He venido a dar plenitud a la Ley
1.- Oración introductoria.
Señor, quiero que me enseñes lo que significa eso de “dar plenitud”. Te aseguro que no me gustan las cosas a medias. Me dejan vacío, triste, desilusionado. Quiero llenar de sentido mi oración, mi trabajo, mi descanso, mi compromiso en el amor, mi vida. Ayúdame, Señor, Dios mío. No quiero ser un vulgar, ni un tibio, ni un perezoso.
2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor. Mateo 5, 17-19
«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
3.- Qué dice el texto bíblico.
Meditación-reflexión
Dios es amor. Dios no puede dar leyes que vayan en contra del amor o no sirvan para fomentar el amor. Llevar la ley a plenitud significa que todas las normas, por pequeñas que sean, si son vehículo del amor, me realizan, me plenifican. Pero las leyes que no fomentan ese amor, no sirven. ¿Qué sentido tiene amar a Dios con los labios si nuestro corazón está lejos? ¿No hacían eso los fariseos? ¿Qué sentido tiene amar a Dios si este amor no nos lleva a amar a nuestros hermanos? ¿No nos dice San Juan que ese tipo de amor es mentira? ¿Se puede decir que unos hijos cumplen con sus padres mayores cuando les dan comida, los llevan al médico, les ponen calefacción en el invierno…pero después no son capaces de darles un beso, un abrazo, una manifestación de cariño? “Propio del amor es abajarse” (Santa Teresita). Y nuestros mayores quieren que nosotros “nos abajemos” para escucharles mejor; para poner nuestras manos calientes en las suyas ya frías y arrugadas; para ayudarles a levantarse cuando ya no tienen fuerza para hacerlo. Hoy día nuestros mayores, en las residencias, viven con todas las necesidades materiales cubiertas, pero viven en soledad porque no se sienten queridos. Por eso muchos no sólo se mueren con sufrimiento, sino que se mueren de pena. Traslademos eso mismo a Dios. ¿De qué le sirve a Dios el decir que somos creyentes si no somos capaces de demostrarle nuestro cariño? Hay una frase en la Biblia que me hace temblar: “Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio, voy a vomitarte de mi boca” (Apo. 3,15). Hay muchas vidas de cristianos que a Dios le causan nauseas. Todo lo que vivimos y no podemos reciclar en amor, es tiempo perdido. “En la tarde de la vida se nos examinará sobre el amor” (San Juan de la Cruz).
Palabra del Papa
“Integración: Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del Sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés….La lógica del amor no se basa en el miedo sino en la libertad, en la caridad, en el sano celo y en el deseo salvífico de Dios, Nuestro Salvador, “que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. “Misericordia quiero y no sacrificio”» (Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto? (Guardo silencio)
5.-Propósito. Todas las pequeñas cosas de este día las voy a vivir con amor.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias porque hoy he aprendido algo muy interesante: que no importa lo que hacemos sino desde donde lo hacemos. Hacer grandes cosas sin amor no conduce a nada. Hacer las pequeñas y sencillas cosas de cada día con mucho amor me da calidad de vida, satisfacción, alegría, vida en plenitud, esperanza. ¡Gracias, Señor!
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