viernes, 30 de junio de 2023

Lectio Divina: 30 de junio de 2023

 «Señor, si quieres puedes limpiarme»

1.- Introducción

Señor, me llama la atención esta bajada del monte de las Bienaventuranzas. Qué distinta de aquella  bajada de Moisés del monte Sinaí entre truenos, relámpagos, miedos y castigos. Jesús, bajas de la montaña de Dios, pero un Dios Padre, lleno de compasión y de ternura. No bajas para castigar sino para salvar; no bajas para meter miedo, sino para dar confianza; no bajas porque no te lo pases bien en el monte, sino porque los hombres y mujeres que están en el valle te necesitan. Que yo sepa bajar de la contemplación a la acción.

2.- Lectura reposada del evangelio Mateo 8, 1-4

Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Jesús sube al monte. Jesús baja del monte. Jesús sube no atraído por el aire sano de la montaña ni por el intenso olor de las flores en primavera, sino por el inmenso e infinito amor del Padre. Algo grande, inefable, misterioso, ocurre siempre que Jesús se interna en el silencio de la noche y abre su corazón a la ternura infinita del Padre. Para Jesús esta oración es una fuerte atracción, una imperiosa necesidad, una íntima y gozosa experiencia.  Pero Jesús baja al valle donde están los problemas de la gente. Y, en este caso, se encuentra con un problema terrible, el de la enfermedad de la lepra. En realidad son tres enfermedades en una: a) la física, dolorosa y difícil de curar; b) la social, que le apartaba de la sociedad para no contagiar. c) la religiosa, creyendo que eso sucedía como un castigo de Dios. Y aquí está Jesús para sanarlo  todo. Le cura la lepra y deja ya de sufrir físicamente. Lo manda al sacerdote para que certifique que está curado y así pueda ya insertarse en la sociedad. Y, sobre todo, le cura de la enfermedad más terrible, la de creer que Dios está lejos de él.  Y Jesús le dice que Dios está tan cerca de él que le toca. Ese gesto por parte de Jesús es para expresarle con un apretón de manos, lo equivocado que estaba cuando se creía lejos de Dios.  Dios no se contagia al tocar de cerca nuestras miserias y nuestras enfermedades.

Palabra del Papa

“El episodio de la curación del leproso se desarrolla en tres breves etapas: la invocación del enfermo, la respuesta de Jesús, las consecuencias de la curación prodigiosa. El leproso le suplica a Jesús, ‘de rodillas’ y le dice: ‘Si quieres puedes purificarme’. A esta oración humilde y llena de confianza, Jesús responde con una actitud profunda de su ánimo: la compasión. La compasión es una palabra muy profunda que significa ‘sufrir con el otro’. El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. Este particular es muy importante. Jesús ‘tiende la mano, lo toca… y en seguida la lepra desaparece y Él lo purifica”. La misericordia de Dios supera cada barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no pone una distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio por nuestro mal. Y así justamente nuestro mal se vuelve el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros la humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y que cura. Esto sucede cada vez que recibimos con fe un sacramento: el Señor Jesús nos ‘toca’ y nos da su gracia. En este caso pensamos especialmente al sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra y del pecado. (S.S. Francisco, Ángelus del 15 de febrero de 2015).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya reflexionado. (Silencio)

5.- Propósito. Yo no puedo curar enfermedades físicas. Sí puedo visitar hoy a un enfermo y curarle de la enfermedad de la soledad y tal vez del prejuicio de creer  que Dios no le quiere.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, tu amor siempre me sorprende y me desborda. No te limitas a hacer el bien sino que lo quieres hacer bien. No te gusta emplear el bisturí para curar; te basta con el ungüento de tu dulzura, con la unción de tu bondad, con la caricia de tu mano, con la sonrisa de tus labios, con la ternura de tu corazón. ¡Qué bisturí tan bonito el de Dios!

Lectio Divina: 29 de junio de 2023

 

¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre?

Santos Pedro y Pablo

1.- Introducción.

Señor, en la fiesta de San Pedro me siento limitado como él; pecador como él; pero también muy querido de Ti como él. Haz que, como Pedro, yo también sepa superar mis pecados, mis deficiencias, mis negaciones, por la fuerza de mi sincero amor.

2.- Lectura reposada del Evangelio: Mateo 16, 13-19

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?». Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Meditación-reflexión

En el evangelio de hoy Jesús hace dos preguntas: 1ª) a la gente. 2ª) a los discípulos. Como dice el Papa Francisco, la pregunta a la gente es muy importante. A Jesús le interesa la opinión de la gente, los problemas y preocupaciones de la gente, lo que palpita en el corazón de los hombres y mujeres del mundo.  Sin esta consulta a la gente la Iglesia difícilmente podrá dar una respuesta acertada, real y actual al mundo. Como nos aconseja el Concilio Vaticano II “hay que escrutar los signos de los tiempos» (G.S. 44). Y nos lo está recordando el Papa Francisco en este año SINODAL.   La segunda pregunta la plantea Jesús a los discípulos y contesta Pedro en nombre de todos. Aparentemente Pedro da una buena respuesta ya que es elogiado por el propio Jesús. Pero hay que seguir leyendo el evangelio y nos daremos cuenta de que esta respuesta es insuficiente ya que, cuando Jesús les dice que el Mesías debe padecer mucho y morir, San Pedro protesta enérgicamente: “De ninguna manera debe pasarte eso a ti”. Y Jesús le da una respuesta muy dura: “Apártate de aquí, Satanás”. Pedro se equivocó al pretender dar lecciones a Jesús marcándole el camino que debía seguir. El camino lo marco yo. Tú, ponte detrás de mí. En honor a Pedro, éste supo dar una buena respuesta cuando, después del anuncio de la Eucaristía, Jesús pregunta: ¿También vosotros queréis marchar? Y Pedro, en nombre de todos, contesta: ¿Maestro, ¿adónde iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Jn. 6,68). Una respuesta válida para todos los tiempos: Sin Cristo estamos perdidos, no sabemos dónde ir. Sus palabras saben a vida eterna. Con Pedro, Cristo nos da también a nosotros las llaves para “abrir el libro de la vida” y descubrir el sentido de nuestra historia.

Palabra del Papa

“Para nosotros es también una Palabra de vida, que despierta nuestra conciencia de cómo, en la Iglesia, todos estamos llamados a ser discípulos misioneros y a aportar nuestra propia contribución. Y aquí me viene en mente la pregunta: ¿qué puedo hacer por la Iglesia? No quejarnos de la Iglesia, sino comprometernos con la Iglesia. Participar con pasión y humildad. Con pasión, porque no debemos permanecer como espectadores pasivos; con humildad, porque participar en la comunidad nunca debe significar ocupar el centro del escenario, sentirnos mejores que los demás e impedir que se acerquen. Iglesia en proceso sinodal significa que todos participan, ninguno en el lugar de los otros o por encima de los demás. No hay cristianos de primera o de segunda clase, todos están llamados. (Papa Francisco, 29-junio-2022)

4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio. (Guardo silencio).

5. Propósito: Hoy hago un ejercicio práctico siendo consciente de que necesito de los demás.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, porque hoy también me preguntas a mí: ¿Y tú qué piensas de Mí? No caben respuestas teóricas. Yo soy sincero al decirte que me siento pobre, pequeño, limitado; pero no soy menos sincero cuando afirmo que Tú Señor, eres mi pan y mi vino; mi aire y mi sol; mi suelo y mi cielo. Sin Ti yo no soy nada; sin Ti me siento perdido.

 “Por sus frutos los reconoceréis”.


1.- Introducción.

Señor, en este día vengo a pedirte que me concedas una vida auténtica, sin disfraces ni trastiendas. No quiero aparentar lo que no soy. Yo no puedo asentar mi vida sobre una gran mentira. No quiero vivir de apariencias. Quiero fundamentar mi vida en la verdad; por eso no quiero que mis obras desmientan mis palabras.

2.- Lectura reposada del evangelio Mateo 7, 15-20

«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.


3.- Qué dice el texto.


Meditación-reflexión

Según este evangelio las personas pueden ser: personas-oveja y personas-lobo. Pero es importante que sepamos distinguirlos. ¿Cómo? Sólo por las obras. La persona-lobo, aunque se disfrace de oveja, es violenta, agresiva, crea conflictos, disensiones, divisiones, enfrentamientos. En cambio, la persona-oveja es tolerante, dulce, amable, comprensiva, servicial. La persona-lobo ahuyenta, separa, da miedo. La persona-oveja atrae, cautiva, siembra armonía, alegría y paz.  Las personas-lobo, siembran el mundo de maldad, de destrucción y de muerte. Las personas-oveja, siembran el mundo de bien, de esperanza y de vida.

El evangelio de hoy nos llama a la autenticidad, a no vivir de fachada. Siempre debemos tener presentes las palabras del Señor a la Iglesia de Sardes: “Conozco tus obras: Tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto”. Y siempre estamos muertos si no vivimos del amor.  

Palabra del Papa

“La verdadera caridad consiste en amar tanto a los amigos como a los enemigos, añade: «Si uno adolece de esta virtud, pierde todo bien que tiene, es privado del talento recibido y es arrojado fuera, a las tinieblas». ¡Queridos hermanos, acojamos la invitación a la vigilancia, a la que tantas veces nos llaman las Escrituras! Es la actitud de quien sabe que el Señor volverá y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. La caridad es el bien fundamental que nadie puede dejar de hacer fructificar y sin el cual todo otro don es vano. Si Jesús nos ha amado hasta el punto de dar su vida por nosotros, ¿cómo podríamos no amar a Dios con todas nuestras fuerzas y amarnos de verdadero corazón los unos a los otros? Sólo practicando la caridad, también nosotros podremos participar en la alegría del Señor. Que la Virgen María sea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en el camino hacia el encuentro con Dios”. Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011.


4.- Qué me dice este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.-Propósito. No hacer nada en este día que no esté sugerido por el amor.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, no consientas nunca que yo viva mintiendo, aparentando aquello que no soy. Me preocupa que la gente me estime por lo que aparento; me valore por lo que no tengo; y me aprecie por lo que no soy. Quiero llevar una vida sencilla, servicial, auténtica, fiable.

Lectio Divina: 27 de junio de 2023

 “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos”


1.- Oración introductoria.


Señor, hay muchas cosas buenas, “santas” que me has dado a lo largo de la vida. Me has favorecido con muchos dones, me has inundado de regalos, de gracias. Y me pregunto: Dios mío, ¿qué he hecho de tanto derroche de amor? Muchas veces lo he tirado, lo he malgastado, lo he malogrado. ¡Me pesa, Señor! Y quiero emplear ya toda mi vida en tu servicio. Quiero compensar con mi respuesta generosa, tanto olvido, tanta deficiencia, tanta negligencia, tanto descuido, tanta ingratitud. Señor, ayúdame a cambiar. 

2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 7, 6.12-14

«No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión.

El evangelio de hoy nos habla de una “puerta estrecha”. En realidad, para un cristiano, no puede haber otra puerta que no sea Jesús. “Él es la puerta” (Jn. 10,7). Y la puerta de Jesús no puede ser otra que “la puerta del amor”. Por esa puerta Jesús nos abre el acceso a un Padre maravilloso, lleno de cariño y de ternura. Y por esa misma puerta Jesús nos abre el acceso “al hombre”. Es el Concilio Vaticano II el que nos dice que “Jesús revela el hombre al hombre” (G.E. 22). Sólo a través de Jesús conocemos a Dios y al hombre. Y el modo de conocer en la Biblia es “a través del amor”. La puerta del amor no puede ser ancha porque se cuela el egoísmo por dentro y destruye al verdadero amor. La puerta del amor es estrecha porque está hecha de sacrificio. Jesús pasó por la puerta estrecha de la Cruz, y así nos expresó con toda claridad todo lo que nos quería. En muchas religiones se habla de una regla de oro: “Hacer a otros lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros”. Está bien porque se pone al hombre como “centro”. Pero para un cristiano la meta es más alta: el cristiano pone en el centro a Jesús. Hacer lo que hizo Jesús, pensar como pensaba Jesús, y amar como Él amó.  Sólo este amor nos realiza como personas. Sólo este amor nos hace plenamente felices. “Y sabiendo como sabéis estas cosas, seréis felices si las cumplís” (Jn. 13,17). El saber cosas bonitas sobre el amor no nos hace felices. Pero sí nos hace felices el ponerlo en práctica como Jesús. Bendita “puerta estrecha” que nos lleva a la auténtica y verdadera felicidad.

Palabra del Papa

“¿Qué significa esta «puerta estrecha»? ¿Por qué muchos no logran entrar por ella? ¿Acaso se trata de un paso reservado sólo a algunos elegidos? Si se observa bien, este modo de razonar de los interlocutores de Jesús es siempre actual: nos acecha continuamente la tentación de interpretar la práctica religiosa como fuente de privilegios o seguridades. En realidad, el mensaje de Cristo va precisamente en la dirección opuesta: todos pueden entrar en la vida, pero para toda la puerta es «estrecha». No hay privilegiados. El paso a la vida eterna está abierto para todos, pero es «estrecho» porque es exigente, requiere esfuerzo, abnegación, mortificación del propio egoísmo. (…) La salvación, que Jesús realizó con su muerte y resurrección, es universal”. Benedicto XVI, 26 de agosto de 2007.

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Todo el día caminaré por la puerta estrecha del amor concreto y sacrificado a mis hermanos.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy, Señor, te quiero agradecer el haber aprendido el verdadero camino de la auténtica felicidad. No está en recorrer un camino ancho, haciendo lo que me apetece en cada instante, un camino sin exigencias ni compromisos; sino un camino más estrecho, el de un amor más limpio, más transparente, más sacrificado.  Una vez más he comprendido que no puede haber otro camino mejor para los hombres que el que ha recorrido Jesús, el hombre ideal, el hombre perfecto.

Lectio Divina: 26 de junio de 2023

 pez

“No juzguéis, para que no seáis juzgados”

1.- Introducción.

Señor, hoy te pido en este evangelio, que me ayudes a ser objetivo, a ver las cosas como son y no como a mí me parecen; a no valorar los comportamientos humanos a partir del afecto o desafecto que yo tengo con las personas a las que me atrevo a enjuiciar.  Suele ocurrir que una misma acción es valorada de una manera distinta si se trata de una persona que me cae bien o me cae mal. Señor, dame un corazón sano, una mente limpia y una mirada de fe para emitir un juicio objetivo sobre mis hermanos.

2.- Lectura reposada del evangelio. Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: «Deja que te saque la brizna del ojo», teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

La mota y la viga. Al Señor le gusta exagerar los términos de comparación para que caigamos en la cuenta de nuestros errores y cambiemos. El no ver una mota no tiene demasiada importancia respecto a nuestra salud del ojo. Pero no ver una viga significa que tengo mis ojos muy estropeados, que me urge la visita al oculista, que estoy a punto de perder la vista. Pablo tenía sus ojos muy sucios cuando en cada cristiano veía a un enemigo. En realidad estaba ciego. Por eso tuvo que estrenar unos ojos  nuevos, los ojos del amor. Y, con esta mirada del corazón, pudo ver a Jesús en cada uno de los cristianos a los que perseguía. Lamentablemente, a más de veinte siglos de distancia, seguimos estando ciegos, no vemos a Cristo en el rostro de nuestros hermanos. Qué bonitas las palabras del Papa Pablo VI a todos los cristianos al acabar el Concilio Vaticano II. “En el rostro de cada hombre, sobre todo si se ha hecho transparente a través de las lágrimas y el dolor, nosotros podemos y debemos reconocer el rostro de Cristo”.  Antes de ver “motas” en el ojo de nuestros hermanos, quitemos las “vigas” que llevamos en los nuestros.

Palabra del Papa.

“No se puede corregir a una persona sin amor y sin caridad. No se puede hacer una intervención quirúrgica sin anestesia: no se puede, porque el enfermo morirá de dolor. Y la caridad es como una anestesia que ayuda a recibir la cura y aceptar la corrección. Apartarlo, con mansedumbre, con amor y hablarle. En segundo lugar es necesario no decir algo que no es verdad. Cuántas veces en nuestras comunidades se dicen cosas una persona de la otra que no son verdaderas: son calumnias… La corrección fraterna es un acto para curar el cuerpo de la Iglesia. Hay un agujero, ahí, en el tejido de la Iglesia que es necesario coser de nuevo. Y como las madres y las abuelas, cuando cosen, lo hacen con mucha delicadeza, así se debe hacer la corrección fraterna. Si no eres capaz de hacerlo con amor, con caridad, en la verdad y con humildad, se comete una ofensa, una destrucción del corazón de la persona. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 12 de septiembre de 2014, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Evitar los prejuicios para mirar hoy a todas las personas con la mirada del corazón.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Dios mío, qué bella, qué fuerte, qué eficaz es tu Palabra. Yo, por mí mismo, nunca hubiera caído en la cuenta de la terrible enfermedad  de mis ojos del alma. Hoy he visto lo hipócrita que soy. Qué duro, que inflexible, qué intransigente soy a la hora de hacer un juicio a los demás. Y, por otra parte, qué blando, qué condescendiente, qué comprensivo soy con mis errores y defectos. Sigo con la ley del embudo: lo ancho para mí y lo estrecho para los demás. Te prometo, Señor, que voy a cambiar.

Domingo 12, tiempo ordinario: 25 de junio de 2023

 

Domingo 12, tiempo ordinario: 25 de junio de 2023

Hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados…

INTRODUCCIÓN

El tema de este Domingo lo propone claramente el mismo Jesús ya que, en estos breves versículos del evangelio de Mateo nos repite por tres veces ¡No temáis! Unas palabras que necesitamos escuchar hoy más que nunca. La terrible experiencia del “corona-virus” a nivel mundial, nos cogió de sorpresa y totalmente desprevenidos. Lo mismo que la guerra contra Ucrania o los fuegos devastadores,  Las consecuencias han sido terribles. ¿Cómo no tener miedo? Sólo Jesús, vencedor de la muerte, puede abrirnos horizontes de esperanza.  

LITURGIA DE LA PALABRA

1ª lectura: Jer, 20,10-13.           2ª lectura: Ro. 5, 12-15.

EVANGELIO

Mt. 10,26-33

No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. 31Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones. A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos.

MEDITACIÓN-REFLEXIÓN

1.– El miedo nos paraliza. Jesús, después de la Resurrección, se encuentra a unos discípulos “encerrados por miedo a los judíos” (Jn. 20,19). Unos discípulos llenos de miedo no pueden salir a  ninguna parte. Esta Iglesia que debe dar al mundo la gran noticia de la Resurrección, está frenada, paralizada por el miedo. Sólo cuando Jesús aparece se llenan de gozo y salen a llevar la buena noticia al mundo entero.  Sin experiencia de Resurrección no se puede vencer el miedo y la Iglesia que “debe estar en salida” está  anclada en el pasado, replegada sobre sí misma, lamentándose de ir perdiendo fieles cada día,  sin horizonte, sin ilusión, sin esperanza, sin futuro.  Sólo un encuentro vivo con el Resucitado nos hará perder todos los miedos.

2.– El miedo nos esclaviza.  En el escrito a los hebreos se nos dice algo asombroso.: «Cristo vino a liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos” (Heb. 2,15).  Cristo no sólo vino a librarnos de la muerte sino del miedo a morir. El miedo a morir nos hace vivir como esclavos. El evangelio de hoy nos anima a poner toda la confianza en un Padre maravilloso que no permite que caiga  un pájaro al suelo sin su permiso y tiene contados hasta los cabellos de la cabeza. Tenemos un Padre que está al tanto de todo y nos quita  el miedo a vivir y el miedo a morir. Dios no quiere esclavos que le sirvan por miedo sino hijos que le sirvan por amor.  Es interesante un testimonio del s. V de San Pedro Crisólogo: “El mismo Dios nos enseña a orar: Padre Nuestro. Nos empuja a orar así y  nos lo manda. Por eso seguimos la gracia que nos llama, seguimos el amor que nos arrastra, seguimos el cariño que nos invita. Que Dios es nuestro Padre, lo siente nuestro corazón, lo confiesa nuestra alma, lo proclama nuestra lengua. Y todo lo que hay en nosotros corresponde a la gracia y no al temor; porque quien de juez pasó a ser nuestro Padre, quiere ser amado y no quiere ser temido”. Dios quiere que vivamos con la libertad de hijos de Dios.

3.– El miedo no nos deja disfrutar. Uno de los males mayores del miedo es que no nos deja disfrutar de la vida.  Dios ha creado para nosotros un mundo maravilloso  y quiere que lo disfrutemos. Que disfrutemos del sol, de la brisa, del agua, de un bello atardecer, del canto de los pájaros, y de toda la creación. Y quiere aún más que disfrutemos de la amistad, del compartir juntos una mesa, del cariño de las personas. Pero, sobre todo, quiere que disfrutemos de Dios. Quiere que desterremos para siempre esas imágenes de Dios  que nos asustan y nos  distancian. Que disfrutemos de un Dios que es Padre que nos ama con locura; que disfrutemos de Jesús, nuestro amigo y nuestro hermano que ha ido a la Cruz para expresarnos lo que nos quería; y de un Espíritu Santo que es Amor y tira de nosotros hacia la unidad.

PREGUNTAS

1.- ¿Tengo miedo? ¿A quién tengo miedo? ¿Siento que el miedo me paraliza y no me deja realizarme?  ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?

2.- ¿Tengo miedo a morir? ¿Hasta el punto de esclavizarme? ¿Qué debo hacer para ser hombre libre, sin miedos ni sobresaltos?

3.- ¿Qué imagen de Dios llevo dentro de mí? ¿La imagen de  un Dios que me da miedo,  que  me frena? ¿O la de un Dios que me hace disfrutar de todo?

Lectio Divina: 24 de junio de 2023

 “San Juan Bautista”

1.- Oración introductoria.

Señor, te confieso que me fascina la figura de Juan y te pido que sepa imitarle en su humildad: “es la voz de otro”. Está llamado a señalar a otro que viene detrás y es más que él. Haz que el importante de mi vida no sea yo sino que seas Tú. Que yo sólo viva para anunciarte con mis palabras y, sobre todo, con el testimonio de mi vida.

2.- Lectura reposada del evangelio. Lc. 1,57-66,80

Se le cumplió a Isabel el tiempo y dio a luz un hijo. Sus vecinos y parientes oyeron que el Señor le había mostrado su gran misericordia y se alegraron con ella. Al octavo día fueron a circuncidar al niño y querían llamarlo Zacarías, como su padre. Pero su madre dijo: -No, se llamará Juan. Le dijeron: No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre. Se dirigieron entonces al padre y le preguntaron por señas cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre. Entonces, todos se llevaron una sorpresa. De pronto recuperó el habla y comenzó a bendecir a Dios. Todos sus vecinos se llenaron de temor, y en toda la montaña de Judea se comentaba lo sucedido. Cuantos lo oían pensaban en su interior: «¿Qué va a ser este niño?». Porque efectivamente el Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su interior. Y vivió en el desierto hasta el día de su manifestación a Israel.

3.- Qué dice la Palabra de Dios.

Meditación-reflexión.

1.- San Juan como hombre.

Normalmente, cuando nos preguntan como a Juan: Tú, ¿quién eres? enseguida enseñamos todos nuestros títulos… soy doctorado, licenciado, obispo, párroco, maestro, etc. En cambio San Juan dice: Yo no soy… No soy el Mesías. No soy profeta… No soy… ¿Quién eres? Mi misión es ser referente a Otro. Dar paso al que viene detrás de mí y es más que yo. Nos cuesta dar paso a otro. Nos cuesta aceptar que no somos importantes, imprescindibles…que hay otro que viene detrás y hace las cosas como nosotros y mejor que nosotros. Nos cuesta decir como San Juan: “Conviene que Él crezca y que yo disminuya”. Pero ahí está precisamente la grandeza de este hombre.

2.- San Juan como profeta.

A veces entendemos mal eso de profeta. Decimos que es como un adivino que ve el futuro y nos habla de lo que va a pasar. Pero el profeta es el que anuncia y denuncia. Anuncia la Buena Nueva de Dios o de Jesucristo. Da buenas noticias sobre Dios y sobre Jesús. Y denuncia todo lo que está mal. Juan tuvo valentía para decirle a Herodes: “No te es lícito tener la mujer de tu hermano”.

3.- San Juan, el Santo.

De San Juan se dice que “nunca abaja el dedo”. No puede porque siempre debe apuntar a Jesucristo, a Dios. Dios es el Absoluto, el único necesario a quien debemos adorar. Hoy que tantos niegan a Dios o lo eliminan de sus vidas, hace falta cristianos con el dedo levantado, es decir, con su testimonio apuntando a Dios… gritando a Dios, diciendo que la vida sin Dios no  tiene sentido, ni tiene salida. ¡O Dios o Nada!

Palabra del Papa.

¿Quién es Juan? Él mismo, dijo el Papa, explica: «Yo soy la voz, una voz en el desierto», pero «es una voz sin la Palabra, porque la Palabra no es él, es un Otro». He aquí el misterio de Juan: «Nunca se apodera de la Palabra». Juan «es aquel que indica, que señala». El «sentido de la vida de Juan – añadió – es señalar a otro».  Y realmente Juan «era el hombre de la luz, llevó la luz, pero no era su propia luz, era una luz reflejada.» Juan es «como una luna», y cuando Jesús comenzó a predicar, la luz de Juan «comenzó a disminuir a bajar.» «Voz, no Palabra – dijo el Papa – luz, pero no propia»: «Juan parece ser nada” Esa es la vocación de Juan: desaparecer (24-06-2013).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Hacer todo en este día pensando: lo hago por Otro. Él es el importante. Yo soy su voz, pero no su palabra.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te doy gracias por Juan Bautista, ese hombre tan grande por ser pequeño, por no querer ser protagonista de nada, por dar paso a otro, por no querer figurar. Su misión fue la de señalar con el dedo y decir: Ahí está el Cordero de Dios. Ése sí que es importante. Yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia. Gracias, Señor, por esta figura tan genial.

viernes, 23 de junio de 2023

"Donde está tu tesoro allí estará tu corazón" - Comentario Evangelio, 23 de junio

 


Evangelio según san Mateo (6,19-23) y comentario de José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias (@OMPEspana) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los roen, ni ladrones que abran boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Lectio Divina: 23 de junio de 2023

 “Donde está tu tesoro ahí también está tu corazón”



Oración preparatoria.

Señor, en el evangelio de este día nos hablas de un tesoro. Y para mí, el único tesoro de mi  vida eres Tú. Me pregunto: ¿Y qué pasaría de mí  si Tú no estuvieras? Mi  vida sería una vida malograda, una vida sin sentido. ¿Dónde dirigir mi mirada si no pudiera verte?  ¿Dónde inclinar mis oídos si  no pudiera oírte?  ¿Hacia dónde elevar mis brazos si no fueras mi norte? ¿En quién inclinaría mi cabeza cansada  si tu corazón estuviera ausente?  Sólo en Ti descansa mi alma.

2.- Lectura reposada de la Palabra Mateo 6, 19-23

“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulad  tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón. Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!».

3.- Qué dice este texto  evangélico.

Meditación-Reflexión

Hay en este evangelio dos palabras muy unidas:  tesoro y corazón. Si preguntamos cuál fue el verdadero tesoro de Jesús, sin lugar a dudas, el verdadero tesoro de Jesús fue su Padre. Nos dice San Juan que, desde toda la eternidad, el Verbo estaba volcado, inclinado, gravitando junto al Padre (Jn. 1,1). Y esta actitud la mantuvo también aquí en su vida mortal. El  hacer la voluntad del Padre, el dar gusto al Padre ha sido el móvil de su vida, ha sido la razón de su existencia. Y, junto a este tesoro, Jesús ha tenido otro: guardar como un verdadero regalo a los que el Padre le ha entregado: “Eran tuyos y Tú me los diste” (Jn.17,6). Nosotros somos un regalo del Padre para Jesús. Así nos ha visto, así nos ha amado. Entonces, ¿dónde ha puesto  Jesús su corazón?  En el amor al padre y en el amor a nosotros que somos “regalos del Padre”. Siendo esto así ahora no nos extraña que Jesús insista en que debemos tener siempre el corazón libre para amar a Dios y amar a los hermanos. Las riquezas y honores de este mundo pueden ser un obstáculo para el amor y de tal modo pueden avasallar nuestro corazón que no le dejen cumplir la misión para la que fue creado: vivir para amar. Todo lo que no se puede reciclar en amor es poner obstáculos al corazón.

Palabra del Papa.

 “No acumulen, para ustedes, tesoros en la tierra. Este es un consejo de prudencia, porque los tesoros sobre la tierra no son seguros: se estropean, vienen los ladrones y se los llevan. Y, ¿en qué tesoros piensa Jesús? Principalmente en tres y siempre vuelve sobre el mismo argumento. El primer tesoro: el oro, el dinero, las riquezas… Dime, ¿un euro más te hace más feliz o no? Las riquezas, tesoro peligroso, peligroso…. El segundo tesoro: la vanidad. El tesoro de tener prestigio, de hacerse ver. Y esto siempre es condenado por Jesús. De esto modo, ha invitado a pensar lo que Jesús dice a los doctores de la ley, cuando ayunan, cuando dan limosna, cuando rezan para hacerse ver. Finalmente el tercer tesoro es el orgulloel poder. ¡El poder termina! Cuántos grandes, orgullosos, hombres y mujeres de poder han terminado en el anonimato, en la miseria o en prisión. Es de ahí de donde viene la exhortación de no acumular dinero, vanidad, orgullo, poder. Estos tesoros no sirven. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de junio de 2014, en Santa Marta).

4.- ¿Qué me dice hoy a mí este texto evangélico que acabo de contemplar? (Silencio)

5.- Propósito: Limpiar mi corazón de todo apego, de toda esclavitud, que le impidan amar como amó Jesús. 

6.- Diálogo con Cristo

Señor, que yo tenga luz necesaria para ver con claridad dónde está el secreto de mi vida, el secreto de mi alegría y de mi felicidad: vivir para amar a Dios y a mis hermanos. No con un amor meramente humano sino como amaste Tú al Padre y a los hombres y mujeres de este mundo.

jueves, 22 de junio de 2023

"Padre nuestro que estás en el cielo" - Comentario Evangelio, 22 de junio

 

Evangelio según san Mateo (6,7-15) y comentario de José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias (@OMPEspana) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Lectio Divina: 22 de junio de 2023

 “Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro”

1.-Oración introductoria.

Hoy, Señor, te pido que me enseñes a orar. Los judíos rezaban mucho, pero estaban muy lejos de la oración de Jesús. Yo te pido que me enseñes a orar como oraba  Jesús: con aquella sencillez, humildad, confianza y ternura con que un niño habla con su Papá. De esta manera mi oración me llevará  hasta el mismo corazón del Padre.

2.- Lectura reposada del texto bíblico. Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Tal vez el haber dejado la oración sea uno de los males peores de nuestro cristianismo actual. La oración cristiana es sumamente fácil: sólo hace falta una cosa: “dejarse querer por Dios”. Cuando Jesús subía al monte a orar se sentía fuertemente atraído por la ternura del Padre. Para Jesús, orar era algo así como “empaparse de cariño”. Por eso, al querer expresarnos esa experiencia, tiene que acudir a la palabra aramea ABBA. Es el Talmud, el libro que recoge las tradiciones judías, el que nos dice: “Cuando un niño experimenta el gusto del trigo (se le desteta y se le da papilla) lo primero que aprende a decir es: Abbá e Imma, es decir, papá y mamá”. Esta palabra nunca se utilizaba en las oraciones de los judíos.  Cuando Jesús nos enseñó esta sublime oración no nos dejó una doctrina sino una experiencia suya con el Padre. Orar es hacer experiencia de Dios, sentirse amado, abrazado, estrechado por nuestro Padre. Todos los santos han quedado fascinados por esta oración. “Nada más pronunciar esta primera palabra comienzan a activarse las relaciones que van de Padre a Hijo y sentimos que el corazón del Padre se abre y que el nuestro se inflama” (San Agustín). Y Santa Teresa de Jesús: “Ocurrirá muchas veces que con sólo decir “Padre” entremos en oración contemplativa… En comenzando nos henchís las manos… ¿Cómo dais tanto con la primera palabra?”

Palabra del Papa.

“Si por tanto hay algunos que puede explicar hasta el fondo la oración de “Padre nuestro”, enseñada por Jesús, estos son precisamente quienes viven en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valentía y abandonan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que les espera cuando vuelven de sus fracasos. Harán de todo para no admitirlo, para no mostrarlo, pero lo necesitan: y el no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de sanar. La Iglesia, nuestra madre, está comprometida con apoyar con todas sus fuerzas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque ellos son para las nuevas generaciones cuidadores y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, en la fe y en la justicia y en la protección de Dios, como san José” (S.S. Francisco, audiencia del 4 de febrero de 2015,).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra evangélica  ya meditada. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Rezar despacio el Padre Nuestro como si lo hiciera por primera vez.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Gracias, Dios mío, porque hoy he aprendido a orar. Gracias porque he descubierto que la oración no es cuestión de mucha reflexión y muchas palabras que me cargan la cabeza. Es algo muy sencillo. Me pondré delante de Dios como un niño, me sentaré en sus rodillas, y le dejaré que me dé todos los besos y abrazos que Él me quiera dar. Al final me sentiré la persona más feliz del mundo. Eso es precisamente la oración cristiana.

miércoles, 21 de junio de 2023

"Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" - Comentario Evangelio, 21 de junio

 


Evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18) y comentario de José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias (@OMPEspana)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Lectio Divina: 21 de junio de 2023

 “El Padre que está en lo escondido os premiará”

1.- Oración introductoria.

Señor, hoy mi oración se dirige a Ti para que me enseñes a orar. Sé que Tú, cuando rezabas al Padre, buscabas el sitio y el momento más adecuado. Te retirabas…buscabas la soledad de la noche…y ahí te encontrabas con tu Padre. Después, durante el día, te metías en el ajetreo de la vida, en los problemas de la gente, en el cuidado de los enfermos. Todo tenía sentido para Ti después de haberte encontrado con el Padre. Precisamente por  retirarte a orar en la soledad de la noche, podías dedicarte al fecundo servicio de los hermanos durante el día.

2.- Lectura reposada de la palabra de Dios. Mateo 6, 1-6; 16-18

Estad atentos a no hacer vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre, que está en los cielos. Cuando hagas, pues, limosna, no vayas tocando la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Cuando des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna sea oculta, y el Padre, que ve lo oculto, te premiará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en pie en las sinagogas y en los ángulos de las plazas, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas, que demudan su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.

3.- Qué dice el texto bíblico.

Meditación-reflexión.

Vivimos en el mundo de la imagen. Los productos que no se anuncian en T.V no se venden. Y las personas que no salen nunca en   la pequeña pantalla no son importantes. Por eso nuestro mundo se alimenta de cosas superficiales. Importa más el aparentar que el ser; interesa más la fachada que el interior de la casa; y estamos más pendientes del qué dirá la gente, que del qué dirá Dios. Jesús no vive pendiente de su imagen, al contrario. Vivió feliz en el anonimato: “pasó por la vida como uno más, como uno de tantos” (Fil. 2,7). Por eso no podía soportar a los hipócritas, los fariseos, los que obraban para ser vistos por los hombres. Y luchó para que no se usara la religión –limosna, ayunos, oración- para prestigio personal. Jesús nos dice que a Dios hay que buscarlo “en lo secreto, en lo escondido”. ¿Por qué? Porque, como dijo Isaías, “Dios es un Dios escondido” (Is.45, 15). Por eso no hay que salir fuera para encontrarnos con Dios. Jesús nos remite a lo escondido del corazón, donde habita Dios. Ahí está nuestro verdadero tesoro, nuestra perla más fina, nuestro manantial más profundo. Encontrar ahí al verdadero Dios es nuestra mejor recompensa. Lo de salir fuera a manifestar con obras eso que ha sucedido en el interior del corazón, es una consecuencia normal del encuentro.  

Palabra del Papa

“En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que «ve en lo secreto y te recompensará». Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que «no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el «alimento verdadero», que es hacer la voluntad del Padre. Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de «no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal», con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. (Benedicto XVI, 3 de febrero de 2009).


4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico  ya meditado. (Guardo silencio)

5.-Propósito: Voy a ayunar pero como quiere Jesús: Lo haré con alegría y  cayendo en la cuenta de los que pasan hambre.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Te doy gracias, Señor, porque has aparecido ante nosotros: humano, sencillo, humilde, rocero, amigo de los que nunca salen en la prensa, nunca reciben galardones, nunca buscan los mejores cargos, nunca se sientan en la mesa de los poderosos. Gracias, porque Tú sí que eres de los nuestros. Haz que nosotros nos parezcamos a ti.

lunes, 19 de junio de 2023

Lectio Divina: 20 de junio de 2023

 “Amad a vuestros enemigos”

1.- Oración introductoria.

Señor, hoy no vengo a pedirte que me hagas más fácil lo difícil; ni más dulce lo amargo; ni más sabroso lo soso; te pido que me hagas posible lo imposible. Porque amar al enemigo humanamente es imposible. Si, a pesar de todo, me lo pides y me lo exiges, es para que caiga en la cuenta de la necesidad que tengo de rezar. Ya nos habías  dicho: “sin Mí no podéis hacer nada”. Y hoy vengo a Ti convencido de que yo no puedo perdonar a mi enemigo. Si un día puedo, te daré gracias por el milagro que me has hecho.

2.- Lectura reposada del Evangelio Mateo 5, 43-48

Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

3.- Qué  dice este texto bíblico.

Meditación-reflexión

En este evangelio el Señor nos manda “hacer lo posible y pedir lo imposible”. Lo posible es aceptar nuestros comportamientos. Y, dentro de ellos, está el no hacer daño a nadie, aunque sea nuestro enemigo; y el ayudarle si se encuentra en una situación límite y necesita nuestro apoyo. Pero no está en nosotros controlar nuestros sentimientos. Por eso es imposible el amar a nuestros enemigos. Si un día resulta que nos sale del corazón el quererlos es por puro don, por  puro regalo tuyo. Y la oración llega hasta eso. Y es entonces cuando se nos concede la gracia de imitar a nuestro Padre Dios que manda el sol y la lluvia para todos. No puede haber satisfacción mayor que la de ver marcadas en nuestros rostros “las huellas del Padre”. El rostro de nuestro Padre Dios rezuma bondad, paz, ternura, serenidad, confianza. Con sólo mirarle nos hace buenos. Ojalá que, al tener en nosotros sus huellas, la  gente se sienta incentivada a ser buena. El cristiano es un creador de vida. Donde hay odio, pone amor y donde hay discordia, paz. Sabemos que en Cristo Resucitado el hombre ha sido creado “creador”.

Palabra del Papa.

“Jesús nos dice dos cosas: primero, mirar al Padre. Nuestro Padre es Dios: hace salir el sol sobre malos y buenos; hace llover sobre justos e injustos. Su amor es para todos. Y Jesús concluye con este consejo: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. Por lo tanto, la indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en la perfección del amor. Él perdona a sus enemigos. Hace todo por perdonarles. Pensemos en la ternura con la que Jesús recibe a Judas en el huerto de los Olivos, cuando entre los discípulos se pensaba en la venganza. Jesús nos pide amar a los enemigos. ¿Cómo se puede hacer? Jesús nos dice: rezad, rezad por vuestros enemigos. La oración hace milagros; y esto vale no sólo cuando tenemos enemigos; sino también cuando percibimos alguna antipatía, alguna pequeña enemistad (Cf Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2013, en Santa Marta).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto evangélico  ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito: En cada momento de este día debo reflejar el rostro del Padre Dios.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te agradezco que hoy, a través de tu palabra, me hayas  hecho caer en la cuenta de una cosa muy sencilla: la oración no es una obligación, ni una norma, ni una manera de perder el tiempo, ni siquiera un lujo. La oración es una necesidad. De la misma indigencia que tengo para cumplir tus mandatos, nace en mí la necesidad de la oración.