PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Queridos hermanos, nos encontramos en el inicio del camino de la Cuaresma, que hemos comenzado el Miércoles de Ceniza. Es el primer domingo de este camino de renovación profunda de nuestras vidas.
Cuaresma, tiempo de gracia, tiempo de lucha que nos lleva a la conversión y a la reconciliación con Dios, nuestro Padre, y con nuestros hermanos. Pero también, camino de victoria, ya que al final del mismo nos espera la resurrección.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
Hoy el Señor nos llama imperiosamente a volver a Él, librándonos del apego a todo aquello que pudiera anteponerse a Dios. Y nos manifiesta que, para poder lograrlo, Él mismo nos concede abundántemente su gracia; esta gracia que sólo podemos obtener mediante la oración, la penitencia y la práctica de la caridad. Y esto nos significa que debe haber una coherencia total de nuestro comportamiento diario con las exigencias del Evangelio.
Este relato de la falta original encuentra su respuesta en la victoria de Cristo y halla también su respuesta en nosotros.
R. ¡Piedad, Señor, pecamos contra ti!
San Pablo nos afirma en una visión optimista, la victoria final, ya que todos seremos justos porque un solo hombre, Cristo, obedeció.
Escuchemos ahora al mismo Jesús en la narración de las tentaciones: el combate con Satanás en el desierto.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Elevemos nuestra plegaria a Dios pidiendo por toda la Iglesia y por todos los hombres; pidámosle que su Espíritu esté con nosotros para renovar nuestro camino.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y DANOS FUERZA EN LA TENTACIÓN"
v Padre, porque queremos recibir en nuestro corazón el mensaje de salvación de la Iglesia, renovando nuestro compromiso de lucha, de opción; nuestro compromiso de fidelidad cristiana contigo, encaminado a vivir en toda su riqueza y su esplendor el misterio central de nuestra salvación, te pedimos...
v Padre, porque queremos hacer de nuestra Iglesia diocesana una comunidad cristiana, fundada en un mutuo compromiso de amor y fidelidad entre Tú y nosotros, que viva intensamente el camino cuaresmal, acogiendo la Buena Noticia de tu Hijo, te pedimos...
v Padre, porque queremos que el mundo, tomando conciencia de la corrupción en que vive, y el plan sistemático para fabricar leyes que van en contra de la dignidad de la persona o de la misma vida, escuche el llamado de tu Hijo y se convierta verdaderamente en Reino de Dios, te pedimos...
v Padre, porque no queremos ser de los que olvidan el dolor de tantos hermanos que sufren y su dolor es también hoy el de tu Hijo en la cruz, y seamos para ellos la imagen de tu providencia que no los abandona, te pedimos...
v Padre, porque queremos que toda nuestra comunidad, tomando conciencia sobre cómo vivimos nuestra vida, y que el mundo que nos rodea necesita de personas, que vivan realmente aquello que dicen creer, seamos coherentes en nuestras vidas con la fe que profesamos, te pedimos...
CELEBRANTE:
Dios misericordioso, acoge los anhelos de tu pueblo y concédenos tu ayuda para que en este tiempo fortalezcamos nuestros espíritus y así podamos superar las tentaciones y renovar verdaderamente nuestras vidas. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Junto a estos dones del pan y del vino, presentemos a Dios un sincero deseo de conversión profunda de nuestras vidas y de una transformación total de nuestros corazones.
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Jesús se entregó por nosotros y es el modelo para que este tiempo sepamos cómo rechazar el mal y buscar la salvación, por eso demos ahora gracias a nuestro Padre eterno.
COMUNIÓN:
Jesús con su palabra nos da la luz necesaria para no dejarnos engañar por el Maligno, y con su Cuerpo nos da la fortaleza que necesitamos para perseverar en el camino de la salvación.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Este camino de lucha que hemos iniciado no es un camino de tristeza, sino de vida, ya que la final nos espera la resurrección, y con ella, la verdadera vida, que ya vislumbramos con el gozo pascual.
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