedro, Juan y  Santiago. Y de pronto éstos vieron a dos figuras de la antigua Ley: Moisés y Elías, que hablaban con Jesús. El rostro de  Jesús, que rezaba, estaba cambiando. Y Jesús hablaba con Moisés y Elías de su muerte en Jerusalén.

¿Qué significan Moisés y Elías en este momento? Moisés y Elías fueron dos personas que intentaron comprender el misterio de Dios y no lo consiguieron. Dios se había manifestado en Jesús. 
En aquel momento solemne se escuchó la voz que decía<<Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle>>.
Esto quería decir: Jesús es el Hijo de Dios y es la Palabra de Dios. Jesús es un nuevo Moisés, pero más grande, que viene a dar una Ley nueva. 

2. La Ley de Cristo
Jesús, el Hijo de Dios, es el nuevo  legislador y la nueva ley, no grabada en piedras ni por manos de hombre, sino era en el corazón y por el fuego del Espíritu Santo. Su ley es la ley del amor que enseña y lo vive hasta dar la vida por aquellas personas a las que ama.
El obedece al Padre en todo momento. Y nos muestra el camino de la ley, obedecer al Padre.
La ley de Cristo llega mucho más allá que la ley de Moisés. Es necesario que nuestra vida sea cada momento una respuesta personal y libre, comunitaria y viva a Jesús.


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