viernes, 13 de septiembre de 2024

RECORDAMOS AL PAPA SAN PÍO X

CATECISMO

LECCIÓN PRELIMINAR

Soy cristiano por la gracia de Dios. El ser cristiano es un don enteramente gratuito de Dios nuestro Señor, que no hemos podido merecer.

Verdadero cristiano es el que está bautizado, cree y profesa la doctrina cristiana y obedece a los legítimos Pastores de la Iglesia.

Doctrina Cristiana es la doctrina que nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo para mostrarnos el camino de la salvación.

Es necesario aprender la doctrina enseñada por Jesucristo, y faltan gravemente los que descuidan aprenderla.

 Los padres tienen obligación de procurar que sus hijos  aprendan la doctrina cristiana, e incurren en culpa delante de Dios si descuidan esta obligación.

La doctrina cristiana la hemos de recibir y aprender de la santa Iglesia Católica.

Estamos ciertos que la doctrina cristiana que recibimos de la Iglesia Católica es realmente verdadera porque Jesucristo, divino Autor de esta doctrina, la confió por medio de sus Apóstoles a la Iglesia fundada por El, a la cual constituyó Maestra infalible de todos los hombres y prometió su divina asistencia hasta el fin del mundo.

La verdad de la doctrina cristiana se demuestra, además, por la santidad eminente de tantos que la profesaron y profesan, por la heroica fortaleza de los mártires, por su rápida y admirable propagación en el mundo y por su completa conservación por espacio de tantos siglos de varias y continuas luchas.

Las partes principales y más necesarias de la doctrina cristiana son cuatro: El Credo, Padrenuestro, Mandamientos y Sacramentos.

 El Credo nos enseña los principales artículos de nuestra santa fe.

 El Padrenuestro nos enseña todo lo que hemos de esperar de Dios y todo lo que hemos de pedirle.

Los Mandamientos nos enseña todo lo que hemos de hacer para agradar a Dios, que se resume en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

 La doctrina de los Sacramentos nos enseña la naturaleza y buen uso de los medios instituidos por Jesucristo para perdonarnos los pecados, comunicarnos su gracia e infundir y acrecentar en nosotros las virtudes de la fe, de la esperanza y de la caridad.

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