sábado, 28 de febrero de 2015

DÍA DE HISPANOAMÉRICA

HISPANOAMFOTO2015Evangelizadores con la fuerza del Espíritu
1 de marzo de 2015lineapuntos1

II DOMINGO DE CUARESMA

II Domingo de Cuaresma


1 de marzo de 2015
 
 
 

Asistimos, junto a Pedro, a Santiago y a Juan, a la Transfiguración. La Transfiguración del Señor es un mensaje de esperanza para todos, entonces los fue para los apóstoles, ante la inminencia de la Pasión, Muerte y Gloria de Jesús. Pero ellos, en ese momento, no supieron comprender tal signo. Y a nosotros nos puede ocurrir lo mismo: pensar que la Transfiguración es sólo un recuerdo del pasado. Pero es el mensaje que nuestro Maestro nos da hoy, aquí y ahora… en este domingo primero del mes de marzo Y es uno más de los muchos que recibiremos dentro de esta cuaresma, tiempo de conversión y de amor. No hemos de desaprovechar ni un minuto de nuestro tiempo para encontrar ese camino de verdad y de vida. Se trata de no perder la menor oportunidad para santificarnos siguiendo los pasos del Señor Jesús. Y a la espera de su gloriosa Resurrección.
 
LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS 22, 1-2.9-13.15-18
 

1.- La fe de Abrahán era completa, total. Obedecía a Dios por encima de cualquier duda. Es muy fuerte disponerse a sacrificar –a degollar—a su único hijo porque Dios se lo ha mandado. Por Abrahán no puso reparos. Dios –claro está—no iba a permitir ese sacrificio. Era una prueba. Todos vivimos pruebas, algunas muy sencillas o fáciles; otros, mas duras o complicadas. Pero hemos de obedecer a Dios en todo momento porque Él sabe que es lo mejor para nosotros. Esta primera lectura, del capítulo 22 del Génesis, es toda una enseñanza de enorme importancia.
 
SALMO 115
R.- CAMINARÉ EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR, EN EL PAÍS DE LA VIDA
 
S.- La referencia del Salmo 115 que proclamamos hoy es el Salmo 116 que los judíos utilizaban como uno solo, mientras que la Vulgata y la Biblia griega de “los Setenta” los transformaba en dos. En realidad son distintos según su texto. Pero lo de menos es su construcción literaria original. Lo importante es que tanto nosotros, como los hombres y mujeres que nos precedieron, elevan con los versículos de este salmo la confianza en Dios, en su apoyo y en su justicia. Eso es lo importante.
 
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 31b-34
 
2.- En el fragmento de la Carta de San Pablo a los Romanos –que es nuestra segunda lectura—Pablo corrobora algo que nos después nos va a decir el Evangelio. Dios permitirá la muerte de su Hijo para la salvación de todos. Y el mensaje de esperanza para los Apóstoles es precisamente ese trozo de gloria que verían en lo alto del monte.
 
EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9, 2, 10
 
3.- San Marcos nos narra con sencilla brillantez el misterio de la Transfiguración del Señor. Fue, sin duda, algo espectacular. Pero por encima de la calidad del prodigio está que Dios quiere mostrar a tres apóstoles que Jesús es su Hijo y que, por tanto, nada deben temer respecto a lo que vendrá después. Es una ayuda a su débil fe. Pero la gloria que vieron se les olvidó pronto. Nuestros propósitos de seguir al Señor también se nos olvidan a pesar de que los recibimos con la cercanía de una luz que nunca se apaga.
 
 
 
 

 

lunes, 23 de febrero de 2015

JAVIERADA DE LAS FAMILIAS 2015

La Javierada es una marcha-peregrinación al Castillo donde nació San Francisco Javier, en Navarra. Aunque hay gente que realiza muchos kilómetros andando, nosotros caminaremos los últimos 7 km que separan Sangüesa del Castillo de Javier. Este año la Javierada celebra su 75 aniversario. Es una ocasión especial para participar y poder ganar además el Jubileo. 
 El PRECIO es de 12 €. Apuntarse en la parroquia antes de 2 de Marzo. Aunque os facilitaremos más adelante el horario y el programa concreto , os informamos de que saldremos aproximadamente a las 9 de la mañanadesde la estación de autobuses de Logroño y volveremos a Logroño alrededor de las 8,30 de la tarde. Tras llegar a Sangüesa, caminaremos hasta Javier (7 km). Allí, tras la comida y tiempo libre, a las 5 de la tarde, participaremos en la multitudinaria eucaristía que tendrá lugar en la explanada del Castillo.

MARCHA A JAVIER

viernes, 20 de febrero de 2015

1. DOMINGO DE CUARESMA

Vamos a recorrer juntos el tiempo fuerte que ya iniciábamos el pasado miércoles con la imposición de la Ceniza. Hoy, Marcos, con su habitual concisión y brevedad, nos va mostrar el episodio de las tentaciones de Jesús en el desierto. Él, Dios verdadero y Hombre completo, también fue tentado como lo somos nosotros, todos los días y a todas las horas. Deciros que la Palabra de Dios nos muestra –hoy y siempre—su fuerza para hablarnos de reconciliación, de paz, de amor. La cuaresma es tiempo de conversión, de vuelta a Dios, de mayor amor a los hermanos… y es lo que vamos a vivir durante las próximas semanas.
LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS 9, 8-15
 
1.-Tras el diluvio, Dios pacta con Noé que no habrá otro diluvio y que la destrucción nunca mas alcanzará a la Tierra. Este episodio del Libro del Génesis que vamos a escuchar hoy es una parte más del plan universal de Dios para la salvación del género humano, lo cual llegará de forma plena con la encarnación de Jesús como hombre verdadero y Dios presente entre nosotros.
 
SALMO 24
R.- TUS SENDAS, SEÑOR, SON MISERICORDIA Y LEALTAD PARA LOS QUE GUARDAN TU ALIANZA.
 
S.- El salmo 24 es una oración personal pidiendo a Dios su amparo y su guía por los caminos que Él mismo ha marcado a sus criaturas. El mismo salmista reconoce que son caminos de verdad y de justicia. Y de los versículos de este salmo –uno de los más bellos del salterio—se desprende que todo lo malo del género humano, todos sus problemas y enfermedades son recuperables. Es, para nosotros, hoy, el mejor mensaje que podemos recibir en el inicio de esta Cuaresma.
 
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 3, 18-22
 
2.- El apóstol Pedro, en su Primera Carta hace referencia, también, al pacto de Dios Padre con Noé y ve en las aguas purificadoras del diluvio un anticipo liberador del agua del bautismo. Todo ello es muestra de la misericordia y paciencia de Dios con sus criaturas y de la acción salvadora definitiva de Jesús Nazaret que, con su muerte, nos salvó a todos.
 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 12- 15
 
3.- Si hay algo común a todo hombre y en toda mujer es la tentación. Y sin embargo nos cuesta mucho aceptarlo. Todavía no nos damos cuenta que en las pruebas de la vida Dios está a nuestro lado. Él ha hecho con nosotros un compromiso, una Alianza, y Dios no puede fallar jamás. Por eso nos envía su Espíritu para que nos sostenga contra el poder del mal. Ese mismo Espíritu que ya habita dentro de nosotros desde el día de nuestro bautismo. San Marcos nos habla hoy en el Evangelio de todo eso. De las tentaciones de Jesús que son como las nuestras y de que el Espíritu le asistía, como a nosotros si le invocamos con fe.
(22 de febrero). Número 264

COMENZAMOS LA CUARESMA

Con la celebración del Miércoles de Ceniza iniciamos, un año más, la Cuaresma. Es tiempo de ajuste, de reflexión, de saber y corregir lo que nos separa del Señor y de su camino de amor y redención. Y una vez comprendido lo que nos desune, podremos seguir de cerca de Jesús en su acción redentora. Iniciamos, pues, nuestro ascenso hasta la Pascua...

VIACRUCIS LOURDES

VIDEO PROMOCIONAL. SEMANA SANTA LOGROÑO

lunes, 16 de febrero de 2015

MENSAJE DE CUARESMA 2015

MENSAJE CUARESMA 2015 PAPA FRANCISCO
Cuaresma2015
Queridos hermanos y hermanas:
 
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos.
Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra.
Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.
 
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres.
Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos.
Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación.
 
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia.
La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
 
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31).
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor tuum": "Haz nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
FRANCISCUS PP.

sábado, 14 de febrero de 2015

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

VI Domingo del Tiempo Ordinario15 de febrero de 2015

 
Hoy Jesús de Nazaret nos enseña que el amor a los hermanos, la piedad por los enfermos y por los que sufren, está por encima de cualquier ley y de cualquier precepto. Así, Jesús se saltará la ley judía, tocará con cariño al leproso y le curará dedicándole una sonrisa. Pero, a su vez, el leproso tampoco respeta el precepto sobre la lepra acercándose al grupo –lo que tenía prohibido—y ruega a Jesús que le cure. Sin duda, esta escena del evangelio de Marco resume la gran enseñanza de este domingo sexto del Tiempo Ordinario: el amor es más importante que la ley. Recordemos, asimismo, que el pasado miércoles, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, la iglesia celebraba la Jornada del Enfermo, que, obviamente, “casa” muy bien con el episodio evangélico de la curación del leproso… Jesús cura y la Iglesia debe no olvidar nunca su herencia sanadora recibida de su Fundador y Maestro.

LECTURA DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 13, 1-2.44-46
 
1.- El libro del Levítico, que es nuestra primera lectura, nos muestra la terrible ordenación jurídica y religiosa sobre los leprosos. Ni siquiera podían vestir con decoro. Era la enfermedad más contagiosa conocida hasta entonces y la Ley ponía inhumanos medios para evitar su propagación. La venida de Cristo cambiará radicalmente esa Ley tan dura.
 
SALMO 31
R.- TÚ ERES MI REFUGIO; ME RODEAS DE CANTOS DE LIBERACIÓN
 
S.- Salmo Penitencial este número 31 que proclamemos hoy. Si reconocemos nuestro pecado seremos perdonados. Si, por el contrario, nuestra soberbia ciega a naturaleza de nuestra falta el perdón no llegará. Nos pide este salmo que dejemos la soberbia y acudamos cerca de Dios, que, como Padre Bueno, perdona y olvida todas nuestras faltas.
 
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 10, 31-11, 1
 
2.- La lección de Pablo en el breve fragmento que escucharemos de la primera Carta los fieles de Corinto es singular. Dice que todo lo que hay en el mundo es bueno y sirve para dar a gracias a Dios. Somos nosotros los que distinguimos absurdamente viendo cosas malas donde solo hay buenas. Tendríamos que hacer todo, como nos dice San Pablo, para gloria de Dios, pero no lo hacemos así. Y de ahí, los muchos problemas que sufre nuestro mundo.
 
 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 40-45
 
3.- Jesús rompe la durísima ley que separaba a los leprosos del mundo. La curación es sin duda la solución universal al problema. Pero a nosotros la enseñanza que recibimos de este texto evangélico es que debemos reconocer nuestras limitaciones, faltas y problemas y como el leproso del Evangelio ponernos ante el Señor para decirle: “si quieres puedes limpiarme”. Encomendar a Él la solución de nuestras angustias. Y, eso sí, cuando nos veamos limpios no dejemos de dar gracias a Dios.
 
 
 

 

PROCESIÓN DE LAS ANTORCHAS


Día 14 de Febrero: Procesión de Antorchas, a las 18:45, desde la Plaza de la Iglesia de San Bartolomé (Rosario). Eucaristía, a las 19:30, en la Parroquia de Santiago El Real de Logroño, presidida por D. José Ignacio Díaz Pérez, Consiliario del Secretariado Diocesano de Familia y Vida.

domingo, 8 de febrero de 2015

TRIDUO EN HONOR DE NTRA. SRA. DE LOURDES


Hospitalidad de Ntra. Sra. de Lourdes

                   LA RIOJA

Triduo en honor a Nuestra Señora de Lourdes

Parroquia de la Sagrada Familia de Logroño

Lunes 9 de febrero:

19:30 -  Eucaristía: “Con una mirada y un corazón nuevos” presidida por D. Fernando García Cordón, Capellán del Hospital San Pedro de Logroño.

Martes 10 de febrero:

19:30-  Eucaristía: “La Alegría de la misión”  presidida por D. Carlos de la Concepción Martínez, Párroco de la Sagrada Familia.

Miércoles 11 de Febrero:

Fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes y Jornada Mundial del Enfermo

19:30 – Eucaristía: “La Sabiduría del corazón” <<Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies>> (Job 29,15) presidida por D. Rafael Gil Vicuña, Consiliario de la Hospitalidad de Ntra. Sra. de Lourdes de La Rioja.