miércoles, 30 de diciembre de 2015

MOMENTOS PARA RECORDAR DEL AÑO 2015



El año 2015 ha estado lleno de actividades y noticias de la Iglesia, la mayoría de las cuales han nacido y se han visto reflejadas en las enseñanzas del Santo Padre. Recordemos algunos de estos eventos, documentos y viajes de Papa Francisco y nos sirva para volver, en 2016, sobre los hechos más relevantes del año que termina.





                                    Enero

Cristo y su Madre son inseparables

 Homilía del Papa en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios. 1 enero 2015


 


¿Dónde está la estrella?
Homilía del Papa Francisco en la Santa Misa del día de la Epifanía del Señor. 6 enero 2015




Él es el Cristo, los bautizados somos cristianos
Papa Francisco en su homilía en la solemnidad del Bautismo de Jesús. 1 enero 2015










Narración del Santo Padre de su viaje a Sri Lanka y Filipinas
Catequesis del Papa sobre su viaje a Asia y textos de todas las homilías y discursos. 21 enero 2015






  Febrero
20 nuevos cardenales para la Iglesia
Consistorio público ordinario del 14 de febrero de 2015 con detalles de todos los cardenales







El carisma de una familia religiosa
Homilía del Papa en la XIX Jornada de la Vida Consagrada, en la Fiesta de la Presentación del Señor. 2-2-2015







Fortalezcan sus corazones
Mensaje del Papa para la Cuaresma 2015. Pidamos a Cristo un corazón misericordioso como el suyo





Marzo

2016 Año Santo de la Misericordia
Papa Francisco anunció un Jubileo extraordinario que tendrá en el centro la misericordia de Dios. 13 marzo 2015







Una pausa de oración en el camino de catequesis sobre la familia
Catequesis del Papa Francisco: Oración por el Sínodo de la familia. 25 de marzo de 2015




Abril



¡El Señor de la vida ha resucitado, llevando consigo amor, justicia, respeto y perdón!
Mensaje pascual y bendición del Papa al mundo entero. Domingo de Resurrección, 5 abril 2015






Misericordiae Vultus - El rostro de la misericordia
Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia







Mayo
La Palabra de Dios, hoy de modo especial, nos dice que el Espíritu actúa
Homilía del Papa Francisco en la Santa Misa de Pentecostés. 24 mayo 2015






Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano
Angelus del Papa en el domingo de la Santísima Trinidad: El misterio de amor del Dios Vivo. 31 de mayo de 2015






Junio
Ante la realidad de la Eucaristía el estupor de la Iglesia no cesa jamás
Homilía del Papa en la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo. 4 de junio de 2015






Los cinco momentos en Sarajevo
El P. Lombardi resalta el significado del viaje a Sarajevo: Paz, diálogo y esperanza, las claves de la Visita del Papa







Carta encíclica «Laudato si», sobre el cuidado de la casa común
Cultivar y custodiar con responsabilidad la creación, con especial atención a los más pobres, que son los que más sufren las consecuencias de los daños ambientales






Cómo es el amor de Dios
Homilía del Santo Padre Francisco en la misa multitudinaria en Turín. 21 junio 2015






Julio
IX viaje del Papa Francisco fuera de Italia: Ecuador, Bolivia y Paraguay. Julio 2015
El corazón del testimonio y del mensaje del Papa en América: fe versus ideología (mirada a posteriori)





 Agosto
Nuestra vida vista a la luz de María asunta al Cielo
Angelus del Papa en solemnidad de la Asunción de María: El que cree, tiene Vida eterna. 15 de agosto de 2015






Septiembre
El viaje del Papa Francisco a Cuba y el servicio y misión de la Iglesia
Un balance del viaje papal: Siembra de gracia y de savia, vitalidad evangelizadora y sacudida misionera y de misericordia







Me despido con el corazón lleno de gratitud y esperanza
Despedida del Papa Francisco y todos los discursos y homilías de su visita a los Estados Unidos. 27 septiembre 2015






Octubre
Sínodo de la Familia
Toda la información acerca del Sínodo de obispos sobre la familia







Noviembre
Miremos la Cruz de Jesús
Angelus del Papa en la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo: el fracaso del pecado. 22 de noviembre de 2015







El testimonio de Papa Francisco en África
Especial: un balance de la visita papal a Kenia, Uganda y República Centroafricana con todos los discursos y homilías. 30 noviembre 2015





Diciembre
El Papa Francisco inauguró el Jubileo extraordinario de la Misericordia y abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro
En el solemne rito de apertura estaba presente el Papa emérito Benedicto XVI y fue el primero en entrar por la Puerta Santa después del Papa





María guíe los pasos de su pueblo americano
Homilía del Papa Francisco en la Santa Misa en la Fiesta de la Virgen de Guadalupe. 12 de diciembre de 2015







Mensaje Urbi et Orbi. Navidad 2015
Es la Navidad del Año Santo de la Misericordia, por eso deseo a todos que puedan acoger en su propia vida la misericordia de Dios. ¡Así haremos crecer la paz!

lunes, 28 de diciembre de 2015

Elegido nuevo administrador diocesano de La Rioja

DOCU_RIOJA
El sacerdote Vicente Robredo, que ha sido hasta ahora Vicario General de nuestra Diócesis, ha sido elegido Administrador Diocesano hasta la designación de un nuevo obispo.
 
Vicente Robredo García ha sido hoy elegido nuevo administrador diocesano de Calahorra y La Calzada-Logroño, en sustitución de Juan José Omella, obispo de la Diócesis riojana hasta el pasado día 26, en el que tomó posesión como nuevo arzobispo de Barcelona.
Robredo García (Ezcaray, La Rioja, 1952), vicario general de la Diócesis riojana desde 1999, ha sido elegido por mayoría absoluta en la primera votación del Colegio de Consultores, quienes han designado al administrador diocesano entre cerca de 150 sacerdotes mayores de 35 años.
 
Robredo, en declaraciones a Efe, ha indicado que asume con "responsabilidad" esta nuevo cargo, en una Diócesis "viva" y "esperanzada", en la que se siente muy arropado por la curia.
 
"Tenía la esperanza de no haber salido elegido, pero ha salido así y me siento arropado y, como espero que no sea para mucho tiempo, sino que nos manden pronto a un obispo, haremos entre todos las cosas lo mejor posible", ha subrayado.
 
Ha añadido que conoce los "entresijos" de la Diócesis riojana, que no se paraliza por la designación de un administrador diocesano, sino que "las cosas van funcionando", dado que "hay una programación muy bien hecha y hay muchos grupos, delegaciones y comunidades trabajando".
Se ha referido a "la preocupación de la Iglesia, que es cómo poder mostrar y ser testigos de algo tan maravilloso como es un Dios que nos quiere tan incondicionalmente".
 
La Diócesis riojana, ha apostillado, se encuentra en "un periodo de esperanza", dado que en este curso se ha iniciado "una etapa de análisis pastoral, de reflexión de lo hecho durante estos años para plantear propuestas, como dice el Papa Francisco, de Iglesia esperanzada, en salida, que quiere llegar a todos", pero, de modo especial, a "esas periferias existenciales, a ese mundo del dolor, del sufrimiento Y de la pobreza en todos los ámbitos".

domingo, 27 de diciembre de 2015

Vivió en Nazaret, y vivía sujeto a sus padres


Del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." El les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Oración introductoria
Dios mío, quiero ocuparme en tus cosas, que sepa revestirme de las actitudes de Cristo en mi corazón y en mis obras, abrazándome a la cruz y al sacrificio, si fuera necesario. Dame la gracia de conocer y de experimentar íntimamente a Cristo en el Evangelio y en el Sagrario.

Petición
Jesús Niño, hazme amarte con un amor real, personal, apasionado y fiel.

Meditación del Papa

En el Evangelio no encontramos discursos sobre la familia, sino un acontecimiento que vale más que cualquier palabra: Dios quiso nacer y crecer en una familia humana. De este modo, la consagró como camino primero y ordinario de su encuentro con la humanidad.
            En su vida transcurrida en Nazaret, Jesús honró a la Virgen María y al justo José, permaneciendo sometido a su autoridad durante todo el tiempo de su infancia y su adolescencia. Así puso de relieve el valor primario de la familia en la educación de la persona. María y José introdujeron a Jesús en la comunidad religiosa, frecuentando la sinagoga de Nazaret. Con ellos aprendió a hacer la peregrinación a Jerusalén, como narra el pasaje evangélico que la liturgia de hoy propone a nuestra meditación. Cuando tenía doce años, permaneció en el Templo, y sus padres emplearon tres días para encontrarlo. Con ese gesto les hizo comprender que debía "ocuparse de las cosas de su Padre", es decir, de la misión que Dios le había encomendado.
Este episodio evangélico revela la vocación más auténtica y profunda de la familia: acompañar a cada uno de sus componentes en el camino de descubrimiento de Dios y del plan que ha preparado para él. María y José educaron a Jesús ante todo con su ejemplo: en sus padres conoció toda la belleza de la fe, del amor a Dios y a su Ley, así como las exigencias de la justicia, que encuentra su plenitud en el amor. De ellos aprendió que en primer lugar es preciso cumplir la voluntad de Dios, y que el vínculo espiritual vale más que el de la sangre.(Benedicto XVI, 31 de diciembre de 2006)
Reflexión
Es sumamente hermoso y consolador saber que tenemos a esta maravillosa familia -a Jesús, María y José- como protectora de nuestras propias familias. Pero no sólo. Ellos son también el prototipo y el modelo más perfecto de familia que hemos de imitar en nuestra vida. ¡Cuánta delicadeza, ternura y comprensión reinaría entre esas almas tan singulares! ¡Qué trato tan dulce, cariñoso y respetuoso dispensaría José a María, y Ella a su esposo! Y, ¿cómo sería el amor y la obediencia que animara a Jesús hacia sus padres y de todos entre sí! Sin duda alguna, pasar un rato junto a ellos sería como gozar del cielo en la tierra.

Pero, desafortunadamente, no todas las familias respiran este mismo aire que reinaba en la casita de Nazaret. Ni muchos niños o personas mayores han corrido siquiera la misma suerte que la mayoría de nosotros. Por desgracia, el mundo en el que nos toca vivir padece una grave crisis familiar y, tristísimamente, se va haciendo cada vez más común en las sociedades ricas y bien acomodadas de hoy en día. ¡Cuántos hogares rotos! ¡Cuántas familias destruidas! ¡Cuántos niños que no conocen lo que es el amor y la ternura de unos padres buenos, la paz y la felicidad de una familia unida! ¡Cuántos bebés que ni siquiera han conocido el calor y los brazos de una madre porque han sido abandonados al nacer –o peor todavía— asesinados y abortados en el seno de su propia madre!

Basta echar una mirada a nuestro alrededor, sobre todo en las grandes ciudades, para contemplar esta dramática situación. Y no me refiero sólo a Europa y a Norteamérica. Desafortunadamente, también en México y en América Latina comienza a infiltrarse este cáncer mortal. No nos hace daño pensar, en un día como hoy, en todos estos hermanos nuestros que sufren estas carencias o las provocan en los demás. Y, al recordarlos, elevemos una ferviente oración a nuestro Padre Dios por cada uno de ellos.

Se podría tal vez decir que hoy no es un día para pensar en cosas tristes. Y es cierto. Sería más hermoso meditar en la belleza de la Sagrada Familia o evocar hermosos recuerdos de la nuestra. Sí. Pero, por desgracia, lo que estoy diciendo no son inventos o cuentos chinos, sino hechos que suceden a diario. En este caso, evitar esos temas "molestos" sería como taparnos los ojos para no ver la realidad y para evitar sentir en nuestra conciencia el aguijón del pecado y de tantas injusticias que se cometen hoy en el mundo. Sería un pecado gravísimo de omisión, de egoísmo y de comodidad no pensar en los demás o no tratar de hacer algo por ellos.

Recordemos, aquel elocuente testimonio de la Madre Teresa de Calcuta. Ella gritaba al mundo entero: "Si oyen que alguna mujer no quiere tener a su hijo y desea abortar, intenten convencerla para que me traiga ese niño. Yo lo amaré, viendo en él el signo del amor de Dios".

Tal vez podamos preguntarnos qué podemos hacer nosotros, desde nuestra casa, para ayudar a solucionar este grave problema. Nos parecerá que somos impotentes y que nada podemos aportar. Sin embargo, no es así. Te voy a sugerir algo brevemente.

Estamos todavía celebrando estas hermosas fiestas de la Navidad. Acaba de nacer el Niño Dios en Belén y en nuestros corazones. Pues no olvidemos que Jesús, al encarnarse y al hacerse uno de nosotros, se identifica con cada niño y con cada ser humano. Por eso nos dijo que todo lo que hagamos a los demás, lo considera como hecho a Sí mismo; que el que recibe a un niño en su Nombre, lo recibe a Él; y que los ángeles contemplan en cada niño el rostro mismo de Dios.

Por eso, no podemos no pensar, amar y ayudar a los demás. Comencemos por las cosas pequeñas, por hacer aquello que sí está al alcance de nuestra mano realizar. Comencemos por amar y ayudar al niño de la calle que nos pide limosna; enseñemos a nuestros hijos a compartir con los pobres lo que Dios sí nos ha dado a nosotros. ¿Por qué no invitar a un niño pobre o a una de estas familias a cenar un día a nuestra casa? ¿Te parece excesivo? Sugiramos a nuestros niños que le regalen uno de sus juguetes a alguno de esos pobrecitos, o que lo inviten a jugar con ellos, como hacen tantas familias buenas en las Misiones de Semana Santa.

Propósito
¿No sería hermoso, por ejemplo, que se organizaran varias de nuestras familias para ofrecer una cena de Navidad o de Año nuevo a otras familias pobres?  Sí, a ésos que conocemos, a los que vemos todos los días en la calle, tal vez mendigando de nuestro barrio… Si esto hacemos, podremos de verdad llamarnos cristianos y comenzaremos a vivir, con nuestras obras, el auténtico mensaje de la Navidad.

Diálogo con Cristo
¡Cuántas lecciones me das Jesús con tu vida escondida en Nazaret! En ella compartiste la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida sometida a la ley de Dios, vida en familia, pero siempre sabiendo dar el lugar que le corresponde a Dios nuestro Señor. Ayúdame a santificarme, con tu gracia en las actividades ordinarias de este día.


sábado, 26 de diciembre de 2015

JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA




El domingo 27 de diciembre se celebra la Jornada de la Sagrada Familia, que promueve la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida. Este año el lema es: “Familia, hogar de la misericordia”.

SEDE VACANTE: DIÓCESIS DE CALAHORRA Y LA CALZADA-LOGROÑO

SEDE VACANTE

Toma de Posesión del Nuevo Arzobispo de Barcelona, Monseñor Juan José Omella



Monseñor Omella toma posesión como arzobispo de Barcelona
Después de mes y medio desde la aceptación de la renuncia del Cardenal Sistach, la Iglesia de Barcelona ya tiene nuevo pastor: Mons. Juan José Omella, quien ha tomado posesión como Arzobispo este 26 de diciembre, coincidiendo con la festividad de San Esteban protomártir. Acompañado por el Nuncio Apostólico, por el Cardenal Sistach y por el Obispo Auxiliar, Mons. Omella se ha trasladado desde el Palacio Episcopal -donde residirá a partir de ahora- hasta la Catedral a las 11.30h, seguido de cientos de fieles de su anterior diócesis. que lo han seguido en todo momento cantando muy animadamente. «Os presento al que desde ahora presidirá las celebraciones litúrgicas en esta Catedral de la Santa Cruz como Arzobispo de Barcelona», ha proclamado el Nuncio, Mons. Renzo Fratini, ante la aclamación de los miles de fieles que han llenado la Catedral.
El decano del Capítulo catedralicio, el Dr. Joan Guiteras, ha ofrecido al Arzobispo electo -en la Puerta Santa de la Catedral- la reliquia del Lignum crucis, la Vera Cruz, para que la besara justo en la entrada principal de la Catedral. Posteriormente, todos los canónigos de la Catedral han acompañado a Mons. Omella a la capilla del Santísimo, donde ha rezado durante unos minutos antes de hacer efectivo el inicio de su ministerio.
La celebración ha comenzado presidida por el Nuncio, Mons. Fratini, aunque las primeras palabras han sido del administrador apostólico, el Cardenal Martínez Sistach, quien recordó que Mons. Omella viene «con el deseo de servir a todos los diocesanos»: «La Iglesia diocesana de Barcelona quiere estar con vos (…) Os deseo un pontificado lleno de frutos». Después ha sido el turno del Nuncio Apostólico, representante del Papa Francisco, «lo animo a mantener su actitud con manos para acoger y corazón para amar a todos los barceloneses ya que al obispo se le juzga según su capacidad de pastoreo. Espero que incentive siempre la esperanza». Mons. Renzo Fratini también aconsejó a los fieles asistentes que «vivan en sintonía con su nuevo arzobispo».
Una vez finalizado su discurso, el Canciller del Arzobispado de Barcelona, ​​Mn. Sergi Gordo, ha leído las llamadas letras apostólicas, es decir, el nombramiento de Mons. Omella en latín, que se ha enseñado al pueblo fiel asistente. Después de la aclamación, el nuevo Arzobispo se ha puesto de pie y ha recibido el báculo, signo de toma de posesión de una diócesis. El Nuncio también ha invitado al Arzobispo a sentarse en la cátedra episcopal para que pudiera recibir a algunos representantes de la comunidad diocesana, que le han manifestado obediencia y respeto. Así, ha continuado la celebración de la Eucaristía. La homilía ha finalizado con un sonoro aplauso.
Escuchar y amar
Una vez proclamado el Evangelio, ha sido el momento de escuchar por primera vez una homilía del nuevo Arzobispo. Ha comenzado agradeciendo a Dios, al Papa y a las iglesias donde ha servido su trayectoria episcopal. Y ha continuado dando también las gracias a su predecesor, el Cardenal Sistach, presente a su lado: «Que Dios lo acompañe en su nueva etapa de retiro, de jubilación. Estoy seguro de que seguirá siendo para todos nosotros, los barceloneses, un icono viviente del Buen Pastor». A partir de tres iconos bíblicos, el Arzobispo de Barcelona ha querido explicar cómo será su ministerio en la diócesis aunque antes ha dado una pista: «Quiero escucharos, compartir los gozos y los sufrimientos que os abruman; quiero caminar con vosotros en la búsqueda de la luz que viene del Señor y que nos empuja a ser testigos humildes y valientes en medio de esta sociedad del siglo XXI».
El primer icono bíblico es del Génesis. Concretamente, relativo a Abraham: «Como él, me he puesto en camino hacia una tierra y hacia una comunidad que tengo que empezar a conocer para poder amarla con todo mi corazón. Este camino quiero hacerlo libre de prejuicios, con un corazón abierto y unos oídos atentos». El segundo pasaje que destacó Mons. Omella es del libro de Jeremías: «Como este profeta, siento que esta misión que se me confía es muy grande y que mis capacidades y mis fuerzas son muy limitadas. Y siento en mi corazón mucho temor y temblor». Ya por último, el tercer icono es del Evangelio de San Juan que dice «Sígueme: Os invito, queridos diocesanos, a retomar con entusiasmo el envío de Jesús».
Casi 60 obispos
La celebración, que finalizó con el canto del Virolai, contó con la asistencia de casi 60 obispos y arzobispos de toda España. Cabe destacar la presencia de Mons. Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española, entre todos los asistentes.

domingo, 20 de diciembre de 2015

La sonrisa de Dios es la sonrisa de María

Domingo cuarto de Adviento
Virgilio, el gran poeta latino, pagano, que ha tenido una gran influencia en la literatura universal, dice que el “niño comienza a conocer a su madre por la sonrisa”, anunciado proféticamente que la sonrisa de Dios es la sonrisa de María después del pecado, una vez que ella aceptó convertirse en la Madre de su Hijo Jesucristo, proporcionándole su Cuerpo precioso, un cuerpo necesario para realizar en los hombres y para los hombres la redención y la salvación de todo el genero humano.

Y hoy nos encontramos, ya en las inmediaciones de la Navidad, dejando atrás a Isaías y a San Juan Bautista, con el personaje central del Adviento, a María la Madre de Jesús, que nos dejará a las plantas del mismísimo Hijo de Dios encarnado.

Por eso, hoy queremos asistir embelezados al encuentro de dos mujeres pobres, gente del pueblo, las dos embarazadas, una de edad avanzada y la otra apenas una jovencita que tuvieron un papel destacado en la historia de la Salvación de nuestros pueblos.

Se trata de Isabel, la anciana, la que concibió en su seno prodigiosamente, ya en su ancianidad y María, que apenas en su adolescencia ofreció su cuerpo para que Dios realizara entre los hombres el prodigio inaudito de enviar para estar entre los hombres y para siempre a su mismísimo Hijo.

El encuentro no podía ser más agradable y simpático: “En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo en las montañas de Judea, y entrando, saludó a Isabel”.

Fue ese viaje, el primer recorrido eucarístico, la primera vez que Cristo aún en el seno de su Madre, como el mejor tabernáculo, sagrario o manifestador pudo acercarse a los hombres y llevarles la presencia, la fuerza y la alegría del Espíritu Santo que lo había encarnado precisamente en el seno de aquella mujer singular.

Esa presencia y ese abrazo, hicieron que Juan Bautista, santificado en ese momento con la presencia del Espíritu Santo, saltara de gozo en el seno de su propia madre, que no escatimó la alabanza y la ternura a la mujercita que venía a atenderla en su propio parto:

“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre... Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor!”.

Esas solas palabras, en las inmediaciones de la Navidad, nos sugieren muchas preguntas que no podemos dejar de contestar, porque ahí va implicada nuestra propia alegría, nuestra felicidad y en última instancia, nuestra propia salvación: ¿En qué creyó María, y qué le fue anunciado de parte del Señor?.

Podemos aventurar las respuestas diciendo que María le creyó al Padre que con un profundo respeto, una entrañable ternura, se acerca a la criatura, se abaja casi, para “pedirle”, hay que subrayarlo, para pedirle que se dignara ser la madre del Salvador. No se le impone la maternidad, no se la violenta, aunque se trate del Señor de Cielos y Tierra, dueño de todo.

Eso es ya una primera lección para los machistas, para los hombres que se creen superiores y con derecho a tratar a la mujer como su esclava, como simple objeto de placer y como una máquina de hacer hijos y criaturas muchas veces infelices.

María le creyó al Padre, y desde entonces se convierte en mujer “eucarística” toda la vida, dedicada en cuerpo y alma a su Hijo que con su Cuerpo logrará la santificación para todos los hombres.

La actitud de María, nos obliga entonces a imitarla en un complaciente abandono a la palabra de Dios, que puede decirnos desde su obediencia, “Hagan lo que él les diga”, no duden, pueden fiarse de la palabra de mi Hijo que pudo cambiar el agua en vino y que puede hacer del pan sencillo de los hombres nada menos que su propio Cuerpo y su propia Sangre, haciéndose para todos los hombres “pan de vida”.

A María le fue anunciada la presencia del Hijo de Dios que sería también hijo de María, a quien recibe amorosamente, anunciando a todos los bautizados la necesidad de recibir así como ella recibió la carne mortal, de Cristo, recibamos nosotros las especies sacramentales, las especies de pan y de vino, el Cuerpo y la Sangre del Señor.

María acertó a decir a Dios que aceptaba el compromiso de dedicarse totalmente a su Hijo con un famosísimo “Fíat”, hágase, realícese, consúmese en mí todo lo que tu palabra quiera, para enseñarnos a decir reverente y alegremente el “Amén” cada que recibimos presente con todo su ser humano-divino a Cristo en las especies de pan y de vino.

Ese fíat de María hizo que pronto pudiera recibir en sus brazos y arropar con todo cariño a Jesús, el Salvador de los hombres:

"Y la mirada embelezada de María al contemplar el rostro de Cristo recién nacido y al estrecharlo en sus brazos, ¿no es acaso el inigualable modelo de amor en el que ha de inspirarse cada comunión eucarística?” (Juan Pablo II).

Ese fíat de María le bastó y la fortaleció internamente, para prepararse a acompañar a su Hijo en todo momento, sin reparar en subir hasta cerca de él en alto de la cruz, correspondiendo a lo que el profeta le había anunciado:

“Y a ti una espada traspasará tu propia alma."

Pero si María tuvo que pasar por el Calvario y la cruz para acompañar a su Hijo, tuvo también la dicha de estar entre los apóstoles de su Hijo, acompañándoles en la oración y sosteniendo su esperanza en la resurrección de su hijo.

El Papa San Juan Pablo II, de quien estoy tomando todas estas ideas, de su encíclica sobre la Eucaristía, la cual recomiendo encarecidamente que lean todos mis cristianos catoliquísimos, nos hace asistir al momento sublime cuando María pudo escuchar en labios de los apóstoles “éste es mi cuerpo que es entregado por vosotros.

Aquel Cuerpo entregado como sacrificio y presente en los signos sacramentales, ¡era el mismo cuerpo concebido en su seno! Recibir la Eucaristía debía significar para María como si acogiera de nuevo en su seno el corazón que había latido al unísono con el suyo y revivir lo que había experimentado en primera persona al pie de la cruz”.


Todo esto ha sido necesario para que nosotros podamos pasar una Navidad muy especial, acompañados de María, preparando no una cena ni unos vinos ni unos regalos, ni siquiera unos abrazos, a menos que se parezcan al abrazo de María a su prima Isabel, sino a preparar nuestros corazones para abrazarnos a Cristo hecho Carne y Sangre en el Sacramento Eucarístico, y recibirlo reverentemente como lo hizo María en la cuna de Belén. Será así la mejor de las Navidades.

Sonriendo con María, recibamos al Hijo de Dios hecho carne.

A Ti que eres el Amo y Señor de todos los hombres,
Gracias por el don inapreciable de tu Hijo amado
Hijo del Altísimo y también el hijo de la siempre Virgen María
Te alabamos por tu amor y tu bondad por haber mandado al Hijo nacido para salvar al esclavo.
Gracias porque nos has hecho vivir en Parroquia, el nuevo Belén,
Gracias porque cada día nos lo das en el Sacramento Eucarístico,
fruto de tu amor y de la entrega hasta el sacrificio de tu Hijo Jesucristo.
Gracias por mandarlo tan parecido a nosotros que siendo hermano puede
salvarnos a todos y hacernos pasar por el camino de la cruz y la pasión para llegar también nosotros al momento glorioso de la resurrección.
Gracias por tu Hijo Nacido entre pajas y espinos, entre pañales y lágrimas,
entre sollozos y sonrisas amorosas de la Madre y Maestra de todos los hombres. Recibe nuestra gratitud y nuestra alabanza.
Permite que nos amemos de tal manera que podamos ser una sola familia en camino hacia ti, nuestro Dios y nuestro Padre.
¡Felicitémonos y cantemos agradecidos al Recién nacido
Rey inmortal de todos los siglos de los siglos. Amén.

IV Domingo de adviento / C/ La visita de la Virgen a su prima Isabel

 

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!

Oración introductoria
«Dichosa tú, que has creído». María fue llamada dichosa, no por el hecho de ser Madre de Dios, sino por su fe. Ven, Espíritu Santo, para que esta oración aumente mi fe en el amor y en el poder de Dios, y sepa entregarme con amor y sin reservas a mi misión.

Petición
María, Madre mía, ayúdame a imitarte hoy en el servicio a los demás.

Meditación del Papa Francisco

Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera “escuela” de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.
Después de llegar al mundo, permanecemos en un “seno”, que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el “lugar donde se aprende a convivir en la diferencia”: diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida.  (Mensaje de S.S. Francisco, 23 de enero de 2015).
Reflexión
El evangelio de San Lucas nos narra el Anuncio del ángel a María como "de puntillas", con gran respeto, venerando a los protagonistas de este diálogo único. Hoy, sin embargo, asistimos a aquella "segunda anunciación". La que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el momento de reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres viven y comparten el mayor secreto que pueda Dios comunicar a los hombres, y lo hacen con una naturalidad sorprendente. Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda ociosa en su casa. Ser Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de mujer humilde, de modo que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte, anuncia, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el creer al Señor.

Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas. Quien piense que "creer" es sólo profesar un credo religioso, adherir a una religión o a unos dogmas, quizás tiene una pobre visión del término. Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con sinceridad. La pedagogía de Dios es tan sabia que sabe impulsarnos, dándonos a saborear su felicidad, -que es inmensa e incomparable-, cuando somos fieles. Es un gozo que, sin casi quererlo, nos lleva a más, nos invita a entregarnos con más generosidad a la realización de un plan que va más allá de nuestra visión humana. Isabel reconoce en su prima esa felicidad porque ha creído, pero además porque en consecuencia, su vida ya no respondía a un plan trazado por ella, sino por su Señor. Ella estaba también encinta ¿por qué era necesario un viaje en las condiciones de aquel tiempo...?

Preguntémonos, si hoy queremos ser felices, ¿cómo va mi fe en la presencia de Dios en mi vida? Si lucho por aceptarla y vivirla ya tengo el primer requisito para mi felicidad. Aunque tenga que trabajar y sufrir, sabré en todo momento que Dios está a mi lado, como lo estuvo de María y de Isabel.

Propósito
Vivir hoy con la resolución de servir, por amor, a las personas con las que convivo.

Diálogo con Cristo
María, gracias por enseñarme a entregar mi voluntad a Dios, a no querer cumplir todos mis deseos, por muy importantes que me puedan parecer, a saber dejar todo en manos de nuestro Padre y Señor. Quiero imitar tu bondad y disposición para ayudar a los demás. Intercede por mí para que sepa imitar esas virtudes que más agradan a tu Hijo, nuestro Señor.

sábado, 19 de diciembre de 2015

¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO 2016 DE LA MISERICORDIA!




ÁRBOL DE LA MISERICORDIA
“La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros”
(Jn 1,14)
 
Las 7 Obras de Misericordia Espirituales
1. Enseñar al que no sabe.
Enseñar al que no sabe
2. Dar buen consejo al que lo necesita.
Dar buen consejo al que lo necesita
3. Corregir al que se equivoca.
Corregir al que yerra
4. Perdonar al que nos ofende.
Perdonar al que nos ofende
5. Consolar al triste.
Consolar al triste
 
6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7. Rogar a Dios por los vivos y los difuntos.
Rogar a Dios por vivos y difuntos
7 Obras de Misericordia Corporales
1. Visitar a los enfermos.
visitar a los enfermos
2. Dar de comer al hambriento.
Dar de comer al hambriento
3. Dar de beber al sediento.
Dar de beber al sediento
4. Dar posada al peregrino.
Dar posada al peregrino
5. Vestir al desnudo.
Vestir al desnudo
6. Visitar a los encarcelados.
.Visitar a los encarcelados
7. Enterrar a los muertos.

Enterrar a los muertos

 En Jesús “la misericordia se hizo carne”.