sábado, 9 de diciembre de 2023

2º Domingo de adviento. Primeras Vísperas

 

 PARROQUIA SAN PÍO X,
A LAS 18:30 h.

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno

Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.

Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.

Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.

Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre,
y reúne a sus hijos en vela,
para juntos poder esperarte.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén


Primer Salmo

Salmo 118,105-112: XIV (Nun): Himno a la ley divina

. Ant: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas

 

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15,12)

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas.

Segundo Salmo

Salmo 15: El Señor es el lote de mi heredad

Ant: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará.» Aleluya.

 

Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2,24)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará.» Aleluya.

Cántico NT

Filipenses 2,6-11: Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual

Ant: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

 

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

Lectura Bíblica

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses
1Ts 5,23-24

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.

V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

V/. Danos tu Salvación.

R/. Tu misericordia.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Cántico Evangélico

 

Ant: Ven, Señor, y danos tu paz: tu visita nos retornará a la rectitud y podremos alegrarnos en tu presencia.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ven, Señor, y danos tu paz: tu visita nos retornará a la rectitud y podremos alegrarnos en tu presencia.

Preces

Oremos, hermanos, a Cristo, el Señor, que nació de la Virgen María, y digámosle:

Ven, Señor Jesús

·     - Hijo unigénito de Dios, que has de venir al mundo como mensajero de la alianza,
haz que el mundo te reciba y te reconozca.

·     - Tú que, engendrado en el seno del Padre, quisiste hacerte hombre en el seno de María,
líbranos de la corrupción de la carne.

·     - Tú que, siendo la vida, quisiste experimentar la muerte,
no permitas que la muerte pueda dañar a tu pueblo.

·     - Tú que, en el día del juicio, traerás contigo la recompensa,
haz que tu amor sea entonces nuestro premio.

·     - Señor Jesucristo, que por tu muerte socorriste a los muertos,
escucha las súplicas que te dirigimos por nuestros difuntos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Final

Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
 

Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 

Si se despide a la asamblea se añade:

V/. Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.

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