Convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13)
La Jornada Mundial del Enfermo, como nos explicaba San Juan Pablo II en la Carta apostólica
“Salvifici doloris”, busca “sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente, a las varias instituciones
sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia
posible a los enfermos”. “Ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el
sobrenatural, el sufrimiento”. “Hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial
las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas”. “Favorecer el compromiso cada vez
más valioso del voluntariado”. “Recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los
agentes sanitarios”. “Hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, así como cuantos viven y
trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los
enfermos”.
Hay una tendencia creciente en los últimos años de problemas de ansiedad, depresión o
dificultades para conciliar el sueño, que nos lleva a un consumo creciente de antidepresivos, de
hipnóticos y sedantes. En España encabezamos la lista de países que más ansiolíticos consume. El 35 %
de los jóvenes entre 18 y 29 años reconoce consumir ansiolíticos de manera habitual: este es el
demoledor dato del último Barómetro de la Familia presentado por The Family Watch, que saca a la
luz especialmente los problemas de salud mental de los españoles1
. Todo esto evidencia una frágil
salud psicológica. Por ello en la campaña de este año nos parece importante centrarnos en el cuidado
de quienes padecen diversas formas de sufrimiento psicológico.
Necesitamos reconocer las dolorosas condiciones en las que muchos se encuentran a lo largo de
su existencia y como a veces los llevan al límite de su fuerza física y psíquica. Sólo la amistad fiel y la
cercanía fraterna pueden ofrecerles el “agua fresca” de la esperanza, que eleva y consuela, como nos
plantea el papa Francisco en su Mensaje para la XXXII Jornada Mundial del Enfermo: “Cuidar al
enfermo cuidando las relaciones”
Por todo ello, en el Departamento de Pastoral de la Salud, LES pareció urgente e importante dedicar
la Campaña del Enfermo de 2024 a tomar conciencia de este sufrimiento, que no se trata de una
enfermedad mental en el sentido que comúnmente le damos a este término. El papa Francisco nos decía:
“Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir,
pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta,
pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias"2
. En esta dirección, nos ha parecido
importante centrarnos en el cuidado y acompañamiento de las personas que padecen este
sufrimiento que se manifiesta en la tristeza, la pena, el desánimo o la ansiedad, proponiendo como
lema: “Dar esperanza en la tristeza”, para anunciar con el profeta Jeremías: “Convertiré su tristeza en
gozo, los alegraré y aliviaré sus penas” (Jer 31, 13).
Lectura reposada del
evangelio Marcos 6, 53-56
En aquel
tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, llegaron a tierra
en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron enseguida,
recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas
adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o
aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera
la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
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En la Campaña del Enfermo de este año se nos propone acercarnos a las personas con
sufrimiento psicológico y poder “Dar esperanza en la tristeza”. El papa Francisco nos decía en
“Evangelii gaudium”: “Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades
que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a
despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias".
Seamos portadores de esperanza y consuel
Oración de los Fieles:
Elevemos nuestra oración a Dios Padre, en quien ponemos nuestra confianza. Lo hacemos por
mediación de María, salud de los enfermos, respondiendo:
R. Padre, en Ti confiamos.
— Por la Iglesia: para que asumiendo su vocación maternal acoja en su seno a todos los que
se sienten solos y haga presente el consuelo de Cristo. Oremos.
— Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio del dolor,
sientan también la presencia cercana y maternal de la Virgen. Oremos.
— Por todos los consagrados al servicio de los enfermos y mayores: para que su dedicación
y entrega sea reflejo del rostro misericordioso del Padre para quien nos necesite.
Oremos.
— Por nuestra comunidad cristiana, nuestra parroquia: para que se muestre siempre
cercana a las necesidades de quienes padecen la tristeza sea un verdadero hogar de
acogida, acompañamiento y servicio para ellas. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración y danos un corazón compasivo como el de María, para que nos
mostremos siempre más atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y nos
comprometamos, sin miedo, a acompañarlos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
ORACIÓN (ESTAMPA)
JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
“Dar esperanza en la tristeza"
Abre nuestros ojos para que conozcamos
las necesidades de los hermanos;
inspíranos las palabras y las obras
para confortar a los que están
cansados y agobiados;
haz que los sirvamos con sinceridad,
siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo.
Concédenos estar atentos a las necesidades
de todos los hombres para que,
participando en sus penas y angustias,
en sus alegrías y esperanzas, les mostremos
fielmente el camino de la salvación y con ellos
avancemos en el camino de tu reino.
Que tu Iglesia sea un vivo testimonio
de verdad y libertad, de paz y justicia,
para que todos los hombres se animen
con una nueva esperanza.
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