sábado, 30 de marzo de 2019

Evagelio del Día 31 de Marzo, IV Domingo de Cuaresma:Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida

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Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado."


Oración introductoria
Señor, ¡qué grande es tu amor y misericordia! Me identifico con esos dos hijos del Evangelio que no saben recibir y corresponder a tu amor. Conduce esta oración para que mi corazón no se endurezca y sea dócil a las inspiraciones.

Petición
Señor, ayúdame a confiar siempre en tu gran misericordia pero no permitas que abuse de tanto amor.

Meditación del Papa Francisco
Después está escrito que el Señor es “compasivo” en el sentido que nos concede la gracia, tiene compasión y, en su grandeza, se inclina sobre quien es débil y pobre, siempre listo para acoger, comprender y perdonar. Es como el padre de la parábola del Evangelio de san Lucas: un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del hijo menor, sino que al contrario continúa esperándolo —lo ha generado— y después corre a su encuentro y lo abraza, no lo deja ni siquiera terminar su confesión —como si le cubriera la boca—, qué grande es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y después va también a llamar al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que como un hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluso de la fiesta de la misericordia. ¡La misericordia es una fiesta!
De este Dios misericordioso se dice también que es “lento a la ira”, literalmente, “largo en su respiración”, es decir, con la respiración amplia de paciencia y de la capacidad de soportar. Dios sabe esperar, sus tiempos no son aquellos impacientes de los hombres; Él es como un sabio agricultor que sabe esperar, deja tiempo a la buena semilla para que crezca, a pesar de la cizaña.  (Homilía de S.S. Francisco, 13 de enero de 2016).

Reflexión
Sabiendo que somos hijos de Dios pensamos que lo merecemos todo. A veces no somos ni capaces de agradecer a nuestro Creador por el gran don de la vida. Y, mucho menos, nos esforzamos por corresponder a su amor infinito.
¿Cuánto hemos recibido de Dios? ¡Todo! Sin embargo lo vemos como una obligación de parte de Él. Podríamos llegar a quejarnos cuando no recibimos lo que queremos y tal vez hasta hemos llegado al punto de exigirle.
Dios, en su infinita bondad, no cesa de colmarnos de sus gracias y hasta cumple con nuestros caprichos. No importa si le agradecemos o no.
Lo más hermoso es ver que Dios no se cansa y por mucho que nos alejemos de Él, cuando deseamos volver, ahí está con los brazos abiertos esperándonos con un corazón lleno de amor.
Dios es el Pastor que se alegra al encontrar la oveja perdida. Él es el Padre misericordioso que espera a su hijo perdido con grandes ansias, le perdona cualquier falta cuando ve un verdadero arrepentimiento y lo llena de su amor. Digamos a Cristo: "Señor Tú lo sabes todo tu sabes que te quiero"

Propósito
Vivir hoy de tal modo que pueda ser admitido en el festín eterno del cielo.

Diálogo con Cristo
Señor y Padre mío, con qué facilidad puedo engañarme a mí mismo al seguir el camino fácil que me ofrece la vida y ser un ciego y sordo indiferente a las necesidades de los demás, para concentrarme sólo en mi propia felicidad. Dame tu gracia para saber mantenerme siempre a tu lado. Que no me aleje de tu gracia, porque entonces mi corazón se convertirá en roca, insensible a recibir y corresponder a tu amor. Libremente quiero depender siempre y en todo de Ti.
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Evangelio del Día 30 de Marzo:¡Ten compasión de mí, que soy pecador!

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1.- Oración preparatoria.
Señor, te lo confieso, al leer la oración del fariseo me he indignado por dentro porque me parece la oración más estúpida de toda la Biblia. “Gracias porque yo no soy como los demás”. ¿Habrá cosa más bonita que ser como los demás? Pasar por la vida sin complejos de superioridad “nadie es más que nadie”, no tampoco de “inferioridad”, nadie es menos que nadie. Eso era lo que Tú, Señor, querías: un mundo de iguales, un mundo de hermanos.
2- Lectura sosegada del evangelio: Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola por algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.” En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!” Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.

3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Hay dos maneras de ir a Dios: por las buenas o por las malas. Ir a Dios por las malas, es ir como el fariseo en plan de “exigencia”. Son aquellos que quieren comprar a Dios “por sus méritos”. Se creen “justos” y, por eso, no necesitan que Dios los justifique. Para ellos Jesús es un lujo, no hacía falta que hubiera venido a este mundo. Ellos, con sus obras, eran “merecedores del cielo”. Lo peor de éstos no es que ellos se consideren “buenos” sino que “desprecian a los que no son como ellos”. “No soy como ese publicano”. Pero también se puede ir a Dios por las buenas, como el “publicano” de la parábola. No fue en plan de “exigencia” sino “de indigencia”. Él se sentía pobre, pequeño, pecador. No se atrevía ni a levantar los ojos al cielo. Si el fariseo se presentaba ante Dios “con los puños cerrados” exigiéndole todo lo que le debía, el publicano se situaba ante Dios “con las manos abiertas” dispuesto a recibir de Dios su perdón. ¿Y qué nos dice el evangelio? Que el publicado salió del templo “justificado”, es decir, “justo, santo”. Él no se lo merecía, pero no se trataba de méritos, sino de gracia. Dios lo había hecho todo “gratuitamente”. Y ¿qué pasó con el fariseo? Que salió del templo con todos los pecados que tenía más uno más: el de soberbia.

Palabra del Papa
La incapacidad de reconocerse pecadores nos aleja de la verdadera confesión de Jesucristo. Es fácil decir que Jesús es el Señor, difícil en cambio reconocerse pecadores. Es la diferencia entre la humildad del publicano que se reconoce pecador y la soberbia del fariseo que habla bien de sí mismo: Esta capacidad de decir que somos pecadores nos abre al estupor que nos lleva a encontrar verdaderamente a Jesucristo. También en nuestras parroquias, en la sociedad, entre las personas consagradas: ¿Cuántas son las personas capaces de decir que Jesús es el Señor?, muchas. Pero es difícil decir: Soy un pecador, soy una pecadora. Es más fácil decirlo de los otros, cuando se dicen los chismes… Todos somos doctores en esto, ¿verdad?” (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de septiembre de 2015, en Santa Marta).

4.- ¿Qué me dice hoy a mí esta palabra que acabo de meditar. (Silencio)

5.- Propósito. Pasaré todo el día “disfrutando” con la gente. Ni son más ni menos que yo. Son mis hermanos.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Yo, Señor, te quiero dar gracias por tus parábolas. Son verdaderas perlas. Nada se ha producido en la literatura universal que se les parezca. De una manera sencilla, popular, con ejemplos de todos conocidos, nos hablas tan bonitamente de Dios. Con la parábola de hoy, desenmascaras la falsedad de los fariseos y pones al descubierto el interés de Dios por los pequeños, los humildes, los despreciados de los demás. Cuidando a los pequeños, ¡Qué grande eres!
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jueves, 28 de marzo de 2019

Evangelio del Día 29 de Marzo:¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?

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1.- Oración introductoria.
Señor, cada día me encuentro más feliz de poder conversar contigo. Y el tema de hoy es apasionante: el tema del amor. Acertar en este tema es acertar en la vida y no aceptar es “no dar en la diana”. Por eso, ya desde el principio, vengo a pedirte que me aclares bien las cosas, que no me deje llevar por amores teóricos o amores falsos.

2.- Lectura reposada del Evangelio Marcos 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Un escriba pregunta a Jesús por el mandamiento principal. Esto no nos debe extrañar porque, en tiempo de Jesús, había más de 600 mandamientos que se debían cumplir. Un fardo demasiado pesado sobre los hombros de los hombres. Y Jesús lo aligera al resumirlos todos en dos. Y con eso ya les hace un gran favor. Pero no está ahí lo original de Jesús. Estos dos mandamientos, el del amor a Dios y al hombre, en el A.T estaban separados, incluso en libros distintos. El del amor a Dios está en el libro del Deuteronomio 6,4-5) Es el famoso Semá: “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El otro está en el Levítico 19,18”Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos no sólo estaban separados en los libros, sino en la vida. Uno podía amar al próximo, al que estaba cerca, pero no estaba obligado a amar los de fuera, a los extranjeros. La genialidad de Jesús está en juntarlos. Ya no se podrá decir que uno ama a Dios si no ama al hombre. Son como dos vasos comunicantes: ¿Crece el amor a Dios? Crece también el amor al hermano. Y al contrario. Lo más maravilloso de todo es que Jesús cumplió los dos mandamientos sin estridencias, como la cosa más normal. Por eso, antes de morir, como su mejor testamento, nos dijo: “Esto os mando: que os améis unos a otros como Yo os he amado”.

Palabra del Papa
Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más: ¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! ‘¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?’; ‘Ama a los que tienes cerca’. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor. Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta).

4.- ¿Qué me dice hoy a mí este texto? (Guardo silencio)

5.-Propósito: Intentaré ver a Dios en el rostro de mis hermanos con quienes hoy voy a compartir este día.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, hoy quiero darte gracias porque para ti el amor a Dios y el amor a los hermanos es un mismo amor. Y esto es exigente, pero grandioso. Si lo que nos realiza en la vida es el amor, si lo que más anhelamos es amar y ser amados, sabemos que siempre que esto lo hacemos con nuestros hermanos es como si se lo hiciéramos a Jesús. Durante todo el día yo puedo tener una cita con Dios en mis hermanos.
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24 HORAS PARA EL SEÑOR,HOSPITAL SAN PEDRO DE LOGROÑO, 29 Y 30 DE MARZO




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EN DIRECTO POR EL CANAL TV 34 DEL HOSPITAL SAN PEDRO

DIA 29 DE MARZO, VIERNES: ADORACIÓN EUCARÍSTICA

                       12: 00 - EUCARISTÍA EN LA CAPILLA DEL HOSPITAL

                       12: 30 - VÍA CRUCIS DE LOS ENFERMOS

                       19: 00 - SANTO ROSARIO DE LOS ENFERMOS

                       19: 30 - REZO DE VÍSPERAS (Oración de la tarde)

                        22:30 - REZO DE COMPLETAS (Oración de la noche)

DIA 30 DE MARZO, SABADO: ADORACIÓN EUCARÍSTICA

                        07:30- REZO DE LAUDES (Oración de la mañana)

                        08:30- COMUNIÓN A LOS   ENFERMOS

                                                              *************

SI DESEA CONFESARSE, COMULGAR , RECIBIR LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS O DIALOGAR PUEDE PONERSE EN CONTACTO CON EL CAPELLÁN LAS 24 H.

 (Extensión 78300 o Móvil 669 73 19 15)

24 horas para el Señor





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miércoles, 27 de marzo de 2019

Evangelio del Día 28 de Marzo: Señor, ¡líbrame del demonio de la incomunicacion!


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1.- Oración introductoria.
Señor, en este rato de oración quiero que me escuches, quiero dialogar contigo. No podría soportar a un Dios mudo, que no me hablara, que no se comunicara conmigo. Te necesito como el aire para respirar, no puedo vivir sin tu palabra, sin tu comunicación de cada día. Gracias, Señor, por este encuentro.



2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron. Pero algunos de ellos dijeron: Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios. Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?… porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.

3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
Dios es comunión, diálogo, apertura. Y nosotros estamos hechos a imagen de ese Dios. Por eso necesitamos comunicarnos con los demás. Al demonio que más debemos temer es al demonio “mudo” al que rompe nuestro diálogo, nuestra comunicación. Y este demonio existe ahora más que nunca, precisamente en la época en que las noticias las recibimos al instante, como pan caliente salido del horno. Es verdad que estamos bien informados, pero ¿estamos mejor comunicados? Todos llevamos en nuestros bolsillos un móvil que casi se nos hace imprescindible. Tenemos una comunicación “digital” de dedos, de piel, es decir, superficial, meramente tangencial. Pero nos falta esa comunicación profunda, de corazón a corazón. En la época de la información se nos ha colado el “demonio de la incomunicación”. En una reunión familiar en torno a una mesa, es posible que, durante la comida, cada uno se comunique con personas que están fuera. Y uno se pregunta; ¿Para eso nos hemos reunido? Y si esto nos pasa a nivel humano ¿qué diremos de nuestra comunicación con Dios? Es necesario que hoy Jesús nos libere de ese demonio y podamos disfrutar de una gozosa y gratificante conversación con Dios y con los hermanos.



Palabra del Papa
Hay que saber discernir las situaciones: es decir, lo que viene de Dios y lo que viene del maligno que siempre trata de engañar, de hacernos elegir un camino equivocado. El cristiano no puede estar tranquilo con que todo va bien, debe discernir las cosas y mirar bien de dónde vienen y cuál es su raíz En un camino de fe las tentaciones vuelven siempre, el mal espíritu no se cansa nunca. Cuando el demonio ha sido expulsado tiene paciencia, espera para volver y si lo dejas entrar se cae en una situación peor. De hecho, antes se sabía que era el demonio que atormentaba. Después, el Maligno se ha escondido, viene con sus amigos muy educados, llama a la puerta, pide permiso, entra y convive con el hombre, su vida cotidiana y, juega y juega, da las instrucciones. Con esta modalidad educada el diablo convence para hacer las cosas con relativismo, al tranquilizar la conciencia, anestesiar la conciencia. Y esto es un gran mal. Cuando el mal espíritu consigue anestesiar la conciencia, se puede hablar de una verdadera victoria suya, se convierte en propietario de esa conciencia. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 9 de octubre de 2015, en Santa Marta).



4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)



5.- Propósito. Hago el propósito de apagar el móvil siempre que esté hablando con una persona, y sobre todo, si voy a hablar con Dios en Misa.



6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias porque he caído en la cuenta de lo peligroso que es el “diablo de la incomunicación”. Eso es precisamente el infierno: falta total de diálogo con Dios y con los hermanos. Yo te pido que me hagas el milagro de liberarme de ese diablo peligroso. Haz que me llene de tu diálogo, de tu conversación, y así pueda dar contenido a mis palabras.
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martes, 26 de marzo de 2019

Evangelio del Día 27 de Marzo:He venido a dar plenitud a la Ley

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1.- Oración introductoria.
Señor, quiero que me enseñes lo que significa eso de “dar plenitud”. Te aseguro que no me gustan las cosas a medias. Me dejan vacío, triste, desilusionado. Quiero llenar de sentido mi oración, mi trabajo, mi descanso, mi compromiso en el amor, mi vida. Ayúdame, Señor, Dios mío. No quiero ser un vulgar, ni un tibio, ni un perezoso.

2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor. Mateo 5, 17-19
«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.

3.- Qué dice el texto bíblico.
Meditación-reflexión
Dios es amor. Dios no puede dar leyes que vayan en contra del amor o no sirvan para fomentar el amor. Llevar la ley a plenitud significa que todas las normas, por pequeñas que sean, si son vehículo del amor, me realizan, me plenifican. Pero las leyes que no fomentan ese amor, no sirven. ¿Qué sentido tiene amar a Dios con los labios si nuestro corazón está lejos? ¿No hacían eso los fariseos? ¿Qué sentido tiene amar a Dios si este amor no nos lleva a amar a nuestros hermanos? ¿No nos dice San Juan que ese tipo de amor es mentira? ¿Se puede decir que unos hijos cumplen con sus padres mayores cuando les dan comida, los llevan al médico, les ponen calefacción en el invierno…pero después no son capaces de darles un beso, un abrazo, una manifestación de cariño? Hoy día nuestros mayores viven con todas las necesidades materiales cubiertas, pero viven en soledad porque no se sienten queridos. Por eso muchos no sólo se mueren con sufrimiento, con pena, sino que se mueren de pena. Traslademos eso mismo a Dios. ¿De qué le sirve a Dios el decir que somos creyentes si no somos capaces de demostrarle nuestro cariño? Hay una frase en la Biblia que me hace temblar: “Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio, voy a vomitarte de mi boca” (Apo. 3,15). Hay muchas vidas de cristianos que a Dios le causan nauseas. Todo lo que vivimos y no podemos reciclar en amor, es tiempo perdido. “En la tarde de la vida se nos examinará sobre el amor” (San Juan de la Cruz).

Palabra del Papa
Integración: Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del Sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés….La lógica del amor no se basa en el miedo sino en la libertad, en la caridad, en el sano celo y en el deseo salvífico de Dios, Nuestro Salvador, “que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. “Misericordia quiero y no sacrificio”» (Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).

4.- ¿Qué me dice hoy a mí este texto? (Guardo silencio)

5.-Propósito. Todas las pequeñas cosas de este día las voy a vivir con amor.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, te doy gracias porque hoy he aprendido algo muy interesante: que no importa lo que hacemos sino desde donde lo hacemos. Hacer grandes cosas sin amor no conduce a nada. Hacer las pequeñas y sencillas cosas de cada día con mucho amor me dan calidad de vida, satisfacción, alegría, vida en plenitud, esperanza. ¡Gracias, Señor!

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lunes, 25 de marzo de 2019

Evangelio del Día 26 de Marzo:¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?

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1.- Oración introductoria.    
Señor, hoy vengo a ti para que me ayudes a perdonar como Tú quieres que yo perdone. No quiero, como Pedro, poner límites al perdón. Quiero perdonar como Tú me perdonas: siempre, del todo, sin condiciones. Por el perdón que Tú me das, descubro el amor que Tú me tienes. Ojalá que aquellos a quienes amo sepan descubrir el amor a través de mi perdón generoso e incondicional.

2.- Lectura reposada de la Palabra del Señor. (Mt. 18, 21-35)
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y les propuso esta parábola: el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.” Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: “Paga lo que debes.” Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.” Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.

3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión.
El capítulo 18 de San Mateo es llamado “discurso eclesial” es decir, elementos necesarios para que una comunidad o grupo cristiano pueda funcionar. Y nos dice: hay que ser como niños, hay que atender a los pequeñitos, hay que practicar la corrección fraterna. Y, al final, como lo más importante, hay que perdonar de corazón. Se consideraba buen judío aquel que estaba dispuesto a perdonar hasta cuatro veces. Cuando San Pedro propone hasta siete (número perfecto) esperaba de Jesús un elogio a su gran generosidad. Pero Jesús no le dice hasta siete veces sino “hasta setenta veces siete”. Y es como decir: ¿Me pides una medida para el perdón? Te lo voy a decir: “Hay que perdonar sin medida”. Y pone a continuación una explicación con una hermosa parábola. Un señor debía diez mil talentos. Es una enorme exageración (El talento era una medida de la antigüedad que consistía en llenar un platillo de una balanza con monedas de oro fino). A pesar de todo, la deuda le fue perdonada. Y ése, a quien se le perdonó esa inmensa deuda, no quiso perdonar a quien le debía sólo unos denarios (unos pocos euros) Está claro que ese señor que nos ha perdonado a todos una inmensa deuda ha sido Dios. Si Dios es así que nos perdona todo, y nos perdona siempre, ¿Cómo no me ruborizo y se me cae la cara de vergüenza al no ser yo capaz de perdonar una pequeña deuda a mis hermanos?

Palabra del Papa.
«Los límites del mal los delimita la Divina Misericordia. Esto no implica que todo el mundo se salve automáticamente por la Divina Misericordia, disculpando así todo pecado, sino que Dios perdonará a todo pecador que acepte ser perdonado. Por eso, el perdón, la superación del mal, pasa por el arrepentimiento. Y si el perdón constituye el límite al mal (¡cuántas lecciones se podrían sacar de esta verdad para superar los conflictos armados!), la libertad condiciona, en cierto modo, a la Divina Misericordia. Dios, en efecto, arriesgó mucho al crear al hombre libre. Arriesgó que rechace su amor y que sea capaz, negando en realidad la verdad más honda de su libertad, de matar y pisotear a su hermano. Y pagó el precio más terrible, el sacrificio de su único Hijo. Somos el riesgo de Dios. Pero un riesgo que se supera con el poder infinito de la Divina Misericordia» (Benedicto XVI, 30 de abril de 2011).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.-Propósito. Si tengo algún enemigo, hoy mismo voy a dar el primer paso de cercanía hacia él.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, Tú eres grande perdonando porque eres grande amando. Sólo un corazón tan grande como el de Dios puede perdonar a quienes le están asesinando en el calvario. Haz que, a la hora de perdonar, no mire al hermano sino a Ti. Si miro al hermano siempre yo tendré la razón y el otro es el que debe venir a mí. Pero si antes de perdonar te miro a Ti, me quedo sin argumentos.
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domingo, 24 de marzo de 2019

El Evangelio del Día 25 de Marzo: Solemnidad de la Anunciacíón, Jornada por la Vida



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Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26 - 38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: « Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: « No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: « ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios. » Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. » Y el ángel dejándola se fue.

Oración introductoria
Jesús, te doy gracias porque por amor a mí te has hecho hombre; porque me quieres tanto que te despojaste de tu condición divina para hacerte hombre como yo; porque quisiste vivir como yo, sentir las mismas alegrías y tristezas, los problemas y los sufrimientos de la vida. Y porque hoy quieres venir y hablar conmigo en lo profundo de mi corazón.

Petición
Jesús, te pido me concedas la gracia de crecer en mi entrega y en mi confianza en ti, para que no tenga miedo de acercarme a ti que eres el único bueno, para que no tenga miedo de hablar de ti a los demás y para que no tenga miedo de cumplir con tu voluntad.

Meditación del Papa Francisco
El Señor está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón y solo con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a Dios. Adán y Eva, cediendo a la seducción de Satanás, creyeron ser como Dios. Esa "soberbia suficiente" hace que se alejen del paraíso. Pero el Señor no los deja caminar solos porque les hace una promesa de redención y camina con ellos. El Señor acompañó la humanidad en este largo camino. Ha hecho un pueblo. Estaba con ellos. Y ha recordado que ese camino que comenzó con una desobediencia, termina con una obediencia, con el sí de María al anuncio del ángel.
El nudo que ha hecho Eva con su desobediencia, lo ha desatado María con su obediencia, es un camino en el cual las maravillas de Dios se multiplican.
El Señor está en camino con su pueblo. Y ¿por qué caminaba con su pueblo, con tanta ternura? Para ablandar nuestro corazón. Explícitamente Él lo dice: 'Yo haré de tu corazón de piedra un corazón de carne'. Ablandar nuestro corazón para recibir esa promesa que había hecho en el paraíso. Para un hombre ha entrado el pecado, para otro viene la salvación. Y este camino tan largo nos ayudó a otros nosotros a tener un corazón más humano, más cercano a Dios, no tan soberbio, no tan suficiente. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 25 de marzo de 2014, en Santa Marta).

Reflexión
Cuando olvidamos el amor de Dios por cada uno de nosotros, el miedo surge como respuesta natural al sentirnos y descubrirnos débiles, frágiles de voluntad, llenos de imperfecciones y pecados. Temblamos ante la misión tan grande que Dios nos ha regalado y nos asustamos con la justicia divina de nuestro Padre Celestial. Pero Dios en la escritura nos recuerda que no debemos de tener miedo a su gloria, porque Él nos ama, porque Él nos dice hoy como le dijo a María: "no temas". "No temas porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Porque te amo y eres importante para mí" (Is 43, 1; 4). Dios está con nosotros y esta verdad es nuestra fuerza, por eso no temo ni al mundo ni al pecado, se que Dios me guiará y me protegerá.

Propósito
Vivir mi "fiat", mi "hágase" de cada día con sencillez de corazón, pero con voluntad decidida y generosa, sin frenos de miedo o de pusilanimidad.

Diálogo con Cristo
Jesús, amigo, te doy gracias porque hoy has venido a mí corazón, porque me has hablado en lo profundo de mi alma, me has dejado escuchar tu voz que me dice tiernamente que me amas, que no tema.
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Evangelio del Día 24de Marzo, III Domingo de Cuaresma:Vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro


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Del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9
En aquel tiempo llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, las cortas."

Oración introductoria
Padre, nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para nosotros.

Petición
Jesús, gracias por darme la oportunidad de mejorar, de servirte, de amarte. Dame tu gracia para luchar cada día por dar fruto.

Meditación del Papa Francisco
No es fácil entender este comportamiento de la misericordia, porque estamos acostumbrados a juzgar: no somos personas que dan espontáneamente un poco de espacio a la comprensión y también a la misericordia. Para ser misericordiosos son necesarias dos actitudes. La primera es el conocimiento de sí mismos: saber que hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos pecadores! Y frente al arrepentimiento, la justicia de Dios... se transforma en misericordia y perdón. Pero es necesario avergonzarse de los pecados.
Es verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero hay muchas cosas pequeñas, muchos pecados cotidianos, de todos los días… Y cuando uno piensa: "¡Pero qué corazón tan pequeño: ¡He hecho esto contra el Señor!" ¡Y se avergüenza! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores. "Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón". Es sencillo, pero es tan difícil decir: "He pecado". (Cf. S.S. Francisco, 17 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).

Reflexión
Hoy Cristo desenmascara una preocupación presente en muchos hombres de nuestro tiempo. Y es la preocupación de pensar que los sufrimientos de la vida tienen que ver con la amistad o enemistad con Dios. Cuando todo va bien y no hay grandes angustias o desconsuelos creemos que estamos en paz y amistad con Dios. Y puede ser que realmente no suframos grandes ahogos y a la vez estemos con Dios pero Cristo nos muestra que no es así la forma de verlo.

¿Acaso los miles de personas que mueren en los atentados padecieron de esa forma porque eran más pecadores que nosotros? Por supuesto que no, pues Dios no es un legislador injusto que castiga a quienes pecan. Mejor es preocuparnos por nuestra propia conversión y dejar de juzgar a los demás por lo que les pasa en la vida. Que si este vecino se fue a la banca rota su negocio porque no daba limosna o el otro se le dividió la familia porque no iba a misa o el de más allá se le murió un hijo porque decía blasfemias.

Dejemos de calcular cómo están los demás ante Dios e interesémonos más por nuestra propia conversión. Los acontecimientos dolorosos de la vida no son la clave para ver la relación de Dios con nuestro prójimo. Dios puede permitir una gran cantidad de sufrimientos en una familia para hacerles crecer en la fe y confianza con Él, pero no por eso quiere decir que Dios está contra ellos.

Propósito
Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos más por nuestra propia conversión.

Diálogo con Cristo
No hay excusas, la lección de la parábola es clara. Cuando el Creador viene a buscar frutos, es porque es tiempo de que haya frutos. No se trata de aparentar o verse bien, sino haber producido los frutos de acuerdo al plan de Dios. Gracias, Jesús, por interceder por mí y darme otra oportunidad para que, con la gracia de la Eucaristía, pueda rectificar lo que deba cambiar en mi vida y aspirar a la eficacia apostólica, donde es necesario morir a mi propia comodidad para dar fruto.
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sábado, 23 de marzo de 2019

Evangelio del Día 23 de Marzo:“Un Padre con corazón de madre”

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1.-Oración introductoria.
Hoy necesito que envíes tu Espíritu Santo sobre mí para poder comprender esta parábola tan “estremecedora”. Aquí no se habla de cuentas ni medidas. Aquí se pone de manifiesto el “amor loco” de Dios. Ante este derroche, sólo cabe, como la Magdalena, tomar el frasco del más exquisito perfume de amor, y romperlo para darle al Señor todo, absolutamente todo, sin reservarme nada.

2.- Lectura reposada del Evangelio. Lucas 15, 1-3.11-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.”

3.- Qué dice el texto.
Reflexión-Meditación
En esta maravillosa parábola hay cosas que nos llaman poderosamente la atención: 1) La introducción. Mientras que los “publicanos y pecadores” se lo pasan bien, los “los fariseos y escribas”, es decir, aquellos que la gente tenía por buenos, se lo pasa mal. Por eso murmuran. Y Jesús les va a decir: Estáis toda la vida con la Bíblia en las manos y no tenéis ni idea de lo que es Dios. Os lo voy a decir yo ahora. Es parábola-revelación. Si alguien quiere saber quién es Dios debe leer y meditar esta parábola. 2) Es una parábola “provocadora”. Le hubiera bastado a Aquel Padre perdonar al hijo, admirarlo de nuevo en casa y decirle: olvídate de todo: para mí eres el mismo que antes. Pero este Padre está tan lleno de gozo al recibir al hijo que ya daba por perdido que “todo le parece poco”. Le besa, le abraza, no le humilla recordándole lo que ha hecho, y, en el colmo del delirio, le invita a una fiesta y para celebrarlo, mata el “ternero gordo”, el reservado para las grandes ocasiones. Si al acabar esta parábola uno saca la consecuencia de que este Padre es bueno, no ha entendido nada. Esas exageraciones en el trato con el hijo calavera es para que quede claro que Dios es un Padre “exageradamente bueno”, “escandalosamente bueno”. 3) Lo que el texto no dice: ¿Qué pasó después? A nadie se le ocurre pensar que ese hijo, después de conocer el corazón de ese Padre, iba a volver a las andadas de antes. Lo que se deduce es que ese hijo “adoró a ese Padre, se desvivió por ese Padre, se sintió en la dulce necesidad de hacerle feliz mientras viviera. Es más. Después de esa maravillosa experiencia de amor, amó también con todo cariño a su hermano mayor.

Palabra del Papa
La llamada de Jesús nos impulsa a cada uno de nosotros a no detenerse jamás en la superficie de las cosas, sobre todo cuando estamos ante una persona. Estamos llamados a mirar más allá, a centrarnos en el corazón para ver de cuánta generosidad es capaz cada uno. Nadie puede ser excluido de la misericordia de Dios. Todos conocen el camino para acceder a ella y la Iglesia es la casa que acoge a todos y no rechaza a nadie. Sus puertas permanecen abiertas de par en par, para que quienes son tocados por la gracia puedan encontrar la certeza del perdón. Cuanto más grande es el pecado, mayor debe ser el amor que la Iglesia expresa hacia quienes se convierten. ¡Con cuánto amor nos mira Jesús! ¡Con cuánto amor cura nuestro corazón pecador! Jamás se asusta de nuestros pecados.

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Silencio)

5.- Propósito: Dejarme amar por un Dios que se pasa de bueno, para amar a mis hermanos “sin medida”.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, permíteme que hoy, después de esta parábola, me quede mudo, sin palabras. Y que ese silencio profundo y prolongado sea la única palabra que yo pueda pronunciar. Ante ese amor derrochador, me rindo, me postro de rodillas, y me quedo “estremecido”.
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jueves, 21 de marzo de 2019

Evangelio del Día 22 de Marzo: "Respetarán a mI Hijo"

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1.- Oración introductoria.
Señor, hoy mi oración se torna temblorosa. Hoy, ante tu Palabra, caigo de bruces ya desde el principio. Abrahán, el padre de los creyentes, estaba dispuesto a obedecer a Dios y sacrificar a su propio hijo. Pero Dios no permitió que se llevara a cabo el sacrificio. Y aquí el Padre entrega al Hijo por nuestra salvación y este hijo querido no escucha ninguna voz de lo alto que impida este sacrificio. Señor, no entiendo nada. Dame tu gracia para internarme en este misterio. No misterio para nuestra cabeza, sino para nuestro corazón: misterio de amor.

2.- Lectura reposada de la Palabra. Mateo 21,33-43,45-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envío a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia”. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. “Ahora díganme: Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?”. Ellos le respondieron: “Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”. Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular, esto es obra del Señor y es un prodigio admirable? Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”. Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta.

3.- Qué dice el texto bíblico.
Meditación-Reflexión
Con esta parábola Jesús va demasiado lejos. Todos nos horrorizamos ante la escena de Abrahán dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, el hijo predilecto, el hijo de las promesas. Pero ese sacrificio no se ejecuta porque hay una voz del cielo que le detiene. “No le hagas daño al niño” (Gn. 22,12). Dios nunca ha estado de acuerdo con los sacrificios humanos. En esta parábola, el Padre consiente mandar a la viña al propio hijo. Nos peguntamos: ¿Qué padre de este mundo, después de ver que han asesinado a sus criados, es capaz de entregar a su propio hijo? Un padre, por salvar al hijo, entrega todo lo que tiene. Se queda sin viña pero se queda con el hijo. Sólo el amor loco y escandaloso de Dios es capaz de hacer eso. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito” (Jn. 3,16). El Padre, al entregar al hijo de sus entrañas, se entregó él mismo por nosotros. ¿Qué hará el dueño de la viña? La entregará a otros labradores. Con esta pincelada, el evangelista Mateo nos está diciendo que hay ahora un nuevo pueblo de Dios. La Iglesia debe dar los frutos que Dios esperó del pueblo de Israel y no lo consiguió. Para eso debe contar con la fuerza del Espíritu. Nuestros frutos deben estar en proporción con el amor derrochador de Dios.

Palabra del Papa
La historia de amor entre Dios y su pueblo parece ser una historia de fracasos, como sucede en la parábola de los labradores asesinos, que aparece como el fracaso del sueño de Dios. Hay un hombre que construye una viña y están los labradores que matan a todos los que envía el señor. Pero es precisamente de esos muertos que todo toma vida. Los profetas, los hombres de Dios que han hablado al pueblo, que no fueron escuchados, que fueron descartados, serán su gloria. El Hijo, el último enviado, que fue precisamente descartado por eso, juzgado, no escuchado y asesinado, se convirtió en piedra angular. Esta historia que parece ser una historia de amor, después parece terminar en una historia de fracasos, pero que termina con el gran don de Dios, que del descarte saca la salvación; de su Hijo descartado nos salva a todos. Es aquí donde la lógica del fracaso se cae. Y Jesús lo recuerda a los jefes del pueblo, citando la Escritura: La piedra que descartaron los constructores es ahora piedra angular. Esto lo ha hecho el Señor y es una maravilla a nuestros ojos. El camino de nuestra redención es un camino de muchos fracasos. También el último, el de la cruz, es un escándalo. Pero precisamente ahí vence el amor. Y esa historia que comienza con un sueño de amor y continúa con una historia de fracasos, termina en la victoria del amor: la cruz de Jesús. No debemos olvidar este camino, es un camino difícil. (Papa Francisco).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Hoy me retiraré a un lugar solitario para pensar durante unos minutos en el amor loco de Dios-Padre.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Hoy, Padre, quiero darte gracias, necesito darte gracias por el inmenso amor que me has tenido al darme a Aquel Hijo que, desde toda la eternidad, ha sido el encanto de tus ojos, el sueño de tus sueños, el tesoro de tu corazón: Tu propio Hijo-Jesús. En Él no sólo nos has dado todos los tesoros del cielo y de la tierra sino que Tú mismo te has entregado en Él. Gracias por esta locura de amor.

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