Le acompañaban los Doce, y algunas mujeres…
1.- Introducción.
Señor, te agradezco que hayas incorporado a la mujer a tu misión, a la construcción del Reino. En medio de un contexto totalmente machista, Tú optaste a favor del feminismo de una manera clara y contundente. No tuviste prejuicios contra ellas, las defendiste del tabú de la sangre, las elevaste a la categoría de seres libres, capaces de escuchar tu palabra y seguirte. Haz que yo sepa mirarlas como Tú, con la mirada del corazón.
2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Es verdad que, a la hora de la primera creación, el protagonismo lo tuvo un hombre: Adán; pero en la segunda creación, Dios, a la hora de elegir un medio eficaz para entrar en el mundo, pensó en clave femenina. Siempre me impresionan las palabras de Pablo: “Al llegar la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer” (Gal. 4,4). En el relato del evangelio de hoy Jesús fue un osado. Sabía que “la mujer casada que acompañaba a los profetas era repudiada por su marido y era motivo suficiente para casarse con otra” (J. Jeremías), Pero Jesús rompe los esquemas sociales y culturales a la hora de optar por un auténtico feminismo, incluso incorporando a las mujeres a su propia misión evangelizadora. Y fue una mujer, María Magdalena, la que dio a los discípulos la noticia de que Cristo había Resucitado. Fueron unos ojos de mujer los primeros que vieron el rostro del resucitado; unos oídos de mujer los que escucharon el primer nombre pronunciado por Él: ¡María! Y unos labios de mujer los primeros que besaron los pies del nuevo Adán.
Palabra del Papa
“Es indudable que debemos hacer mucho más a favor de la mujer, si queremos dar más fuerza a la reciprocidad entre hombres y mujeres. Es necesario de hecho, que la mujer no solamente sea más escuchada, sino que su voz tenga un peso real, un prestigio reconocido en la sociedad y en la iglesia. El modo mismo con el cual Jesús ha considerado a las mujeres -el evangelio lo indica así- era un contexto menos favorable del nuestro, porque en esos tiempos la mujer era puesta en segundo lugar. Pero Jesús la considera de una manera que da una luz potente que ilumina un camino que lleva lejos, del cual hemos recorrido solamente un tramo. Aún no hemos entendido en profundidad cuales son las cosas que nos puede dar el genio femenino de la mujer en la sociedad. Tal vez haya que ver las cosas con otros ojos para que se complemente el pensamiento de los hombres. Es un camino que es necesario recorrer con más creatividad y más audacia”. (Audiencia de S.S. Francisco, 15 de abril de 2015).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio)
5.- Propósito: Dar gracias a Dios por habernos dado a María la madre de Jesús, por madre nuestra.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor Jesús, yo te agradezco que hayas sido tan valiente y no te haya importado incorporar a las mujeres a la misión de extender a todas partes tu Reino. Y, de un modo especial, te agradezco que hayas querido venir a este mundo a través de una mujer llamada María. Ella es, como dice P Claudel, “el sacramento de la ternura maternal de Dios”. Haz que sepamos empaparnos de esta ternura infinita.
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