viernes, 30 de noviembre de 2018

ADVIENTO 2018 | Tiempo de gestación


Evanglio del Día. "Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres."

           SAN ANDRÉS         Resultado de imagen de Mateo 4, 18-22                                                                                    
1.- Introducción.         
Señor, quiero introducirme hoy en la oración con las mismas palabras del evangelio: “paseando Jesús por la ribera del lago, vio a dos hermanos”. Señor, me encanta ese paseo tuyo por el lago, contemplando las maravillas de la naturaleza: respirando el perfume de las flores, contemplando la belleza de los lirios en primavera, escuchando el canto de los pajarillos. Sólo desde esa sintonía con la naturaleza, puedes mirar con cariño a las personas a las que vas a llamar. Ellas son la cumbre y cima de toda la creación.


2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, paseando Jesús por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

3.- Qué dice el texto
Meditación-reflexión.
En este relato de vocación nos debemos fijar en cuatro verbos: VER, LLAMAR, SEGUIR, ENVIAR. Comenzamos por el ver. “Jesús vio a dos hermanos” (v.18). Según San Juan de la Cruz, el “mirar de Dios es amar”. Jesús, antes de llamar, ha mirado a las personas, es decir, las ha amado. “Los llamó” (v.21). La llamada es precedida por la mirada. La llamada es un regalo de su amor. Toda vocación es un don que hay que aceptar de buena gana y hay que celebrarlo durante toda la vida. “Me ha tocado un lote hermoso y me encanta mi heredad” (Salmo 16). “Y ellos, dejando la barca y a su padre, le siguieron” (v.22). El seguimiento de Jesús lleva consigo unas exigencias: hay que dejarlo todo. Como dos jóvenes que se enamoran ven lo más normal dejar a sus padres por vivir juntos una nueva vida. Lo que motiva el abandono de personas y cosas es la alegría de haber encontrado la persona que me puede hacer feliz. Aquí la persona con la que uno se encuentra es Jesucristo, el Hijo de Dios.   “Os haré pescadores de hombres”. Toda vocación es para cumplir una misión. Y la misión es hermosa: pescar personas. Ir a la búsqueda de hombres y mujeres que se realicen plenamente. Hombres y mujeres que encuentren el verdadero sentido de sus vidas, que no queden con una vida a medias.


Palabra del Papa
Recordemos cuando Andrés y Juan encontraron al Señor, y después hablaron con Él aquella tarde y aquella noche. Estaban entusiasmados. Lo primero que hicieron Andrés y Juan fue ser misioneros. Fueron a ver a hermanos y amigos: “¡Hemos encontrado al Señor, hemos encontrado al Mesías!”. Esto sucede inmediatamente, después del encuentro con el Señor: esto viene enseguida. En la exhortación apostólica Evangelii gaudium hablé de “Iglesia en salida”. Una Iglesia misionera no puede dejar de “salir”, no tiene miedo de encontrar, de descubrir las novedades, de hablar de la alegría del Evangelio. A todos, sin distinción. No para ganar prosélitos, sino para decir lo que tenemos y queremos compartir con todos, sin forzar, sin distinción. Las diversas realidades que representan en la Iglesia italiana indican que el espíritu de la missio ad gentes debe llegar a ser el espíritu de la misión de la Iglesia en el mundo: salir, escuchar el clamor de los pobres y de los lejanos, encontrarse con todos y anunciar la alegría del Evangelio (Discurso de S.S. Francisco, 27 de noviembre de 2014).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)


5.- Propósito: Dedicar un tiempo de este día a dar gracias a Dios por la vocación a la que Dios me ha llamado.


6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, en el día de San Andrés, quiero escuchar el canto de acción de gracias de tantas personas consagradas que han sabido decir Sí a tu llamada y están contentas con su vocación. Ellas, libremente, han renunciado a formar un hogar porque hay miles y miles de hogares que les necesitan. No han renunciado al amor humano sino que lo han desviado hacia tantos hermanos pobres y abandonados que no son amados por nadie.
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jueves, 29 de noviembre de 2018

Cuando una puerta se Cierra, Dios abre nuevos caminos



Si una puerta se ha cerrado, Dios ha de abrir una nueva.
Una Reflexión que nos enseña que Dios siempre tiene algo mejor preparado para cada uno de nosotros.

Evangelio del Día. “Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación»




1.- Oración introductoria.
Señor, tengo necesidad de luz para entender el significado profundo del evangelio de este día. Leído superficialmente produce miedo, temblor, espanto. Pero leído con la luz de la pascua es maravilloso: me habla de un nuevo mundo, de una nueva creación, de un nuevo modo de ser persona. Dame tu luz para que aprenda en profundidad tus bellas enseñanzas.


2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 21, 20-28
«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».

3.-Qué dice el texto
Meditación-reflexión
Nunca podremos imaginar lo que supuso para los judíos del siglo primero la caída del Templo de Jerusalén por los romanos. Algunos lo interpretaron como “un anuncio del fin del mundo”. Sin embargo, los cristianos que estaban iluminados por la luz de Cristo Resucitado interpretaron que aquella ruina apuntaba a un mundo nuevo. Es como cuando la cáscara del huevo empieza a rasgarse; no es señal de muerte sino todo lo contrario: está apareciendo una nueva vida. Es muy evocadora la imagen del Hijo del Hombre. Está tomada del libro de Daniel en el capítulo 7. Allí aparecen cuatro bestias que salen del mar (lugar del mal) y saltan a la arena de la historia. Una bestia se come a otra, cada vez es más feroz. Significan los imperios: el babilónico, el medo, el persa y el de Alejandro Magno. El anciano, con los libros en la mano es Dios en figura de anciano, que quiere dar una solución. Las cosas no pueden seguir así. Y la figura del Hijo del Hombre es la figura del Mesías que va a venir a dar rostro humano a una historia deshumanizada. Bella e impresionante imagen de Jesús que dice a Pedro: “Mete la espada en la vaina porque el que a hierro mata a hierro muere” (Mt. 26,52). El reino de Jesús es un reino humano y quiere construir una nueva sociedad de personas que no se dejen llevar por sus instintos bestiales sino que creen en el mundo una nueva humanidad de hermanos bajo la mirada del mismo Padre. Esto es tan hermoso que hace decir al evangelista: “Levantad la cabeza, cobrad ánimo, se acerca vuestra liberación”. Jesús ponía una tarea a sus discípulos: “Desde ahora vais a ser pescadores de hombres”. Hermosa misión para todos los cristianos: hacer de cada ser humano no un poco hombre, ni un medio hombre, sino un hombre cabal, un hombre pleno y realizado, un hombre con rostro humano, siguiendo el ejemplo de Jesús.


Palabra del Papa
Pensamos en el regreso de Cristo y en su juicio final, que manifestará, hasta sus últimas consecuencias, el bien que cada uno habrá realizado o habrá dejado de realizar durante su vida terrena, percibimos que nos encontramos ante un misterio que nos supera, que no conseguimos ni siquiera imaginar. Un misterio que casi instintivamente suscita en nosotros una sensación de miedo, y quizás también de trepidación. Pero si reflexionamos bien sobre esta realidad, esta sólo puede agrandar el corazón de un cristiano y ser un gran motivo de consuelo y confianza. A este propósito, el testimonio de las primeras comunidades cristianas resuena muy sugerente. Estas solían acompañar las celebraciones y las oraciones con la aclamación Maranathá, una expresión constituida por dos palabras arameas que, según cómo sean pronunciadas, se pueden entender como una súplica: “¡Ven, Señor!”, o como una certeza alimentada por la fe: “Sí, el Señor viene, el Señor está cerca”. Es la exclamación con la que culmina toda la Revelación cristiana, al final de la maravillosa contemplación que se nos ofrece en el Apocalipsis de Juan. En ese caso, es la Iglesia-esposa que, en nombre de la humanidad, de toda la humanidad, y en cuanto su primicia, se dirige a Cristo, su esposo, deseando ser envuelta por su abrazo; un abrazo, el abrazo de Jesús, que es plenitud de vida y de amor. (Catequesis de S.S. Francisco, 11 de diciembre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio)


5.- Propósito. Controlar bien en este día todos los instintos bestiales que hay en mí y dar rostro humano a todas mis acciones.


6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, he comenzado esta oración con miedo, con tristeza, con agobio. Pero salgo de ella con un corazón gozoso y esperanzado. El campesino que tira la semilla en la tierra, sabe que se va a podrir; con todo vuelve contento a su casa porque sabe que de aquel grano podrido y muerto va a surgir una preciosa y granada espiga. Dame fe y esperanza para comprender que ese grano que se va a enterrar voy a ser yo, pero que esa espiga maravillosa que a nacer voy a ser también yo. Gracias por las maravillas que Tú, Señor, haces con nosotros.
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miércoles, 28 de noviembre de 2018

SEMANA BÍBLICA EN LAS PARROQUIAS: CELEBRACIÓN DE LA PALABRA Y FIESTA DE LA MISERICORDIA



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"CELEBRAMOS UN BANQUETE DE FIESTA"

5ª SESIÓN


1.JESÚS ES EL QUE HA VENIDO A CURAR NUESTRAS ENFERMEDADES
Lectura de Lc 5,27-32
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Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y le siguió.
Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y sus escribas refunfuñaban diciendo a los discípulos: «¿Cómo es que coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?» Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores.» 

Momento de silencio y reflexión
El comportamiento de Jesús cuestiona nuestras ideas sobre Dios. Pensamos con frecuencia como los fariseos y maestros de la ley, encerramos a Dios en nuestros esquemas de buenos y malos, puros e impuros. Nos olvidamos de que es Dios de todos y trae salvación y alegría a todos.

Escucha en tu interior la llamada que Jesús te dirige hoy porque quiere contar contigo, porque quiere sanar tu corazón, porque quiere hacer fiesta. ábrele las puertas de tu casa y no te importe mostrarle tus heridas. él, como buen samaritano, trae el zurrón lleno con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.

2. JESÚS ES EL QUE PERDONA LOS PECADOS
Lectura de Lc 7,36-8,3
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36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiera con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los secaba con sus cabellos; y besaba sus pies y los ungía con el perfume. 39 Cuando vio esto el fariseo que lo había convidado, dijo para sí: «Si este fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que lo toca, porque es pecadora.» 40 Entonces, respondiendo Jesús, le dijo:
—Simón, una cosa tengo que decirte.
Y él le dijo:
—Di, Maestro.
41 —Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro, cincuenta. 42 No teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos lo amará más?
43 Respondiendo Simón, dijo:
—Pienso que aquel a quien perdonó más.
Él le dijo:
—Rectamente has juzgado.
44 Entonces, mirando a la mujer, dijo a Simón:
—¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 No me diste beso; pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46 No ungiste mi cabeza con aceite; pero ella ha ungido con perfume mis pies. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y a ella le dijo:
—Tus pecados te son perdonados.
49 Los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí:
—¿Quién es éste, que también perdona pecados?
50 Pero él dijo a la mujer:
—Tu fe te ha salvado; ve en paz.

Momento de silencio y reflexión

Jesús tiene fama de profeta pero también de comilón, borracho, amigo de publicanos y pecadores. En la mesa de Simón, un fariseo, nos junta a todos nosotros. A los hombres y mujeres religiosos les sobreviene  la tentación de convertirse en fariseos que, seguros en sus normas y cumplimientos, se atreven a juzgar al mismo Dios. Te sientes necesitado de su perdón o por el contrario te atreves a juzgar a los demás?

Presta oído a tu corazón. Ante esta escena en la que aparecen Jesús, Simón y la mujer, piensa con quién te identificas más: con el fariseo seguro de sí mismo que juzga a la mujer y a Jesús por dejarse tocar por ella o con la mujer pecadora que está agradecida ante la oferta de salvación hecha por este profeta del Dios de la misericordia.

El final del relato muestra cómo un grupo de mujeres y de discípulos iban con Jesús. Probablemente entre ellas iba esta mujer pecadora. En cualquier caso ella muestra su amor y gratitud a Jesús con sus lágrimas, sus cabellos y sus besos. ¿Te animas a seguir a Jesús desde el agradecimiento y el amor o prefieres abandonar la escena como el fariseo Simón sin decir nada?

3. JESÚS ES EL SERVIDOR EN LA MESA DE LOS DISCIPULOS
Lectura de Lc 22,14-23
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Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.
15 Y les dijo: !!Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
16 Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;
18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.
19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
21 Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.
22 A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero !!ay de aquel hombre por quien es entregado!
23 Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto



Momento de silencio y reflexión

Si has seguido a Jesús, habrás comprobado que él se ha acercado a todos, ha compartido la mesa con hombres y mujeres de toda condición, pero ahora se quiere despedir de los suyos con una comida íntima. Él te considera discípulo suyo, te invita a sentarte a esta mesa y compartir sus confidencias. ¡Sigues con los compañeros de mesa sobre quién es el más importante?



Jesús, que ha enseñado cuáles son los valores del Reino en torno a mesas tan diversas, ahora da su última lección tomando el lugar del esclavo en la mesa: él no ocupa el puesto de honor, sino que se presenta como el anfitrión. ¿Estás dispuesto a aprender de Jesús, el único Maestro?

4. JESÚS NOS ENSAÑA QUIÉN ES EL PADRE BUENO
Lectura de Lc 15,1-3-11-32
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15 Muchos recaudadores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para oírlo, de modo que los fariseos y los maestros de la ley se pusieron a murmurar: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
Él entonces les contó esta parábola:
11 »Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—. 12 El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. 13 Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.
14 »Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16 Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. 17 Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! 18 Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”. 20 Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.
»Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.[a] 22 Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. 24 Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”. Así que empezaron a hacer fiesta.
25 »Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música del baile. 26 Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba. 27 “Ha llegado tu hermano —le respondió—, y tu papá ha matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo”. 28 Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera. 29 Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos! 30 ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el ternero más gordo!”
31 »“Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. 32 Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”».

Momento de silencio y reflexión
Nos situamos sucesivamente en el lugar de cada uno de los personajes de la parábola: ¿Con cuál te identificas más?

+ En el lugar del hijo menor:
- ¿En qué se parece nuestra vida religiosa al hijo menor de la parábola? ¿Tu imagen de Dios es la de un padre del que conviene alejarse para tener una mejor vida?

- ¿Tienes experiencia de la misericordia y del perdón generoso de Dios? ¿Alguna vez has sentido que Dios no te juzga, que no le importa como malgastas en ocasiones tu vida?

+ En el lugar del hijo mayor:
- ¿Cuánto te reconoces en el lugar del hijo mayor de la parábola? ¿La imagen que tienes de Dios se parece más a la de un patrón del que eres siervo que a la de un padre del que eres hijo?

- ¿Te cuesta aceptar que el Dios de la misericordia quiere que compartas mesa con sus hijos extraviados y vivas la fraternidad? ¿Eres consciente de que Dios también sale a buscarte a ti para que entres a vivir la fiesta de la fraternidad?

+ En el lugar del Padre.
- ¿Cómo podría expresar tu vida religiosa la misericordia y la compasión del Padre?

-¡Quiénes son hoy los que están lejos, los hijos extraviados, los hermanos que no se reconocen como tales? ¡Cómo deberíamos acercarnos a ellos' ¡Qué gestos hoy serían similares al correr, abrazar, besar, salir a buscar y hacer fiesta del padre de la parábola?
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INVOCACIÓN PIDIENDO PERDÓN

Invoquemos a Dios nuestro Padre, que espera a los hijos pequeños y sale a buscar a los hijos mayores, y los acoge entre los abrazos de su misericordia:
R/.Padre, hemos pecado contra el cielo y contra ti.


- No te hemos reconocido como Padre misericordioso, nos hemos alejado de tu casa. Pero, llenos de confianza, nos dirigimos a ti. R/. Padre...


- No hemos administrado con responsabilidad nuestra herencia: nuestra existencia, la libertad que nos has dado. Pero, llenos de confianza, nos dirigimos a ti. R/. Padre...

- No hemos atendido la llamada a escuchar tu voz ni tu Palabra de reconciliación. No hemos sabido alegrarnos y hacer fiesta por el perdón que tú concedes a nuestros hermanos. Pero, llenos de confianza, nos dirigimos a ti. R/. Padre...

En Cristo, podemos presentarnos al Padre en un solo Espíritu porque hemos sido nombrados herederos suyos. Como hermanos, miembros de una sola familia, nos dirigimos con confianza al Padre con las palabras que Cristo Nuestro Señor nos enseñó: Padre nuestro, que estás en el cielo...

ORACIÓN FINAL
Padre bueno, que tu amor entrañable nos reconforte y nos impulse a abrir nuestro corazón y tender nuestras manos a los hermanos más necesitados. Te lo pedimos por Jesucristo, el rostro visible de tu misericordia. Amén.


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Evangelio del Día. No perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.

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1.-Oración introductoria.
Señor, hoy me acerco con cierto miedo a leer tu evangelio. Nos habla de cárceles, de odios, de muertes. Pero hay una palabra tuya que me da mucha paz. “No perecerá ni un cabello de vuestra cabeza”. Detrás de todos males, de todos los atropellos, de toda muerte, hay un Dios Padre que cuida con amor no sólo a sus criaturas sino de lo más pequeño de ellas: sus cabellos. Me emociona un Dios tan grande, creador de todas las galaxias, cuidando un cabello de mi cabeza. Señor, que siempre confíe en Ti.


2.- Lectura reposada del evangelio. Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Las palabras de este evangelio nos asustan a los cristianos: “seréis odiados por causa de mi nombre”. No somos odiados por el hecho de ser hombres, sino por el hecho de ser cristianos. Nos preguntamos: ¿Qué hace mal un cristiano para ser odiado? El cristiano es un seguidor de Jesús que “pasó por la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo” (Hech. 10,38). Un cristiano es una persona que se levanta por la mañana con este programa: hacer todo el bien que pueda a la gente. Levantaré al que está caído; alegraré la vida del que está triste; acompañaré al que se siente solo; incentivaré al que está a punto de perder la esperanza. Y todo esto que yo lo he recibido gratis de mi Señor Jesucristo, lo daré también gratis. Si el cristiano hace todo esto, ¿por qué es perseguido? Porque, lamentablemente, también hay personas que, haciendo mal uso de su libertad, obran lo contrario: se levantan pensando a quién pueden hacer el mayor daño posible; a quién pueden destrozar la vida; a quién pueden dar mayor sufrimiento…Y esto sin importarles nada si ese mal se lo hacen a mayores o a niños; a jóvenes o ancianos. Todo ese inmenso mal que se produce en el mundo cada día, ¿Quién lo puede salvar? ¿Quién lo puede redimir? ¿Quién lo puede reciclar? ¡Sólo el amor! En la Cruz, Jesús aparece como una inmensa hoguera que arde en llamaradas de amor. Bella y hermosa la tarea de los cristianos, seguidores de Jesús: “Vencer el mal a fuerza de bien” (Ro. 12,21).


Palabra del Papa
El segundo aspecto nos interpela precisamente como cristianos y como Iglesia: Jesús preanuncia pruebas dolorosas y persecuciones que sus discípulos deberán padecer, por su causa. Sin embargo asegura: “Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza”. ¡Nos recuerda que estamos totalmente en las manos de Dios! Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia. En este momento pienso y pensamos todos, hagámoslo juntos, pensemos en tantos hermanos cristianos que sufren persecuciones a causa de su fe. ¡Hay tantos! Quizá más que en los primeros siglos. Jesús está con ellos. También nosotros estamos unidos a ellos con nuestra oración y nuestro afecto. También sentimos admiración por su coraje y su testimonio. Son nuestros hermanos y hermanas que en tantas partes del mundo sufren a causa de ser fieles a Jesucristo. Los saludamos de corazón y con afecto (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí este evangelio ya meditado. (Silencio)


5.- Propósito. Todo lo que ocurra en este día, aunque me haga sufrir, lo venceré con amor.


6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, yo no me puedo conformar con ser uno más, uno del montón, uno que gasta su vida sin hacer nada de provecho para los demás. Tal vez así, sin complicarme la vida, podría vivir sin ser perseguido; pero yo quiero vivir como cristiano, quiero poner mis pies en las huellas que Tú nos has dejado. No quiero limitarme a no hacer el mal, quiero implicarme en hacer el bien. Así tendré ocasión de dar testimonio de Ti ante el mundo.
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martes, 27 de noviembre de 2018

SEMANA BÍBLICA EN LAS PARROQUIAS: HOY HA LLEGADO LA SALVACIÓN A ESTA CASA (Lc19,1-10)

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4º SESIÓN
Casi al final del camino, a las puertas de Jerusalén, Jesús atraviesa la ciudad de Jericó. En ella vivía Zaqueo, el jefe de los publicanos, que quería conocerle. Sin embargo, será Jesús mismo quien salga a su encuentro y supere todas sus expectativas. Se alojará en su casa y le ofrecerá una salvación que llega hasta lo más profundo de su corazón. El papa Francisco quiere una "iglesia como comunidad de discípulos, misioneros que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan2 (EG 24), al modo como Jesús actuó con Zaqueo.



LECTURA

Al final del camino hacia Jerusalén contemplamos el encuentro entre Jesús y Zaqueo. Su curiosidad por conocer a este hombre famoso al que sigue un grupo de hombres y mujeres se va a convertir en el pretexto para un encuentro personal que el cambiará su vida y la llenará de alegría. Jesús con su cercanía y compasión, logrará el milagro de llevar la salvación de Dios a quien andaba perdido.

Proclamación de Lc 19,1-10


Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma.Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbol junto al cual tenía que pasar Jesús. Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo:

–Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.

Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor:
–Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús le dijo:
–Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. 10 Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.

MEDITACIÓN
A Zaqueo probablemente le picaba la curiosidad por conocer a un hombre lleno de fama y rodeado de gente. Para ello encontró muchas dificultades: su propia limitación física y moral, pero también los obstáculos que la gente de su entorno interponía. Su mirada curiosa se cruzó con la de Jesús que lo miró con ternura y compasión. Ese encuentro cambió su vida para siempre.






"Zaqueo quería conocer a Jesús. Pero, como era bajo de estatura, no podía verlo a causa del gentío". ¿Conoces algún "Zaqueo" que hoy quiera conocer a Jesús? ¡Cómo reaccionas ante su deseo: lo haces como la gente que murmuraba y prejuzga o lo haces como Jesús que mira sin juzgar ni condenar? ¿Por qué?

2Cuando Jesús llegó a aquel lugar, levantó los ojos y le dijo: "Baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". En tu relación con el Señor, ¿eres consciente de que la iniciativa es siempre suya? ¡Qué dificultades encuentras en tu vida o a tu alrededor para acoger a Jesús que quiere entrar en tu casa?

Zaqueo aceptó a Jesús en su casa y se dio cuenta de que tenía que cambiar algunas cosa: "Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres..." ¿Qué cosas te ha hecho cambiar el Señor en tu vida? ¿En qué tienes que crecer todavía a la luz de Jesús?


ORACIÓN
La respuesta de Zaqueo a lo que Jesús había hecho con él fue compartir sus bienes con los pobres y devolver a los que había estafado hasta cuatro veces más. Él estaba agradecido por la salvación que le había ofrecido Jesús.

Ahora es el momento de dialogar con Jesús. Hoy también quiere entrar en tu casa, en tu vida y traer alegría y salvación.

Damos gracias al Señor por las veces que en nuestras búsquedas él ha salido a nuestro encuentro y nos ha ofrecido mucho más de lo que esperábamos encontrar. Pedimos perdón por las veces en que somos obstáculo para que otros se acerquen a Jesús y éste pueda entrar en su vidas y llenarlas de alegría.


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Misión Diocesana "EUNTES". Procesión del 17 de noviembre



El 17 de noviembre comenzó la Misión Diocesana "EUNTES" con el acto de Envío. Esta fue la procesión posterior por las calles de Logroño.

Revista Pueblo de Dios nº 19



Evangelio del Día. Es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato

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1.- Oración introductoria.
Con el evangelista Juan quiero hacer una distinción entre “este mundo y “el mundo éste”. Este mundo que nos has regalado es maravilloso y quiero disfrutarlo y agradecerlo. Pero hay otro mundo “el mundo éste” que ha rechazado a Jesús, que se ha encerrado en sí mismo, que sólo busca las cosas superfluas y materiales, que olvida a los demás… Ese mundo quiero que desaparezca cuanto antes. Que se establezca el Reino de Dios que es libertad, amor, esperanza, y deseos inmensos de fraternidad.


2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo algunos ponderaban la belleza del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas. Jesús les dijo: Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida. Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir? Él dijo: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.

3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Algo debe ser destruido. En la Iglesia soñada por Jesús siempre debe existir un “fin del mundo éste”. Esa Iglesia de grandeza, de poder, de grandes joyas, de riqueza acumulada y no compartida, debe desaparecer. De esa Iglesia no debe quedar piedra sobre piedra. Esa Iglesia de miedos y amenazas, de “profetas de calamidades”, “de fundamentalista apocalípticos” que ven ruina y devastación en todo lo que no cuadra con su personal visión de las cosas, debe desaparecer; no debe quedar piedra sobre piedra. Eso no es evangelio, eso es fanatismo intolerante. También deben desaparecer los que pronostican ya el fin de este mundo. Según nos dice el propio evangelio “el fin del mundo no es inmediato”. Que el fin del mundo ya estaba cerca, es lo que creía la primitiva Iglesia. Y fue precisamente el evangelista Lucas el que abre un nuevo horizonte al escribir una obra en dos partes: evangelio y hechos de los apóstoles. Ha terminado la etapa de Jesús en la tierra, pero ahora comienza una nueva etapa: la etapa de la Iglesia que, por la acción del Espíritu Santo, está llamada a reproducir y llevar adelante la obra de Jesús. Los cristianos de todos los tiempos no podemos perder el tiempo preguntando: ¿Cuándo va a suceder esto? Es tanta y tan bonita la tarea que debemos hacer que no nos es permitido, como a la esposa de Lot mirar atrás, si no nos queremos convertir en estatuas de sal, es decir, en personas estáticas que frenan el curso de la historia. Lo nuestro es mirar adelante y entusiasmarnos con la bella tarea de construir un “nuevo mundo” una nueva Iglesia en la que Jesús sea el único fundamento.


Palabra del Papa
Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida”. Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la atención de estos aspectos secundarios – ¿cuándo será?, ¿cómo será? – la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son dos: Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Señor. Esta alocución de Jesús es siempre actual, también para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite: “Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre”. Es una invitación al discernimiento. Esta virtud cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, también brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: “¡No los sigan!”. “¡No los sigan!” (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio) 

5.- Propósito. Amar apasionadamente este tiempo que nos toca vivir porque no tenemos otro. Y Dios ama y quiere salvar a esta generación


6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, quiero una persona de mi tiempo y no quiero, de ninguna manera, hablar mal de esta época que nos toca vivir. Como el Evangelista Lucas, quiero mirar adelante, abrir un horizonte de esperanza, dar ilusión a gente que va de vuelta de todo, y decir que para los cristianos, “cualquier tiempo pasado fue peor”. Es mucho mejor lo que nos queda que lo que ya hemos vivido. De Dios nos queda casi todo por descubrir. Él siempre nos sorprende. ¡Gracias, Señor!
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La enfermedad contra la generosidad




El Papa Francisco advirtió, durante la Misa celebrada en Casa Santa Marta este lunes 26 de noviembre, evitar “la enfermedad del consumismo”, una “enfermedad contra la generosidad”.
“Es una enfermedad grande la del consumismo de hoy. El consumismo, gastar más de lo que necesito, es una falta de austeridad de vida: este es un enemigo de la generosidad. Y la generosidad material tiene otra consecuencia: agranda el corazón y te lleva a la magnanimidad”.
Por ello invitó a revisar la casa y pensar “qué cosas no me sirven a mí, pero les servirían a los demás”. El Santo Padre hizo esta reflexión a partir del Evangelio del día, en el que Jesús observa en el Templo de Jerusalén cómo los ricos entregaban grandes donativos al Tesoro del Templo. Entonces llegó una viuda pobre y echó tan solo dos monedas de escaso valor.
Entonces, Jesús explicó que la viuda había entregado mucho más que todos los ricos “porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir”.
Francisco explicó que en el antiguo Israel “la viuda, el huérfano y el migrante, el extranjero, estaban considerados como los más pobres del pueblo”. Por ello, el gesto de la viuda tenía un valor aún mayor.


En su homilía explicó que “la generosidad es una cosa de todos los días. Es una cosa sobre la que debemos pensar: ¿Cómo puedo ayudar más?”. Una posible respuesta para justificar la ausencia de generosidad sería: “Pero Padre, que yo apenas llego a fin de mes”.
Sin embargo, la respuesta del Papa es imitar a la viuda del Evangelio: “¿Quizás te alcance con tan solo unas pocas monedas? Piensa: se puede ser generoso con ellas”.
“Las pequeñas cosas: echa un vistazo en tu habitación, en tu armario. ¿Cuántos pares de zapatos tienes? Uno, dos, tres, cuatro, quince, veinte… Quizás son demasiados. Yo conocí a un monseñor que tenía 40… Pues si tienes tantos zapatos, dona la mitad. ¿Cuánta ropa tengo que no uso o que uso una vez al año? Un modo de ser generoso es dar aquello que tenemos, compartirlo”.
“Podemos hacer el milagro de la generosidad. La generosidad en las pequeñas cosas, en las pocas cosas. Quizás no lo hacemos porque no se nos ocurre. El mensaje del Evangelio nos hace pensar: ¿Cómo puedo ser más generoso? Sólo un poco, no mucho”.
El Papa finalizó su homilía invitando a rezar “para que el Señor nos libere de este mal peligroso que es el consumismo”.

lunes, 26 de noviembre de 2018

SEMANA BÍBLICA EN LAS PARROQUIAS: VETE Y HAZ TÚ LO MISMO (Lc 10,25-37)

3ª SESIÓN

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Seguimos a Jesús y ahora lo vemos decido a subir a Jerusalén. En este camino que el evangelista Lucas desarrolla ampliamente, el Maestro se centra en enseñar a los suyos las exigencias y condiciones del discipulado. Ese camino se convirtió para los destinatarios de este evangelio en una referencia para su iniciación en el "camino" de Jesús. Y este camino sigue siendo actual para los creyentes de hoy y en él podemos encontrar el programa y las actitudes que tiene que encarnar una Iglesia en salida, samaritana, como le gusta decir al papa Francisco.




LECTURA

En el camino hacia Jerusalén, Jesús se dedica sobre todo a instruir a sus discípulos. Aprovecha cualquier ocasión que se le presenta para dar alguna lección sobre cuáles han de ser el estilo de vida y las actitudes de sus seguidores. Después del envío a la misión de sus discípulos y su regreso, a Jesús se le acerca un maestro de la ley para ponerlo a prueba con una de esas preguntas fundamentales que habitan en el corazón de todo ser humano: ¿ Qué hay que hacer para alcanzar la vida eterna?

Proclamación de Lc 10, 25-37.

Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?" El hombre contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Excelente respuesta! Haz eso y vivirás!".


El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús empezó a decir: "Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que él traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: "Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta". Jesús entonces le preguntó: "Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?" El maestro de la Ley contestó: "El que se mostró compasivo con él". Y Jesús le dijo: "Vete y haz tú lo mismo".
Lucas 10: 25-37











MEDITACIÓN

El maestro de la ley es invitado por Jesús, sin ningún reproche, a llevar a la práctica lo que ha descubierto en este diálogo. Nosotros nos parecemos muchas veces a este experto: conocemos todo lo que hay que hacer con respecto a Dios y al prójimo; opinamos sobre cómo se tienen que resolver los problemas que afectan a personas concretas de nuestro alrededor...Pero, como el levita y el sacerdote, pasamos de largo, damos rodeos y no nos hacemos prójimos de aquellos que están tirados y apaleados en nuestro camino.

- Un sacerdote, un levita, un samaritano bajan casualmente por aquél camino y ven a un hombre medio muerto.... ¡Qué personas en tu día a día ves que estén tiradas al borde del camino y apaleadas? ¿Qué sentimientos y acciones se despiertan en ti? ¡A cuáles de ellas te cuesta acercarte y hacerte su prójimo? ¿Por qué?

- El papa Francisco quiere una iglesia en salida, para encontrar a Dios que habita en la ciudad y en los pobres. ¿Qué personas o grupos crees que tratan de vivir hoy en la Iglesia según la enseñanza de Jesús en esta parábola? Y en tu parroquia o comunidad cristiana, ¿qué predominan. los levitas y sacerdotes o los samaritanos?

- El papa Francisco cita al beato Pablo VI en su discurso de clausura del Concilio Vaticano II. "La religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad...La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad el Concilio... Toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: Servir al hombre" (MV49. ¡Qué piensas que debe cambiar en tu comunidad cristiana para que el cristianismo que se vive y celebra sea el de la caridad? ¡Cómo puedes tú comprometerte a partir de lo que has aprendido en esta parábola?

ORACIÓN

Todo el despliegue de solidaridad que realiza el samaritano brota de una mirada atenta y un corazón compasivo.  Jesús nos dice como al maestro de la ley: "Ve y haz tu lo mismo". Tenemos que ser compasivos a nivel personal y como comunidades cristianas. La oración, el diálogo de amistad con el Dios que se nos revela en Jesús de Nazaret, nos puede dar la luz necesaria para ver mejor y hacer que nuestro corazón sea más misericordioso y esté inclinado hacia los que más sufren
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Terminemos rezando juntos esta oración tomada de la Campaña del enfermo del año 2013:

Jesús, buen Samaritano, que viviste aliviando el sufrimiento de quienes encontrabas en el camino, como expresión de la misericordia del Padre.
Nuestro mundo arde en deseos de eternidad, pero el camino de la vida es largo y tortuoso: hay violencia, desgracia y desesperanza.
Nuestro mundo sufre.
Ayúdanos a bajar a lo profundo del corazón, donde habitan las carencias y se descubren las necesidades, donde se escucha el grito del dolor, la voz de quien sufre y necesita.
Danos entrañas de misericordia, para que no demos rodeos ante los que sufren y sepamos caminar con los ojos abiertos para ayudar a quienes nos necesitan.
Haznos, Señor, buenos samaritanos para que el mundo descubra en nuestra vida el rostros misericordioso del Padre.
Amén




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