domingo, 26 de diciembre de 2021

SAGRADA FAMILIA: 26 de diciembre de 2021

 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz…

UNA HISTORIA LLENA DE SORPRESAS

“Sorprendente es que dos ancianos reconozcan y proclamen que Jesús, aquel niño de padres pobres del que no han oído hablar, sea el Mesías esperado. Simeón, estrechándolo entre sus brazos, se siente tan feliz que ya no le importa morir; y entona un cántico lleno de ternura y de fuerza poética. Ana da gracias y habla del niño a todos los que esperan la liberación de Jerusalén. Con razón dice el evangelista que el padre y la madre de Jesús estaban sorprendidos por lo que decían del niño. Qué sorpresa tuvo que ser para María escuchar que una espada traspasaría su corazón… La historia de esta familia es decididamente la historia de las sorpresas de Dios” (F. Ulibarri).

TEXTOS BÍBLICOS

1ª lectura: Eclo. 3, 3-17.            2ª lectura: Col. 3, 12-21.

EVANGELIO

Lc. 2,22-40

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él. 

REFLEXIÓN

Personajes importantes en este relato.

1.- Simeón y Ana. En este día de la Sagrada Familia son los representantes de los ancianos. Y, como ellos, están también sometidos a las flaquezas, limitaciones, achaques, incluso soledad. Pero hay algo que les mantiene con esperanza e ilusión: su fe en Dios. Los ancianos son acosados por muchas carencias; pero todas se pueden superan si Dios está presente en sus vidas. Lo que no se puede aguantar en esa edad de frustraciones es la ausencia de Dios. Simeón es el hombre de fe que, al tener al Niño en brazos, se estremece, se llena de gozo y dice que ya no le importa morir. Este Niño ha pasado por otros brazos: las de los sacerdotes de turno. Ha pasado como un niño cualquiera, sin experimentar alguna vibración religiosa. ¡Qué bonito es tener fe! La necesitamos todos, pero especialmente los que ya están en la etapa final de la vidaAna ha pasado por distintos estados de la vida: soltera, casada y viuda. Y en todos los distintos estados ha habido algo permanente: su total adhesión a la voluntad del Señor.

2.- María y José. Son los esposos ideales. En ellos se ha cumplido plenamente la recomendación del apóstol Pablo a todos los esposos: “Revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia”. Sería interesante sorprender a María cuando habla de San José: Es maravilloso, trabajador, alegre, feliz con su esposa y el niño. Sólo piensa en hacernos felices a los dos. Lo mismo diría José de la Virgen cuando alguien entraba en su taller: María es un encanto de mujer, tan sencilla, tan cariñosa, tan dulce, tan entrañable…En realidad, tengo una esposa que no me merezco, es demasiado para mí.    El comportamiento de José y María se puede ver en el episodio de la pérdida del Niño en el Templo. No se culpabilizan el uno al otro, al contrario, se defienden. Después de un reproche cariñoso de María a Jesús: ¿Por qué has hecho esto con nosotros?  La Virgen tiene interés en meter a José como protagonista: “Tu padre y yo” te buscábamos angustiados”.  Y esta frase había que ponerla en admiración ¡TU PADRE Y YO! Tu padre y yo nunca discutimos, sólo tenemos ojos para mirarte y oídos para escucharte, y brazos para abrazarte, y corazón para amarte. Tú eres la razón de nuestra vida.

3.- El Niño. La ley suprema del niño es “crecer”. Si no crece nunca dejará de ser niño, nunca podrá ser hombre. Pero este crecimiento tiene que ser integral. No es suficiente crecer sólo biológicamente. Normalmente todos los padres se preocupan de que a sus hijos no les falte comida ni vestidos.  También deben preocupase del crecimiento “intelectual”. De eso también se suelen preocupar los padres.  Pero todavía hace falta el crecimiento espiritual, debe crecer en gracia. Ese niño debe alimentar su alma descubriendo que Dios es su padre y que todos nosotros somos hermanos.

PREGUNTAS

1.- ¿Qué trato suelo dar a los abuelos? ¿les ayudo cuando me necesitan? ¿Los acompaño cuando están solos?

2.- Hoy día los matrimonios están en crisis. ¿Qué podemos hacer para que los esposos permanezcan unidos y mantengan siempre vivo el amor primero?

3.- En estos tiempos tan difíciles. ¿Cómo estoy abordando el tema de los hijos? ¿Les consiento todo, les doy todo lo que piden? ¿O trato de hacerlos responsables?

Las lecturas de este día, en verso, suenan así:

Celebramos la gran Fiesta

de «LA SAGRADA FAMILIA».

Tres soles resplandecientes:

JOSÉ, JESÚS Y MARÍA.

Jesús, como todo niño,

integró su propia vida

al calor de una familia

trabajadora y sencilla.

Jesús fue creciendo en gracia,

edad y sabiduría,

junto a unos padres, pendientes
de la voluntad divina.

¡Qué feliz y qué dichosa

aquella familia unida

por la fe, la comprensión,

el respeto y la caricia!

Modelo para las nuestras

que sangran por las heridas
del desamor, los enfados

y las relaciones frías …

No hay regalo más precioso
ni bendición más querida
que padres, hijos y nietos
viviendo en paz y armonía.

En la familia encontramos

una fuente de alegría.

Nada hay tan dulce, Señor,

que vivir en compañía.

(Compuso estos versos José Javier Pérez Benedí)

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