Como hizo María, acompañamos a Jesús en las horas previas a la Pasión, rezando por los desplazados y refugiados a causa de las guerras, para que nuestra indiferencia no los condene al olvido.
¡Que esta Hora Santa nos ayude a ponernos en camino, abriendo nuestras mentes, ampliando nuestro horizonte y avivando la solidaridad, para que este Cristo, hoy crucificado, no se sienta jamás abandonado!
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