3ª SESIÓN
Seguimos a Jesús y ahora lo vemos decido a subir a Jerusalén. En este camino que el evangelista Lucas desarrolla ampliamente, el Maestro se centra en enseñar a los suyos las exigencias y condiciones del discipulado. Ese camino se convirtió para los destinatarios de este evangelio en una referencia para su iniciación en el "camino" de Jesús. Y este camino sigue siendo actual para los creyentes de hoy y en él podemos encontrar el programa y las actitudes que tiene que encarnar una Iglesia en salida, samaritana, como le gusta decir al papa Francisco.
LECTURA
En el camino hacia Jerusalén, Jesús se dedica sobre todo a instruir a sus discípulos. Aprovecha cualquier ocasión que se le presenta para dar alguna lección sobre cuáles han de ser el estilo de vida y las actitudes de sus seguidores. Después del envío a la misión de sus discípulos y su regreso, a Jesús se le acerca un maestro de la ley para ponerlo a prueba con una de esas preguntas fundamentales que habitan en el corazón de todo ser humano: ¿ Qué hay que hacer para alcanzar la vida eterna?
Proclamación de Lc 10, 25-37.
Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?" El hombre contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Excelente respuesta! Haz eso y vivirás!".
El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús empezó a decir: "Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que él traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: "Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta". Jesús entonces le preguntó: "Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?" El maestro de la Ley contestó: "El que se mostró compasivo con él". Y Jesús le dijo: "Vete y haz tú lo mismo".
El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús empezó a decir: "Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció de él. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que él traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: "Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta". Jesús entonces le preguntó: "Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?" El maestro de la Ley contestó: "El que se mostró compasivo con él". Y Jesús le dijo: "Vete y haz tú lo mismo".
Lucas 10: 25-37
MEDITACIÓN
El maestro de la ley es invitado por Jesús, sin ningún reproche, a llevar a la práctica lo que ha descubierto en este diálogo. Nosotros nos parecemos muchas veces a este experto: conocemos todo lo que hay que hacer con respecto a Dios y al prójimo; opinamos sobre cómo se tienen que resolver los problemas que afectan a personas concretas de nuestro alrededor...Pero, como el levita y el sacerdote, pasamos de largo, damos rodeos y no nos hacemos prójimos de aquellos que están tirados y apaleados en nuestro camino.
- Un sacerdote, un levita, un samaritano bajan casualmente por aquél camino y ven a un hombre medio muerto.... ¡Qué personas en tu día a día ves que estén tiradas al borde del camino y apaleadas? ¿Qué sentimientos y acciones se despiertan en ti? ¡A cuáles de ellas te cuesta acercarte y hacerte su prójimo? ¿Por qué?
- El papa Francisco quiere una iglesia en salida, para encontrar a Dios que habita en la ciudad y en los pobres. ¿Qué personas o grupos crees que tratan de vivir hoy en la Iglesia según la enseñanza de Jesús en esta parábola? Y en tu parroquia o comunidad cristiana, ¿qué predominan. los levitas y sacerdotes o los samaritanos?
- El papa Francisco cita al beato Pablo VI en su discurso de clausura del Concilio Vaticano II. "La religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad...La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad el Concilio... Toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: Servir al hombre" (MV49. ¡Qué piensas que debe cambiar en tu comunidad cristiana para que el cristianismo que se vive y celebra sea el de la caridad? ¡Cómo puedes tú comprometerte a partir de lo que has aprendido en esta parábola?
ORACIÓN
Todo el despliegue de solidaridad que realiza el samaritano brota de una mirada atenta y un corazón compasivo. Jesús nos dice como al maestro de la ley: "Ve y haz tu lo mismo". Tenemos que ser compasivos a nivel personal y como comunidades cristianas. La oración, el diálogo de amistad con el Dios que se nos revela en Jesús de Nazaret, nos puede dar la luz necesaria para ver mejor y hacer que nuestro corazón sea más misericordioso y esté inclinado hacia los que más sufren
.
Terminemos rezando juntos esta oración tomada de la Campaña del enfermo del año 2013:
Jesús, buen Samaritano, que viviste aliviando el sufrimiento de quienes encontrabas en el camino, como expresión de la misericordia del Padre.
Nuestro mundo arde en deseos de eternidad, pero el camino de la vida es largo y tortuoso: hay violencia, desgracia y desesperanza.
Nuestro mundo sufre.
Ayúdanos a bajar a lo profundo del corazón, donde habitan las carencias y se descubren las necesidades, donde se escucha el grito del dolor, la voz de quien sufre y necesita.
Danos entrañas de misericordia, para que no demos rodeos ante los que sufren y sepamos caminar con los ojos abiertos para ayudar a quienes nos necesitan.
Haznos, Señor, buenos samaritanos para que el mundo descubra en nuestra vida el rostros misericordioso del Padre.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario