sábado, 13 de julio de 2024

Evangelio del viernes 12 de julio de 2024

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“Yo os envío como a ovejas en medio de lobos”

1.-Oración preparatoria.  

Dios mío, te agradezco que me hables claro, que me digas desde el principio que el ser cristiano no es fácil, conlleva dificultades, persecuciones y, en algún caso, la misma muerte. Nada, por otra parte, que no le haya sucedido a Jesús. Y el discípulo no puede ser de mejor condición que el maestro. Pero la causa de Jesús nunca fracasa porque la muerte siempre termina en vida. Señor, que aún en medio de mis dificultades, jamás pierda la esperanza.

2.- Lectura reposada del evangelio: Mateo 10, 16-23

Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 19Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre

3.- Qué dice el texto bíblico.

Meditación-reflexión

“Os envío como ovejas en medio de lobos”. Estas palabras de Jesús sólo pueden entenderse a la luz de los profetas. Isaías había anunciado para los tiempos mesiánicos cosas admirables, lo nunca visto: “Entonces, el lobo y el cordero irán juntos; y la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león engordarán juntos… un niño jugará en la hura del áspid” (Is. 11,6-8). Ahí vemos, con toda naturalidad, habitar juntos un animal doméstico con un animal salvaje.  El animal pacífico domesticará al salvaje. Todo lo salvaje y bestial del hombre será domesticado por la fuerza del amor. El bien se apoderará del mal. La vida será un juego, un bonito juego donde nadie sospechará de nadie; nadie se sentirá extraño ni peregrino; todos se sentirán amigos y hermanos; todos se darán las manos en una maravillosa danza de amor y así con las manos enlazadas, nadie tendrá ya las manos libres para hacer el mal y estando las manos enlazadas, ya no quedarán manos pidiendo una limosna. Los primeros cristianos lo tenían todo en común y no había necesidades entre ellos. Cuando se comparte, aunque sea poco, llega a todos.

Palabra del Papa

“Estas palabras del evangelio nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Para acoger verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Noche Santa, el camino es precisamente el que indica este Evangelio. Es decir, testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir contracorriente y pagar en persona. Y, si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide, sin embargo, que sea coherente en cada circunstancia con la fe que profesa. Es la coherencia cristiana. Es una gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir ‘soy cristiano’ y vivir como pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy” (Angelus de S.S. Francisco, 26 de diciembre de 2014).

4.- Qué me dice a mí este texto que acabo de meditar. (Silencio)

5.- Propósito: Al que me ponga mala cara o esté enfadado, yo le devolveré una sonrisa.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, me encantan los sueños de los profetas. Son gente maja: audaces, creadores, alegres, personas llenas de ilusión y de esperanza. Hoy más que nunca necesitamos profetas que anuncien con sus palabras y, sobre todo, con el testimonio de sus vidas, que un mundo nuevo es posible; que vale la pena luchar por un mundo más humano, más unido. Que todavía caben las utopías y aún nos es lícito reir, cantar y soñar. ¡Gracias, Señor!

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