miércoles, 14 de agosto de 2019

El Manantial de la Vida. Jueves 15 de Agosto: Fiesta de la Asunción de María

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«La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. También en este mundo, hasta que llegue el día del Señor, brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (Constitución sobre la Iglesia. n. 68).
Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc.1,39-56):
En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
         Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
        María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
        María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

REFLEXIÓN
Hoy celebramos los cristianos la fiesta de la Virgen, nuestra Madre, que va al cielo, en cuerpo y alma. Veamos estos tres aspectos. La fiesta de la madre. Su llegada al cielo. En cuerpo y alma.
  1. La fiesta de la madre. Madre y fiesta son dos palabras que siempre deben ir unidas. ¿Acaso puede haber fiesta sin estar la madre? Las bodas de Caná son en el evangelio de Juan el símbolo de la alegría y de la fiesta. ¿Y qué nos dice el evangelio? Allí estaba María, la madre de Jesús. La madre era una de la fiesta. La madre es la fiesta de la vida. Cuando los comerciantes ponen “el día de la madre” no nos consultan a los hijos. Para los hijos la madre no ocupa un día del año sino todos los días. Todo lo que decimos de la madre de la tierra lo afirmamos con más fuerza todavía de la madre del cielo. Jesús, que como Dios nunca había tenido esa experiencia tan maravillosa, antes de morir, nos dejó a su propia madre por madre nuestra para que en este mundo ya no hubiera ninguna persona huérfana.
  2. Y la llevó con Él al cielo. ¿Qué significa el cielo? Dice la Biblia que allí ya no habrá ningún sufrimiento. “Enjugará las lágrimas de los ojos, y no habrá llanto, ni dolor, ni muerte”. (Ap. 21,5). La madre del cielo ya no puede sufrir. Bastante ha sufrido durante la vida. Es verdad que todos en esta vida estamos en un valle de lágrimas. Pero las madres tienen un sufrimiento añadido y que viene expresado en esa imagen de la 1ª lectura: Ahí aparece una mujer embarazada, a punto de dar a luz, que grita con dolores de parto. ¿Acaso grita por el sufrimiento físico? No. Es por lo que ve: un enorme dragón que se va a tragar al niño apenas va a nacer. El dolor de la madre es el sufrimiento por el hijo. Y yo diría que es el dolor del “presentimiento”. María sabía que una espada le iba a traspasar el alma… y vivió toda la vida con el alma en vilo. Como las madres de ahora. Con el alma en vilo en cada fin de semana. Cuando se van los hijos por las noches y ellas se quedan en casa, se preguntan: ¿Vendrá mi hijo a casa o se quedará en la cuneta de alguna carretera? ¿Me lo traerán vivo o me lo traerán muerto? Es la espada del presentimiento. Pienso que las madres, por aquello que han tenido en la vida un sufrimiento añadido, también tendrán con María, la Madre de Jesús, un cielo añadido, un lugar muy cerca de María compartiendo sus propias experiencias.
  3. Y la llevó en cuerpo y alma. Debido a la filosofía de Platón…donde lo importante es el alma y lo que debemos hacer es liberarla del cuerpo que es como una cárcel… los cristianos hemos pensado también en estos términos. Santa Teresa habla de esta vida como “una mala noche en una mala posada”. Y, naturalmente, la mala posada es el cuerpo, que es como una cárcel del alma. Pero la filosofía bíblica que conecta con la sensibilidad del hombre actual es que cuerpo y alma van juntos y no se pueden separar. Si el hombre es cuerpo y alma no puede haber felicidad completa con el alma sola. Sería una felicidad de “almas cándidas”… La Asunción de la Virgen nos dice que ella es feliz porque está en el cielo en cuerpo y alma. Y ella es modelo y primicia para todos nosotros. Lo que le ha sucedido a ella sucederá a nosotros. Entonces, en el cielo, nos podremos ver, nos podremos comunicar, nos podremos abrazar…Y, por supuesto, en el cielo veremos a la Virgen, la oiremos, le abrazaremos.
¡SUBES AL CIELO, VIRGEN MARIA!
Por tu obediencia y por tu fe
Por tu gracia y tu ternura
Por tu alegría y tu disponibilidad
Por tu amor y tu entrega
Por tu pobreza y tu sencillez
Por tu apertura y tu valentía
Por tu fuerza y tu constancia
Por tu pureza y tu virginidad
Por tu oración y tu esclavitud
Por tu confianza y tus pruebas
Por tu fidelidad y tus alabanzas
Por tu transparencia y tu sonrisa
Por tu maternidad y tu acogida
Por tu belleza interior y tu corazón
Por tus miras al cielo
Por tu escucha de la Palabra
Por tu meditación de los misterios
Por tus caminos sembrados de Dios
Por tus manos llenas de caricias a Jesús
Por tu alma traspasada por el Espíritu
Por tus ojos iluminados por la Gracia
Por tu cuerpo, templo del mismo Dios

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