viernes, 14 de julio de 2017

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO / A


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El domingo del Sembrador

Las parábolas son fundamentales en la predicación de Jesús de Nazaret. Era una costumbre didáctica del mundo oriental que aún sigue viva. Esos ejemplos, basados en los hechos cotidianos, le servían al Maestro pero su catequesis y fijaban extraordinariamente la atención de quienes le escuchaba. En sus tiempos los ejemplos agrícolas eran los más útiles. Y, en efecto, la semilla lanzada por el sembrador vuela por el aire para caer en la mejor tierra. Pero, a veces no es así. Y el viento puede llevarla a tierras pedregosas o llenas de espinos. Nosotros podemos no ser tierra adecuada para la siembra de la Palabra por nuestro alejamiento, desdén o ignorancia. Estemos, pues, atentos a donde cae la Palabra del Señor y que nuestras almas sean como tierra fértil y bien mullida para recibir lo que Jesús quiere decirnos.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 13, 1-9

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor.

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