sábado, 30 de julio de 2022

EL MANANTIAL DE LA VIDA. Domingo 18, tiempo ordinario: 31 de julio de 2022

 Guardaos de toda clase de codicia.

INTRODUCCIÓN

En el camino a Jerusalén han ido apareciendo estos temas:

  1. Amor concreto al hermano (Buen Samaritanao)
  2.  Escucha de la Palabra. (María a los pies de Jesús)
  3.  Oración. Padre Nuestro.

En este domingo, un STOP. ¡Cuidado con la riqueza! No se trata del dinero necesario para vivir y sacar la familia adelante con su trabajo honesto. Se trata de la “riqueza” de ese dinero acumulado que no necesito y donde tengo puesto mi corazón. Y ¿qué pasa entonces?

LECTURAS BÍBLICAS

1ª lectura: Ecl: 1,2; 2,21-23.                 2ª lectura: Col. 3,1-5.9-11.

EVANGELIO

Lc. 12,13-21.

Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir». Entonces le dijo uno de la gente: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios»

REFLEXIÓN

1.- LA RIQUEZA ME DESPERSONALIZA. Si caemos en la cuenta, ese rico que ha tenido una gran cosecha no habla con nadie; sólo habla consigo mismo: ¿Qué haré? Ya sé qué haré: “construiré grandes graneros”, “Diré a mi alma”: tienes bienes para muchos años. Come, bebe, banquetea… Allí no aparecen ni su esposa, ni sus hijos, ni sus padres, ni sus amigos. Sólo él y su alma. Cuando uno habla solo,        solemos decir: éste anda mal del tejado. Por lo demás, si la persona está hecha para el diálogo, la conversación, la comunicación…aquí tenemos a un hombre disminuido, discapacitado. Un hombre que no era hombre.Es verdad que sabe agrandar sus graneros, pero no sabe ensanchar el horizonte de su vida. Acrecienta su riqueza, pero empequeñece y empobrece su vida. Acumula bienes, pero no conoce la amistad, el amor generoso, la alegría ni la solidaridad. No sabe dar ni compartir, sólo acaparar. ¿Qué hay de humano en esta vida? El evangelio NOS HABLA DE LA CURACIÓN PROGRESIVA DE UN CIEGO. ¿Qué ves?  Veo hombres como árboles que andan. Vida meramente vegetativa. Ni siquiera vida animal porque los árboles no sienten. “Engarza en oro las alas del pájaro y ya no podrá nunca volar al cielo”. (R. Tagore).

2.- LA RIQUEZA ME ENTONTECE. La palabra clave para entender esta parábola es «Necio«. Del latín «nescio», que significa literalmente: «no sé». Necio es el que no sabe qué hacer con su vida. Le han dado posibilidades, talentos, tesoros para negociar y ser cada día más persona: crecer, madurar, realizarse; pero como es un ignorante, malogra su vida, entierra sus talentos, vive superficialmente atrapado por el “tener” “poseer” “acumular” sin caer en la cuenta de que su vida tiene fecha de caducidad y, en cualquier momento, se la pueden quitar. Esto es una parábola. Es lo que le ocurrió a un hombre del siglo primero y lo que nos sigue ocurriendo también a los del s. XXI. Sabemos que tenemos que morir, pero no nos lo creemos y somos los eternos ignorantes. Lo decía muy bien el poeta: “El hombre está entregado al sueño, de su suerte no cuidando, y con paso callado, el cielo vueltas dando, las horas del vivir le va hurtando” (Fray Luis de León) Sensación de vacío, de frustración, de haber perdido el tiempo, de haber sido robado.

3.- LA RIQUEZA ME ENVILECE. Cuantas vilezas y miserias con el afán de dinero. Pensemos en la droga, en la trata de mujeres etc. Pensemos en los políticos: de uno y otro bando: Nos parecían buenas personas, pusimos la confianza en ellos. Después hemos descubierto que eran unos corruptos. Algunos están en la cárcel. Pensemos en las familias. Los padres toda la vida trabajando por sus hijos. Llega la muerte y en el reparto de la herencia vienen las rupturas. Pensemos en los ancianos en la residencia. Me decía la madre de una casa de las hermanitas de ancianos desamparados: “No los vienen a ver en vida, pero cuando mueren acuden todos preguntando por las cartillas”. Sólo les interesa eso. ¿No es esto una vileza y una miseria?

PREGUNTAS

1.- ¿Acaso cuando he tenido más dinero he sido mejor persona?

2.- Hacerme pronto rico, aunque sin escrúpulos, ¿A ello llamo ser listo?

3.- El considerable aumento en las cuentas bancarias, ¿me ha llevado a un crecimiento correlativo en personalidad, dignidad, responsabilidad?

EL MANANTIAL DE LA VIDA. 30 DE JULIO

 “ESTE ES JUAN BAUTISTA, EL QUE HA RESUCITADO”

1.- Oración Introductoria.

Señor, te confieso que no había caído en la cuenta de lo que significa ser verdadero profeta. San Juan se jugó el tipo por ser consecuente con lo que predicaba. Pienso, Señor, que, en la Iglesia de hoy, sobran sacerdotes y faltan profetas. Los sacerdotes tienden a conservar el pasado, a ir haciendo lo que siempre se ha hecho. No hay riesgo, ni aventura, ni novedad.   Los profetas son audaces y, en los momentos de dificultad, saben estar en la brecha. Y así pueden anunciar el futuro.

2.- Lectura reposada del Evangelio según san Mateo 14, 1-12

En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas». Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta. Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Se entristeció el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.

3.-Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

Juan bautista es el verdadero profeta que anuncia la verdad ante el mismo rey Herodes: “No te es lícito tener la mujer de tu hermano”. Y, naturalmente, las verdades duelen. Pronto llega la ocasión de la venganza. Juan está en la cárcel, pero la verdad no está encarcelada. En la cárcel le cortan la cabeza, pero no por eso deja de hablar. Cuando el verdadero profeta muere, toda su vida se convierte en profecía. Su predicación ya no se circunscribe al espacio y al tiempo en que le toca vivir, sino que se prolonga a lo largo del tiempo.  Hoy, Juan Bautista nos sigue hablando y su testimonio es actual para nosotros y será válido de generación en generación. Juan Bautista era el precursor de Jesús, el que iba por delante preparándole el camino. Por eso la muerte de Juan anuncia y prepara la muerte de Jesús. El falso profeta, el que no se expone, no se compromete, no se arriesga, dice palabras huecas, vacías, y éstas terminan con su muerte. El verdadero profeta muere, pero no muere su mensaje, ni el testimonio de su vida.  “El perseguidor sólo busca destruir, decapitar, crucificar, borrar de la faz de la tierra la memoria del justo. Eso es lo que busca, pero no lo que encuentra, pues solo conseguirá enaltecer a quienes pretendía humillar, entrega el reino de los cielos a quienes deseaba ver excluidos de la vida, hace dichosos a los que pretendía hacer desdichados”. (Fr. Agredo).

Palabra del Papa

«Los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis». Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la afirmación podría sonar más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe”. Benedicto XVI, 25 de septiembre de 2011.


4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Guardo silencio)

5.- Propósito: Durante todo el día procuraré hablar, pero no con la lengua, sino con el testimonio de un día intenso, lleno de amor.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, la personalidad de Juan Bautista me ha impresionado. Su vida ha estado al servicio de su misión de modo que lo que tenía que hacer en la vida era para él más importante que la misma vida. Yo también quisiera ser como Juan Bautista, el profeta de verdad, el profeta del testimonio. Ayúdame, Señor.

viernes, 29 de julio de 2022

EL MANANTIAL DE LA VIDA. 29 DE JULIO

 “Una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa”

1.- Introducción.

Hoy, al entrar en la oración, me salen al encuentro dos mujeres, las dos muy queridas por Jesús, y que simbolizan dos actitudes esenciales en la vida cristiana. Yo quiero seguirte. Señor, con la actitud de servicio de Marta y con la actitud contemplativa de María. Que las dos hermanas me ayuden a vivir con plenitud este día y mantenga estas dos actitudes durante toda la vida.

2.- Lectura reposada del evangelio: Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Dentro del camino hacia Jerusalén, (Lc. 9,51-19,28)  San Lucas quiere resaltar aquellos temas que le parecen más esenciales en el seguimiento a Jesús. Y, en este contexto, se encuentra el relato de Marta y María. Lo que quiere resaltar Lucas  es la “importancia de la Palabra”. Por eso aparece Jesús dialogando con María que escucha su palabra. Lo novedoso es que, estando en casa Lázaro, Jesús aparezca enseñando a su hermana María. Sabemos que estaba totalmente prohibido enseñar la Biblia a una mujer. Lo que Jesús está diciendo es que “también la mujer tiene derecho a la enseñanza de la Biblia” y al mundo del espíritu, como cualquier hombre. Y así se explica la queja de Marta: ¿No te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Lo lógico para ella hubiera sido que, mientras Jesús dialoga con Lázaro, las dos hermanas preparen la comida. El reproche cariñoso de Jesús a Marta es éste: Marta, lo haces muy bien en la cocina, pero me da pena que tu vida esté tan recortada que reduzcas el papel de la mujer a las labores de la casa. También tú, como tu hermana, como todas las mujeres del mundo, tenéis derecho al mundo del espíritu, de los estudios, de la vida social. Es decir, la mujer no puede quedar reducida a “la cocina y a la crianza de los hijos”. Me da la impresión de que si Marta preparó la comida, fue María la que quitó la mesa y lavó los platos. Mientras tanto, Marta seguiría en la mesa conversando con Jesús.

         Palabra del Papa

“¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta”. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013)

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Hoy tendré algún detalle con una mujer de mi familia o de mi comunidad.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Hoy te doy gracias, Señor, por tu opción clara por el auténtico feminismo. La Iglesia debe seguir tu ejemplo y elevarlas al nivel cultural, social, religioso e institucional  que tú, Jesús,  quisiste  darles. Es el modo más eficaz de honrar a María que dio a luz un Hijo “nacido de mujer”.

jueves, 28 de julio de 2022

EL MANANTIAL DE LA VIDA.28 DE JULIO

 “El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar”

1.- Introducción.

Señor, te pido que me ayudes a comprender este evangelio que me parece un poco difícil. Haz que tenga siempre presente la imagen de ese Padre Bueno que no se cansa de esperar, que sale al encuentro del hijo y, una vez que le ve de lejos, se lanza hacia él para abrazarle. A partir de ese texto quiero interpretar los pasajes más oscuros.

2.- Lectura sosegada del evangelio: Mateo 13, 47-53

El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron. Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo». Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

La explicación a esta parábola de la red, la hice en el comentario del Domingo XVII del tiempo ordinario. (A)). Para no repetir, quiero poner aquí un comentario sugerente a este texto, de la “Lectio Divina” de los padres carmelitas. Dice así: En una ronda de amigos alguien mostró una foto, donde se veía a un hombre de rostro severo, con el dedo levantado, casi agrediendo al público. Todos quedaron con la idea de que se trataba de una persona inflexible, exigente, que no permitía intimidad. En ese momento, llega un joven, ve la foto y exclama: “¡Es mi padre!” Los demás miraron hacia él, y mirando la foto, comentan: ¡Vaya padre severo! Y el chico joven contesta: “¡No, en absoluto! Es muy cariñoso. Mi padre es abogado. Aquella foto fue sacada en el tribunal, en el momento en que denunciaba el crimen de un latifundista que quería desalojar a una familia pobre que moraba en un terreno baldío del ayuntamiento, desde hacía muchos años. ¡Mi padre ganó la causa! Los pobres pudieron quedarse allí donde estaban”. Todos le miraron de nuevo y dijeron: “¡Qué persona más simpática!” Como por un milagro, la fotografía se iluminó por dentro y tomó otro aspecto. Aquel rostro, tan severo adquirió rasgos de una ternura entrañable. Las palabras del hijo cambiaron todo, sin cambiar nada. Las palabras y los gestos de Jesús, nacidas de su experiencia de hijo, sin mudar una letra o una coma, (Mt 5,17-18) iluminaron el sentido del Antiguo Testamento desde dentro e iluminaron por dentro toda la sabiduría acumulada del doctor de la Ley. Dios mismo, que parecía tan distinto y severo, adquirió los rasgos de un Padre bondadoso de gran ternura.

Palabra del Papa

“La parábola de la cizaña en medio del trigo y la de la red para pescar se refieren, sobre todo, a la presencia, ya operante, de la salvación de Dios. Pero, junto a los “hijos del reino”, se hallan también los “hijos del maligno”, los que realizan la iniquidad: sólo al final de la historia serán destruidas las potencias del mal, y quien haya acogido el reino estará para siempre con el Señor2. (San Juan Pablo II, Audiencia, 18 de marzo de 1987).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio)

5.- Propósito. Hoy, a las personas que mire, las miraré con la mirada del corazón.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te doy gracias porque cada día puedo ver nuevos aspectos de tu evangelio. Y, para no equivocarme, procuraré mirar el texto con una mirada limpia y profunda. Si Dios es amor, todo en la Biblia me tiene que hablar del amor. Si no saco amor es que no la he leído bien.


miércoles, 27 de julio de 2022

EL MANANTIAL DE LA VIDA. 27 DE JULIO

 EL TESORO Y LA PERLA.

1.- Introducción.

Señor, estas pequeñas parábolas siempre me han entusiasmado. Me han dado la clave para entender el evangelio. Es muy arriesgado vender nada sin antes haber encontrado el tesoro. Y encontrar el tesoro es encontrar la ilusión, la alegría, las ganas de trabajar, las ganas de vivir. Yo no puedo entender el cristianismo como un peso, una obligación o una ascética. Quiero vivirlo como una “mística”, como una atracción, como una seducción.

2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión

No es fácil, ni tiene aliciente para nosotros, salir a buscar tesoros materiales escondidos en alguna parte del mundo. Pero todos somos testigos de haber encontrado personas que han sido y son “verdaderos tesoros”. Una buena familia es un tesoro; un buen amigo es un tesoro; una pareja de enamorados es un tesoro; un matrimonio ilusionado es un tesoro. Estas personas nos ayudan a crecer, a ver la vida de otra manera, a saber, disfrutar de esta vida. Y, como cristiano, me pregunto. ¿Ha sido Jesucristo para mí un verdadero tesoro?  ¿Lo es hoy día? Jesucristo, ¿me ha ayudado a cambiar? ¿He pasado horas felices con Él? El evangelio dice que, una vez descubierto el tesoro, por el gozo que siente, vende todo. Mi pertenencia a Jesús, ¿está motivada por el gozo? ¿Me siento feliz por la alegría de haberle conocido? ¿Me cuesta vender mi dinero, mi comodidad, mi prestigio, mi instalación? ¿De verdad que le creo a Jesucristo capaz de hacerme plenamente feliz? O, de otra manera, ¿Qué pasaría en mi vida si me quitaran a Jesucristo? ¿Sería un verdadero trauma? ¿O seguiría mi vida sin más?

Palabra del Papa

“Es importante que se creen en la Iglesia las condiciones favorables para que puedan aflorar tantos «sí», en respuesta generosa a la llamada del amor de Dios. Será tarea de la pastoral vocacional ofrecer puntos de orientación para un camino fructífero. Un elemento central debe ser el amor a la Palabra de Dios, a través de una creciente familiaridad con la Sagrada Escritura y una oración personal y comunitaria atenta y constante, para ser capaces de sentir la llamada divina en medio de tantas voces que llenan la vida diaria. Pero, sobre todo, que la Eucaristía sea el «centro vital» de todo camino vocacional: es aquí donde el amor de Dios nos toca en el sacrificio de Cristo, expresión perfecta del amor, y es aquí donde aprendemos una y otra vez a vivir la “gran medida” del amor de Dios. Palabra, oración y Eucaristía son el tesoro precioso para comprender la belleza de una vida totalmente gastada por el Reino”. Benedicto XVI, 13 de febrero de 2012.

4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Silencio)

5.- Propósito. Hoy voy a estar contento pensando en que Jesús es mi amigo, me quiere y se fía de mí.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor-Jesús, te quiero agradecer estas parábolas que son auténticas perlas que me llevan a descubrir mis motivaciones más profundas a la hora de decirte que sí. Creo que soy sincero al decirte que, a pesar de mis muchas limitaciones y pecados, he podido mantener a lo largo de mi ya larga vida, un amor apasionado a tu persona. He sido muy feliz contigo y, cuando me he apartado de ti, me he sentido muy triste y solo; la vida se me hacía insoportable. Gracias, Señor. Porque he experimentado una bonita manera de decirte que sí: el no poder ya decirte que no.  

martes, 26 de julio de 2022

JULIO 26 SAN JOAQUIN Y SANTA ANA

 

EL MANANTIAL DE LA VIDA. 26 DE JULIO

 “Señor, acláranos la parábola de la cizaña en el campo”

1.-Oración Introductoria.

Señor, en la oración de hoy sobre “el trigo y la cizaña” quiero que me hagas comprender que las dos hierbas crecen en el mismo campo y este campo es mi propio corazón. Te confieso, Señor, que yo “no soy trigo limpio” que dentro de mí también hay cizaña y que, por tanto, yo no soy quién para juzgar a los demás. Te dejo a ti el juicio, Señor.

2.- Lectura atenta de la palabra. Mateo 13, 36-43.

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: Acláranos la parábola de la cizaña en el campo. Él les contestó: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

3.- Qué dice el texto

Meditación- reflexión

En esta parábola quedan muy bien definidos los autores del bien y del mal. “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre”. ¿Y el sembrador de la mala semilla? “El enemigo que la siembra es el Diablo”. Que queden las cosas claras desde el principio: no hay dos campos distintos: uno para el trigo y otro para la cizaña. El trigo y la cizaña crecen juntos en el campo de mi propio corazón. ¿Quién es capaz de decir que él es trigo puro sin mezcla de cizaña? Sólo aquel fariseo engreído que se puso de pie en el templo a dirigirle a Dios la oración más estúpida de toda la biblia: “gracias, Señor, porque yo no soy como los demás”. ¿Habrá cosa más bella en este mundo que considerarse igual que los demás? Sin complejos de superioridad, porque “nadie es más que nadie”, pero también sin complejos de “inferioridad”, porque nadie es menos que nadie. Debemos aceptarnos todos como “hermanos”; con nuestro trigo y nuestra cizaña a cuestas, pero hermanos; con nuestra enorme capacidad de bien y también de mal, pero hermanos; con nuestro realismo, pero también con nuestras utopías, pero hermanos. Ningún instrumento de mal, por refinado que sea, podrá matar nuestros sueños. El autor del mal está ahí, es el Maligno. El autor del bien también está ahí, es Jesucristo. Y por mucha fuerza que tenga el Maligno para el mal, tiene mucha más Jesús para el bien. “Donde abundó el delito, sobreabundó la gracia” (Ro. 5,20).

Palabra del Papa

“La enseñanza de la parábola es doble. En primer lugar, dice que el mal que hay en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. Es curioso, este va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión, donde no hay luz, pero va él y siembra la cizaña. Este enemigo es astuto: ha sembrado el mal en medio del bien, así es imposible separar claramente a los hombres; pero Dios, al final, podrá hacerlo. Y aquí llegamos al segundo tema: la contraposición entre la impaciencia de los siervos y la paciente espera del propietario del campo, que representa a Dios. Nosotros a veces tenemos mucha prisa en juzgar, clasificar, poner aquí a los buenos, allí a los malos… Recordad, la oración de ese hombre soberbio, ‘te doy gracias Dios porque yo soy bueno y no soy como ese otro que es malo’. Recordad esto. Dios sin embargo sabe esperar. Él mira en el «campo» de la vida de cada persona con paciencia y misericordia: ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el mal, pero ve también las semillas del bien y espera con confianza que maduren. Dios es paciente, sabe esperar. Qué bonito es esto. Nuestro Dios es un Padre paciente que siempre nos espera y nos espera con el corazón en la mano para acogernos, para perdonarnos, siempre nos perdona si vamos donde Él”  (Papa Francisco).

4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Guardo silencio).

5.-Propósito. Vencer el mal de este día. ¿Cómo? A fuerza de bien.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, al acabar hoy mi oración, me siento bien. Es verdad que hay mucha cizaña en el mundo, pero hay mucho más trigo. Lo que pasa es que el mal hace mucho ruido y el bien es silencioso. La semilla del bien crece sola en el silencio del corazón. Y esa buena semilla está oculta a los ojos de los hombres, pero no ante el Padre Dios “que ve en lo escondido”. ¡Gracias, Señor!

lunes, 25 de julio de 2022

EL MANANTIAL DE LA VIDA. Santiago Apóstol: 25 de julio de 2022

 El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir.

INTRODUCCION

“La escena nos es conocida. Una madre que, movida por un amor apasionado a sus hijos, se acerca a Jesús pidiendo para ellos los puestos de más honor y poder. Y la reacción inmediata de Jesús que trata de aclarar un grave malentendido: “No sabéis lo que pedís”. Los malentendidos no han desaparecido. Curiosamente, y por una de esas paradojas que suceden en la historia, han querido hacer de Santiago, el discípulo invitado por Jesús al servicio y al martirio, una especie de guerrero mitológico y poderoso, encargado de salvar la patria y luchar contra sus enemigos. Los cristianos tenemos que ir purificando nuestra religión de todo aquello que la falsea y distorsiona, convirtiendo nuestro cristianismo en caricatura del evangelio” (Florentino Ulibarri).

TEXTOS BÍBLICOS

1ª lectura: Hech. 4,33; 5.12.27-33.12,2.          2ª lectura: 2Cor. 4,7-15

EVANGELIO

Mateo 20, 20-28

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Ella le dice: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Le dicen: «Sí, podemos». Les dijo Jesús: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre. Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

REFLEXIÓN

Para ser objetivos con los hechos, en este día debemos distinguir tres Santiagos: el legendario, el histórico y el iniciador de la fe.

1.- El legendario. Sabemos por la historia que el rey Ramiro I, en el año 844, tuvo una gran victoria luchando contra los musulmanes en Clavijo, cerca de Logroño. Lo que es leyenda es que el rey contara con la presencia de Santiago quien, montado en un caballo y con la espada en la mano, le ayudara al rey. Eso es leyenda y hay que superarla. Lo que pasa es que la leyenda quedó muy arraigada en el pueblo por las imágenes y esculturas que se hicieron del Santo y que todavía aparece en nuestras Iglesias. Desde niños hemos escuchado: Santiago matamoros.  Hoy día, cuando las ven los musulmanes que viven en España nos pueden tildar de violentos.

2.- El histórico. Que quede claro que Santiago no mató a ningún moro.  Santiago se dejó matar en el año 44 y fue el primer apóstol que dio la vida por Jesús. Rubricó con su propia sangre la fe que profesaba. Ojalá que en la España actual desaparezcan los “Santiagos-mata-moros”, los intolerantes, los que quieren imponer el evangelio por la fuerza de la espada. Y aparezca el verdadero Apóstol, el que quiere convencer con la fuerza de la verdad. la humildad y la bondad. Según una piadosa tradición, en el año 860 los restos del apóstol fueron trasladados desde Jerusalén a Santiago. Ahora bien, lo que nadie puede dudar es que, con motivo de ese traslado, se organizaron en la Edad Media peregrinaciones de toda Europa y el llamado Camino de Santiago fue la peregrinación más importante de la Cristiandad, incluso más que Roma o Tierra Santa. Señales de esa realidad son los 13 templos románicos que se levantaron a través de ese camino. Templos tan importantes como la catedral de Jaca y, por supuesto, la gran basílica de Santiago.

3.- Santiago, el iniciador de la fe en España. Nadie puede dudar de la importancia del Apóstol en la transmisión de nuestra fe.  A través de las peregrinaciones, miles y miles de personas se abrazaron al cristianismo y la presencia del Apóstol está viva no sólo en Santiago sino en la Basílica del Pilar de Zaragoza. María está unida al Apóstol y los aragoneses, a través de los siglos, nos hemos comido a besos esa bendita columna. Hoy día que en España está debilitándose la fe, necesitamos que los que hemos creído gracias a la tradición de nuestros padres, reafirmemos nuestra fe dejándonos preguntar por el Maestro: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? Sólo si somos capaces de decir PODEMOS y estamos dispuestos a dar la vida por Jesús en una actitud de servicio desinteresado a los demás, seremos fieles a la fe de nuestros mayores.

PREGUNTAS

1.- Cuando busco a Jesús, ¿qué busco? ¿Mis intereses personales o la voluntad del Padre?

2.- Ser cristiano es estar dispuesto a responder a esta pregunta: ¿Puedes beber el cáliz que yo he de beber? Soy realmente cristiano si   con decisión y humildad digo: PUEDO.

3.- Como Santiago, ¿estoy dispuesto a jugarme el tipo por Jesús?

sábado, 23 de julio de 2022

Primeras Vísperas cantadas del Domingo XVII

 

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EL MANANTIAL DE LA VIDA.Domingo 17, tiempo ordinario: 24 de julio de 2022

 Señor, enséñanos a orar

INTRODUCCIÓN

“El mismo Dios nos enseña a orar: Padre nuestro. Nos empuja a orar así y nos lo manda. Por eso seguimos la gracia que nos llama, seguimos el amor que nos arrastra, seguimos el cariño que nos invita. Que Dios es nuestro Padre, lo siente nuestro corazón, lo confiesa nuestra alma, lo proclama nuestra lengua. Y todo lo que hay en nosotros corresponde a la gracia y no al temor; porque quien de juez pasó a ser nuestro Padre, quiere ser amado y no quiere ser temido” (Pedro Crisólogo).

LECTURAS BÍBLICAS

1ª lectura: Gn 18,20-32;       2ª lectura: Col. 2,12-14

EVANGELIO

Lc. 11,1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”». Y les dijo: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».

REFLEXIÓN

1.- Originalidad de la oración de Jesús. Jesús se dirige a Dios llamándole “mi Padre”. Esto era totalmente nuevo. Nadie ha mostrado un solo caso en el que una persona individual haya tenido en Israel la osadía de dirigirse a Dios para decirle: padre mío. Más aún. Cuando Jesús se dirigía a Dios su Padre, usa la palabra aramea ABBA. Y esta palabra estaba en los sonidos balbucientes de los niños. “Cuando un niño experimenta el gusto del trigo, es decir, se le desteta, aprende a decir “Abbá” e “Imma” es decir, “papá y mamá”. (Talmud).  Para una mentalidad judía había sido algo impensable, irreverente, incluso escandaloso, el llamar a Dios con esta familiaridad. Por eso fue algo inaudito que Jesús se atreviera a hablar con Dios con la simplicidad, intimidad y confianza que un niño habla con su Padre. “Abbá es una palabra que supone una revelación” (J. Jeremías). Y es como la punta de un Iceberg, de una experiencia única.

2.- Novedad de la oración cristiana.  Él les dijo: cuando oréis, decid: “Abbá”.  Este texto es sumamente importante para nosotros porque nos sitúa en la verdadera oración. Jesús ha estado orando. Lo que nos transmite es parte de su propia experiencia.

Cuando Jesús venía de la oración, ¡se le notaba! ¡Claro que se le notaba! El rostro de Jesús quedaba transfigurado, mucho más que el de Moisés cuando descendía de la Montaña. Por otra parte, cuando Jesús venía de orar, se derretía de ternura, de dulzura, de amabilidad… Siempre, pero especialmente después de la oración. Y es entonces cuando los discípulos, con una sana envidia, le piden: “Maestro, enséñanos a orar” es decir, “Métenos en esa esfera de intimidad en que te metes tú”.

Cuando Él nos dice que debemos usar también nosotros esa misma palabra, la Comunidad Cristiana ha quedado impresionada y no ha querido traducirla. Por eso ha pasado en la misma versión original. Los cristianos que venían del judaísmo no la podían pronunciar. De ahí que fuera necesario que el mismo Espíritu Santo la pronunciara desde dentro. “No habéis recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “Abba”.

3.- Jesús nos dice que debemos pedir, llamar, buscar. Pero, ¿cómo debemos hacerlo? ¿Qué debemos pedir?  Ante todo, lo que Jesús pedía en el Padre nuestro. Lo más esencial, que le descubramos como nuestro “Papá” y nos sintamos siempre queridos por Él.  “Si Dios es todopoderoso es también todo cariñoso. Si con sus manos sostiene el mundo, con esas mismas manos me acoge y me protege. Cuando la gente se queja: “estoy solo en el mundo”, el Padre responde:” Yo estoy contigo, no tengas miedo”. (Is. 41,10). Cuando los humanos se lamentan diciendo: nadie me quiere, el Padre responde. “Yo te amo mucho” (Is. 43,4). (P. Larrañaga).

¿Dónde debemos llamar? “Jesús es la puerta”. No busquemos llamar en otras puertas. Es la puerta que nos lleva a la intimidad con el Padre y, desde ahí, a una sana y auténtica fraternidad. “Todos vosotros sois hermanos”. (Mt. 23,8) La fraternidad es la gran fiesta de la vida.  

¿Cómo debemos buscar? No de una manera apática, indiferente, sino     apasionada. “Como busca la cierva corriente de agua” (Sal. 42). Una cierva atormentada por el agua y con sus crías, busca vitalmente el agua. Para ella beber es vivir y dejar de beber es morir.

PREGUNTAS

1.- ¿Me creo de verdad todo lo que Dios-Padre me quiere? ¿En qué lo manifiesto?

2.- Mi experiencia de Dios como Padre, ¿me lleva a ver en las personas a hermanos y hermanas?

3.- ¿Qué le pido a Dios? ¿Dónde le busco? ¿En qué puertas llamo?

Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA II JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS MAYORES

(24 de julio de 2022)

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"En la vejez seguirán dando fruto" (Sal 92,15)

Querida hermana, querido hermano:

El versículo del salmo 92 «en la vejez seguirán dando frutos» (v. 15) es una buena noticia, un verdadero “evangelio”, que podemos anunciar al mundo con ocasión de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Esto va a contracorriente respecto a lo que el mundo piensa de esta edad de la vida; y también con respecto a la actitud resignada de algunos de nosotros, ancianos, que siguen adelante con poca esperanza y sin aguardar ya nada del futuro.

La ancianidad a muchos les da miedo. La consideran una especie de enfermedad con la que es mejor no entrar en contacto. Los ancianos no nos conciernen —piensan— y es mejor que estén lo más lejos posible, quizá juntos entre ellos, en instalaciones donde los cuiden y que nos eviten tener que hacernos cargo de sus preocupaciones. Es la “cultura del descarte”, esa mentalidad que, mientras nos hace sentir diferentes de los más débiles y ajenos a sus fragilidades, autoriza a imaginar caminos separados entre “nosotros” y “ellos”. Pero, en realidad, una larga vida —así enseña la Escritura— es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia, sino signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia. ¡Bendita la casa que cuida a un anciano! ¡Bendita la familia que honra a sus abuelos!

La ancianidad, en efecto, no es una estación fácil de comprender, tampoco para nosotros que ya la estamos viviendo. A pesar de que llega después de un largo camino, ninguno nos ha preparado para afrontarla, y casi parece que nos tomara por sorpresa. Las sociedades más desarrolladas invierten mucho en esta edad de la vida, pero no ayudan a interpretarla; ofrecen planes de asistencia, pero no proyectos de existencia [1] Por eso es difícil mirar al futuro y vislumbrar un horizonte hacia el cual dirigirse. Por una parte, estamos tentados de exorcizar la vejez escondiendo las arrugas y fingiendo que somos siempre jóvenes, por otra, parece que no nos quedaría más que vivir sin ilusión, resignados a no tener ya “frutos para dar”.

El final de la actividad laboral y los hijos ya autónomos hacen disminuir los motivos por los que hemos gastado muchas de nuestras energías. La consciencia de que las fuerzas declinan o la aparición de una enfermedad pueden poner en crisis nuestras certezas. El mundo —con sus tiempos acelerados, ante los cuales nos cuesta mantener el paso— parece que no nos deja alternativa y nos lleva a interiorizar la idea del descarte. Esto es lo que lleva al orante del salmo a exclamar: «No me rechaces en mi ancianidad; no me abandones cuando me falten las fuerzas» (71,9).

Pero el mismo salmo —que descubre la presencia del Señor en las diferentes estaciones de la existencia— nos invita a seguir esperando. Al llegar la vejez y las canas, Él seguirá dándonos vida y no dejará que seamos derrotados por el mal. Confiando en Él, encontraremos la fuerza para alabarlo cada vez más (cf. vv. 14-20) y descubriremos que envejecer no implica solamente el deterioro natural del cuerpo o el ineludible pasar del tiempo, sino el don de una larga vida. ¡Envejecer no es una condena, es una bendición!

Por ello, debemos vigilar sobre nosotros mismos y aprender a llevar una ancianidad activa también desde el punto de vista espiritual, cultivando nuestra vida interior por medio de la lectura asidua de la Palabra de Dios, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos y la participación en la liturgia. Y, junto a la relación con Dios, las relaciones con los demás, sobre todo con la familia, los hijos, los nietos, a los que podemos ofrecer nuestro afecto lleno de atenciones; pero también con las personas pobres y afligidas, a las que podemos acercarnos con la ayuda concreta y con la oración. Todo esto nos ayudará a no sentirnos meros espectadores en el teatro del mundo, a no limitarnos a “balconear”, a mirar desde la ventana. Afinando, en cambio, nuestros sentidos para reconocer la presencia del Señor [2] seremos como “verdes olivos en la casa de Dios” (cf. Sal 52,10), y podremos ser una bendición para quienes viven a nuestro lado.

La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos. Hay una nueva misión que nos espera y nos invita a dirigir la mirada hacia el futuro. «La sensibilidad especial de nosotros ancianos, de la edad anciana por las atenciones, los pensamientos y los afectos que nos hacen más humanos, debería volver a ser una vocación para muchos. Y será una elección de amor de los ancianos hacia las nuevas generaciones» [3] Es nuestro aporte a la revolución de la ternura [4] una revolución espiritual y pacífica a la que los invito a ustedes, queridos abuelos y personas mayores, a ser protagonistas.

El mundo vive un tiempo de dura prueba, marcado primero por la tempestad inesperada y furiosa de la pandemia, luego, por una guerra que afecta la paz y el desarrollo a escala mundial. No es casual que la guerra haya vuelto en Europa en el momento en que la generación que la vivió en el siglo pasado está desapareciendo. Y estas grandes crisis pueden volvernos insensibles al hecho de que hay otras “epidemias” y otras formas extendidas de violencia que amenazan a la familia humana y a nuestra casa común.

Frente a todo esto, necesitamos un cambio profundo, una conversión que desmilitarice los corazones, permitiendo que cada uno reconozca en el otro a un hermano. Y nosotros, abuelos y mayores, tenemos una gran responsabilidad: enseñar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a ver a los demás con la misma mirada comprensiva y tierna que dirigimos a nuestros nietos. Hemos afinado nuestra humanidad haciéndonos cargo de los demás, y hoy podemos ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles. Nuestra actitud tal vez pueda ser confundida con debilidad o sumisión, pero serán los mansos, no los agresivos ni los prevaricadores, los que heredarán la tierra (cf. Mt 5,5).

Uno de los frutos que estamos llamados a dar es el de proteger el mundo. «Todos hemos pasado por las rodillas de los abuelos, que nos han llevado en brazos» [5] pero hoy es el tiempo de tener sobre nuestras rodillas —con la ayuda concreta o al menos con la oración—, junto con los nuestros, a todos aquellos nietos atemorizados que aún no hemos conocido y que quizá huyen de la guerra o sufren por su causa. Llevemos en nuestro corazón —como hacía san José, padre tierno y solícito— a los pequeños de Ucrania, de Afganistán, de Sudán del Sur.

Muchos de nosotros hemos madurado una sabia y humilde conciencia, que el mundo tanto necesita. No nos salvamos solos, la felicidad es un pan que se come juntos. Testimoniémoslo a aquellos que se engañan pensando encontrar realización personal y éxito en el enfrentamiento. Todos, también los más débiles, pueden hacerlo. Incluso dejar que nos cuiden —a menudo personas que provienen de otros países— es un modo para decir que vivir juntos no sólo es posible, sino necesario.

Queridas abuelas y queridos abuelos, queridas ancianas y queridos ancianos, en este mundo nuestro estamos llamados a ser artífices de la revolución de la ternura. Hagámoslo, aprendiendo a utilizar cada vez más y mejor el instrumento más valioso que tenemos, y que es el más apropiado para nuestra edad: el de la oración. «Convirtámonos también nosotros un poco en poetas de la oración: cultivemos el gusto de buscar palabras nuestras, volvamos a apropiarnos de las que nos enseña la Palabra de Dios» [6] Nuestra invocación confiada puede hacer mucho, puede acompañar el grito de dolor del que sufre y puede contribuir a cambiar los corazones. Podemos ser «el “coro” permanente de un gran santuario espiritual, donde la oración de súplica y el canto de alabanza sostienen a la comunidad que trabaja y lucha en el campo de la vida» [7].

Es por eso que la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores es una ocasión para decir una vez más, con alegría, que la Iglesia quiere festejar con aquellos a los que el Señor —como dice la Biblia— les ha concedido “una edad avanzada”. ¡Celebrémosla juntos! Los invito a anunciar esta Jornada en sus parroquias y comunidades, a ir a visitar a los ancianos que están más solos, en sus casas o en las residencias donde viven. Tratemos que nadie viva este día en soledad. Tener alguien a quien esperar puede cambiar el sentido de los días de quien ya no aguarda nada bueno del futuro; y de un primer encuentro puede nacer una nueva amistad. La visita a los ancianos que están solos es una obra de misericordia de nuestro tiempo.

Pidamos a la Virgen, Madre de la Ternura, que nos haga a todos artífices de la revolución de la ternura, para liberar juntos al mundo de la sombra de la soledad y del demonio de la guerra.

Que mi Bendición, con la seguridad de mi cercanía afectuosa, llegue a todos ustedes y a sus seres queridos. Y ustedes, por favor, no se olviden de rezar por mí.

 

Roma, San Juan de Letrán, 3 de mayo de 2022, fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago.

FRANCISCO


[1]  Catequesis sobre la vejez, 1: “La gracia del tiempo y la alianza de las edades de la vida” (23 febrero 2022).

[2]  Ibíd., 5: “La fidelidad a la visita de Dios para la generación que viene” (30 marzo 2022).

[3]  Ibíd., 3: “La ancianidad, recurso para la juventud despreocupada” (16 marzo 2022).

[4]  Catequesis sobre san José, 8: “San José padre en la ternura” (19 enero 2022).

[5]  Homilía durante la Santa Misa, I Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores (25 julio 2021).

[6]  Catequesis sobre la familia, 7: “Los abuelos” (11 marzo 2015).

[7]  Ibíd.


EL MANANTIAL DE LA VIDA. 23 DE JULIO

SANTA BRIGIDA

“Yo soy la vid y mi Padre el viñador”

1.- Oración introductoria.

Señor, en este día de la festividad de Santa Bígrida, co-patrona de Europa, quiero rogarte encarecidamente por Europa. Lamentablemente, en el terrero de la fe, ha quedado como “Una viña devastada” (Papa Benedicto). Haz que vuelva a correr por ella la misma savia, la misma vida de fe de otros tiempos. Tú, Señor, eres la Vid. No toleres que esa viña fecunda en otros tiempos, se convierta en un montón de sarmientos secos. No arranques la viña, Señor. Cuídala, riégala y hazla florecer de nuevo.  

2.- Lectura reposada del evangelio: Juan 15, 1-8

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Sin mí no podéis hacer nada”. La frase de Jesús es rotunda. No dice: Sin mí podéis hacer poco. Sin Jesús no podemos hacer nada. Cuando trabajamos y nos atribuimos algo a nosotros, eso se lo estamos robando a Cristo. Un sarmiento separado de la vid, no puede dar ningún fruto. Esto nos hace ser humildes y sentir la necesidad que tenemos de Jesús. Es verdad que los sarmientos separados de la vid no pueden hacer nada. Pero me pregunto: ¿Y qué puede hacer una vid sin los sarmientos? Tampoco nada. Dios ha querido tener necesidad de nosotros. Para Él, y porque así lo ha querido, nosotros somos muy importantes. ¡Pedid lo que queráis! Esta frase tan comprometedora por parte de Jesús sólo la dice con esta condición: “Si permanecéis en mí y yo en vosotros”. Jesús quiere, a toda costa, que contemos con él, que le amemos como Él nos ama, que permanezcamos, es decir, que no nos cansemos, que no le olvidemos, que nos fiemos plenamente de Él. ¿Cuál es la gloria del Padre? La gloria, el orgullo, el gozo, la fiesta de un Padre es ver a sus hijos unidos. Eso le pasa a nuestro Padre Dios.  Sólo si nos amamos podemos dar fruto y ser sus discípulos.

Palabra del Papa

PERMANECED. “Y sabemos muy bien lo que eso significa: contemplarlo, adorarlo y abrazarlo en nuestro encuentro cotidiano con él en la Eucaristía, en nuestra vida de oración, en nuestros momentos de adoración, y también reconocerlo presente y abrazarlo en las personas más necesitadas. El “permanecer” con Cristo no significa aislarse, sino un permanecer para ir al encuentro de los otros. Quiero acá recordar algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta. Dice así: “Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres”. Es en las ‘favelas’, en los ‘cantegriles’, en las ‘villas miseria’ donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría”. Hasta aquí la beata. Jesús es el Buen Pastor, es nuestro verdadero tesoro, por favor, no lo borremos de nuestra vida. Enraicemos cada vez más nuestro corazón en él”. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de julio de 2013).

4.- Qué me dice hoy a mí esta palabra ya meditada. (Silencio)

5.- Propósito. No separarme nunca de Jesús: en su vida y en sus obras.

6.- Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, te doy gracias por el afán, el interés que tienes de querer estar siempre conmigo. Haz que yo descubra que precisamente estando siempre contigo es como yo puedo ser feliz. Esto no es una teoría. Es la experiencia más fuerte de mi vida. Sólo he dejado de ser feliz cuando he intentado separarme de ti. Por eso he intentado buscarte enseguida. Señor, qué bueno has sido siempre conmigo. ¡Gracias!