lunes, 30 de septiembre de 2019

El Manantial de la Vida. Martes 1 de Octubre, Santa Teresa del Niño de Jesús. Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?


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1.-Introducción.
Señor, hoy te pido que me des un espíritu grande para que te sepa imitar a Ti y no caiga en la trampa de los hombres que tienen miras cortas, como los samaritanos; y espíritu vengativo, como los apóstoles. ¡Qué sería de nosotros si no estuvieras Tú! Tú que ensanchas nuestra mente estrecha y dilatas nuestro corazón encogido. ¡Gracias, Señor!
2.- Lectura reposada del Evangelio. Lucas 9, 51-56
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma? Pero volviéndose, les reprendió y dijo: No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos. Y se fueron a otro pueblo.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
La luz brilla en las tinieblas y la grandeza de Jesús en medio de las mezquindades de los hombres. Mezquina la postura de los samaritanos que no quieren recibir a Jesús simplemente porque camina a Jerusalén, la ciudad enemiga. Y rastrera la postura de los discípulos que quieren vengarse y le piden a Jesús que mande fuego del cielo y los arrase a todos. En medio de tanta miseria y mezquindad está la postura magnánima de Jesús que no cambia la ruta de su camino a Jerusalén, aunque sabe que le espera la muerte. Para Jesús, lo que tiene que hacer en la vida es más importante que la vida misma. “El celo le devora”. Y Jesús es devorado por la misión que el Padre le ha encomendado. Grandeza también de Jesús frente a sus discípulos Santiago y Juan. Piden a Jesús fuego del cielo para que arrase la ciudad que no lo ha querido recibir. Jesús les regaña. Les echa en cara lo poco que han aprendido en el tiempo que llevan con Él. Ni tirando piedras se solucionan las cosas, como en el caso de la adúltera, ni con fuego material se evangeliza una ciudad. Hay que cambiar las piedras y convertirlas en perdón. Y hay que cambiar el fuego de la venganza en fuego de amor. Éste fuego de amor es el que pide Jesús al Padre para que el mundo arda de ternura y de misericordia.
Palabra del Papa.
“Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida. Vemos en todo el Evangelio cómo Jesús trae con gestos y palabras la vida de Dios que transforma. Es la experiencia de la mujer que unge los pies del Señor con perfume: se siente comprendida, amada, y responde con un gesto de amor, se deja tocar por la misericordia de Dios y obtiene el perdón, comienza una vida nueva. Dios, el Viviente, es misericordioso” (Jornada “Evangelium Vitae, 16-6-13).
4.- Qué me dice a mí hoy este texto ya meditado. (Guardo silencio)
5.- Propósito. Acordarme durante este día de la grandeza de Jesús para no encerrarme en pensamientos cortos o, peor aún, miserables.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, si me miro a mí mismo, si confío en mis fuerzas, me veo por dentro tan ruin como los samaritanos y tan deleznable como tus discípulos. Por eso quiero levantar mi mirada y mirarte solo a Ti. En Ti encuentro grandeza de alma, amplitud de miras, fuerza ante la dificultad, voluntad insobornable ante tu misión. Sólo contigo mi debilidad se hace fuerte; mi pequeñez se hace grande; y mi miseria se convierte en misericordia.

Mes Misionero Extraordinario en Nuestra Diócesis

            

MISIONEROS POR EL MUNDO - ANGOLA

                          
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INSCRIPCIÓN. CATEQUESIS INFANTIL




                                                                         
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PARROQUIA SAN PÍO X

         LOGROÑO


                                                                                                       11 -  Septiembre - 2019

Estimados padres:



Los catequistas y coordinadores de la Catequesis Familiar de Primera Comunión os enviamos la presente carta con nuestro saludo más cordial.



Como sabéis la parroquia organiza la Catequesis preparatoria para recibir el Sacramento de la Eucaristía (Primera Comunión). Esta preparación dura dos años de catequesis, tanto para los padres como para los niños. Se inicia en 2º de Ed. Primaria y continúa durante 3º de E.P.

Os recordamos que no hay ninguna obligatoriedad de hacer la comunión sino que debe ser una opción cristiana de la familia, y no “porque toca”.



Las INSCRIPCIONES para los niños/as de 2º E.P.  

Del 16 al 27  de septiembre de 2019

De lunes a viernes de 10: 30 a 12:00 y de 18:00 a 19:00

en el despacho parroquial o en el buzón


Es muy importante: REFLEXIONAR sobre los compromisos que adquieren los padres al inscribir a su hijo/a en la Catequesis familiar de 1ª Comunión. La COHERENCIA, nos pide que si queremos que nuestros hijos/as acojan y reciban a Jesús en la Sagrada Comunión, participemos en todo el proceso catequético: la Catequesis de Padres mensual y la participación semanal en la Eucaristía dominical que celebramos el domingo a las 12:00 h en la parroquia.

FECHAS INICIO CATEQUESIS DE LOS NIÑOS/AS



2º CURSO CATEQUESIS – 3º EP – LUNES /  7 de OCTUBRE 2019

1º CURSO CATEQUESIS – 2º EP – LUNES /  7 de OCTUBRE 2019



                                   ( DE 6 A 7 DE LA TARDE)

El Manantial de la Vida. Domingo 29 de Septiembre.El rico Epulón y el pobre Lázaro





Del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el infierno entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama". Pero Abraham le dijo: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros". Replicó: "Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento". Le dijo Abraham: "Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan". Él dijo: "No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán". Le contestó: "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite".

Oración introductoria
Señor, ayúdame a ser consciente de que estás siempre a mi lado, de que cada oración es un nuevo encuentro contigo, mi Mejor Amigo. Señor, Tú sabes que soy débil y que muchas veces me olvido de ti, buscando mi satisfacción en las cosas de este mundo. Sabes que suelo pensar en mí mismo, en mis planes, en mis gustos, en mi voluntad. Por eso, te pido, Señor, que cambies mi corazón de piedra en uno de carne y hueso, para así cumplir mi misión de ser sal de la tierra y luz del mundo. Te ofrezco, Señor, esta meditación por los más necesitados y oprimidos, y por los que viven lejos de tu amor.

Petición
Señor Jesús, ayúdame a ser consciente de que la misión de que cada Cristiano es el Amor, y de que al fin de mi vida me interrogarán sobre cuánto y cómo he amado a mis hermanos.

Meditación del Papa Francisco
No se dice que el rico epulón fuera malvado, al contrario, tal vez era un hombre religioso, a su manera. Rezaba, quizás, alguna oración y dos o tres veces al año seguramente iba al Templo a hacer sacrificios y daba grandes ofrendas a los sacerdotes, y ellos con aquella pusilanimidad clerical se lo agradecían y le hacían sentarse en el lugar de honor. Pero no se daba cuenta de que a su puerta estaba un pobre mendigo, Lázaro, hambriento, lleno de llagas, símbolo de tanta necesidad que tenía.
El hombre rico tal vez el vehículo con el que salía de casa tenía los cristales polarizados para no ver fuera... tal vez, pero no sé... Pero seguramente, sí, su alma, los ojos de su alma estaban oscurecidos para no ver. Solo veía dentro de su vida, y no se daba cuenta de lo que había sucedido a este hombre, que no era malo: estaba enfermo. Enfermo de mundanidad. Y la mundanidad transforma las almas, hace perder la conciencia de la realidad: viven en un mundo artificial, hecho por ellos... La mundanidad anestesia el alma. Y por eso, este hombre mundano no era capaz de ver la realidad.
Muchas personas que llevan la vida de modo difícil; pero si tengo el corazón mundano, nunca entenderé eso. Con el corazón mundano no se puede entender la necesidad y lo que hace falta a los demás. Con el corazón mundano se puede ir a la iglesia, se puede rezar, se pueden hacer tantas cosas. Pero Jesús, en la Última Cena, en la oración al Padre, ¿qué ha rezado? 'Pero, por favor, Padre, custodia a estos discípulos para que no caigan en el mundo, que no caigan en la mundanidad'. Es un pecado sutil, es más que un pecado: es un estado pecador del alma. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 5 de marzo de 2015, en Santa Marta).
Reflexión
Es interesante ver en este evangelio cómo el rico sólo se acuerda de Lázaro cuando necesita de él. En su vida, nunca le tuvo presente para ayudarle a tener una vida más digna. E igualmente, en nuestra vida, muchas veces pasa lo mismo. Sólo nos acordamos de los demás para nuestro propio provecho y bienestar.

El rico se fue para el infierno no por sus bienes, sino porque dedicó toda su vida a satisfacer su propio gusto, en vez de haberla empleado en hacer obras de misericordia.

Todos los bienes y talentos que recibimos de Dios son para servir a los demás. Muchas veces no podremos ayudar materialmente, pero podemos dedicar nuestro tiempo, dar una sonrisa, unas palabras amorosas. La mejor forma de transmitir a Cristo, de evangelizar el mundo, es con nuestro ejemplo, con la donación de nuestro tiempo a los demás, tiempo que es la mayor riqueza que tenemos.

Propósito
Buscaré hacer un acto de caridad, siendo consciente de que todo lo que hago a uno de estos pequeñitos por amor a Dios, es a Cristo a quien lo hago.

Diálogo con Cristo
Jesús, Tú me conoces bien. Dame fuerzas y una mirada espiritual para descubrirte en mis familiares, en mi vecino, en mi colega de trabajo, en todas las personas que me rodean; tanto con las que me llevo bien, como con las que me caen pesado. Que te vea tanto en el mendigo como en mi patrón, y que pueda transmitirte a ellos. Que mi gran ilusión sea servir y ayudar a mi hermano en todas sus necesidades que me sea posible, para hacer su yugo más leve.

El Manantial de la Vida.Lunes 30 de Septiembre. ¿Quién será el mayor?

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1.- Oración introductoria.
Señor, en esta fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús te suplico que me des “alma de niño”. Que mi único tesoro seas Tú, que no ambicione ni riquezas ni poder, ni gloria de este mundo. Yo sólo quiero ser importante por todo lo que Tú me das; y más importante todavía por lo feliz que vivo totalmente despreocupado de mis cosas, incluso de mí mismo. Como un niño me siento feliz en tus manos y todo lo espero de Ti.
2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 9, 46-50
En aquel tiempo se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor». Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
El ansia de ser el mayor entre los otros, de dominarlos, de disponer de ellos, responde a una inclinación muy fuerte, muy arraigada en el corazón del hombre, también en el de los discípulos. A veces, el ansia de dominar se tiene escondida o se disimula tras una máscara. Los dominadores de los pueblos se hacen llamar «bienhechores» (22,25).Por eso hay que estar muy alerta para no dejarse dominar por este mal que puede arruinar a las personas. Hay que desenmascararlo a tiempo. Cuando ha habido un movimiento sísmico y pasan los técnicos para comprobar el estado de las viviendas que han permanecido en pie, lo que les interesa es saber cómo ha quedado dañada la “estructura del edificio”. Si ha sido afectada, no cabe remodelación, hay que tirarlo del todo. Según el evangelio, cuando un discípulo suyo, -sea sacerdote, obispo, o Papa- está tocado de este mal y quiere ser “el más grande” `para así dominar a los demás, debe desaparecer, porque constituye un grave peligro para todo el edificio de la Iglesia. Y ¿por qué Jesús ha sido tan exigente en este punto? Jesús, el más grande, que fue entregado en manos de los hombres a fin de que dispusieran de él, trastorna todas las normas. Los pequeños vienen a ser los mayores, los humildes se convierten en señores, los dominadores se hacen esclavos. Esta revolución de los corazones tiene lugar en nombre de aquel que, siendo Hijo de Dios, inició aquí en la tierra una escalada de “descenso”. Y no puede tolerar que, entre los suyos, se de una “escalada de ascenso”.
Palabra del Papa.
“Jesús enseña a los apóstoles a ser como niños. Los discípulos peleaban sobre quién era el más grande entre ellos: había una disputa interna… el carrerismo. Estos que son los primeros obispos, tuvieron esta tentación. ‘Eh, yo quiero ser más grande que tú…’. No era un buen ejemplo que los primeros obispos hagan esto, pero era la realidad. Y Jesús les enseñaba la verdadera actitud, la de los niños. La docilidad, la necesidad de consejo, la necesidad de ayuda, porque el niño es precisamente el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir adelante… Este es el camino. No quién es más grande. Los que están más cerca de la actitud de un niño están más cerca de la contemplación del Padre”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de octubre de 2014, en Santa Marta).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado.(Guardo silencio)
5.-Propósito. En el día de Santa Teresita voy a poner mi mirada en lo pobre, lo pequeño, lo humilde y sencillo que me ocurra en este día.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor por las enseñanzas de este día. Nunca me había parado a pensar en lo peligroso que es el “virus” de la autocomplacencia, del querer ser más, del querer dominar a los demás. He comprendido muy bien que el verdadero camino para ir al Padre eres Tú; y que el verdadero camino para ir a Ti es “un niño”, un niño que se siente seguro no en sí mismo sino en su papá. El niño sabe que tiene unos pies muy frágiles y se puede caer; pero también sabe que su padre tiene unos brazos muy fuertes que le sostienen.

viernes, 27 de septiembre de 2019

El Manantial de la Vida. Sábado 28 de Septiembre. “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”


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1.-Oración introductoria.
Señor, ¡qué difícil nos lo has puesto! El camino de la cruz nos repugna, nos echa atrás, no lo podemos entender. Tampoco lo entendía Pedro, ni los apóstoles. Pero Tú, Señor, ya has pasado por él, has ido por delante, no te has echado atrás a pesar de que tu carne se resistía. Señor, si Tú no nos ayudas, no podemos aceptar la cruz. Es demasiado pesada para nosotros. Si no somos capaces de llevarla, haznos, al menos, tus Cireneos.
2.- Lectura sosegada del evangelio: Lucas 9, 43-45
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
La cruz humanamente no se entiende. Sólo se puede vislumbrar desde “el amor desmedido” como le pasó a Jesús. Para una persona que ama poco, todo le parece mucho; pero para una persona que ama mucho, todo le parece poco. A Jesús le pareció poco el haberse encarnado, el haber pasado por la vida “como uno más, como uno de tantos”; le pareció poco todo lo que tuvo que padecer en su pasión. En el paroxismo del amor, no le retuvo ni siquiera la muerte en Cruz. El volver al Padre sin haber podido expresar el inmenso amor que nos tenía suponía para Él un sufrimiento más grande que la misma muerte en cruz. Jesús sintió por dentro una enorme satisfacción cuando pudo decir: “todo está cumplido”. Todo el amor ha llegado a plenitud. Qué bonito debe ser morir tomando entre las manos el libro de la existencia y poder decir como Jesús ¡Misión cumplida!
Palabra del Papa
“El Hijo del hombre va a ser entregado a las manos de los hombres»,  estas palabras de Jesús congelan a los discípulos que pensaban en un camino triunfal. Palabras que se mantenían misteriosas para ellos porque no entendían el sentido y tenían miedo de interrogarlo sobre este argumento. Tenían miedo de la Cruz. El mismo Pedro, después de esa confesión solemne en la región de Cesarea de Felipe, cuando Jesús dice esto otra vez, reprendía al Señor: ‘¡No, nunca, Señor! ¡Esto no!’ Tenía miedo de la Cruz, pero no solo los discípulos, no solo Pedro, ¡el mismo Jesús tenía miedo de la Cruz! Él no podía engañarse, Él sabía. Tanto era el miedo de Jesús que esa tarde del jueves sudó sangre; tanto era el miedo de Jesús que casi dijo lo mismo que Pedro, casi… «Padre, aparta de mí este cáliz. Pero que ¡se haga tu voluntad!» ¡Esta era la diferencia!». La Cruz nos da miedo también en la obra de evangelización, pero está la regla que el discípulo no es más grande del Maestro. Está la regla que no hay redención sin la efusión de la sangre, no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz”. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 28 de septiembre de 201, en Santa Marta).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto que ya he meditado. (Silencio)
5.-Propósito. Aceptaré hoy todo lo que no me guste, lo que me haga sufrir. Y así seré discípulo de Jesús.
6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Gracias, Señor, porque hoy me he asomado un poco al misterio de la Cruz, es decir, al misterio de tu amor, y me he quedado sin palabras. El amor que nos tienes únicamente puede expresarse por el misterio del amor más grande, el amor más fuerte, el amor más escandaloso, el amor más desinteresado, el amor más sacrificado. ¿Por qué no te imitaré, aunque sea un poco?

jueves, 26 de septiembre de 2019

El manantial de la vida. Viernes 27 de Septiembre, San Vicente de Paúl. ¿Quién dice la gente que soy yo?



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Del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-22
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".

Oración Introductoria
Señor Jesús, el Evangelio en muchas ocasiones menciona cómo sabías darte el tiempo y buscabas el mejor lugar para hacer oración. Ayúdame a aprender de Ti, que sepa darle siempre prioridad a mi oración.

Petición
Jesús, dame la luz y la fuerza para convertirme en un verdadero hombre/mujer de oración.

Meditación del Papa Francisco
En el Evangelio del día retrata en la forma de testigo valiente a Pedro, el que a la pregunta de Jesús a los apóstoles: «¿quién decís vosotros que soy yo?», afirma: «Tú eres el Cristo»[…]. Esta primera pregunta: '¿quién soy yo para vosotros, para ti? - a Pedro, solamente se entiende a lo largo de una camino, después de un largo camino, un camino de gracia y de pecado, un camino de discípulo. Jesús, a Pedro y a sus apósteles, no ha dicho '¡Conóceme!' ha dicho '¡sígueme!' Y este seguir a Jesús nos hace conocer a Jesús. Seguir a Jesús con nuestras virtudes, también con nuestros pecados, pero seguir siempre a Jesús. No es un estudio de cosas que es necesario, sino una vida de discípulo.
Es necesario un encuentro cotidiano con el Señor, todos los días, con nuestras victorias y nuestras debilidades. Pero también es un camino que nosotros no podemos hacer solos. Y para ello es necesaria la intervención del Espíritu Santo. Conocer a Jesús es un don del Padre, es Él que nos hace conocer a Jesús; es un trabajo del Espíritu Santo, que es un gran trabajador. No es un sindicalista, es un gran trabajador y trabaja en nosotros siempre. Hace este trabajo de explicar el misterio de Jesús y de darnos este sentido de Cristo. Miramos a Jesús, a Pedro, a los apóstoles y sentimos en nuestro corazón esta pregunta: '¿quién soy yo para ti?' Y como discípulos pedimos al Padre que nos dé el conocimiento de Cristo en el Espíritu Santo, que nos explique este misterio. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de febrero de 2014, en Santa Marta).

Reflexión
¿Quién dicen los hombres que soy? Es una pregunta que aún hoy nos hace Cristo a cada uno de los que profesamos el nombre de cristianos. Esa vez fue dirigida a los apóstoles y causó el mismo impacto que si nos la dijera hoy Jesús a nosotros. Ellos, que habían escuchado sus palabras, habían dejado todo por seguirlo, nunca se habían cuestionado sobre quién era "realmente" aquel Hombre que podía dominar la naturaleza y que curaba a los enfermos y perdonaba los pecados.

Ante la primera pregunta muchos respondieron de inmediato: que Juan el Bautista, que alguno de los profetas… Y vosotros, ¿quién decís que soy? Sólo ahora se quedaron estupefactos. No se lo habían planteado jamás. ¿Cómo era posible que no supieran quién era? Ocurre que muchos católicos tras años de bautizados, y después de haber visto la acción de la gracia tan patente por los sacerdotes, tampoco saben "realmente" quién es Él. Porque es una pregunta que se responde de corazón a corazón, no de un frío libro a una también fría mente. Cristo pregunta y lo hace porque desea que lo conozcamos de veras.

Sólo el bueno e intrépido de Pedro responderá justamente: Tú eres el Cristo. Porque se ha dejado llevar de la inspiración del Espíritu, él que será la Piedra de la Iglesia. ¿Sabemos quién es Cristo? Respondámosle sin miedo en la intimidad de la oración de corazón a Corazón.

Propósito
Esforzarme por tener a Cristo como el criterio de mis decisiones e imitar su estilo de vida.

Diálogo con Cristo
Jesucristo, lo primero que debo de buscar, si quiero ser feliz, es vivir centrado en Ti, eso es lo esencial de mi vida. Tengo que arraigarme en Ti y corresponder generosa y alegremente a tu infinito amor. Te pido tu gracia para saber vivir en el amor al saberte reconocer en los acontecimientos, buenos y malos, de este día.