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«Mujer, ¿por qué lloras?»
Santa María Magdalena
1.- Introducción.
Señor, te confieso que este relato de Juan siempre me emociona. La Magdalena es una mujer desfasada ya que no ha dado el paso al Cristo de la Resurrección y se conforma con el cadáver de Jesús. Pero lo que siente por Jesús es locura. Y este amor loco, desinteresado, sin el menor atisbo de egoísmo, es el que siempre me ha cautivado. Haz que yo viva siempre de este amor.
2.- Lectura reposada del evangelio. Juan 20, 11-18
Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Drícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» – que quiere decir: «Maestro» -. Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.
3.- Qué dice el texto.
Meditación-reflexión
Este relato lo ha escrito el evangelista Juan teniendo la vista puesta en uno de los libros más bonitos del A.T. “El Cantar de los Cantares”, es decir, el más bello canto de amor. Los protagonistas son dos esposos perdidamente enamorados. Abundan los pronombres personales: “Yo” “Tú”. Las escenas se desarrollan en un huerto donde se aspira el perfume de las flores y el rico sabor de las frutas maduras. Hay gratas presencias y amargas ausencias. También se hacen presentes las admiraciones, los anhelos, los suspiros y los abrazos. Todo esto se hace presente en esta aparición de la Magdalena con el Resucitado. Y todo el relato se concentra en dos admiraciones: ¡MARIA! “RABBONI”. Jesús Resucitado es el “nuevo esposo” de la nueva esposa, la Iglesia. Las relaciones deben ser nupciales, llenas de admiración y de amor apasionado. Una cosa queda prohibida: pretender retener el tiempo y volver a la situación anterior. La Esposa-Iglesia está aquí en la tierra y el esposo Jesús que vive en el cielo, tira de ella y la atrae hacia arriba. Pero, en cualquier situación, lo que importa es el amor, no un amor cualquiera, sino un amor loco y apasionado. Nos hemos acostumbrado a pensar que la resurrección es sólo una cosa que nos espera al otro lado de la muerte. Y nadie piensa que la resurrección es también, entrar «más» aun en esta la vida.
Palabra del Papa
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?» Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que fue ayer, y nos empuja a avanzar hacia el futuro. Jesús no está en la tumba, él es el Resucitado, el Viviente, el que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace andar atrayéndolo hacia Él. «Ayer» es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y la justicia; «hoy» es la resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad.» (S.S. Francisco, catequesis del 23 de abril de 2014).
4.- Qué me dice hoy a mí este texto ya meditado. (Guardo silencio).
5.-Propósito. Hacer todo en este día con “mucho amor”
6.- Dios me ha hablado hoy a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.
Señor, lo que define a María Magdalena fue su inmenso amor. En cuestión de fe no fue un ejemplo, ya que no creía en la Resurrección; tampoco se quería arrancar del Cristo histórico, pero todo lo superó su gran amor. Y este gran amor debe ser la clave y el fundamento de la Iglesia del Resucitado. Cristo, muriendo en la Cruz, nos expresó su amor loco y a un amor loco sólo se le puede responder con una locura de amor.
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