
INTRODUCCIÓN
Nouwen comenta el famoso cuadro de Rembrandt de esta manera: «El gesto tranquilo de las manos del Padre sobre la espalda del hijo arrodillado… es el núcleo de todo lo que aparece en el cuadro. Ellas son la expresión más elocuente de la mirada acogedora del corazón. La mano izquierda fuerte y musculosa es la que sostiene al hijo y tiene rasgos masculinos. La mano derecha, por el contrario, es suave y fina: acaricia con ternura; tiene rasgos femeninos. Las dos manos nos vienen a decir que Dios es Padre y Madre. Toca al hijo con su paternidad y maternidad».
TEXTOS DE LA MISA
1ª lectura: Josué 5, 9-12; 2ª lectura: 2Corintios 5, 17-21.
EVANGELIO
Lucas 15,1-3. 11-32
También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete,4porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”1Él le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”»
REFLEXIÓN
1.– El comienzo. Lc. 15,1-3. Los publicanos y pecadores, es decir, la gente de mal vivir, estaban felices escuchando a Jesús. En cambio, los fariseos y los escribas (los que el pueblo tenía como santos) murmuraban porque Jesús comía con pecadores. A estas tres parábolas, la del Pastor, la de la Mujer que busca la moneda perdida y la del Padre Bueno, se les llama parábolas de revelación. Con ellas Jesús quiere revelar el verdadero rostro de Dios. A esos que explicaban las Escrituras y tenían siempre en los labios el nombre de Yavé, les va a decir que no tienen idea de lo que es Dios. Sólo el Hijo, el que ha vivido siempre con el Padre, nos lo puede revelar (Jn.1,18). Y lo hace con estas parábolas maravillosas. Un gran especialista en parábolas, el Dr. Jeremías, nos dice que siempre en las parábolas hay que ir al núcleo esencial. ¿Y cuál es el núcleo esencial de estas parábolas? Responde: LA INSENSATEZ. Sólo un pastor insensato busca una oveja abandonando las 99 en el corral. Sólo un Padre que ha perdido el juicio trata de esa manera a ese hijo que es un auténtico calavera. Sólo una mujer de pocas luces, al encontrar una moneda de poco valor, invita a una fiesta a sus amigas. Conclusión: Dios ha perdido el juicio, se ha vuelto loco, pero “loco de amor al hombre. Y esa “locura de amor, por parte de Dios, va a ser el mensaje que su Hijo viene a revelarnos”.
2.– El centro fundamental de la Parábola: Los gestos exagerados.
3.– El final. ¿Cómo acabaría esta historia? El evangelio no dice nada, pero tenemos derecho a imaginarla. A mí ni se me ocurre pensar que este hijo, después de haber conocido al Padre, tuviera ya ganas de irse de casa. En casa ha encontrado lo que le negó su aventura por las calles. En realidad, vivió en casa “sin conocer al Padre”. Incluso me imagino que el hijo mayor, al ver el derroche de ternura de su Padre, acabaría aceptando la invitación de éste a entrar en la fiesta. Desde ahora ya no viviría en casa como “obrero” sirviendo a su Señor. Experimentaría el gozo de vivir “como hijo” aceptando también a su hermano. Si al terminar la parábola uno saca la conclusión de que el Padre Dios es bueno, no ha entendido nada. Este Padre Dios es exageradamente bueno, escandalosamente bueno. Todo puede cambiar con el “milagro del corazón”.
PREGUNTAS
1.- ¿Estoy convencido existencialmente de todo lo que Dios me ama? ¿He tenido en mi vida alguna experiencia religiosa en este sentido?
2.- Después de conocer este amor apabullante de Dios ¿puedo seguir amando a mis hermanos con un amor ruin, mezquino, interesado?
3.- Con un Padre tan maravilloso, ¿puedo vivir con tristeza?
Señor, te lo confieso, al leer la oración del fariseo me he indignado por dentro porque me parece la oración más estúpida de toda la Biblia. “Gracias porque yo no soy como los demás”. ¿Habrá cosa más bonita que ser como los demás? Pasar por la vida sin complejos de superioridad “nadie es más que nadie”, ni tampoco de “inferioridad”, nadie es menos que nadie. Eso era lo que Tú, Señor, querías: un mundo de iguales, un mundo de hermanos.
2- Lectura sosegada del evangelio: Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola por algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: «¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.» En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!» Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Hay dos maneras de ir a Dios: por las buenas o por las malas. Ir a Dios por las malas, es ir como el fariseo en plan de “exigencia”. Son aquellos que quieren comprar a Dios “por sus méritos”. Se creen “justos” y, por eso, no necesitan que Dios los justifique. Para ellos Jesús es un lujo, no hacía falta que hubiera venido a este mundo. Ellos, con sus obras, eran “merecedores del cielo”. Lo peor de éstos no es que ellos se consideren “buenos” sino que “despreciaban a los que no son como ellos”. “No soy como ese publicano”. Pero también se puede ir a Dios por las buenas, como el “publicano” de la parábola. No fue en plan de “exigencia” sino “de indigencia”. Él se sentía pobre, pequeño, pecador. No se atrevía ni a levantar los ojos al cielo. Si el fariseo se presentaba ante Dios “con los puños cerrados” exigiéndole todo lo que le debía, el publicano se situaba ante Dios “con las manos abiertas” dispuesto a recibir de Dios su perdón. ¿Y qué nos dice el evangelio? Que el publicano salió del templo “justificado”, es decir, “justo, santo”. Él no se lo merecía, pero no se trataba de méritos, sino de gracia. Dios lo había hecho todo “gratuitamente”. Y ¿qué pasó con el fariseo? Que salió del templo con todos los pecados que tenía más uno más: el de soberbia. “Acércate quedándote atrás, Iglesia pecadora, y, sin levantar los ojos, déjate alcanzar por la mirada de Dios, escucha su voz, abre tu oído a la palabra del Señor, comulga la compasión que pides, recibe la justicia que recitas, vuelve resucitada a tu casa, vuelve con Cristo en el corazón” (Fr. Agrelo)
Palabra del Papa
“La incapacidad de reconocerse pecadores nos aleja de la verdadera confesión de Jesucristo. Es fácil decir que Jesús es el Señor, difícil en cambio reconocerse pecadores. Es la diferencia entre la humildad del publicano que se reconoce pecador y la soberbia del fariseo que habla bien de sí mismo: Esta capacidad de decir que somos pecadores nos abre al estupor que nos lleva a encontrar verdaderamente a Jesucristo. También en nuestras parroquias, en la sociedad, entre las personas consagradas: ¿Cuántas son las personas capaces de decir que Jesús es el Señor?, muchas. Pero es difícil decir: Soy un pecador, soy una pecadora. Es más fácil decirlo de los otros, cuando se dicen los chismes… Todos somos doctores en esto, ¿verdad?” (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de septiembre de 2015, en Santa Marta).
4.- ¿Qué me dice hoy a mí esta palabra que acabo de meditar. (Silencio)
5.- Propósito. Pasaré todo el día “disfrutando” con la gente. Ni son más ni menos que yo. Son mis hermanos.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Yo, Señor, te quiero dar gracias por tus parábolas. Son verdaderas perlas. Nada se ha producido en la literatura universal que se les parezca. De una manera sencilla, popular, con ejemplos de todos conocidos, nos hablas tan bonitamente de Dios. Con la parábola de hoy, desenmascaras la falsedad de los fariseos y pones al descubierto el interés de Dios por los pequeños, los humildes, los despreciados de los demás. Cuidando a los pequeños, ¡Qué grande te manifiestas!
( 13 de Abril)
12:00 Bendición de Ramos - Procesión
-Eucaristía
Martes Santo - 15 de Abril
19:00 Celebración penitencial: Confesiones
Jueves Santo - 17de Abril
18:00 Eucaristía de la Cena del Señor
22:00 Hora Santa
1.- Oración introductoria.
Señor, cada día me encuentro más feliz de poder conversar contigo. Y el tema de hoy es apasionante: el tema del amor. Acertar en este tema es acertar en la vida y no acertar es “no dar en la diana”. Por eso, ya desde el principio, vengo a pedirte que me aclares bien las cosas, que no me deje llevar por amores teóricos o amores falsos.
2.- Lectura reposada del Evangelio Marcos 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Un escriba pregunta a Jesús por el mandamiento principal. Esto no nos debe extrañar porque, en tiempo de Jesús, había 613 mandamientos que se debían cumplir. Un fardo demasiado pesado sobre los hombros de los hombres. Y Jesús lo aligera al resumirlos todos en dos. Y con eso ya les hace un gran favor. Pero no está ahí lo original de Jesús. Estos dos mandamientos, el del amor a Dios y al hombre, en el A.T estaban separados, incluso en libros distintos. El del amor a Dios está en el libro del Deuteronomio 6, 4-5. Es el famoso Semá: “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El otro está en el Levítico 19,18 “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos no sólo estaban separados en los libros, sino en la vida. Uno podía amar al próximo, al que estaba cerca, pero no estaba obligado a amar los de fuera, a los extranjeros. La genialidad de Jesús está en juntarlos. Ya no se podrá decir que uno ama a Dios si no ama al hombre. Son como dos vasos comunicantes: ¿Crece el amor a Dios? Crece también el amor al hermano. Y al contrario. Lo más maravilloso de todo es que Jesús cumplió los dos mandamientos sin estridencias, como la cosa más normal. Por eso, antes de morir, como su mejor testamento, nos dijo: “Esto os mando: que os améis unos a otros como Yo os he amado”.
Palabra del Papa
“Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más: ¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! Pero ¿cómo puedo amar lo que no conozco? Ama a los que tienes cerca. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor. Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta).
4.- ¿Qué me dice hoy a mí este texto? (Guardo silencio)
5.-Propósito: Intentaré ver a Dios en el rostro de mis hermanos con quienes hoy voy a compartir este día.
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, hoy quiero darte gracias porque para ti el amor a Dios y el amor a los hermanos es un mismo amor. Y esto es exigente, pero grandioso. Si lo que nos realiza en la vida es el amor, si lo que más anhelamos es amar y ser amados, sabemos que siempre que esto lo hacemos con nuestros hermanos es como si se lo hiciéramos a Jesús. Durante todo el día yo puedo tener una cita con Dios en mis hermanos.
El pasado mes de octubre, el Dicasterio para las Causas de los Santos confirmaba la validez jurídica de la investigación diocesana para la Causa de Akash Bashir, el joven pakistaní fallecido al enfrentarse a un islamista cargado de explosivos que iba a inmolarse en una iglesia en Lahore. Ambos murieron en el acto.
La iniciativa heroica de Bashir, a sus 20 años, no solo salvó el templo, sino también la vida de multitud de feligreses.
A raíz de su muerte, la vida y hazaña del joven se difundió por todo el mundo, los peregrinos comenzaron a viajar a su tumba y, finalmente, comenzó una causa de beatificación por la que llegó a ser declarado siervo de Dios en 2022.
Ante el décimo aniversario de su inmolación, el 14 de marzo de 2015, el postulador y el vicepostulador de la causa de Akash han actualizado la información sobre el proceso de beatificación, remarcando los frutos de fe que perduran en su comunidad pasados los años.
Su vicepostulador, el misionero salesiano Gabriel Cruz, resumió a The Pillar la infancia y juventud del que hoy es considerado un héroe en la comunidad cristiana de Pakistán.
Cuenta que la fortaleza interior, el deseo de servicio y las elevadas aspiraciones del joven nacido en 1994 le llevaron a querer ser soldado como una forma de proteger a su pueblo.
En 2013, cuando Akash no alcanzaba los 20 años, los obispos propusieron a los fieles la creación de una red de voluntarios para la defensa de las iglesias ante eventuales ataques. No tardó en inscribirse como voluntario.
Ser el más joven de los que se presentaron no le impidió formar parte de una nueva comunidad, acudir a las reuniones de oración y formación con sus compañeros, estudiar la Biblia o apostarse en el exterior de la parroquia asignada dispuesto a lo que fuese necesario.
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El 15 de marzo de 2015 parecía un domingo más, con la iglesia repleta de fieles. Pero al escuchar una primera explosión en un templo cercano supo que no sería un día normal. Segundos después, un hombre con una bomba se dispuso a inmolarse en la iglesia, y solo Akash se lo impedía.
“Si tengo que morir, moriré, pero no te dejaré entrar”, le dijo el joven. Fueron sus últimas palabras. Acto seguido, abrazó al terrorista y este se inmoló, muriendo ambos en el acto, dejando multitud de heridos y falleciendo tres cristianos.
“Cientos de cristianos salieron a las calles a venerar a Akash porque sabían que los había salvado. Eso es lo que llamamos `fama de santidad´, porque fue algo que la gente reconoció de inmediato. En Pakistán no se usa la palabra mártir para personas como Akash por sus connotaciones islámicas. El equivalente es el de `héroe´, y la gente empezó a llamarle así espontáneamente”, relata el vicepostulador.
En 2018, cuando llegó a Pakistán, Cruz observó la “devoción espontánea” que los fieles mostraban hacia la figura de Akash y pidió a sus superiores comenzar las investigaciones para la causa de martirio.
Pasó tres años recabando pruebas y testimonios que concluyeron en el Nihil obstat de Roma y el posterior nombramiento de Akash como siervo de Dios en 2022, dando inicio a una fase diocesana de la causa que concluyó el 15 de agosto de 2024.
“Hasta ahora, todo ha avanzado satisfactoriamente. El Vaticano recibió la copia pública de la documentación de la causa para su estudio y la aprobó en octubre del año pasado. Ahora estamos en la fase de preparación de la positio, que consiste en un análisis histórico y teológico mucho más profundo y elaborado de su vida y muerte”; cuenta el salesiano.
Para el postulador general de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, Pierluigi Cameroni, se trata de una causa especial por la juventud de Akash y por ser este el primer santo paquistaní, entre otros motivos.
“Los cristianos se han fortalecido, otros jóvenes han asumido el relevo y se han producido muchos bautismos. Ha sido una fuente de paz y esperanza, porque su ejemplo permite vislumbrar la victoria de Cristo. La Pascua es muerte y resurrección, y por lo tanto, esperanza. Es también un llamado a la reconciliación”, comenta Cameroni a Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Entre otros aspectos, el postulador remarca que la sencillez, el amor y servicio a los más necesitados o el ideal de defender la justicia acompañaron siempre a Bashir.
De hecho, agrega, “hay un episodio impactante sobre un sueño que Akash tuvo y que le confió a un amigo, quien, tras el asesinato, se lo contó a su padre. Dijo que había soñado que moriría sirviendo, haciendo el bien”.
El sueño sería solo un anticipo de lo que ocurriría aquel 15 de marzo de 2015, y que tendría fuertes enseñanzas y consecuencias en su comunidad.
“Akash no dejó entrar el mal. Prefirió morir. Debemos hacer lo mismo, luchando por evitar que el mal entre en nuestras vidas. En esa frase veo reflejos del mensaje de Don Bosco; creo que es una fuente de gran esperanza cristiana. El poder de Cristo puede vencer cualquier mal. El mal no tiene la última palabra”, cuenta el postulador general.
Convencido de su santidad, remarca que las consecuencias de la beatificación trascenderían mucho a la figura del propio Bashir, pues él “representa a los cristianos perseguidos en Pakistán y en todo el mundo”, para quienes es “un modelo a imitar”.
“Akash murió sirviendo a su comunidad. Dedicó su corta vida al servicio, un servicio muy sencillo: cuidar una puerta. Pero ese servicio lo llevó a dar su vida. Murió sirviendo. Y otra cosa que me gusta mucho es el abrazo al terrorista. Aunque parezca insignificante, es una imagen espiritual de enfrentar el mal con un abrazo para detener su propagación. Se trata de impedir que el mal entre en nosotros y en nuestra comunidad”, observa el vicepostulador.
Para Cruz, estos son dos ejemplos de cómo ser el primer beato de Pakistán supondría también representar como “bandera y rostro a todos aquellos que no han tenido voz y sufren persecución”.
“Es un joven con una fe gigantesca, que logró defender su propia fe y la fe de su comunidad cristiana. Su vida fue sencilla, llena de pequeños detalles de servicio, afrontando los desafíos con valentía. Esa sencillez se convirtió en algo extraordinario, y es precisamente por eso que es un modelo a seguir para nosotros, porque se puede imitar”, subraya el misionero salesiano.
El padre Gabriel Cruz es testigo de cómo el sacrificio del joven no solo ha consolidado a la comunidad cristiana de Lahore. También ha cambiado sus vidas y les ha fortalecido para vivir la fe en un país donde cada mes hay ataques terroristas y la discriminación contra los cristianos es la norma.
Tras su muerte, cuenta el sacerdote, “la gente levantó un pequeño altar como muestra de gratitud y esta es su fama de santidad. Akash se convirtió en luz para los cristianos de Pakistán”.
También menciona que cuando el joven dio el paso de apuntarse como protector de las iglesias, este no era un servicio muy extendido ni popular entre los cristianos. Sin embargo, tras su muerte, muchos jóvenes siguieron su ejemplo y comenzaron a apuntarse como guardianes en las iglesias de Pakistán.
“Contamos con testimonios de muchas personas que recuperaron la fe gracias a su ejemplo. El número de bautismos aumentó. En el proceso diocesano se preguntó a los testigos si habían recibido alguna gracia de Akash. Muchos respondieron diversas cosas, pero casi todos coincidieron en que recibieron el don de "estar vivos". La gente reconoce el don de la vida, el milagro de la vida, como un don que no les fue arrebatado gracias a Akash”, enumera.
No son pocas las comparaciones que pueden establecerse del joven paquistaní con Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, que serán canonizados entre el próximo mes de abril y agosto, así como con otros jóvenes con el proceso iniciado, como el “héroe del monopatín”, Ignacio Echeverría.
“Creo que Akash puede ser un ejemplo precisamente porque logra vivir una vida extraordinaria haciendo lo ordinario, así como el coraje que demuestra al servir a su comunidad. Akash nos mostró que aún podemos vivir una vida feliz y dar a los demás. Creo que la figura de un joven tan valiente merece ser un ejemplo para el mundo y la Iglesia”, concluye Cruz.